27 de febrero de 2014

¡MIL GRACIAS A LA REVOLUCIÓN DULE!

La poesía es el fundamento que soporta la historia.” - Martin Heidegger


Me anima recordar a la orgía de versos a que me entregaba. Pero estamos en un mes especial y el 25 fue más que recordar. Gracias, mil gracias a la Revolución Dule y su poesía hay que ir contra la enfermedad y la decadencia que nos rodea…

Cada árbol es un hermoso verso que el viento sopla y es un hermano que sobrevive a la enfermedad que copiamos, la dirigencia de la Revolución, no esperaban, ni pensaron que ello se iba a dar. Nuestra acción debe ser todo, incluye al amor, la poesía, sin arrodillarnos… Contra toda aberración, para no ser reos de la miseria y el conformismo…

La juventud dule levantó su rabia, la diseminó por la tierra y mar, machacó el nisar, se pintó de rojo la cara y rechazó el dolor que recibía y salieron a hacer revolución. Los hermanos árboles mecieron sus páginas de hojas abriendo el camino ayer y hoy. Agricultores, pescadores sabbur y demar es nuestra vida, nuestro hogar, es nuestra savia, ayer como hoy nacerán nuevamente para defender a Nabgwana… sumergida jamás estaremos!

La felicidad no llega de la nada, sino al reconocer y apreciar lo que ya tenemos, por lo que ya lucharon nuestros jóvenes. Hemos heredado la biosfera dule, somos más que eso, somos alimentos para el mañana… ellas y ellos el futuro….

Sabemos que desde sus tumbas contemplan su obra entregada a la generación del mañana… deje que avance. Tus raíces se han apegado a la tierra, joven fuiste revolucionario, útil sigues en el silencio de tu tumba. Tu savia aún fluye en nuestras venas. Nuestra es la tierra y el inmenso mar, como el amor a la vida. Hoy inflamos tu espíritu revolucionario, poseídos por el amor a Nabgwana… ¡Mil gracias revolución dule!...

Gubiler
Contemplando el atardecer
Dad Ibe lleno de esperanza

25/02/14

17 de febrero de 2014

Capacitación y extensión agroecológica: evaluación participativa

Geodisio Castillo
La participación de las mujeres en el diálogo fue fundamental. Fotos: Archivo CENDAH

Resumen de la evaluación participativa del proyecto[1]

Un proyecto se ha finalizado en las comunidades de Aggwanusadub y Yandub-Nargana, y con extensión hacia comunidades vecinas. Una Evaluación Participativa es una oportunidad, tanto para los miembros de la comunidad como para el personal externo, de reflexionar sobre el pasado para tomar decisiones sobre el futuro.

Los miembros de la comunidad, en particular los agricultores, efectúan la evaluación de modo intuitivo e informal, en muchas ocasiones dialogando en el Congreso Local - Onmagednega. De esta forma como metodología evaluativa se utilizó el autodiagnóstico comunitario y la FODA.

Se utilizó la FODA como uno de los métodos de diagnóstico autoevaluativa, pero no se hizo a lo tradicional utilizando papelógrafos, sino dialogando. Ello abrió el compás más al diálogo o al intercambio de conocimientos, cuyo resultado se presenta en el cuadro siguiente:

FORTALEZA
OPORTUNIDADES
§ NEGSSED / Política propia – unidad y solidaridad, defensa territorial, dirigir su propio destino
§ Duigua Negseed – Juntos dirigir su propio destino, principio o criterio básico de la autogestión compartida y diálogos constantes
§ Existe seguridad territorial – la Comarca
§ Conocimiento agroecológico, biodiversidad y procesos ecológicos
§ Amar y proteger a NANA – Madre Tierra
§ Derechos de uso, acceso y sucesión de las tierras
§ Existen profesionales gunas en el tema
§ Propias organizaciones
§ Congreso General Guna
§ Desarrollar proyectos agroecológicos
§ Intercambio de experiencias
§ Desarrollar proyectos de investigación participativa
§ Rescatar el liderazgo
§ Autogestión, ofrece seguridad a los actores locales para el desarrollo sostenible
§ Potenciación de las comunidades en la capacidad operacional y técnica para iniciar e implementar las iniciativas de manejo de los recursos
§ Reconocimiento y la incorporación del saber y prácticas agroecológicas gunas
§ Apoyo nacional e internacional
§ Becas a los jóvenes
DEBILIDADES
AMENAZAS
§ No se transmiten los conocimientos agroecológicos tradicionales
§ Ser conformistas
§ Mucho regionalismo entre comunidades
§ Proyectos inconsultos sin tomar en cuenta los principios y criterios propios del guna
§ Conflicto de intereses y falta toma de conciencia
§ Poca o falta de información sobre temas agroecológicos
§ No se toma en cuenta la participación local en la toma de decisiones
§ Invasión de colonos a la Comarca
§ Extracción de árboles para maderas
§ Extracción de oro y de otros recursos
§ Caza furtiva
§ La pesca
§ La degradación de los recursos naturales
§ Desnutrición infantil
§ Bajo incremento de la producción alimentaria


Pero las ventajas de la estrategia participativa no se limitan a las de hacer más eficientes y ricos los procesos de innovación agrícola y forestal. Esta estrategia contribuyó, de manera importante, a hacer conscientes a los agricultores de sus capacidades y conocimientos y a darles confianza en su capacidad de contribuir a la solución de sus problemas tecnológicos y productivos. Más aún, les ha aportado nuevos conocimientos y habilidades, que han sido fundamentales para que puedan fortalecer el liderazgo de sus procesos de desarrollo social. “únicamente lograremos y superaremos nuestros problemas, por nosotros mismos, poniéndonos al frente del proyecto”, enfatizó el dirigente productor Benjamín Obaldía. Otras voces decían: “trabajando la tierra podemos producir más…”

En otro encuentro Benjamín indicó: “Cuando dialogamos los agricultores, estamos evaluando para ser mejores, no solo para nosotros, sino para nuestra gente que viene, aunque muchos de ellos no les gusten la agricultura, disfrutarán y vivirán bien”. Estos procesos, rompen con las concepciones paternalistas y clientelistas que priman en los programas oficiales de desarrollo rural. Constituyen una forma efectiva y económica de propiciar y/o innovar el desarrollo tecnológico a pequeña escala, económico, social y ambiental de las comunidades, sin pretender suplantar su necesaria preparación para liderar sus propios procesos de desarrollo.

La participación en el diálogo fue efectiva. Demostraron que el concepto agroecológico no es algo nuevo para los pueblos de Abiayala, porque siempre ha sido parte de su “plan de vida”, desde que los pueblos existen (Castillo 2006).

Los sistemas agroecológicos y/o agroforestales gunas siempre han sido actividades ordenadas y planificadas dentro de las cuencas hidrográficas. “Siempre hemos planificado nuestros nainugan[2], aunque sea mental”, dijo uno de los dirigentes. Las cuencas como unidad de manejo natural siempre han integrado a los gunas y su entorno. El pueblo guna siempre ha aprovechado las cuencas hidrográficas para establecer sus sistemas agrícolas de nainu, que es una sofisticada y compleja adaptación al medio ambiente tropical, es una agricultura orgánica y sostenible que tiene relación entre el bosque, el barbecho o conservación de suelos y cuencas (Castillo 2002; Warner 1994).

Mujeres participando en la planificación de nainu. Foto: Gubiler, 2011
Con la participación de los agricultores se analizaron los problemas a nivel de nainu y los problemas a nivel de cultivos. Para conocer los problemas a nivel de nainu, la tarea inicial fue realizar un inventario agroforestal o uso local de árboles, conocer los problemas de uso de los recursos y establecer un mapa de nainu y/o diagrama de modelo de nainu y, para conocer los problemas a nivel de cultivos se realizó el flujograma de actividades (Castillo 2002). Estas actividades antecedieron como punto de partida fundamental para el análisis de los problemas y la planificación de nainu.

Eleuterio Sanguillén indicó: “nosotros sabemos que existen problemas en la producción de cultivos, y muchas veces nos hacemos el ignorante ante esta realidad, además lo que sucede también, es que no se está transmitiendo a los jóvenes los conocimientos tradicionales agrícolas o que la juventud ya no le interesa la agricultura”. Definitivamente hay problemas ambientales que enfrentar. Algunas comunidades tienen sus normas ambientales escritas (no todas las comunidades lo tienen) y a nivel de la Comarca, la Ley Fundamental establece normas ambientales, pero hay que mejorarlas o actualizarlas y que las comunidades lo apliquen.

Según Castillo (2006), en los diálogos se ha conocido un poco más sobre la visión guna de la diversidad agrícola y cómo la diversidad biológica general difiere en ciertos aspectos de la concepción que de ella tienen los científicos y naturalistas. El concepto de protección de la naturaleza de los pueblos originarios y campesinos se caracteriza por un estrecho apego al bosque y las fuentes de agua, reflejo de preocupación para dar de comer a su pueblo y a su familia y, generar ingresos ante nuevos retos que tocan la puerta del presente siglo.

Mucho se dijo en las evaluaciones, como de la comida diaria, la necesidad de diversificar la alimentación, como la falta del arroz rojo o dorado (Oryza rufipogon, Griff.), considerado como plaga aquí en Panamá. Es un alimento muy rico y confortable. Aunque el cultivo no es originario de Abiayala, los gunas se sienten agradecidos por la plaga dorada que los alimenta cada año que contiene vitamina A o beta caroteno. “La ceguera que sufrimos será por falta de alimentación variada. Son estos tipos de cultivos, como el arroz rojo las que debemos que desarrollar, un cultivo adaptado al ambiente natural y sembrado orgánicamente”.

A pesar de todo el conocimiento que tenga el guna, estos mismos se pierden cada día, porque ya no se transmiten, la juventud no asiste a onmagednega (congreso local), los padres no lo llevan al campo a practicar la agricultura. Y no olvidemos de las culturas exógenas que tienen una influencia enorme en las comunidades, como son las religiones de toda clase presentes en Gunayala. Tanto es así algunos señores dicen a sus hijos: “yo no te quiero ver cargando a hombros los productos del monte, quiero verte con buena camisa, pantalón, zapato y corbata”.
Utilizando el aparato “A” en pendiente y labranza mínima. 
Fotos: Yonilia, 2011/2012

Se confirma que hasta hoy en día los grupos de agricultores organizados que han sobrevivido son los que se organizaron por sus propios esfuerzos y no inducidos por proyectos, las iglesias, gobiernos, otros por políticos. En la década de los ochenta (’80), hubo 45 organizaciones de productores agrícolas a nivel de la Comarca y agrupados en una sola organización comarcal – Central Única de Productores Agrícolas de Kuna Yala (CUPAKY), la mayoría inducidos y hoy día ya no existen[3]. Por su parte el Congreso General Guna, desde los años ’80, ha querido apoyar a la agricultura haciendo llamados al aumento de la producción[4]. Los agricultores gunas son conscientes de que si se fomenta su producción, pueden sostenerse por sí mismos y hacer contribuciones importantes al resto de la sociedad. Y sería lo contrario, si prevalecen las actuales políticas de marginación hacia los productores rurales, incluyendo a los pueblos originarios del país.

La Evaluación Participativa que hemos desarrollado a través del diálogo nos ha dado la información necesaria para fomentar los cambios y los ajustes de las actividades, para etapas futuras o bien para definir nuevas acciones para el mañana.

En estos 18 meses de proyecto no se puede notar si el suelo ha incrementado su fertilidad y si el suelo se ha conservado, minimizando la erosión con técnicas agroforestales y agrícolas tradicionales mejoradas. Habría que esperar varios años siguientes para ver el fruto real del proyecto.

La capacitación e inducción como procesos educativos, tiende a facilitar el aprendizaje presente en toda la vida humana. Por lo tanto, la capacitación aporta al mejoramiento y producción de conocimientos para el logro de los objetivos y metas planteadas en el proyecto. Además, los procesos de innovación participativa con pequeños agricultores, en este proyecto, tienen un considerable potencial para contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de los agricultores gunas.

La adopción de nuevas tecnologías a pequeña escala en los sistemas de producción agroforestales y cultivos mixtos y la incursión en nuevas actividades prácticas de administración de nainugan y en el manejo de prácticas contables se facilitan cuando las comunidades participan activamente en el diseño y ejecución del proyecto.

Principales obstáculos

Cuando las propuestas en pro de un desarrollo agroecológico más endógeno y menos dependiente de factores externos son planteamientos diarios de los agricultores en cada taller o diálogos, para el mundo occidental tiene poca credibilidad y quizás por eso la Comarca ha tenido casi cero apoyos de parte de los gobiernos.

Obstáculo uno, formación de profesionales de ciencias agrícolas. Existe un Instituto Profesional y Técnico (IPT) con orientación agropecuaria en Gunayala, desde los años ´70, primero como Escuela Granja Agrícola y luego como IPT, ha formado a muchos bachilleres agropecuarios. Una enseñanza fuertemente inspirada en contenidos que no son adecuados a nuestras realidades y mucho menos, a las de los pequeños agricultores gunas.

Un segundo obstáculo, el conformismo. Debido a la complejidad de las actividades agrícolas y forestales, a las adversidades de la vida rural, al bajo nivel de capacitación de los agricultores, la falta de innovación, la falta de información y fracaso existe una natural y legítima tendencia a ser conformistas (ver, Esquema 1). Es decir, en aceptar pasivamente las distorsiones existentes sobre el desarrollo agrícola. Este acostumbramiento ha llevado a una suerte de conformismo y permisividad, que conducen a pensar que es normal o por lo menos tolerable participar en el proyecto; que se generen tecnologías irrelevantes o inadecuadas; que las tecnologías adecuadas no sean difundidas y mucho menos adoptadas poniéndolos en práctica, por quienes deberían beneficiarse de ellas; “siempre careceremos de apoyo técnico aunque haya mucha capacitación, porque finalmente los técnicos se van y quedaremos en lo mismo…”, enfatiza el señor Alexis González de la comunidad Aggwanusadub. Mientras siga persistiendo tal permisividad y tolerancia con las distorsiones agrícolas, es evidente que el modelo propuesto no podrá llevarse a la práctica, o mejor dicho: ningún modelo, por más apoyo y recursos que tenga, podrá promover el proclamado incremento de la producción agrícola y con equidad.
Esquema 1: Proceso de innovación

Un tercer obstáculo, falta de mantenimiento de las parcelas establecidas. Por lo distante, desde la comunidad hasta llegar al área donde se ha establecido las parcelas agroforestales del proyecto, la parcelas agroforestales no han tenido un mantenimiento adecuados. Uno por la distancia, por ejemplo, cuando el río se desborda no es posible llegar a las parcelas. Dos porque se ha hecho costumbre que “hay que dejar las parcelas con malezas para esconderlos de otros animales que se alimentan de los cultivos”. Puesto que los principios de los agricultores no es el comercio, si no para alimentar a la familia; sin embargo, ya sienten la necesidad de vender los productos, al menos para seguir viviendo bien.

Un cuarto obstáculo, agendas propias de las comunidades. Las comunidades tienen sus propias agendas y eso es prioritario para ellos. Es una agenda comunal que deben cumplir. Si no lo hacen están perdiendo apoyo comunal como persona, ya sea para obtener permiso de salida hacia otras comunidades o la ciudad, para asuntos personales, asistir a eventos de capacitación o participar en proyectos. Como por ejemplo, los trabajos comunales, los trabajos en grupos, obstaculizaron con hacer cumplir puntualmente la agenda del proyecto. Proyectos considerados como algo externos y no interno o comunal, es una agenda externa. Por lo tanto, lo primero es cumplir con sus agendas y luego de los proyectos.

Notas:

[1]. Informe Narrativo. Proyecto Capacitación y extensión agroecológica en las comunidades de Aggwanusadup y Yandup-Nargana, Comarca Gunayala. Informe Final de Asociación Indígena Ambiental (AIA) para Programa de Pequeñas Donaciones (PPD), Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Gunayala, Panamá. 14 p.
[2]. Plural de nainu – significa “tierra propia”, parcela agroforestal o de cultivos mixtos
[3]. G. Castillo, comunicación personal, octubre, 2012
[4]. Dadnaggwe Dubbir. Declaración de dirigentes de Kuna Yala. II Encuentro de Dirigentes Kunas. 9, 10, 11 de julio de1987. En: Sapi Garda, No. 4, Año 2, Octubre 1987.

Referencias:

AIA, PPD, PNUD 2011.      PLAN CAPACITACION Y EXTENSIÓN AGROECOLÓGICA COMUNITARIA. Proyecto Capacitación y extensión agroecológica en las comunidades de Agguanusadup y Yandup-Narganá, Comarca Gunayala, Asociación Indígena Ambiental (AIA), Programa de Pequeñas Donaciones (PPD), Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Comarca Gunayala, Panamá. 22 p. (documento de trabajo)

Reyes Acosta, C. 2010.    Plantas de Uso Tradicional en la Comarca Indígena de Gunayala. Centro de Desarrollo Ambiental y Humano (CENDAH), Pontificia Universidad Javeriana. Comarca Gunayala. 58 p. (inédito)

Castillo, G. y Beer, J. 1983. Utilización del bosque y de sistemas agroforestales en la región Gardi, Kuna Yala, Panamá. UNU/CATIE, Turrrialba, Costa Rica.

Castillo, G., 2001. La Agricultura de “nainu” entre los Kunas de Panamá: Una Alternativa para el Manejo de Bosques Naturales. Etnoecológica Vol. 6 No. 8.

Castillo, G., 2002. Planificación para una agricultura de nainu: aproximación a una metodología en proceso. Planificación, monitoreo y evaluación. PEMASKY/AEK, Kuna Yala. 32 p. Módulo de enseñanza agroforestal No. 3

Castillo, G. 2006.   INFORME FINAL DE ACTIVIDADES “CAPACITACIÓN EN TÉCNICAS DE AGROECOLOGÍA SEGÚN LOS CONOCIMIENTOS TRADICIONALES INDÍGENAS” PERÍODO: DEL 8 MAYO AL 15 DE JUNIO DE 2006. PROGRAMA MANEJO INTEGRADO DE ECOSISTEMAS EN COMUNIDADES INDÍGENAS. Fondo BID/FMAM No. GRT/FM-9011-RS, Fondo BM/FMAM No. TF054186, ACICAFOC, CICA, CCAD. Panamá, República de Panamá. 60 p. + Anexos (inédito)

Warner. K. 1994. La agricultura migratoria. Conocimientos técnicos locales y manejo de los recursos naturales en el trópico húmedo. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Desarrollo Forestal Comunitario, Nota 8. Roma. 80 pp.

10 de febrero de 2014

Zonas de Refugios Pesqueros (ZRP)

Arcadio Castillo
 
Propiedad de Alianza Kanan Kay
Debido a la importancia de la actividad pesquera en la región Caribeña y a la vulnerabilidad de las especies de peces comerciales hacia la disminución de sus poblaciones por presión de captura, se planteó desde hace tiempo la necesidad de usar herramientas de manejo y conservación pesquera enfocadas a salvaguardar dichos recursos. Entre estas herramientas se encuentran las normas de regulación pesquera, así como las áreas naturales protegidas de la legislación ambiental. Las zonas de refugio pesquero (zonas núcleo, reservas marinas completamente protegidas, zonas de recuperación entre otras designaciones) son un mecanismo complementario de conservación y manejo pesquero con enfoque de ecosistema que se han impulsado en varias partes del mundo y que han permitido la recuperación de las poblaciones de recursos pesqueros en sitios que mostraban alteraciones por sobrepesca.

¿Qué son los Refugios de Pesca?
Los Refugios Pesqueros son zonas sin pesca que permiten la reproducción y recuperación de las especies marinas, contribuyendo a conservar la biodiversidad marina y a mejorar el bienestar de las comunidades que dependen de estos recursos. Pueden ser parte de la zonificación de un área natural protegida, o parte de las herramientas de manejo pesquero.

¿Cómo Funcionan?
Los Refugios Pesqueros protegen hábitats críticos, especialmente áreas de reproducción, alimentación y crianza de especies marinas, que son esenciales para mantener el capital biológico natural de nuestros mares.

Al no existir mortalidad por la actividad pesquera dentro de estas áreas, con el tiempo se restaura la vida marina de forma natural y, eventualmente, ocurre lo que se conoce como el “efecto de desbordamiento”, es decir el repoblamiento de especies de interés comercial y ecológico en zonas de pesca aledañas a los refugios pesqueros. Este efecto se genera a partir del movimiento de las especies, sobre todo por los huevos y larvas que se producen dentro de los refugios y migran fuera de éstos.

El Refugio Pesquero se convierte en una herramienta de manejo más efectiva cuando es parte de una red de varios refugios colocados de forma estratégica, ya que los ecosistemas marinos dependen de la conectividad entre hábitats para mantener sus funciones. Las redes se diseñan acorde a los resultados que se busque obtener de ellas.

Un Red de Refugios Pesqueros (RRP) puede enfocarse en la recuperación de una especie diezmada, la conservación de sitios de agregación reproductiva y/o la protección de diferentes ecosistemas que son utilizados por las especies de importancia comercial a lo largo de su ciclo de vida.

¿Cómo Decretarlos?
En México, la Alianza Kanan Kay en idioma Maya significa “Guardián del Pez”, es una iniciativa de colaboración intersectorial con el objetivo común de establecer una red efectiva de refugios pesqueros para recuperar las pesquerías artesanales. Actualmente, se busca integrar representantes del sector turismo a esta iniciativa, dada su importancia económica y social en el estado de Quintana Roo. La Alianza Kanan Kay busca dar seguridad jurídica a los refugios pesqueros logrando su establecimiento bajo diferentes figuras jurídicas que se encuentran suscritas en la legislación pesquera y ambiental. Y dentro de las Reservas de la Biosfera de Banco Chinchorro y Sian Ka’an ya ha establecido varios Refugios Pesqueros.

Las zonas de refugio, una figura suscrita  en la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentable, es una herramienta para el manejo de las pesquerías, definida en el artículo 4º fracción LI como:

Zona de Refugio: Las áreas delimitadas en las aguas de jurisdicción federal, con la finalidad primordial de conservar y contribuir, natural o artificialmente, al desarrollo de los recursos pesqueros con motivo de su reproducción, crecimiento o reclutamiento, así como preservar y proteger el ambiente que lo rodea .

De esta manera, las zonas de refugio son el primer instrumento pesquero dentro de la legislación mexicana que fomenta la protección de los ecosistemas marinos.

Asimismo, las zonas núcleo dentro de una Áreas Naturales Protegidas (ANP), especialmente aquéllas bajo la categoría de Reserva de la Biósfera y de Parque Nacional, también son una figura que no permite actividades extractivas pesqueras. De igual manera, las sub-zonas de preservación, las zonas de uso turístico, las zonas de protección, limitan algunos usos, entre ellos puede ser la pesca.

De esta manera los Refugios Pesqueros pueden establecerse, ya sea como zonas de refugio, zonas de refugio de vida silvestre o parte de la zonificación de un ANP; lo importante es que funcionalmente limiten la pesca extractiva y permitan la conservación del ecosistema y la restauración natural de sus funciones y estructura.

Entre las principales amenazas para las especies que forman el recurso en el que se basa la pesca marina se identifican:

  1. Una pesca desmedida de especies con mayor demanda en algunas áreas de la zona y recursos vulnerables como el morbeb (caracol rosado), el dulub (langosta espinosa) entre otros.
  2. El aumento del turismo incrementa la demanda de productos marinos y en algunos casos, contribuye al deterioro de hábitats principales para la supervivencia de especies asociadas a arrecifes coralinos.
  3. El cambio climático, con una mayor frecuencia de huracanes y tormentas que afectan los arrecifes coralinos que son el hábitat principal para varias especies de importancia comercial.
  4. A todo ello se suman problemas persistentes como la escasa vigilancia, la pesca ilegal y las deficiencias en la aplicación de la ley.

Las Zonas de Refugios Pesqueros (ZRP) que se implementarían por ejemplo en Gaimau, Gunayala traerían grandes beneficios al área tales como:

  • Contribuir a recuperar y a repoblar las poblaciones de especies objetivo de las pesquerías, como langosta, caracol rosado y varias especies de peces, ayudando al reclutamiento, el crecimiento y la densidad para mejorar su éxito reproductivo.
  • Mejorar la productividad y estabilidad de las capturas pesqueras a mediano plazo y a largo plazo recuperando la biomasa.
  • Ayudar a aumentar la resiliencia de los ecosistemas y de la pesca ante perturbaciones climáticas, enfermedades coralinas o efectos provocados por el cambio climático o presiones antropogénicas.
  • Aumentar la protección del hábitat, la biodiversidad y los procesos ecológicos de los ecosistemas coralinos, de la laguna arrecifal y de los humedales, con la restauración de sus funciones tróficas de importancia para las especies comerciales pesqueras.
  • Proteger las agregaciones reproductivas para algunas zonas en específico de las especies, Dugus (Epinephelus striatus, Mycteroperca bonaci), Quelus, (Caranx latus, Trachinotus falcatus), y algunas especies de Nalus (pargos) Lutjanus spp).
  • Proteger la diversidad cultural asociada a la pesca.
  • Propiciar la recuperación del caracol rosado en áreas clave.
  • Incluir áreas lagunares que puedan cumplir sus funciones sin perturbaciones ocasionadas por las actividades pesqueras.
  • Dar preferencia en el derecho de uso de los recursos pesqueros a las comunidades locales que sean custodios y corresponsables de su cuidado (gobernanza pesquera).
  • Crear acuarios naturales de interés para el turismo y de la investigación científica.

Referencia:
  1. Alianza Kanan Kay.
  2. Castillo, A. 2013. Intercambio de Experiencias Sobre Alternativa de Producción en la Pesquería de la langosta del Caribe (Panulirus argus), INFORME. Playa del Carmen, Quintana Roo, México, 3 al 8 de nov., 2013.


4 de febrero de 2014

“A 89 AÑOS DE LA INSURRECCIÓN DULE DE 1925 EL PENSAMIENTO DE NUESTROS JEFES NO HA MUERTO”

LA COSA EMPEZÓ MUCHO ANTES DE 1925

Así lo vi y así me lo contaron: datos de la Revolución Guna de 1925, versión del Sagladummad Inakeliginya[1] y de gunas que vivieron la revolución de 1925. (Extractos del libro en mención).

De izquierda a derecha: Iguaibiliginya, Ologindibibilele, Olonibiginya, máximos líderes de la Revolución Tule[2]

Los hechos empezaron cuando yo tenía diez años, y podía diferenciar muy bien los acontecimientos de Dadnaggwe Dubbir. Luego, me casé con la hija de uno de los que participaron en la revolución, Nugelibbe. De mi suegro aprendí mucho, él me contó casi todo lo que ocurrió en esa época. Ahora, quiero ponerlo por escrito, porque son muchas las mentiras que han escrito los wagas sobre esto.

Nuestra revolución no salió de la nada. Hay hechos claros que la antecedieron y que la empujaron fuertemente hacia la sangre:

Comenzamos con Abisua. Abisua viene de Etor. Abisua vivió pasando de una comunidad a otra por largos años, debido a su enfermedad. La gente le temía, porque decían que era giadaggaler.

Llegó a la comunidad de Nargana y allí lo curaron. Un poco más tarde, como notable conocedor de la historia y tratados gunas, el pueblo de Nargana le hizo sagla de la comunidad.

El sagla Abisua empezó a reunir a las autoridades de todas las comunidades. Fue extendiéndose así el método de consulta periódica a nivel de la comarca.
Unos años más tarde, Abisua se constituyó en primer sagla de la tradición guna a nivel de la comarca, e Inanaginya era su segundo. Nos cuentan que en aquel entonces, no todas las comunidades gunas estaban en las islas; muchas residían en las costas.

El Congreso de la Cultura reunía a las autoridades de todos los pueblos gunas. La gente llegaba a Nargana. Inadoiginya era suwaribed. El papá de Olonibiginya (Igwawilubbiler) vivía, entonces, en Gardi.

"Duiggwaa nirbaduba nagusye", cantan nuestros saglagan cuando se refirieren a ese periodo de la historia guna. Es el periodo en que se asentaron las bases de una gran unidad y se respiró eso a lo largo de la Comarca. Nuestra gente gozó de bastante serenidad y salud.

NUESTRA CULTURA NOS HACÍA FUERTES

Defendiendo nuestra tierra y cultura[3]
¿Por qué tantos relatos de Ibeler y comentarios, antes de llegar a la fecha que nos ocupa? ¿Qué hace Ibeler y sus hermanos en esta historia de 1925?

Ibeler es quien da razón a nuestras luchas. Nuestros grandes líderes no combatieron a ciegas, ellos siguieron las pistas de Ibeler (Iblerba ise iddoagwar ulusmala). Es el marco imprescindible para entender los móviles de nuestro combate. Sin Ibeler no entenderíamos nada. La Revolución de 1925 nos parecería igual a las demás rebeliones de la gente que está sometida. Es distinta, tiene raíz distinta, muy peculiar. ¿Por qué los wagas dicen que peleamos porque un mergi nos ordenó a hacerlo? ¡Porque ellos nunca entendieron esos móviles, nunca supieron las verdaderas causas de nuestra rebeldía!

Los invasores fueron llegando a nuestras tierras. Llegaron los policías. Al inicio la cosa fue casi imperceptible. Parecían amigos. Nuestras comunidades no se sintieron tan afectadas.

Poco a poco, los wagas fueron alzándose contra las costumbres de nuestras comunidades. Nuestros líderes se dieron cuenta muy pronto. La gente empezó a moverse a coordinar esfuerzos para acabar con los atropellos. ¡Escúchenme bien, no les digo contra los wagas, les digo, contra los atropellos, contra la muerte!

Un poco más tarde, nuestras comunidades empezaron a padecer la muerte de sus hijos. Entonces, llegaban noticias de muertes extrañas, así una y otra vez. Cundía cada vez más la aprensión y el temor en las comunidades.

Como primer paso, los dirigentes que encabezaron la lucha, localizaron a gunas que sentían la misma preocupación y estaban dispuestos a buscar soluciones. Encontraron uno en Dubbag y era Manuelito. En Sugdub encontraron a Olonibiginya; en Digir a Igwayoligigge y Oloagnaiginya; en Gwebdi a Gamdur, a Ner Yim. Todos ellos fueron llamados a estudiar más de cerca la situación.

Nuestros hermanos de distintas comunidades empezaron a dispersarse. Huían a otros pueblos alejados de los focos donde residían los policías wagas. La gente huía en grupos. El terror empezó a extenderse más y más entre la gente. Muchas familias de Gardi huyeron a Arggiya, a Muladub, a Caimán. Los de Moraggedub huyeron a Caimán. Los de Niadub llegaron a Arggiya. Sucedía igual con los de Digir. Por eso nuestros grandes saglagan de entonces tocaron a fondo el babigala, específicamente el relato de Duiren. Con eso alertaban a la gente.
…………

Nele Kantule, Colman y sus colaboradores tuvieron una consigna: seguir a Ibeler para luchar a favor de la madre tierra. Esos grandes gunas sabían que Ibeler había seguido el mensaje de un pavón, de un tucán, de las aguas de un arroyo... Sabían que Ibeler no había eliminado al pavón, porque lo necesitaba. Y de ahí les nacía la figura de los siggwi, de aquéllos que habían vivido en la sociedad de los wagas, que los conocían de alguna manera, pero que ahora habían vuelto a sus mayores, a sus comunidades. A ellos los eligieron como secretarios o intérpretes, pero después de una larga prueba, consejos y medicinas.

En 1923 Nele Kantule hace una visita a Colman. Los dos concluyen con la necesidad de contar, en cada comunidad de Gunayala, con personas claves de total confianza. Era, entonces, urgente detectarlas.

Así se hizo:
En Uggubseni tuvimos a Susu, a Dinugdi; en Dadnaggwe Dubbir a Olowinabbe; en Niadub estaban Mateo y Esteban; en Digir residían Alejandro y Navas; en Sugdub tuvimos a Bida, que tendría su radio de acción hasta Gaigirgordub. Ellos debían llevar informes a Agligandi, porque tanto Nele como Colman tenían que estar bien enterados de las municiones de los policías, de los robos, de los atropellos, de las arbitrariedades que cometían los policías contra los gunas en cada comunidad.

La Revolución no fue contra los wagas por ser ellos wagas, sino porque nos atropellaban, nos convertían en sus esclavos, nos quitaban lo más valioso que teníamos, que era nuestra cultura. Es totalmente falso lo que dicen los historiadores: que les odiábamos porque no pertenecían a nuestro pueblo. ¡Nos levantamos en favor de la vida (anmar na sanbina gwisgusa), en defensa de nuestro pueblo, de nuestra tierra...! (lo subrayado en negrita es nuestro)

Según los testigos más directos de la revolución, Nele Kantule ordenaba que no mataran a los gunas amigos de los policías, sino que los apresaran, porque ellos podían servir como armas para liberar al pueblo. Que ellos podían enseñar a nuestros soldados en las estrategias de sus amigos wagas. Nele Kantule hablaba de despertar el espíritu guna que había dentro de los traidores que iban con los wagas. Con eso se podía hacer de ellos hasta héroes en favor de Gunayala.

Estamos hablando de personas claves a lo largo de Gunayala. Tenemos a Olonibiginya que viajaba de Gardi hasta Agligandi trayendo y llevando informaciones a los dirigentes Nele y Colman. Este gran abuelo ha sido uno de los prominentes defensores de nuestra tierra. Él ha sido perseguido por los policías. Cuentan que Olonibiginya tomó un cayuco pequeño y llevó consigo un arma que había conseguido con un norteamericano. Desde su cayuquito, este gran hombre respondió al fuego de los policías que le perseguían. Tenía una buena arma y los wagas no pudieron tomarlo preso y él siguió su camino. Los policías no dejaron nunca tranquilo a Olonibiginya. Otro día, estando aún viva su mamá, volvieron de nuevo los policías a perseguirlo. Esta vez él tomó la bandera panameña, la tiró al suelo y la pisó, mientras gritaba: “¡Mátenme si quieren!” Los wagas tampoco pudieron con él, ni lo apresaron. Esos hombres son los que prepararon la revolución, los que llevaban y traían mensajes de sangre a los dirigentes, los que, a altas horas de la noche, con viento y marea, atravesaban comunidades a remo y vela por días enteros, para sembrar la tranquilidad en Gunayala. Ninguno de ellos murió en la Revolución, salvo uno. Murió Bida que fue traicionado por un guna y llevado ante Mojica, que era entonces intendente. Aquella vez fueron apresados tres gunas: dos de Digir, Igwayeidiginya y Niga Sibbu, y Bida de Gardi. A Bida lo ultimaron a quema ropa. A sus dos compañeros no los mataron, los llevaron a Colón.

ENTONCES, LOS DUEÑOS DE LA CASA LEVANTARON EL PUÑO

Los dueños de la casa levantaron el puño[3]
Nuestra gente armada sabía que los días iban llegando. Nugelibbe me decía que en este tiempo, ellos empezaron a practicar el tiro. Que les habían ayudado unos mejicanos y portorriqueños. Uno llamado Sánchez, otro, Bolívar. Según nuestros combatientes, estos amigos les gritaban: “¿Estas escopetas, por qué las están empuñando ustedes?” A la que respondían todos ellos también gritando: “¡Para defendernos, porque nos están matando, y están haciendo llorar a nuestras mujeres!” (Me informó Nugelibbe). “¡Sepan que sus enemigos no les van a esperar, y ustedes tampoco! Estas escopetas no pueden caer en las manos de sus enemigos. Ustedes deben buscar la parte oscura de las calles. Miren bien y conozcan bien a sus amigos...!”, –seguían diciendo los instructores a nuestros combatientes. Entretanto Nele reunía a todos en onmaggednega, y les hablaba de Ibeler, de Duiren, de Igwasalibler. Les motivaba a sentir el dolor de los hermanos en carne propia. Cuando la situación casi estaba a punto de reventar, Richard O. Marsh preguntó a Nele Kantule, delante de los dirigentes: “¿Tú estás seguro de querer emprender la pelea con los policías?”. Nugelibbe, que estuvo presente en aquella ocasión, me dijo que Nele se levantó de un salto, con los ojos brillantes de emoción y agarrándose los testículos, gritó a Marsh: “¡Sí, y pongo por testigos a este puño y a estos huevos!” Marsh se dio cuenta, allí, de la seriedad con que hablaba Nele. Los ancianos que estaban presentes, inclinaron la cabeza ante las palabras tan decisivas de Nele Kantule.

Los preparativos de Usdub se desarrollaban de acuerdo a las decisiones que se habían tomado en Agligandi. En Usdub, también, habían sido seleccionados los mejores cazadores y los inadulegan habían ya incursionado por las selvas para buscar medicinas. Olomaili no se cansaba de instruir a la comunidad de Usdub. Toda la comunidad estaba enterada de los vejámenes que propinaban los policías a nuestra gente en diversas comunidades. Los saglagan, a lo largo de Gunayala, mantenían como su permanente inspirador a Ibeler y sus hermanos. Cada vez más, se sentía una inexplicable necesidad de comunicarse con Baba y Nana. Los saglagan no se cansaban de reunir al pueblo para orar a Baba y Nana. Era una de las instrucciones fuertes de los dirigentes que estaban en Agligandi.

Ya la fecha estaba fijada. Ya los preparativos habían llegado a su punto. Ya nuestra gente estaba por salir hacia Uggubseni y Dubbir. Entonces llamaron a Dinugdi. Dinugdi fue enviado a su pueblo, a Uggubseni. Recordemos que él había llegado a Agligandi, huyendo de las atrocidades que cometían los policías contra la gente de su comunidad. Siguiendo las instrucciones de Nele y Colman, Dinugdi debía volver a su comunidad de origen para preparar allí el ataque. Nele le dio indicaciones detalladas. Dinugdi debía llegar a Uggubseni sin despertar ninguna sospecha de los policías. Éstas fueron las indicaciones dadas a Dinugdi: “Te irás en un cayuco. Llevarás todos los aperos de cocina (suwarbadde, orsar, masgge, gassi...) y dirás a la gente: ¡Ya me cansé de estar en una comunidad ajena, como si no tuviera aquí, en Uggubseni, mis cocotales. Estaba pasando hambre en Agligandi, como si no tuviera aquí a mi familia. Ahora, vuelvo a mi comunidad!”

Dinugdi regresó a Uggubseni con Susu, otra de las grandes personalidades de la Revolución Guna en Uggubseni. Antes de alejarse en su cayuco lleno de cosas, Nele preguntó a los dos grandes combatientes si se sentían capaces de cumplir con la misión, porque iban en busca de la muerte. Ellos, con los ojos abiertos y con ganas de pelear, porque ya habían experimentado las ofensas de los policías, dijeron a Nele que no importaba si les quitaban la vida ahora. Se alejaron de Agligandi, remando, y con viento contrario. Llegaron a Agligandimur. Allí se encontraron con alguien que venía a Agligandi. El señor se llamaba Nieli. Era cuñado de Dinugdi. El señor empezó a regañar a Dinugdi, pero no sospechó nada. Siguieron su ruta y llegaron a Sabbanmullu. Allí nuestros héroes empezaron a dudar de su misión. Les entró miedo antes de llegar a Uggubseni. Sabían que los policías les someterían a un doloroso interrogatorio. Tampoco querían traicionar a sus dirigentes. Los dos grandes hombres se pusieron de acuerdo: “Les diremos que mañana vendrá gente armada de Agligandi”, –dijeron los dos. Ellos llegaron a Uggubseni y, pasado algún tiempo, los policías les llamaron al cuartel. Los dos gunas, valientes, manifestaron en el cuartel lo que Nele les había instruido. “¡Estábamos en Agligandi como si no tuviéramos grandes cocotales aquí. Pasábamos mucha hambre en esa comunidad. Hemos decidido volver a nuestro pueblo...!”. Los policías insistieron en sus preguntas, y querían sacar de ellos noticias de los dirigentes Colman y Nele. Dinugdi y Susu dijeron, entonces, a los policías: “Mañana por la noche va a salir la gente armada de Agligandi”.

Susu y Dinugdi sabían que no era mañana por la noche, sino que esa misma noche llegaban nuestros revolucionarios a las costas de Uggubseni. Los policías agradecieron la informa-ción. Se movieron las comisiones policiales. Empezaron a almacenar municiones. Los policías Sánchez y Guillermito vinieron a Dubbile por las armas. En Uggubseni se quedaron los wagas policías Gregorio Gordón, Benito Guillén (guna amigo de la policía) y Pedro Stócel. Mientras tanto Susu y Dinugdi corrieron a alertar a los gunas que estaban en con-tacto directo con las instrucciones de Agligandi. Llegaron a Olowiebiliginya, a Igwabinigibbe y a otros. “¡Esta misma noche llega nuestra gente a nuestras costas. Tenemos que estar listos todos!”, –dijeron los mensajeros. “¡Todos vienen armados. Los de Usdub se han unido a los de Agligandi!”.

Así, los soldados de Uggubseni quedaron alertados al máximo para el ataque de la noche. “¡Comenzaremos con los policías jefes wagas!. Ya sabemos por dónde va a llegar nuestra gente y dónde nos ubicaremos”, –decía Olowiebiliginya a los de Uggubseni.

Lo que sucedió es que Susu y Dinugdi, instruidos por Colman y Nele, nunca dieron informes exactos a los policías, sino sólo a aquéllos que estaban dentro de la defensa del pueblo. En Uggubseni, horas antes de que llegara la parte más numerosa de los soldados gunas, sucedieron los primeros intentos: Igwabinigibbe llevó al policía Gregorio Gordón, engañado, indicándole haber visto correr a un guerrillero. “¡Es por ahí por donde lo he visto correr...!”, –le gritaba Igwabinigibbe al policía. Igwabinigibbe se puso detrás del policía que corría, y le fue llevando hasta donde estaba nuestra gente apuntando en la oscuridad. Cuando Igwabinigibbe se sintió seguro, agarró al policía por el cuello, tan de mala suerte que dejó un poco sueltas las manos del policía. Este tomó el arma que llevaba consigo y de un tiro hirió el hombro de Igwabinigibbe. Pero ya habían arrastrado al waga al sitio estratégico donde estaban nuestros combatientes. Agarraron a Gregorio Gordón y lo mataron a palos. Detrás venía corriendo Benito Guillén que era guna aliado de los policías. Lo agarraron y lo mataron también. Apareció otro guna aliado de los policías: Pedro Stócel. Este logró escaparse de los tiros.

Nuestra gente armada llegó a las costas de Uggubseni a tiempo justo; eran los que habían salido de Agligandi. Los nuestros dominaron inmediatamente la situación. Había una coordinación previa muy bien planeada. Olodebiliginya coordinaba la situación en Uggubseni con Nugelibbe, Igwawiliginya y Ceferino Colman. Antes de llegar a Dubbile se dividieron nuestros combatientes. Unos tenían que pelear en Dubbile, otros en Uggubseni de forma simultánea. Se dividió el pelotón de los combatientes en Saggimullu. Para Dubbile, quedaron coordinando Olodebinyabbi, Inabegilibbe, Ologindar y uno más que estamos aun tratando de recordar.

Aquí, en Dubbir, ¿qué sucedió aquella noche? Había música. Era un día de carnaval. Los policías bailaban en el cuartel y en el club. Los policías estaban armados. Los nuestros rodearon la isla. Enviaron primero a algunas personas allegadas a la lucha a cerciorarse de la situación. Esos informantes dijeron a los combatientes que los policías estaban despiertos, preparados y armados. Nuestros soldados, aquí en Dubbile, se dieron cuenta de que intervenir en esos momentos significaría matar a mucha gente. Decidieron no atacar y volverse a Agligandi. Nugelibbe me contaba que, al día siguiente, al ver desde Uggubseni que durante la noche no se había apagado la luz en Dubbile, ellos estaban seguros de que no habían intervenido los nuestros. Se preocuparon mucho por lo que podía suceder en caso de que no intervinieran allí.

Entonces, Olodebiliginya, que había recibido órdenes precisas de Nele Kantule, dijo a Nugelibbe en Uggubseni: “¡Ahora vamos a pasar a la táctica de la caza de ñeques! ¡Vamos a esperar aquí a los policías! ¡Ellos tendrán que venir aquí!”. Efectivamente, hacia las horas de la mañana, desde las costas de Uggubseni, divisaron el cayuco de policías que habían ido a Dubbile por las armas Venían Sánchez y Guillermito, quienes fueron eliminados a quemarropa.

Los policías que estaban en Dubbile enviaron a Uggubseni una comisión conformada por Wirib, Sabbin, Yoali, y Serracín (waga) para cerciorarse de la situación, porque estaban muy preocupados. Hacia las horas de la tarde –yo estaba en la playa, medio mojado y me acuerdo muy bien– regresó la comisión. Sabbin y Yoali volvieron a Dubbile en un cayuco grande. Ya Wirib no volvió con ellos. A Wirib lo había ejecutado su propio hijo antes de llegar a Uggubseni. Los policías bajaron inmediatamente a la costa donde estaba el cayuco: “¿Qué les pasó? ¿Qué les pasó?”, –preguntaban muy nerviosos. “¡Estas son señales de balas!”, –sentenciaron los policías delante de los que habían vuelto. “¡No, no son señales de balas! ¡Hemos naufragado y la corriente nos arrastró contra los arrecifes!”, –dijeron Sabbin y Yoali. Los wagas se calmaron un poco. Miguel Gordón estaba nervioso e inseguro. Miguel Gordón volvió a enviar una nueva comisión desde Dubbile. Aquella vez se fueron al anochecer: Ricardo Alfaro, Luis (de Dubbile), Oloibili y Federico. Eran jóvenes gunas que trabajaban como policías. La norma de Nele y Colman era que no debían morir los gunas, sino sólo los policías wagas. Incluso los gunas que estaban con los policías coloniales, debían tener una oportunidad de arrepentirse. La lucha no era contra los gunas, sino contra los atropellos que estaban causando los policías. La consigna de nuestros combatientes era que en las noches, cuando escucharan el chapalear de remos, debían preguntar en dulegaya: “¿be dulemarbi?” Si no respondían o respondían en castellano, tenían que ser eliminados. Pero si respondían “¡An dulemarbi!”, entrarían en contra de ellos con la táctica de arresto; y se salvarían.

La comisión, pues, enviada por Miguel Gordón desde Dubbir hacia Uggubseni, salió al anochecer. Recuerden que estamos hablando sobre los hechos del día 25. Esa comisión de Ricardo Alfaro que iba para Uggubseni fue interceptada por nuestros soldados armados. Los nuestros les gritaron lo mandado, pero ellos les respondieron en castellano. Así cuatro veces. Los nuestros abrieron fuego sobre ellos. Eliminaron a Oloibili y a otros los dejaron muy malheridos. A Luis le hirieron en el hombro; a Ricardo Alfaro, en la pierna.

Miguel Gordón vio que la comisión no regresaba. Entonces él mismo decidió conformar la expedición para ver la situación de Uggubseni. El grupo de Miguel Gordón tomó el cayuco llamado Tita, y lo acompañaron Antonio Orán (guna), Dinagdi, Maniwigdiginya, Diebdi, Castillo (este último, waga).Nuestros guerreros dominaban ya toda la situación de Uggubseni. Para esta ocasión, ellos planearon la táctica de amma Gorigori ante los policías que venían de Dubbile. Abrieron el club de baile. Miguel Gordón venía con su cuadrilla para enterarse de los sucesos, porque su gente no regresaba, y si regresaban no le informaban los detalles.

Los niños, los jóvenes y las mujeres gritaban en la playa de Uggubseni: «¡Viva Miguel Gordón! ¡Viva!» Nuestros guerreros se situaron en lugares estratégicos para el ataque. La comunidad de Uggubseni estaba preparada. La gente de Uggubseni, eufórica, animaba a los policías a acercarse más y más a la costa con aclamaciones de vivas. Un guna de Uggubseni, John Brown (Sobrón) animaba a la gente desde la costa a que gritara más fuerte ante Miguel Gordón. Cuando estuvo cerca, Miguel Gordón levantó las manos para responder al saludo de la gente, y uno de nuestros soldados disparó la escopeta, impactándole en la cintura. Miguel Gordón cayó de hinojos, y tomó su rifle de diez tiros, quiso apuntar hacia la gente y no pudo, porque estaba muy malherido, sólo pudo levantar el arma hacia arriba y los tiros fueron a terminar en el aire. El policía Castillo se tiró al agua, y un guerrero nuestro, Olodibagdenabbi, bajó rápida-mente, tomó el cayuco y lo persiguió muy cerca y allí le dio un tiro certero y murió en el agua. Arrestaron a los gunas que acompañaban a los policías. A Antonio Orán, guna de Dubbile, quisieron liquidarlo en el momento, pero intervino Olodebiliginya para protegerlo, según las normas recibidas de Colman y Nele. El pueblo guna, cansado de tantos esputos, de tanto odio a sus costumbres, de la burla continua a sus cosas, de morir por el simple hecho de querer vivir de acuerdo a su cultura, explotó por la vida. Así, un señor llamado Nigadumma de Irgandi, tomando su machete gritaba en la costa de Uggubseni: “¡Déjenme algo vivo en la playa, que quiero hundir este machete mío en el vientre de los wagas, que ellos nos han matado primero!” Y empuñando su machete descuartizó a Miguel Gordón. Hasta las mujeres y niños se revestían de ese aire de defensa de la vida. A Miguel Gordón lo llenaron de plomo y lo descuartizaron en la playa. Gordón había caído en las manos de los mismos gunas que él había hecho, desde el cuartel, víctimas de opresión, de odio, de cepos, de muerte, de multas injustas. Ahora, yacía sin vida sobre la arena. Un señor de Digir, Charly, que estaba en Uggubseni, animado por los acontecimientos que estaba viviendo, tomó el cayuco y se dirigió a su comunidad. Charly fue por la costa, y en la mitad de su travesía encontró a un conocido suyo que era también de su comunidad, lo convenció rápidamente. Se unieron para terminar, también, con los policías que quedaban en la comunidad de Digir. Allí ya había un pequeño club de baile y pocos policías. Cuando llegaron a la comunidad, llamaron al policía waga, y de varios hachazos lo eliminaron; a un guna llamado Roberto Stócel, amigo de los policías, también lo liquidaron. Pasaron a Niadub. Allí mataron a Herrera, que era un policía waga. Había un guna que era policía, llamado Samuel, que también fue ultimado. Eso me contó Jim Smith, uno de los protagonistas de Niadub. El anciano Jim me recordó el hecho cuando pasé por Niadub, no hace mucho: “Yo me agarré a puños con Samuel, que era guna pero policía. En el acto de la misma pelea, vi en la esquina de la casa un hacha afilada. Lo fui llevando a Samuel poco a poco hasta donde estaba el hacha. Cuando estuve cerca del hacha, la aferré rápidamente y le propiné un fuerte hachazo a Samuel, que defendía a sus amigos policías”.

En Niadub luchó fuerte también Lupos, que era de allí. Nuestros combatientes de Digir, aún con las manos ensangrentadas por Gunayala, pasaron a Nargana. Llegaron a Nargana con rostros pintados y armados para enfrentarse al enemigo. Estanislao López huyó con los policías y se dirigieron a Gaigirgordub. Allí, y en ese momento, no se derramó tanta sangre.

Las comunidades y los dirigentes del sector de Gardi estaban avisados. En Aridub se dieron cuenta del levantamiento que venía por donde nacía el sol. En Aridub había un comerciante waga llamado Pedro. Se levantaron contra él. Wiagde lo mató. La comunidad de Gwebdi entró también en el calor de la sangre. Allí vivía un waga al que llamaban Wagbibbi. Ya la situación se había calentado en extremo. A Wagbibbi lo ultimaron también. Un poco más tarde, los nuestros se dieron cuenta de que en Uggubba vivían dos gunas que continuaban apoyando a los policías. Los dirigentes enviaron una expedición a Uggubba, no para eliminarlos, sino para darles oportunidad de integrarse al pueblo guna, que acababa de salir de los atropellos. Eran Diwinabbe y su hijo. Los arrestaron, pero entre la comisión había uno que no hizo caso a las órdenes de los dirigentes. Ese tomó la escopeta y mató a tiros a los dos de Uggubba. Nugelibbe me decía que éste último acontecimiento marcó el fin de la intervención armada de nuestro Pueblo.

Notas:
[1] Inakeliginya (Carlos López) Dadnaggwe Dubbir 1913 – 2000
[2] Arte: Ologuagdi. En: Revista Abya Yala, Centro de Investigaciones Kuna (CIK), año 1, Panamá. Enero-febrero de 1985, no. 1
[3] Arte: Ologuagdi. En: Wagua, Aiban, 2007. Así lo vi y así me lo contaron: datos de la Revolución Guna de 1925, versión del Sagladummad Inakeliginya y de gunas que vivieron la revolución de 1925 /Aiban Wagua. - Panamá: [s.n.]