Por qué no se deben ignorar los beneficios de la regeneración natural en la restauración forestal y de paisajes.
BARBARA FRASER @barbara_fraser
Martes, 21 Feb 2017
Dejar que la naturaleza siga su curso puede ser una alternativa para la restauración de ciertos paisajes forestales. Foto por: Icaro Cooke Vieira
A medida que los países se preparan para el “Desafío
de Bonn”, cuya meta global es restaurar 150
millones de hectáreas de tierras deforestadas y degradadas para el año 2020,
hay una solución que ha sido dejada en segundo plano, advierten los
científicos.
Aunque la mayoría de los planes se concentran en
convertir las tierras degradadas en plantaciones forestales, dejar que el bosque se recupere de una manera
natural puede ser menos costoso y más
efectivo para la restauración de las funciones de los ecosistemas, explica
Manuel Guariguata, líder del equipo de Manejo Forestal y Restauración del Centro para la Investigación Forestal Internacional
(CIFOR).
“La regeneración natural tiene claros beneficios
para la preservación de la biodiversidad y la provisión de servicios ecosistémicos”,
dice.
“Antes de que la tierra fuera convertida para la
agricultura o para otros usos, había un ecosistema natural en funcionamiento.
Por ello, en muchos casos, la mejor opción puede ser dejar que la naturaleza
siga su curso en las tierras sin uso”.
En un reciente número especial de la revista Biotropica, Guariguata
y otros investigadores analizan la ciencia y la política detrás de la
regeneración natural del bosque y la restauración de los paisajes.
Aunque la regeneración natural es una opción de
bajo costo para reducir la erosión, proteger las cuencas hidrográficas y
secuestrar carbono, “a menudo se le pasa por alto al diseñar programas y
estrategias de restauración”,
señalan Maria Uriarte de la Universidad de Columbia y Robin Chazdon de la
Universidad de Connecticut, ambas coeditoras del número especial.
CAUSAS DE RESISTENCIA
¿Por qué, entonces, se deja de lado algo que
requiere tan poco esfuerzo humano?
Según Manuel Guariguata, a un bosque en
regeneración le puede tomar no menos de tres a cuatro décadas para llegar a
cierto grado de madurez, y durante ese proceso se ve descuidado. Es posible que
los agricultores no quieran un área que luzca como “tierras abandonadas” dentro
de su propiedad, y podrían verse tentados de talarla.
Sin embargo, en condiciones adecuadas, la
regeneración natural puede tener sentido para los agricultores, especialmente
como parte de un mosaico de paisajes que combine agroforestería, cultivos y
bosques naturales. La clave está en determinar las condiciones biofísicas,
sociales y económicas que hacen que la regeneración natural sea la opción más
viable.
Ello significa ponderar las posibles pérdidas y
ganancias (tradeoffs), incluido el “costo de oportunidad”, es decir, los
ingresos a los que un propietario de tierras renuncia al dedicar la tierra a un
uso, como un bosque, en lugar de otro, como la agricultura.
“Se debe seleccionar el terreno que tenga el menor
costo de oportunidad, porque no será utilizado durante varias décadas”, dice
Guariguata.
Las laderas empinadas y las áreas remotas que no
son atractivas para la agricultura son buenas candidatas para ello. Así como
también las zonas donde aún quedan remanentes de bosques maduros. Los bosques
remanentes sirven como fuentes de semillas que las aves y los animales
dispersan en las áreas degradadas entre ellos.
Si los remanentes están relativamente cerca unos de
otros, la regeneración ocurrirá naturalmente, con el tiempo. Si están más
distantes, podría ser necesario plantar árboles para impulsar el proceso. Este
tipo de “regeneración activa” también podría ser necesario en lugares donde la
tierra se ha degradado debido al uso intensivo, por ejemplo, luego de muchos
años de uso para pastoreo.
Contar con políticas que incluyan la capacitación
de agricultores y agentes de extensión en regeneración natural puede ayudar a
asegurar el éxito, sugieren Uriarte y Chazdon.
Sin embargo, destacan que la regeneración natural
no es una solución de carácter universal. En algunos casos, el costo de
oportunidad de dejar la tierra sin uso durante décadas puede ser excesivo, y un
agricultor podría optar más bien por la agroforestería.
Entender los tradeoffs, que cambian con
el tiempo y con las circunstancias locales, puede ayudar a los responsables
políticos a determinar aquellos casos en que la regeneración natural se
presenta como la opción con mayor sentido económico y ecológico, señala
Guariguata.
Pero a causa de la escasa investigación sobre
regeneración natural, no existe suficiente evidencia científica para orientar
las decisiones políticas. Más estudios permitirían a los investigadores
comparar los resultados de diferentes estrategias de restauración forestal,
tanto para los ecosistemas como para las personas cuyos medios de subsistencia
dependen del bosque, dice Uriarte.
“No existen muchos datos cuantitativos y sólidos
que podamos usar para modelar lo que sucedería si promovemos la regeneración en
un lugar en vez de otro”, dice Chazdon.
La regeneración natural tiene claros beneficios
para la preservación de la biodiversidad y la provisión de servicios
ecosistémicos”- Manuel Guariguata
NO EXISTE UN ENFOQUE UNIVERSAL
“A menudo la restauración se implementa sin
considerar las alternativas. Es importante preguntarse cómo se beneficiarían
las personas y cómo variarían las características de los ecosistemas si se
escogieran diferentes opciones”, dice Uriarte.
Las decisiones sobre el uso de la tierra también
involucran ganancias y pérdidas (tradeoffs): cuando se deja de usar la
tierra para permitir que el bosque se regenere naturalmente, por ejemplo, esta
ya no estará disponible para la agricultura, pero con el tiempo producirá
recursos forestales y puede proporcionar amortiguamiento frente al cambio
climático.
“La pregunta es: ¿cuánto se obtiene de un cultivo
frente a cuánto se obtiene de un bosque regenerado naturalmente?”.
Y la respuesta puede variar con el tiempo,
dependiendo de las cambiantes condiciones financieras, los precios de las
materias primas o incluso el clima. “Cualquier cálculo que una persona haga
sobre el uso de la tierra está sujeto a variación constante”, dice Uriarte, y
se requieren estudios adicionales para entender tanto los tradeoffs como
las sinergias que ofrecen los bosques en vías de regeneración natural.
Los investigadores y los responsables de diseñar e
implementar políticas también necesitan medios para analizar los costos y
beneficios de la regeneración natural.
“La mayoría de las herramientas existentes están
orientadas hacia la planificación y el mapeo iniciales”, dice Chazdon. “Se
necesita contar con herramientas más detalladas que consideren datos de
biodiversidad, estimaciones de los beneficios de carbono de la restauración,
así como los beneficios económicos y otros factores”.
La regeneración de los bosques a menudo cae dentro
de un vacío legal, ignorada tanto por las políticas ambientales como por las
agrícolas. La investigación podría ayudar a señalar cuáles son las regulaciones
más eficaces para alentar la regeneración natural, así como la mejor forma de
implementar esas políticas y los incentivos financieros más efectivos.
Pero Uriarte advierte que “cada país tiene su
propia historia y su propio sistema político, y lo que funciona en un lugar
puede no funcionar en otro: no existen soluciones universales”, dice.
“Lo más común es escuchar sobre propuestas para
reforestar plantando árboles”, dice Guariguata. “Pero cuando hablamos de
millones de árboles, se requerirían inmensos espacios para viveros y una gran
cantidad de insumos”.
La regeneración, sea totalmente natural o con
alguna asistencia, puede ayudar a los países a cumplir con al menos algunos de
sus compromisos de reforestación a un costo menor, indica.
“En muchos aspectos, la naturaleza es la más
sabia”, dice.
Para obtener más información sobre este tema,
póngase en contacto con Manuel Guariguata en m.guariguata@cgiar.org.
Fuente: LOS BOSQUES EN LAS NOTICIAS