24 de noviembre de 2019

CENTRO DE ATENCIÓN Y APRENDIZAJE: INA IBEGUNGALU

Geodisio Castillo

Inauguración

El día 20 de noviembre del presente año, se inauguró el CENTRO DE ATENCIÓN Y APRENDIZAJE - INA IBEGUNGALU. Un sueño hecho realidad, una lucha de muchos años que Onmaggeddummad Namaggaled junto a los Inadulegan vienen dialogando, presentando propuestas internas para hacer realidad sus sueños. Finalmente, al crear su Instituto del Patrimonio Cultural del Pueblo Guna (IPCPG), se hace realidad INA IBEGUNGALU. Desde el centro podrán los Inadulegan dar atención a los enfermos, desarrollar los conocimientos entre los Inadulegan y capacitar a los futuros Inadulegan.

Momentos de uso de la palabra del presidente del IPCPG e invitados. Foto: Gubiler
Existen muchos trabajos y/o investigaciones que valoran los conocimientos indígenas para los servicios de salud primaria. Eso viene dándose desde la Declaración de Alma-Ata[1]. De ahí, la medicina se encamina hacia la medicina social, llamada salud colectiva, surgido en Abiayala (América Latina) como un campo distinto al de la salud pública característica de los países del norte (Rocha-Buelvas, 2017). Es decir, la medicina no solo debe ser vista biológicamente del proceso de la enfermedad, debe pasar a centrarse en las condiciones sociales de la producción de la salud. Según Libreros Piñeros (2012), es un proceso que surge de las interacciones entre lo histórico, lo biológico, lo social, lo espiritual y lo cultural. El reto es pues, atreverse a un auténtico diálogo entre saberes para generar cambios en las estructuras políticas, económicas, y culturales de las diferentes sociedades que posibiliten mejorar las condiciones de vida y de salud de las personas.

Durante miles de años los pueblos indígenas lucharon exitosamente contra enfermedades, ante lo cual la medicina “moderna” ha guardado silencio. Romper con la ideología hegemónica de la biomedicina, para que los profesionales de salud reconozcan las dinámicas expresada en las practicas indígenas de salud. Por eso, rescatar los conocimientos ancestrales para proteger la salud es una opción que hoy cobra fuerza. En ese empeño, y en busca de una justa articulación entre la medicina “moderna” y la medicina indígena, en este caso Duleina, el Centro Ina Ibegungalu atenderá a los enfermos y capacitará a la juventud interesada en obtener los conocimientos botánicos para uso medicinal; los facilitadores serán los doctores Inadulegan.

Centro Ina Ibegungalu: choza de Aprendizaje y de Atención. Foto: Gubiler
Al evento de la inauguración del Centro Ina Ibegungalu, asistieron 31 Inadulegan, representando a las 49 comunidades de la que compone la Comarca Gunayala, más dirigentes (saglagan) y 15 jóvenes (mayoría son suwaribed[2]), y los sagladummagan de los Congresos Generales (cultural y político-administrativo)[3]. Además de ellos, hicieron su presencia invitados de diferentes instituciones de gobierno nacional y representantes de Sotz’il de Guatemala, Consejo Indígena de Centro América (CICA) y Coordinadora Nacional de Pueblos Indígenas de Panamá (COONAPIP), entidades que auspiciaron el subproyecto Duleina, con fondos de la Cooperación Alemana.

Talleres

En estas primeras actividades, los talleres ejecutados los días del 20 al 22 de noviembre se busca socializar con el participante las formas en que los Inadulegan focalizan y resuelven sus problemas de salud individual y colectiva. Se busca que el participante sea inducido sobre el sistema de uso de duleina, sobre todo explorar los valores, la actitud, y los sentimientos con los cuales los pacientes se aproximan. También se alienta a los participantes que se consideren motivados a la realización de debates.

Horacio Arosemena, presidente de Inadulegan se dirige a los talleristas y participantes. Foto: Gubiler
Quince (15) jóvenes fueron seleccionados para participar en los talleres. Interesados en conocer sobre duleina, y los aspectos socioculturales y políticos de las comunidades, y su efecto en la salud de la población. Participar en la verificación del bosque de Bingandi, principalmente de las plantas medicinales, para su conservación y manejo del bosque en el sitio.

El manejo de los bosques dirigido por los Inadulegan, se practica de muchas maneras diferentes según el contexto social, cultural y ambiental del lugar. Es esencial para los Inadulegan, porque los beneficia de varias formas, principalmente conservando las plantas nativas medicinales, e igual beneficia a las comunidades como a toda la Comarca, por ejemplo, proveyendo importantes productos alimenticios y conservando el agua, así como garantizando la conservación de los bosques para las plantas y/o árboles medicinales. Además, para la verificación del bosque se utilizó el dron, para la toma de fotos y su posterior descripción.

Propósito

Con en el inicio de los Talleres sobre Diversidad de plantas medicinales nativas (curativas), Conservación y manejo de los recursos naturales y Verificación de bosque natural presentes en la unidad de conservación de plantas nativas, se espera que los participantes estén sensibilizados y mejor informados sobre el valor de los conocimientos ancestrales de duleina, la salud de las comunidades para planificar las futuras actividades de aprendizaje.

Objetivo

  1. Conocer la iniciativa de los Inadulegan para mejorar la salud de las comunidades.
  2. Mejorar el conocimiento sobre el contexto sociocultural y político de las comunidades y su efecto en la salud de la población.
  3. Analizar la situación actual de salud de la población.
  4. Conocer la conservación y manejo de los recursos naturales.
  5. Desarrollar actitudes de diálogo a partir del taller, que favorezcan la toma de decisiones para futras actividades en Ina Ibegungalu
Productos esperados del taller

1.   Participantes con mejor conocimiento sobre la situación sociocultural y político de las comunidades y su efecto en la salud de la población.
2.   Informados sobre los sistemas de aprendizaje de duleina.
3.   Informados sobre conservación y manejo de recursos naturales.
4.   Propuesta de líneas de acción y de un plan de trabajo para desarrollarlas en forma conjunta por la Asociación Inadulegan, Ministerio de Salud y otras instituciones del sector, y agencias de cooperación técnica y financiera.

Agenda

Hora
Primer día
20/11/19
Segundo día
21/11/19
Tercer día
22/11/19
08:00 a.m.
Llegada de los participantes
Presentación:
Trabajo de campo:
10:00 a.m.
Inauguración de Ina Ibegungalu
-  Diversidad de plantas medicinales nativas (curativas)
-  Diálogo entre participantes e Inadulegan
-  Verificación de bosque natural presentes en la unidad de conservación de plantas nativas
-  Conservación y manejo de los recursos naturales
-  Utilizando el dron
12:00 md.
Receso
02:00 p.m.
Introducción al taller
Presentación:
Trabajo de campp:
 
Presentación:
- Situación sociocultural y político de las comunidades y su efecto en la salud de la población
- Diálogo entre participantes e Inadulegan
-  Diversidad de plantas medicinales nativas (curativas)
-  Diálogo entre participantes e Inadulegan
- Verificación de bosque natural presentes en la unidad de conservación de plantas nativas
- Conservación y manejo de los recursos naturales
- Utilizando el dron
05:00 p.m.
Receso
07:00 p.m.
Presentación:
Plenaria/diálogo:
Plenaria/diálogo:
 
-  Sistema de aprendizaje de duleina
-  Diálogo entre participantes e Inadulegan
-  Consolidación de problemas y líneas de acción para la iniciativa de Inadulegan, Onmaggeddummad Namaggaled y el IPCPG
-  Evaluación del taller
-  Clausura
10:00 p.m.
Descanso

A manera de conclusión

La medicina es parte de la cultura de un pueblo. No hay pueblo, que no haya desarrollado algún sistema de medicina, es decir, un sistema ideológico o doctrinario acerca de la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, y más concretamente sobre las causas de las afecciones, la manera de reconocerlas y diagnosticarlas, así como las formas o procedimientos para aliviar, curar o prevenir las enfermedades, y además para preservar y promover la salud.

Verificando el bosque de Bingandi. Foto: Gubiler
La medicina indígena son prácticas médicas que han surgido en los espacios geográficos y sociales de los pueblos indígenas, y que surgieron antes de la colonia, y/o en el proceso, cuyos conceptos, metodologías terapéuticas se basan en la historia, la cosmovisión y la identidad cultural de cada pueblo indígena. Lo cual no significa que no se hayan modificado en el tiempo, incorporando elementos conceptuales, médicos y terapéuticos de las diferentes sociedades que los han dominado[4]. Lejos de desaparecer, la medicina indígena ha resurgido en la actualidad, y está ganando su lugar. Las curas con plantas medicinales nativas y los tratamientos espirituales varían dependiendo del pueblo indígena, pero también existen muchos parecidos. La mayoría de ellos han sido desarrollados a lo largo de los siglos y utilizados con mucha confianza por su población.

La conservación y manejo sostenible del bosque de Bingandi es importante, porque aparte de garantizar las plantas medicinales, garantiza también la salud y la vida misma de la población Gunadule. Los recursos naturales, especialmente el agua y el suelo, son esenciales para el funcionamiento y estructura de los sistemas de producción agroecológica de las plantas medicinales y alimentarias, y para la sostenibilidad ambiental y social.

El Centro Ina Ibegungalu, está ubicado en la montaña o riachuelo Bingandi. Dentro de la Zona Cultural Terrestre de la Comarca de Biosfera (kilómetro 27 de la Carretera El Llano-Carti), de la Comarca Gunayala[5]. Establecido en el Plan General de Manejo y Desarrollo de la Comarca, Bingandi como uno de los sitios de desarrollo (PEMASKY/AEK, 1995). De ahí, cumplir con la meta establecida hace 32 años.

Bibliografía

Libreros Piñeros, P. (2012). El proceso salud enfermedad y la transdisciplinariedad. The health-disease process and transdisciplinarity. Revista Cubana de Salud Pública 2012; 38(4): 622-628.

PEMASKY/AEK (1995). Biosfera de la Comarca Kuna Yala. Plan General de Manejo y Desarrollo (Resumen Ejecutivo: documento de trabajo). Congreso General Kuna, Nusagandi, Kuna Yala, Panamá. 77 p.

Rocha-Buelvas, A. (2017). Pueblos indígenas y salud colectiva: hacia una ecología de saberes. Physis: Revista de Saúde Coletiva, Rio de Janeiro, 27 [4]: 1147-1161, 2017. https://www.scielosp.org/pdf/physis/2017.v27n4/1147-1161/es


[1] Declaración de Alma-Ata. Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud, Alma-Ata, URSS, 6-12 de septiembre de 1978. http://www.paho.org/Spanish/DD/PIN/alma-ata_declaracion.htm
[2] Suwaribed: custodio y guardián de la comunidad
[3] Onmaggeddummad Namaggaled y Onmaggeddummad Sunmaggaled
[4] Jaime Tomás P. Page. Política Sanitaria y Legislación en Materia de Medicina Indígena Tradicional en México. http://www.scielo.br/pdf/csp/v11n2/v11n2a03.pdf
[5] CGK, 1987. Resolución No. 3 del 7 de noviembre de 1987. Congreso General Kuna, Comunidad de Achudup (Assudub). Y también se aprueba su Plan General de Manejo y Desarrollo de la Comarca. En esta declaración del pueblo Gunadule, se incluye la protección y conservación de mar y tierra (nos olvidamos de las resoluciones y no lo aplicamos). Luego en 1994, es declarada por INRENARE (hoy Ministerio de Ambiente) como Área Silvestre (protegida) del Corregimiento de Nargana; ahí se excluye la parte marina.

2 de noviembre de 2019

El sistema contra el clima

Por Ann Pettifor
Idioma Español

25 octubre 2019

Un Nuevo Pacto Verde (Green New Deal) requiere nada menos que poner el sistema financiero globalizado bajo la autoridad de los Estados nacionales.

Los climatólogos nos han advertido que la humanidad tiene un «presupuesto de carbono» de aproximadamente 3.200 millones de toneladas de emisiones de CO2, contabilizadas desde el año 1870, para evitar los impactos más peligrosos del colapso climático y el calentamiento global. Al ritmo actual de emisiones globales, este presupuesto terminaría de utilizarse en un plazo de 10 a 12 años.

Peor aún, en 2019, otro grupo de científicos, la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), advirtió que la naturaleza está deteriorándose a escala mundial a tasas sin precedentes en la historia humana. La tasa de extinción de especies se está acelerando, con impactos graves e inmediatos en la población mundial. La ONU pidió «una reorganización fundamental de todo el sistema, que abarque factores tecnológicos, económicos y sociales, incluyendo paradigmas, objetivos y valores».

El Nuevo Pacto Verde (Green New Deal) es un plan de acción para lograr esa reorganización urgente de todo el sistema en poco tiempo. La primera pregunta que debemos formular es: ¿quién hace este trato? ¿Puede el Nuevo Pacto Verde ser un plan global único, implementado por una autoridad global, o puede administrarse de manera más local?

Como ha dicho Herman Daly, pionero de la economía ecológica y arquitecto de la economía del «estado estacionario»: la economía humana es un subsistema sostenido y contenido por una ecosfera global en un delicado equilibrio, que a su vez se alimenta de flujos finitos de energía solar. Los sistemas de soporte de la vida en la Tierra no reconocen límites fronterizos. Entonces, ¿puede el Nuevo Pacto funcionar en una escala menor que la totalidad del planeta?

Si bien los impactos de la crisis actual se sienten en todas partes, la mayoría de las emisiones mundiales históricas y actuales de gases de efecto invernadero fueron generadas en países ricos. Mientras tanto, las emisiones per cápita en los países pobres siguen siendo relativamente bajas. Por lo tanto, la justicia ecológica requiere una redistribución importante de la riqueza, de los ricos productores y emisores de emisiones tóxicas provenientes de combustibles fósiles a los países de bajos ingresos.

Además, como ha argumentado el Global Commons Institute (GCI), los países ricos deben reducir sus emisiones hasta que las emisiones per cápita converjan en todo el mundo. De un tiempo a esta parte, en la ONU se está defendiendo la propuesta de «contracción y convergencia». No ha logrado afianzarse porque las instituciones globales son débiles, en gran medida no tienen responsabilidades y carecen de liderazgo político.

Queda claro que las iniciativas globales no pueden ser nuestra única esperanza. Existe un enfoque alternativo: la cooperación internacional basada no en instituciones globales, sino en la autoridad de los Estados nacionales. Para que el Nuevo Pacto Verde sea transformador, su implementación debe estar en el nivel de la responsabilidad democrática. Las políticas acordadas en el nivel internacional serían implementadas y aplicadas por instituciones con responsabilidad local y nacional que reflejen las condiciones domésticas.

Pero incluso si podemos crear políticas en el nivel del Estado o del gobierno local, ¿significa esto que aquellos que operan en los mercados del sistema financiero global apoyarán las políticas de diferentes Estados nacionales? El sistema financiero dolarizado existente, que ya no tiene anclaje en la economía real, ¿apoyará y financiará un Nuevo Pacto Verde a escala nacional?

El sistema financiero dolarizado existente, que ya no tiene anclaje en la economía real, ¿apoyará y financiará un Nuevo Pacto Verde a escala nacional?

Tenemos que ser realistas y aceptar que, con algunas excepciones, el sector no ayudaría a financiar un proyecto masivo de estabilización climática en términos que sean aceptables y sostenibles. Tal como están las cosas, quienes operan en los mercados de capital globalizados se comportan como «señores del universo». No rinden cuentas y permanecen al margen de los gobiernos y las comunidades para quienes la transformación de los sistemas es una tarea urgente.

Si vamos a movilizar los recursos financieros necesarios para los cambios masivos que requieren la conservación, restauración y sostenibilidad de la vida en la Tierra, entonces el sistema financiero globalizado debe estar subordinado a las necesidades de las naciones y ser un servidor en la tarea de la transformación.

Si hay que domesticar al sector global, entonces el primer desafío será atacar la hegemonía de la moneda que sustenta las finanzas globalizadas: el dólar estadounidense.

El poder imperial y el dólar estadounidense

La preeminencia del dólar surgió como resultado de que, en la conferencia de Bretton Woods de 1944, Estados Unidos obligara al resto del mundo a adoptar su moneda como el «dinero» del mundo. John Maynard Keynes había abogado por una moneda global, no atada a ningún país y administrada en interés de la comunidad internacional.

Fue derrotado en Bretton Woods, ya que Estados Unidos impuso su voluntad ante una Europa debilitada. Hoy, esa decisión aún le permite a Estados Unidos disfrutar de un «almuerzo gratis» a expensas del resto del mundo. Su «privilegio exorbitante» es una recompensa por el seguro que brinda al resto del mundo, especialmente en tiempos de crisis.

 
Con la Reserva Federal actuando como prestamista global de último recurso, Estados Unidos puso a disposición de los bancos europeos y asiáticos billones de dólares durante la gran crisis financiera de 2007-2009. Este «seguro» es valioso en tiempos de crisis, pero podría haber sido facilitado por un banco central internacional independiente que trabaje y responda ante todas las naciones, no solo las más poderosas.

El «privilegio exorbitante» del que disfruta Estados Unidos es significativo, dado que el país mantiene una deuda externa y un déficit cada vez mayores, porque la demanda global del dólar supera la producción estadounidense. Contrastando con el papel imperialista de Gran Bretaña como gran exportador de capital, Estados Unidos es un gran importador de capital. Utiliza su poder para atraer recursos financieros, excedentes de capital de Asia y los países exportadores de petróleo.

Un segundo gran beneficio del que disfruta Estados Unidos es el poder de pedir prestado en su propia moneda, sobre cuyo valor tiene cierto control. Esto significa que Estados Unidos evita los riesgos de tipo de cambio que enfrentan otros países cuando toman prestado y tienen que pagar en una moneda diferente.

Si el dólar se deprecia, esto no les importa a las autoridades estadounidenses, ya que la nación no posee deuda emitida en euros, yenes o libras esterlinas. Cuando cae el valor del dólar, también cae el valor de las deudas contraídas por Estados Unidos. Por lo tanto, el dólar como moneda de reserva mundial le brinda a Estados Unidos una financiación barata y de bajo riesgo para mantener su gran déficit comercial y su consumo exorbitante de bienes y servicios del mundo.

La hegemonía del dólar en las finanzas mundiales sigue sin ser desafiada a pesar de la reciente crisis financiera, como ha señalado el historiador Adam Tooze. De hecho, el dólar estadounidense no solo sobrevivió a la crisis de 2008, sino que se vio reforzado por ella. Como resultado de la crisis financiera global y la debilidad del gobierno de Barack Obama, los bancos de Wall Street son hoy más grandes y poderosos que antes de la crisis. Ese resultado no fue inevitable. Se debió en gran parte al fracaso del liderazgo progresista y global por parte del gobierno de Obama.

A diferencia de Franklin D. Roosevelt, el presidente que implementó la agenda original del New Deal, Obama no tenía experiencia directa con Wall Street y su capacidad para infligir una pérdida económica sistémica a millones de estadounidenses inocentes y sus familias. Asesores suyos como Alan Greenspan, Larry Summers y Robert Rubin fueron los arquitectos del sistema financiero globalizado y desregulado.

Bajo el gobierno de Bill Clinton, se unieron para derrotar un plan de Brooksley Born, presidenta de la Comisión de Comercio de Futuros de Productos Básicos, en favor de una regulación más fuerte de los derivados. En 1999, Summers y Rubin impulsaron juntos la derogación de la Ley Glass-Steagall promulgada en 1933 por Roosevelt, que había impedido que los bancos respaldados por garantías de los contribuyentes se asociaran a los bancos de inversión que se dedicaban a la especulación financiera.

El apoyo del gobierno de Obama a Wall Street se vio agravado por el gobierno de Donald Trump, dedicad a defender y aumentar el poder de Wall Street. Para fortalecer su extralimitación imperial, Estados Unidos destinó un presupuesto de 750.000 millones de dólares (de 3% a 4% del PIB de ese país) para el área de defensa en 2020, y avivó las conversaciones sobre nuevas invasiones extranjeras, lo que el candidato presidencial estadounidense Bernie Sanders denomina «guerras sin fin».

Alimentar el consumo, incitar a la corrupción

Respaldado por una gran potencia imperial, el dólar estadounidense trabaja junto con la «mano invisible» del mercado o, de manera menos abstracta, con las manos invisibles de poderosos agentes activos en los mercados financieros. Es un sistema globalizado comprometido con «la expansión constante de la producción y movido por el impulso constante a la acumulación de capital», por citar a Simon Pirani, del Instituto de Estudios Energéticos de la Universidad de Oxford.

Es un sistema que, habilitado por el poder del dólar para violar las barreras regulatorias, se ha independizado deliberadamente de la supervisión democrática a nivel de los Estados nacionales. Su propósito es acumular riqueza para la pequeña minoría que opera en el sector financiero. Esto se logra mediante la producción y la especulación con activos financieros intangibles, especialmente crédito.

El crédito es el principal impulsor de la expansión económica (definida por los economistas como «crecimiento») y el consumo. Ha estimulado la extracción de combustibles fósiles a través de la industrialización, la urbanización, la motorización, el crecimiento del consumo masivo de materiales y el consumismo por parte de las clases acomodadas, tanto en países de elevados ingresos como en países de bajos ingresos.

El crédito desregulado en un mundo de capital móvil no solo alimenta el consumo, sino que también incita a la corrupción, tanto del sector político como del financiero. Los traficantes de drogas y los mafiosos se involucraron en un comercio global responsable de aproximadamente 450.000 muertes como resultado del uso de drogas en 2015, lo que los ha convertido en uno de los beneficiarios más ricos del sistema actual de capital móvil no regulado y globalizado.

Se presume que el crédito «crecerá» exponencialmente a medida que las finanzas privadas mejoren la capacidad del capitalismo para, primero, crear las nuevas «necesidades» de la sociedad, lo que J. K. Galbraith llamó nuestros deseos «psicológicamente fundamentados»: las «necesidades» que no «se originan en la personalidad del consumidor», sino que están «planificadas por el proceso de producción».

De esta manera, el grifo del crédito fácil en dólares alimenta la expansión económica global y el impulso constante a la acumulación de capital por parte de quienes ya son ricos. El consumo, a su vez, se atiborra de combustibles fósiles, lo que acelera el crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Desde la perspectiva del ecosistema, quizás el aspecto más perjudicial de la creación de crédito globalizada, y en gran medida desregulada, es la demanda, por parte del sector financiero, de tasas de rendimiento reales elevadas en un proceso relativamente sin esfuerzo: la creación de dinero nuevo. Si las tasas de interés son más altas que la capacidad de la Tierra o la economía para renovarse, entonces las tasas de interés se vuelven brutalmente extractivas.

Las personas que se ven obligadas a endeudarse por tener ingresos bajos o decrecientes se ven compelidas a trabajar cada vez más horas para ganar el dinero con que podrán pagar los intereses de su deuda. Las empresas también reducen costos y explotan mano de obra con mayor intensidad para obtener la financiación necesaria para pagar sus deudas. Los gobiernos desmontan bosques, agotan recursos marítimos y terrestres para mejorar la «eficiencia» y generar los rendimientos necesarios para pagar sus obligaciones, incluido el servicio de la deuda externa.

Recuperar capital desde el extranjero

En mi opinión, para administrar la expansión económica, detener el impulso a la acumulación de capital y reducir los GEI, es esencial manejar primero el grifo de la creación de crédito globalizada. Para tal fin, será necesario traer de vuelta el capital del extranjero y someter el sistema a una gestión y regulación responsables en el nivel estatal.

A continuación, para gestionar la crisis mundial por el colapso de los sistemas del planeta, necesitaremos una moneda internacional independiente del poder soberano de cualquier Estado imperial. Finalmente, tendremos que establecer una «unión de compensación» internacional para la liquidación de créditos y débitos entre naciones, y repartir así el esfuerzo que demanda la transformación.

Muchos considerarán utópicas estas propuestas para el cambio radical del sistema global. Y así lo serán, hasta que un shock global haga inevitable el cambio del sistema. El hecho concreto es que las sociedades han desarrollado, con el tiempo, sistemas monetarios que hacen que la movilización de recursos financieros sea eminentemente posible para las necesidades urgentes de la sociedad.

Una vez establecidos estos sistemas, nunca debe haber escasez de dinero. Pero los sistemas monetarios con respaldo público no se pueden administrar y desarrollar en interés de la sociedad y el ecosistema mientras permanezcan «globalizados»: capturados y llevados al extranjero, fuera del alcance de la democracia reguladora. En lo que es efectivamente la estratosfera financiera, los sistemas monetarios sirven a los intereses, no de las sociedades humanas, sino del 1% de la población mundial.

Esto no ha sucedido por accidente. Como resultado de un proceso deliberado, el sistema financiero se ha independizado de la economía real de los Estados nacionales y de la regulación gubernamental. Siguiendo la lógica de la economía neoliberal, ha sido «encapsulado» para proteger al sector de la interferencia democrática, como lo muestra Quinn Slobodian en su libro Globalists: The End of Empire and the Birth of Neoliberalism [Globalistas. El fin del imperio y el nacimiento del neoliberalismo].

En otras palabras, el capitalismo financiero globalizado y dolarizado, desplazado hacia el exterior, ha socavado el poder de los gobiernos democráticos y las comunidades locales para desarrollar políticas económicas que satisfagan necesidades urgentes.

Hemos estado aquí antes. El sistema globalizado actual se remonta al sistema del patrón oro de la década de 1930, cuando el sector financiero privado arrebató el control de los sistemas monetarios con respaldo público a los gobiernos democráticos. En ese momento, aquellos que defendían el «cambio de sistema» –el desmantelamiento del patrón oro– eran considerados delirantes. Cuando el sistema colapsó, muchos economistas se vieron sacudidos hasta la médula. Habían creído erróneamente que el patrón oro era, como el oro, inmutable.

Debemos recuperar el poder

Dado el vasto poder de la globalización dolarizada sobre las economías mundiales, ¿pueden los gobiernos ricos como el de Alemania o pobres como el de Mozambique movilizar los fondos necesarios para la transición a un planeta habitable? ¿Podrían los gobiernos cooperar para movilizar los fondos que necesitan los países más pobres del mundo? Sabemos que hay abundantes recursos financieros (ahorros) para pagar la transición. Pero las sociedades y sus Estados ¿tienen el poder para disponer de estos recursos?

La respuesta directa es no. Ese hecho confronta a los defensores del Nuevo Pacto Verde con la primera gran misión: nada menos que un cambio en el sistema financiero global. Si vamos a apoyar los esfuerzos de campaña de Extinction Rebellion y el movimiento de huelgas escolares; si queremos cumplir el objetivo de una transformación fundamental de la economía en todo el sistema para salvar el ecosistema, entonces debemos combinar y cooperar a escala internacional para lograr una revolución en las relaciones de poder del sistema económico globalizado y dolarizado.

La cooperación y la coordinación entre un economista británico progresista y un presidente estadounidense y su administración provocaron tal transformación en 1933 y otra vez, con menos éxito, en Bretton Woods en 1944. Podemos hacerlo nuevamente, munidos de una sólida teoría económica y práctica política para movilizar nuestras sociedades paralizadas en lo colectivo.

El propósito será transformar el sistema financiero globalizado dentro del cual los sistemas económicos internos de los Estados nacionales están situados e integrados, y al cual están subordinados. Dados estos desafíos, y dada la política actual, la tarea de transformar el sistema puede parecer imposible.

Pero, como David Roberts escribió en 2019: «No estamos en una era de política normal. No hay precedentes para la crisis climática, sus peligros o sus oportunidades. Esto requiere, sobre todo, coraje e ideas nuevas».

Traducción: Carlos Díaz Rocca