10 de marzo de 2020

'A mediados de los 70 comenzaban las primeras señales de que la política de destrucción de bosques generaba pobreza'

La cobertura boscosa del país ha mermado en un 40%, por la idea de que había que transformar los bosques en potreros. Una línea errónea que hoy se paga con creces


Por Adelita Coriat


Actualizado 08/03/2020 00:00
'A mediados de los 70 comenzaban las primeras señales de que la política de destrucción de bosques generaba pobreza' Larish Julio | La Estrella de Panamá
Franco, humilde y sabio. Stanley Heckadon, director del laboratorio marino de punta Galeta, ubicado en la provincia de Colón, agacha la cabeza cuando se le menciona el gran aporte científico y didáctico que ha puesto en marcha en el Instituto Smithsonian de investigaciones Tropicales, al que pertenece el laboratorio que dirige desde hace 20 años. En cambio, se encanta al referirse a los jóvenes activistas del área que ha reclutado, quienes tal vez hereden el gran legado de uno de los científicos conservacionistas más influyentes de Latinoamérica. Su norte es la educación. Por eso, cada verano aprovecha el clima para internar a docenas de maestros de distintas partes del país y capacitarlos sobre las riquezas marinas y silvestres que les rodean, y estos, a su vez, lo transmitan a los alumnos. Con voz enérgica cuestiona la espontaneidad con la que los gobiernos asignan parcelas de bosques importantes para proyectos, sin atender que son fuentes de agua.

¿Cómo fue ese inicio en Galeta?

Llegué a Galeta en el año de transición del Canal de Panamá y había preocupación por el futuro del laboratorio marino. La duda era qué iba a hacer Panamá con él. El laboratorio tenía una trayectoria de 40 años de investigación y publicaciones en revistas científicas; si se salvaba, había que hacer un programa educativo para que el conocimiento que se generaba ahí llegara a la comunidad educativa. Comencé sin plata, a pulmón, y nunca se me olvida. Lo bueno es que Galeta tiene científicos que vienen a investigar, pero esa información era muy especializada. Lo que me interesaba era difundir los conocimientos a los maestros del país para que, a su vez, los transmitieran a los alumnos. Que supieran sobre la abundancia de especies, que conocieran el mar; a pesar de que estamos rodeados de mar, no lo conocen.

¿Cree usted que en Panamá hay una política seria de conservación de las áreas boscosas?

Siendo un antropólogo recién graduado de los Andes, en Colombia, trabajé con comunidades indígenas en la cordillera del Tabasará, donde presencié una pobreza que nunca había visto, y una degradación ambiental en la cordillera. Luego pasé a la dirección de planificación de la Presidencia, en los años 70, que para un profesional joven era una de las mejores escuelas porque ahí se hacían todos los planes nacionales de desarrollo del país: electrificación, lo social, y otros. Yo me sentí muy honrado porque trabajé con varios profesionales que hoy ocupan cargos importantes, como Ricaurte 'Catín' Vázquez, así que en esa área se veía la panorámica general. Una vez nos reunió un ministro en el patio del Palacio de las Garzas y nos dijo que quería compartir sus ideas del futuro del país. Lo primero que dijo era que él no creía en la selva, que esas eran tierras inútiles, estériles, sin aporte a la nación y que su sueño era convertir todas las selvas en potreros, de frontera a frontera. En esa época, quizá yo era más desarrollista, pero me preocupó mucho. Obviamente en esa política estaban los grandes bancos que inyectaban dinero para ir desarrollando. Para mediados de los 70 ya comenzaban a salir señales, luces rojas, de que la política estaba equivocada, que generaban pobreza y grandes concentraciones de tierras en pocas manos. En 1974 me tocó ir a Tonosí donde estaban quemando los potreros y ardía el distrito de Tonosí, era como una guerra del hombre contra la naturaleza. Se veía a los campesinos pobres, la riqueza era para pocos, los bancos prestaban dinero y la tierra estaba en pocas manos. Esa era la política de la conquista de la selva, la conquista del Atlántico y del Darién, una política que iba directo al fracaso. Me tocó entrevistar a muchos campesinos de Azuero, y todos decían que se habían acabado los montes, y migraban buscando monte para acabar con ellos. Todo eso me puso a cuestionar a dónde íbamos con la política de convertir todo en un potrero.

¿Nadie fue capaz de cambiar el chip?

Puede cambiarse. Cuando me tocó dirigir el primer estudio de la cuenca del Canal de Panamá, una de las conclusiones a las que arribamos fue que los bancos no podían seguir prestando plata para convertir los bosques en potreros, porque estaba en juego el agua para el Canal de Panamá y para el consumo. Y se logró limitar, prohibir la conversión de bosques en potreros y se incluyeron varias zonas como áreas protegidas, como los parques naturales. Si eso no se hubiera hecho, en este momento no habría bosques ni agua para el Canal.

Ahora hay una clara idea de la conservación de las zonas boscosas, ¿estamos sintonizados con eso?

Es como dicen los chinos, en un camino de cien leguas hay que dar el primer paso. Ese está dado, hemos creado un sistema de parques nacionales que no había antes. Tenemos un 30% del país en parques naturales. Pero en otros casos no. Cuando veo que se aprueban proyectos mineros en las zonas más lluviosas, con suelos frágiles, como es el caso de la costa norte de Veraguas. Eso jamás ha debido permitirse, es una destrucción horrorosa de los últimos bosques que le quedan al país y donde está lo grueso del agua. En este momento de crisis de agua en el Pacífico donde está lo grueso de la industria, ¿cómo toman las decisiones los gobiernos de ser copartícipes de la destrucción de los bosques más importantes del país donde se genera lo grueso del agua?

¿Es decir que el uso del suelo está más encaminado al desarrollo económico por encima de lo ambiental?

Es como todas las cosas, hay áreas grisáceas, no es luz ni sombra. Hemos dado algunos pasos. Digamos que el Ministerio de Educación ya incorpora algunas materias al respecto, la Universidad de Panamá también, pero de repente llega un proyecto y se aprueba a tambor batiente y resulta que el proyecto es a muy corto plazo. A veces los estudios están, pero existe el viejo dicho: poderoso caballero es don dinero. En el caso nuestro, se busca la ruta del dinero. ¿Por qué se aprobó un proyecto como este, el minero que está destruyendo los bosques?, y eso viene acompañado del puente por el Canal, y luego la carretera que va a Bocas del Toro. Esa carretera va a propiciar una colonización que ya está resultando en acaparamiento de tierras. Ya se ven personas influyentes de Panamá que son dueñas de 3,000 o 4,000 hectáreas.

Siempre la disyuntiva entre el desarrollo y la conservación...

Aquí hay estudios de hace 100 años. Los estadounidenses construyeron una carretera de cemento, de las primeras que hubo en este país, que va desde Corozal hasta Summit y la orilla del río Chagres. A la vera de esa carretera hay unos bosques hermosos que después los convertimos en parques naturales. Además, cuando vienen con las carreteras en que no hay planificación, ocurre la especulación en las tierras. Hay quienes acaparan mil hectáreas, las retienen y miran a quién se las venden más adelante. Y paralelo a ello vendrá el acaparamiento de las playas, que son muy hermosas.

Esto pondrá en jaque la disposición boscosa del país y las playas...

¿Qué vamos a hacer con las costas? ¿De quién son las costas en este país? En el lado del Pacífico se ha permitido que la gente construya, aunque la ley lo prohíba. Si se va uno por las costas del Pacífico, podrás ver que incluso hay construcciones sobre las playas. Entonces, ¿por qué sucede eso? ¿Por qué en la ciudad de Panamá se ha construido en detrimento de los siete ríos que cruzan la ciudad?

¿Cuál es la responsabilidad que le cabe al Ministerio de Ambiente?

Bueno, eso viene de mucho antes. Pero cuando se empezó a recoger la basura de la ciudad, cuando se comenzaron a tener alcantarillas, la pregunta era, ¿a dónde van a ir las aguas? Pues a la bahía, una bahía hermosa que inspiró al poeta Rubén Darío cuando tenía la marea alta. Una bahía que no se apreció. Cuando la ciudad tenía 10 mil habitantes, la naturaleza se encargaba de eso, pero ahora con la población que hay, con un desarrollo en el cual la ciudad se convierte en una cabezota grande, como un bebé hidrocefálico con un cuerpecito debilucho... la capital es cada vez más grande...

¿Es posible, mediante el saneamiento de la bahía de Panamá, recuperar los ríos contaminados?

Ya se dieron los primeros pasos para poner un sistema de recolectar las aguas servidas de la ciudad y tratarlas antes de ir al mar. Es un primer paso, pero quedan aún en los ríos Matasnillo desechos brujos que van directos al río, que antes era hermoso, cristalino, donde la gente podía bañarse, y ahora son cloacas. Hay que limpiar las cloacas y convertirlas en lo que eran antes.

¿Cómo se recuperan esos ríos?

La Universidad Tecnológica puede aportar ingenieros sanitarios, puede atraer investigadores de primera línea para tomar los ríos contaminados y volverlos a sanear. Pero eso no ocurre solo en la capital. En cada río del interior pasa lo mismo. En David, Chiriquí, ocurre lo mismo. Igual pasa con el río Santa María. Les tocará a los ingenieros sanitarios del futuro sanear los ríos.

¿Qué opina del proyecto de la playa que quiere hacer el alcalde en la bahía?

Para mí el primer paso es sanear la bahía y los ríos. Yo pensaba que al comenzar el programa de conducir los desechos a la planta de tratamiento de aguas servidas se iba a mejorar la bahía en un 60% o 70%. Ahora nos damos cuenta de que hay un montón de desechos brujos nuevos y que los ríos de las afueras de la ciudad están peor. No podemos lidiar con este tipo de epidemias.

En este momento vivimos una crisis de agua, ¿cómo se debe manejar el tema?

Desde que yo recuerdo, antes del surgimiento del istmo de Panamá, en Planificación se hicieron una cantidad de estudios del agua, porque había que pedir préstamos, y era importante el estudio. En todos ellos se decía que uno de los grandes problemas era que los sistemas de tuberías están rotos, que se desperdicia casi el 50% del agua por las filtraciones. Fuera de lo que se pierde, está el mal uso del agua en las casas.

El panameño y su relación con el agua potable, que consideran el champán panameño, asume que Dios es panameño y que siempre va a haber agua.

Bueno, comenzando con las tiendas y los constructores, deben empezar a traer equipo ahorrativo, no las llaves comunes. Construir con niveles de energía más renovables, las normas modernas de equilibrio ambiental que consuman menos agua.

¿Hay voluntad, a su juicio, para hacer ese giro?

Yo lo pongo en mi caso, estoy en mi trinchera que se llama laboratorio marino, isla Galeta. Cuando llegué ahí en 2000, desde los cuatro altos de Colón hasta la isla Galeta eran enormes los bosques de manglar por los que salían cientos de cangrejos azules, y me ha tocado ver la destrucción casi total de los manglares de Colón y los bosques. Si queremos ver el nivel de destrucción hay que pararse en los cuatro altos de Colón y ver lo que era en el año 2000 y lo que hay ahora. Se puede palpar la deforestación y lo que hay son parques de autos camiones viejos, grasientos. ¿Cómo alguien permitió ese proyecto? El Ministerio de Vivienda propuso soluciones de vivienda e hizo Villa Caribe. Se tumban estos bosques hermosos y se construyen 500 viviendas que son unas casitas chiquitas, un techito a lado de otro, algo invivible. ¿Como es que los ingenieros y arquitectos toman decisiones así? Luego vino el aeropuerto internacional; yo estoy en Galeta y ni me entero que se había planificado eso. De pronto veo la cantidad de bosque que tiran abajo, lo que alteró el sistema de drenaje, y el famoso aeropuerto al que iban a llegar vuelos de todo el mundo no puede funcionar porque se inunda.

¿Cuál debería de ser la forma de llevar este tipo de proyectos importantes?

Muchas veces los estudios están, pero volvemos al tema de que hay que buscar el curso del dinero. ¿Cómo se asignan los proyectos?, ¿por qué ciertas empresas han quedado con miles de millones de dólares en contratos? No podemos seguir construyendo caminos, barriadas y fábricas esperando que otro se encargue del costo.

Panamá se ha comprometido a reforestar el país, ¿hay indicios de que esto se concluya?

Debemos hacerlo. Hace 30 años no había un movimiento ambiental. Ahora hay una creciente consciencia ambiental. En esto de la protección de los bosques hay grupos muy interesantes que han surgido en el país. Me encontré recientemente con 40 personas que han decidido dejar sus rastrojos tal cual, para que maduren y se tornen en bosques, con el fin de que sean refugio para la vida silvestre y también sirvan de protección a ríos y cuencas.

Lo escucho positivo, ¿en quién recarga esa luz al final del camino?

Una de las cosas es la consciencia. Si no hay una información científica sobre lo que tienes, cómo están tus ríos, los bosques, los niveles de contaminación del aire, la erosión, el nivel del aumento del mar, no habrá planificación posterior. Tienes que tener una visión científica para poder tomar decisiones. El primer paso es fortalecer el sistema educativo en Panamá. Si eso no se logra, aunque tiene que lograrse, entonces no hay salida. Los maestros tienen que saber de los ecosistemas costeros y marinos del país. Así lo hicimos en Galeta, y tal fue el éxito del programa de educación para los maestros, que el resto de las provincias pidió tomar el curso.

Los resultados de la prueba Pisa muestran un país sumamente subdesarrollado, en todos los niveles. Tú requieres, para enfrentar los desafíos del desarrollo en un tiempo de cambio climático, de un sistema educativo de altísima calidad, comenzando en primaria y en los otros niveles. De lo contrario, seguiremos con nuestra latita pidiendo plata por todos lados. Por un lado soy pesimista, porque veo las decisiones espontáneas que se toman y alguien va a pagar el costo, pero en Galeta, además de capacitara los maestros, tenemos un programa de pasantías para el cual conseguí fondos de un piloto jubilado de la Segunda Guerra Mundial que visitó Galeta y le encantó el programa. Me preguntó en qué me podía ayudar, y le dije que quería que estudiantes pudieran venir a Galeta para pasar un tiempo, como en una pasantía, y pudieran decidir si es lo que les gustaría hacer en la vida. Pusimos un anuncio y nadie aplicó. Pero un día apareció un estudiante de Colón, con una camisa resurcida, se llama Celso, estaba estudiando diseño gráfico, yo no veía la conexión. Entonces me explicó que cuando hizo una visita a Galeta, en primer grado, quedó impresionado. Me dijo que quería hacer un libro de colorear para niños de primaria, eso fue algo impresionante. Tenemos ya cinco ediciones.

Usted tiene 40 años en este trabajo, ¿a quién piensa dejar ese legado?

Uno nunca sabe, a veces es la persona menos pensada, como Celso. Ese librito es el éxito editorial en el Smithsonian; yo jamás pensé que un muchachito pobre de la provincia de Colón iba a producir un éxito como ese. Tengo ahora 15 activistas de Colón, que están motivados.

¿La corrupción le está ganando a la naturaleza?

En la mayoría de los casos sí. Qué vamos a hacer..., pero al menos en Colón he superado varios obstáculos con la empresa privada.

Fuente: https://www.laestrella.com.pa/nacional/poligrafo/200308/mediados-70-comenzaban-primeras-senales

8 de marzo de 2020

Monografía. Estudio Regional sobre las Dimensiones Sociales en el Manejo de Áreas Marinas Protegidas: Casos en Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Panamá

Caso Panamá

CASO DE LA CONSERVACIÓN MARINA EN LA COMARCA DE LA BIOSFERA NARGANA[1]

La Comarca Gunayala ubicada al este en la República de Panamá, está formada por más de 365 islas coralinas, con una longitud de 320 km y una anchura de 10-20 km. Su superficie continental abarca unos 4,480 km2, alcanzando una extensión total de 7,513 km2 de tierra y mar. El territorio de Gunayala está constituido por 4 Corregimientos (administración política del país), con 51 comunidades; la mayoría de estas comunidades, 38 de ellos son islas coralinas, 11 están ubicadas en las costas y dos en tierra adentro a orillas de las cuencas de Mandinga y Gangandi.

El caso que presentamos se trata del área protegida ubicada dentro del Corregimiento de Nargana en la Comarca de la Biosfera de Gunayala, establecida por resolución del Congreso General Guna (CGG) en noviembre de 1987. Posteriormente reconocida por el gobierno nacional por Decreto de la Junta Directiva del Instituto Nacional de Recursos Naturales Renovables (INRENARE)[2] el 2 de agosto de 1994., con una extensión aproximada de 250,435 hectáreas de tierra y mar. Del cual 46,341 hectáreas corresponden a la zona marina-costera cultural[3]. Según, la resolución de la declaración del área protegida la autoridad administrativa y la responsabilidad del área protegida recae en el pueblo guna, a través del Congreso General Guna (INRENARE 1994).

El área protegida se ubica en la parte occidental de la Comarca (Mapa 7) y protege importantes sistemas coralinos y de bosque, con un 86.14% de cobertura forestal y el resto en estado de regeneración natural o bajo el sistema agrícola de nainu (agroforestal) (ANAM, 2009). La mayor diversidad de especies de coral y el mayor desarrollo de arrecifes del país se encuentra dentro de la Comarca. De igual forma se consideran entre los mejores conservados de la Provincia Biogeográfica Costera del Atlántico Noroeste Tropical.

Mapa 7. Mapa Área Protegida de Narganá

 

Dentro del área protegida, en su zona cultural marina-costera, se ubican 28 comunidades. Es la mayor cantidad de comunidades que existen en este corregimiento o área protegida de Narganá. Estas comunidades se dedican mayoritariamente a la agricultura y a la pesca de subsistencia y para comercialización, y en menor medida actividades derivadas del turismo.

Resultados y Análisis de la información obtenida:

Desde el punto de vista de la Administración gubernamental: la Autoridad de Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP)[4]:

La Autoridad de Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP) es la entidad rectora sobre los recursos acuáticos y su ambiente. La finalidad de ARAP con respecto a las Áreas Protegidas en territorios indígenas, es velar por que se cumpla la preservación y protección de la fauna, flora terrestre, y marina, con el objeto de lograr un manejo adecuado en la explotación de los recursos naturales, artificiales renovables y no renovables. Sin embargo, la ARAP tiene una débil presencia institucional dentro de los territorios indígenas, como es el caso en la Comarca Gunayala, donde esta institución no se ha involucrado a nivel de toda la Comarca. Esto ha hecho que la ARAP esté débil en generar información, valoración, conservación y uso de la biodiversidad, con la finalidad de disminuir los niveles de pobreza y conservar el ecosistema marino costero. Además, sus sistemas de inspección, vigilancia y control son débiles y no participativos.

La ARAP, entidad establecida[5] desde hace cinco años, considera que las diferencias en la toma de decisiones entre Áreas Protegidas en territorios indígenas y en territorios no indígenas deben ser tomadas en cuenta; al respecto se mencionó como elemento importante el involucramiento de las comunidades en el proceso de elaboración del Plan de Manejo: “durante la elaboración del Plan de Manejo del área protegida debe estar inmersa la opinión consensuada de la comunidad del lugar para garantizar el compromiso y divulgación del mismo”.

En relación a cuáles han sido las fortalezas y debilidades de la apertura del estado de Panamá al reconocimiento de pueblos y territorios indígenas y su papel en la conservación y manejo de recursos, el entrevistado confirma la importancia de la participación y del involucramiento de las comunidades en las áreas protegidas. Se indica la necesidad de que la ARAP y otras entidades involucradas, “fomenten un sistema de adiestramiento, en materia de aprovechamiento, conservación y manejo de recursos en áreas protegidas, a todas la comunidades y autoridades comarcales”.

Con respecto al manejo del Área Protegida de Narganá, se comentó lo siguiente: “ARAP no cuenta con dicha información, “la ANAM es la encargada del manejo e implementación del Plan de Manejo del AP de Narganá”. Además, la ARAP desconoce la estructura de manejo del AP de Narganá, “debido a que la misma no fue elaborada por la ARAP”. Con respecto a esta estructura de manejo señaló que desde la ARAP “Consideramos que deben estar inmersos durante la elaboración y ejecución del Plan de Manejo, pero desconocemos el rol específico”.

Sin embargo, se señaló que la ARAP es consciente de que las instituciones locales comarcales deben “velar por el cumplimiento de las reglamentaciones ambientales que atañen al área, que se plasmen en el Plan de Manejo del área protegida”.

Desde la posición de ARAP frente a la forma de gobernanza del territorio guna, se reconoce como positiva y favorable la gobernanza desde el Congreso General Guna, frente a la limitada presencia de la institución en el área y la estrecha relación que se mantiene con las máximas autoridades del Congreso General Guna, lo que según el entrevistado permite realizar las giras de inspección, vigilancia y control en sus comunidades, áreas de pesca, ríos y arrecifes. La ARAP conoce que los representantes de cada sector en la estructura de manejo del AP, son elegidos mediante postulaciones y llevado al Congreso General Guna (CGC), con la participación y el voto de todas las autoridades comarcales (Sagla), que son los que escogerán los diferentes representantes de cada sector postulado”.

En relación a la equidad de género y juventud en relación al manejo del área protegida, la ARAP considera que toda la comunidad debe estar inmersa en el cumplimiento del manejo ambiental del área, para así garantizar la completa divulgación y para que las generaciones jóvenes internalicen la importancia del buen manejo del recurso.

En relación a los beneficios que perciben las comunidades locales del área protegida, desde la visión de la ARAP son ingresos del ecoturismo que pueden llevar a cabo en el sitio, y el uso sostenible de los recursos ambientales que el sitio brinda.

Sobre la visión ideal desde la ARAP para un Área Marina Protegida (AMP) manejada por un pueblo indígena, se respondió lo siguiente: “El área perfecta para un Área Marina Protegida seria desde Ustupu hasta Porvenir, que contemple una (AMP) manejada por el pueblo Guna, en sus leyes todas son protegidas y que no permita la pesca o cualquier otra actividad de personas que no sean de la comunidad”.

Sobre cómo las comunidades indígenas puedan integrarse de una mejor forma en la gestión y conservación de los recursos, se respondió que sería importante tomar como base el respeto y cumplimiento de las leyes nacionales, y la capacitación a todas las comunidades sin excepción de edad, en la conservación de los recursos y de los beneficios que brindan.

En relación al fortalecimiento de la participación de mujeres y de la juventud en la toma de decisiones de un área protegida, la ARAP considera “que dicha participación se debe integrar desde el principio, con consulta ciudadana en la elaboración del Plan de Manejo y en la ejecución del mismo”.

Con respecto a las responsabilidades locales para la participación, se mencionó que “la organización debe estar sujeta a las leyes internas de la comunidad (sagla), quien da la última palabra en cualquier proyecto a realizar en la comunidad. Se dio el ejemplo de un proyecto de masificación de cultivo de tilapia, en la comunidad de Armila, que fue rechazado por el sagla, estando aprobado.

En relación a la pregunta de cómo podemos respetar la cultura y tradiciones de las comunidades (que han dependido tradicionalmente del mar) y hacer conservación marina al mismo tiempo, se respondió que se hace necesaria hacer recomendaciones para la integración de las comunidades indígenas a la gestión de los recursos del mar en áreas marinas protegidas.

Desde los miembros de las comunidades de Aggwanusadub, Yandub-Nargana, y la comunidad de Digir[6]

Sobre el conocimiento general que tenían los presentes en el encuentro sobre el Área Protegida de Nargana, los dirigentes que han podido asistir a las Asambleas Generales del Congreso General Guna (CGG), conocían el origen del Área Protegida de Narganá. Un pescador leyó el artículo 46 de Anmar Igar[7]: “El Congreso General podrá declarar lugares marinos o terrestres, áreas y ecosistemas protegidos; o adoptar otras medidas para la conservación y reproducción de especies”. Con ello afirmaba que el pueblo guna, es autónomo en establecer lo que quiere y aceptar proyectos cuando es beneficioso para el pueblo y rechazarlos cuando no son beneficiosos. Los jóvenes desconocían la existencia del AP de Narganá, dijeron que el CGG no divulga estos asuntos ambientales. Solo lo hacen algunas organizaciones, como CENDAH o Balu Wala a través de proyectos. Consideraron necesario comunicar sobre estos asuntos ya que en las mismas escuelas no se conoce la existencia del área protegida. Los mayores en edad, conocían mejor la historia del AP de Narganá, establecida en 1987 por el propio CGG, administrada primero por la Asociación Ecológica Kuna (AEK), (que tenían profesionales gunas aglutinados en el Programa de Ecología y Manejo de Áreas Silvestres de Kuna Yala (PEMASKY)) y luego traspasada a la administración del CGG. Algunos participantes, mencionaron que desde ese entonces no se ha tenido más información o comunicación al respecto, “hemos dejado de conocer qué se hace o qué hace el CGG con el área protegida, ha habido proyectos después del año 2000, cuando la AEK pasa el área de Nusagandi a manos del CGG, qué proyectos o programas existen en la actualidad”. Se mencionó que ha habido poca o nula participación comunitaria en eventos que deben haberse organizado de parte del CGG. En relación a la falta de información sobre el territorio también se expresó con preocupación lo siguiente:

“Desconocemos qué está ocurriendo en nuestros límites, los colonos han invadido o están invadiendo nuevamente, según escuchamos”.

“Ahora escucho que quieren vender carbono, convertir nuestros árboles en carbono, no entiendo, qué es eso, pero a nuestros hermanos árboles jamás, jamás lo venderemos a nadie, es el futuro de nuestros hijos y nietos”, puntualizó un participante de la comunidad de Digir.

Se dialogó también sobre el aspecto general del AP de Narganá, se dijo que han visto de él un beneficio, pero que el CGG actualmente no lo está tomando en serio, sienten la necesidad de reforzar sus conocimientos y participar en acciones futuras que puedan surgir del área protegida. Tal es así que el diálogo se centró más en sus acciones concretas sobre la conservación de los recursos marinos y la pesca de langosta. Se mencionó el proyecto de las pequeñas áreas marinas protegidas comunales (AMP) de las comunidades que se involucraron en el proyecto la ONG Balu Wala[8]. Sin embargo, se mencionó que la comunidad no participó en la toma de decisiones sobre el desarrollo del proyecto, en relación a la pesca, ni al área protegida. Las decisiones eran tomadas por la Junta Directiva de Ambiente de cada comunidad y grupos de Balu Wala. Las decisiones no eran delegadas a miembros de la comunidad.

También se mencionó la veda a la langosta (Panulirus argus) y de las tortugas marinas en la Comarca[9], que para algunos langosteros y comuneros esta veda fue una prohibición, porque en su percepción se les negaba el derecho de pesca libre. Se mencionó el proyecto relacionado sobre la basura, en la que se incentivaba a la comunidad para no botar basura al mar. Sin embargo, se mencionó la falta de seguimiento de algunos de estos proyectos, por lo que se pudieron continuar con las iniciativas.

Al consultar a cada uno de los participantes su opinión sobre los beneficios del AMP, la mayoría concordaron que en nada ha beneficiado el área marina. Sin embargo, se mencionaron algunos beneficios como: el turismo comunal en la comunidad de Digir, y la veda que mejoró la producción de langosta y por tanto los beneficios económicos derivados de la venta de langostas. Sin embargo, otros mencionaron que solo algunos miembros se beneficiaron. También se mencionó como uno de los beneficios la importancia de no botar la basura al mar. Pero la comunidad no le ha dado seguimiento a la actividad, es decir, no ha seguido recogiendo basura o mantener el AMP limpio de basura.
 
Gubiler 2012

Diálogo comunitario como metodología para recolectar perspectivas de las comunidades
En relación a recomendaciones para que funcionen mejor las áreas marinas protegidas, los participantes de los diálogos mencionaron las siguientes:

  • Con el apoyo de entidades de ambiente
  • Comunicación con el pueblo y entrega de los informes al día
  • Colocar una persona responsable que dirija bien los proyectos
  • Colocando nuevamente boyas, tendiendo una lancha para supervisar a las AMPs
  • Con el apoyo del congreso local y CGG en la vigilancia
  • El pueblo tendría que participar más en actividades de AMPs.
  • Haciendo charlas y poco a poco incentivar a la comunidad y en especial a los niños
  • Promocionar y educar a la comunidad
  • Que se le page a las personas que se encarguen de las AMPs en cada comunidad
Se mencionó además que las comunidades pueden integrarse en la conservación de los recursos a través de su capacitación, participación en reuniones con la comunidad ya sea pescadores, agricultores y otros, contando con el apoyo del congreso local y CGG, e informando a los niños sobre los proyectos que se tienen para su aprendizaje.

En relación al fortalecimiento de la participación de mujeres y de la juventud, los entrevistados también recomendaron que la mejor forma es con su involucramiento en los talleres y en las reuniones y realizando experiencias de intercambio a otras AMPs establecidas a nivel nacional y local para el aprendizaje.

En cuanto a “vivir mejor” en la comunidad, los entrevistados expusieron la importancia de los siguientes temas: el acceso al agua, acceso a la salud con instalaciones de salud en su territorio, el mejoramiento y embellecimiento de los parques comunales, apoyo de las comunidades para la recolección de basura en los mares y playas y concienciación para turistas nacionales y extranjeros sobre el ambiente.

Finalmente se consideró que, si se reactivan este tipo de proyectos en la comunidad, las personas estarían más conscientes, y ayudaría al turismo de las comunidades.

Tendencias y reflexiones

Las entidades gubernamentales ANAM y ARAP no tienen mucha actividad participativa con los pescadores ni con las comunidades, por la débil presencia institucional en la Comarca. Por su parte el CGG, particularmente su Junta Ejecutiva y desconocen realmente el manejo del AP de Nargana, el cual indica que se hace necesario su capacitación en los temas ambientales y áreas protegidas, así como la necesidad de hacerlo de forma más participativa integrando a los miembros de las comunidades. De este punto de vista el CGG debe tomar en serio y necesario iniciar el planteamiento de un plan Comarcal de desarrollo integral.

Es claro que bajo la condición actual del Área Protegida de Narganá no se está cumpliendo a cabalidad sus objetivos por la que se ha creado. De igual forma las Áreas Marinas Protegidas comunales, que formaron parte del proyecto mencionado y que no son reconocida por el Congreso General Guna (CGG), no cumplen sus objetivos en la actualidad, ya que fueron creados por proyectos que no llegaron a finalizar sus metas.

Es necesario que el CGG defina y revise el plan de manejo del AP de Narganá y defina de forma urgente los mecanismos que faciliten el diálogo para mejorar el manejo sostenible de la pesca, y generar beneficios para los pescadores. Además, se hace necesario como estrategia para prevenir un futuro negativo ante un cambio de clima devastador que ya está presente.

Se observa que hay una nueva visión de parte de los pescadores, principalmente los que se dedican a la pesca comercial de langosta y otros mariscos, de conocer más las ventajas de la veda y el manejo sostenible de los productos. Ello es, porque existe una necesidad sentida por la problemática alimentaria y la desnutrición. A esta situación sumamos a los jóvenes que están migrando a las ciudades, dejando abandonadas las parcelas agrícolas de las que dependen las familias y a las propias familias. Como el trabajo agrícola es pesado, es de mucho esfuerzo, jóvenes que se han quedado en las comunidades tienden a la pesca comercial de langosta y pulpo principalmente para obtener una economía rápida, con poco esfuerzo. Jóvenes que aún quedan en las comunidades han tomado conciencia de la problemática alimentaria y han comenzado a organizarse en "grupos agrícolas de producción". Otros grupos participan en la pesca y venta de la langosta y han formado “grupos de langosteros”, otros buscan acercamiento a ONGs gunas como CENDAH y otros que laboran en el área, para que les oriente en el uso planificado de la tierra y pesca.

En las comunidades de Aggwanusadub y Yandub-Narganá se observan diferentes niveles de inequidad, que tienen que ver tanto con las estructuras de organización como con los sectores productivos especialmente la pesca de langosta. Además, se requiere de apoyo continuo para fortalecer las organizaciones pesqueras, a través de capacitaciones y asistencia técnica.

Es urgente buscar mecanismos adecuados para que las mujeres y jóvenes participen más en actividades de gestión de recursos marinos y costeros

La nación guna está sin duda influenciada por un sistema capitalista, un sistema negativo en el desarrollo agrícola y pesquero de la Comarca. Se necesita innovar y rescatar los conocimientos tradicionales y el modo de vida cultural, que está siendo hasta el momento “bombardeado” por el sistema occidental actual.

A pesar de que las autoridades gunas participaron para apoyar en el proceso de OSPESCA para la veda de langosta en el Caribe centroamericano, los pescadores guna, actores clave, conocen poco o nada de este reglamento regional[10].

Conclusiones

Desde las instituciones estatales, al menos desde la ARAP se reconoce la importancia de la gobernanza comunitaria indígena de áreas protegidas para el buen manejo de recursos y se justifica su importancia en el marco de la limitada presencia de las instituciones públicas en estos territorios.

También se considera importante la integración de las comunidades indígenas a la Gestión de los recursos del mar en un AMP, así como el respeto de sus estructuras internas de toma de decisión y las leyes internas de la comunidad.

A pesar de que el AP Narganá está bajo una gobernanza comunitaria, en su caso bajo la administración de la máxima autoridad guna, el Congreso General Guna, las personas de la comunidad (entrevistadas) sienten vacíos como la falta de información, limitada participación comunitaria y falta de integración de jóvenes.

Igual situación ocurre en otras iniciativas comunitarias de manejo, mencionadas en este estudio de caso donde la toma de decisiones queda solo en unos pocos.

Aún en las iniciativas comunitarias de manejo, como los casos presentados de veda de langosta, las pequeñas áreas marinas protegidas comunales y el proceso participativo para la realización del Plan de Manejo Marino-Costero, urge una visión de “proceso” y de “fortalecimiento” que genere en estas iniciativas una visión de largo plazo y de empoderamiento local que permitan su continuidad a través de la participación local. Cuando estas iniciativas comunitarias de manejo nacen en marco de proyectos de corto plazo, estos procesos comunitarios parecen no tener más continuidad fuera del marco de los proyectos en donde se gestionaron. Es necesario entonces el trabajo paralelo en procesos del fortalecimiento de las comunidades y de las personas para que se dé continuidad local del trabajo y de las iniciativas que promueven un manejo comunitario y al mismo tiempo de forma equitativa para que haya un pilar social que lo sostenga[11].

En este sentido es esencial también hacerlo en un marco de derechos que promuevan el uso responsable de recursos y la seguridad alimentaria, que sigue siendo un elemento esencial para las comunidades que dependen de los recursos.

Desde las experiencias comunitarias de manejo y gobernanza local también se hace necesaria el puntualizar en la distribución equitativa de beneficios. En el caso del AP de Narganá que nace de las mismas estructuras e iniciativas del pueblo guna, según los resultados mostrados, existen aún en iniciativas comunitarias vacíos y cuestionamientos en cuanto a la generación de beneficios de las áreas protegidas.

Los beneficios generados percibidos van de la mano de la recuperación de recursos para algún sector de la comunidad- en este caso para los comercializadores de langosta y para los involucrados en turismo comunal, sin embargo, no se perciben estos beneficios fuera del marco económico-productivo ni a un nivel de mayorías.

Se considera esencial e importante las estructuras locales, como en este caso el congreso local y Congreso General Guna, de toma decisiones para el manejo de las áreas marinas comunitarias, pero se hace necesaria la integración de más actores como mujeres, jóvenes y pescadores, con el fi n de tener una gobernanza participativa que genere beneficios para los pobladores.

El tema de los derechos de acceso, sigue siendo fundamental en procesos de manejo de recursos y gobernanza de Áreas Protegidas. Por ejemplo, el tema de la integración de más miembros de la comunidad en los procesos de toma de decisiones es elemental inclusive en formas de gobernanza comunitaria con estructuras jerárquicas.

La integración y el reconocimiento de pescadores, mujeres y jóvenes en el manejo de las AMP sigue siendo un reto no solo para las AP de gobernanza más tradicionales sino también para las comunitarias. En este sentido se hace importante visibilizar y rescatar el papel fundamental que juegan estos actores dentro de sus familias y comunidades para la seguridad alimentaria y en los esfuerzos de organización para el manejo y uso responsable de recursos.

La seguridad alimentaria como elemento fundamental en la conservación y manejo de recursos.

Aún es un reto dentro de las estructuras de pesca artesanal a nivel regional, el alcanzar incidencia participación y apoyo a niveles locales, como es el caso del ejemplo mencionado de los problemas con las regulaciones regionales como las vedas que en el caso de Guna Yala no llega esta información a los pescadores, ni éstos son parte de los procesos de toma de decisiones de estas estructuras.

La investigación se realizó entre Octubre, 2011 y Mayo del 2012. Durante los meses de Marzo- Junio del 2012, CoopeSoliDar R.L trabajó la integración de este documento final.

Todo el documento, leer en: https://app.box.com/s/qyrkukqu3duou3urqx61



[1] Elaborado por Geodisio Castillo (Panamá).
[2] Actualmente la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM). Desde que se estableció el área protegida, hubo convenios y actualmente sigue vigente el convenio de cooperación y asistencia técnica y administrativa entre el CGGANAM, pero no hay acciones concretas entre ambas entidades
[3] Específicamente la Zona Cultural comprende el ambiente tanto terrestre como marino de la cultura guna. La parte terrestre incluye todas las tierras utilizadas para las actividades agrícolas, infraestructura física, comunidades y sitios religiosos en el sector continental y en las islas. La parte marina incluye el mar desde la plataforma continental, sus arrecifes, islas y manglares. En su parte terrestre comprende 52,038 hectáreas y en la marina 46,341 hectáreas.
[4] La Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) que es la entidad rectora sobre el ambiente y recursos naturales del país, no respondió la entrevista. Por lo tanto, no se pudo obtener la opinión y perspectivas de parte de la ANAM con respecto a Áreas Protegidas en territorios indígenas.
[5] Ley No. 44 de 23 de noviembre de 2006 que crea la Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá, unifica las distintas competencias sobre los recursos marino-costeros, la acuicultura, la pesca y las actividades conexas de la administración pública y dicta otras disposiciones. No 25680 Gaceta Oficial Digital, lunes 27 de noviembre de 2006.
[6] Para el caso de nuestra entrevista con dirigentes y comunidades gunas, se realizaron dos diálogos colectivos con pescadores/agricultores (tienen ambas actividades productivas) y compradores de langostas de las comunidades de Aggwanusadub y Yandub-Narganá, participaron 23 personas, entre dirigentes comunales, pescadores y compradores de langostas e independientes, 4 mujeres entre ellos. Posteriormente se realizó un segundo diálogo en el marco de un encuentro de langosteros en la comunidad de Digir, al que asistieron 20 personas, y entre ellos 7 mujeres. En total participaron en los diálogos 43 personas.
[7] Ley Fundamental del pueblo guna
[8] Grupo creado entre 2004-2005, en las comunidades de Dubbir, Uggubseni, Digir, Aggwanusadub, Yandub-Nargana y Wargandub. Sin embargo, muchos de los que participaron en los dialogos de la comunidad no saben cómo empezó Balu Wala a organizarse, ni quien la dirigía.
[9] El artículo 45 de Anmar Igar, dispone que “habrá un tiempo de veda para todos los animales vulnerables de extinción parcial o total, que señalarán las autoridades regionales; no se utilizarán medios y técnicas que permitan la explotación a gran escala de manera que pongan en peligro su existencia en los mares, costas y tierras de Kuna Yala”.
[10] Es allí, donde el Centro de Desarrollo Ambiental y Humano (CENDAH), está desarrollando talleres participativos a través de su proyecto experimental Piloto del manejo de la langosta a través del uso del arte de pesca: Refugios Artificiales (sombras/casitas cubanas), ubicados en Nainus Marinos, específicamente en la zona pesquera de Aggwanusadub y Yandub-Narganá. Hasta el momento se han realizado conjuntamente con MASPLESCA y la ARAP varios talleres para los pescadores, estudiantes, autoridades y líderes de las comunidades entre otros, para que conozcan el Reglamento sobre la veda regional establecida por los países centroamericanos.
[11] Recientemente, los días 2 al 25 de junio del 2012, el Instituto de Investigación y Desarrollo de Kuna Yala (IIDKY) de los Congresos Generales (administrativa y cultural) realizaron el primer taller sobre planificación estratégica (situacional) con miras al fortalecimiento institucional con una visión a largo plazo en la búsqueda de procesos para el mañana. Todos los temas que se han planteado en el estudio de caso fueron sometidos a discusión. La dirigencia de los Congresos Generales y los funcionarios de los Congresos Generales reconocieron tal situación de gobernanza como bien se plantea en el párrafo.