23 de octubre de 2023

CALENTAMIENTO GLOBAL Y CAMBIO CLIMÁTICO

Geodisio Castillo

 

Comunidad Uggubseni, inundada por el mar, Gunayala. Foto: Gubiler, 2020

Está claro que estamos bien informados sobre el cambio climático y deberíamos preocuparnos, porque se refiere a la alteración del clima de la Tierra, debido a factores naturales a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Son cambios naturales, debido a variaciones en la actividad solar, erupciones volcánicas, las corrientes oceánicas o a la actividad humana.

La principal causa del cambio climático es el calentamiento global y tiene múltiples consecuencias negativas en los sistemas físicos, biológicos y humanos, entre otros efectos[1]. Sin embargo, el calentamiento global y el cambio climático están estrechamente ligados, no son sinónimos[2], debido a que sus causas y consecuencias coinciden (González E. et al., 2003).

Evidencias disponibles muestran que el calentamiento global hace referencia al aumento de la temperatura media de los océanos y de la atmósfera terrestre, la criosfera y la biosfera y actualmente ha sido alarmante, como fenómeno con incidencia Global en las últimas décadas (Díaz Cordero, G., 2012; Galindo, et al., 2014; IPCC[3], 2021, 2023a, 2023b). Se refiere al aumento de la temperatura del planeta provocado por las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad humana, provocando variaciones en el clima que de manera natural no se producirían[4], [5] (González E. et al., 2003; IPCC, 2021, 2023b).

Estos rápidos cambios están dando como resultado la pérdida de especies raras o amenazadas, es decir, afecta directamente a la biodiversidad causando cambios de distribución o desencadenando procesos de extinción (Moreno, et al., 2020). En los océanos, las poblaciones y los patrones de migración de peces ya se están modificando debido al aumento de la temperatura del agua, la acidificación y otros factores (GBM, 2021; Moreno, et al., 2020). Por lo tanto, tenemos que enfrentar en el futuro a la ingente labor de tener que cambiar los espacios protegidos para seguir el ritmo de hábitats y ecosistemas en movimiento[6].

Los científicos dedicados a las investigaciones climáticas han demostrado que las personas somos responsables del calentamiento global de los últimos 200 años (IPCC, 2021, 2023a, 2023b), que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observado durante períodos de tiempo comparables (Díaz Cordero, 2012). Las actividades humanas, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo, el gas y la mejor muestra es la deforestación (González E. et al., 2003; IPCC, 2023b). Estos generan gases de efecto invernadero, que elevan la temperatura del planeta al ritmo más rápido de los 2000 años pasados (INE/SEMARNAT, 2006; IPCC, 2023b).

El verano de 2023 fue el más caluroso desde que hay registros y agosto, el segundo mes más caluroso. Me decía una abuelita en la comunidad de Yandub-Nargana, en septiembre que visité a la comunidad, que “antes la comunidad era fresca, aunque hacía mucho sol, pero ahora hay mucho calor que hasta uno no puede respirar, el calor nos está matando”. Y es cierto, porque la temperatura media de la Tierra durante el mes de septiembre fue el más cálido registrado a nivel mundial, con una temperatura promedio del aire en superficie de 16,38°C, 0,93°C por encima del promedio de septiembre de 1991-2020 y 0,5°C por encima de la temperatura del septiembre más cálido anterior, en 2020[7].

El efecto invernadero. ¿Por qué se le llama invernadero?

Se le llama efecto invernadero por el proceso natural de calentamiento global en el cual algunos gases presentes en la atmósfera actúan como una capa que, de manera similar a un invernadero que retiene el calor (González E. et al., 2003). De acuerdo a Méndez (comp., 2009) e INE/SEMARNAT (2006) en un invernadero para plantas el aire caliente no puede escapar del espacio cerrado, mientras que la atmósfera atrapa la radiación que la superficie de la Tierra emite, y saldrían al espacio si no existiera la atmósfera y el efecto invernadero. El resultado es que se atrapa calor, y por ello se compara a la atmósfera con un invernadero[8].

Según González E. et al. (2003) y Méndez (comp., 2009) la radiación solar pasa a través de la atmósfera despejada. Algunos gases, incluidos el nitrógeno y el oxígeno, en la atmósfera, no absorben el calor del sol, lo que permite que se refleje hacia el espacio desde la superficie de la Tierra y sale atravesando la atmósfera. Parte de la radiación solar es reflejada por la atmósfera y la superficie terrestre. Una parte de la radiación del sol es absorbida por la Tierra (la atmósfera evita que salga) y la calienta. Mientras que otra parte de la radiación al chocar con algunos gases y partículas en la atmósfera se regresa nuevamente a la superficie terrestre calentándola más.

Estos gases, conocidos como gases de efecto invernadero, incluidos el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, absorben calor de la energía solar, la irradian hacia la superficie del planeta y hacia otras moléculas de gas, creando el efecto invernadero (González E. et al., 2003; Méndez, comp., 2009). Gracias a esta capacidad que tiene la atmósfera de retener la energía (el calor) que la superficie del planeta emite hacia el espacio después de calentarse con radiación solar, según INE/SEMARNAT (2006), nuestro planeta mantiene una temperatura promedio de 15° centígrados, favorable para el desarrollo de la vida. Si no existiera la atmósfera no habría efecto invernadero y la temperatura del planeta sería mucho más baja (-13°C) en promedio. Por lo que indica Méndez (comp., 2009) el efecto invernadero no tienen nada de malo, lo que pasa es que los seres humanos hemos logrado que este mecanismo natural de la Tierra cambie en forma acelerada poniendo en peligro toda la vida sobre el planeta.

Los gases de efecto invernadero (GEI) que provocan el cambio climático son naturales como el dióxido de carbono y el metano, el más importante es el vapor de agua[9], el ozono (Díaz Cordero, 2012; INE/SEMARNAT, 2006), como las hay artificiales, los aerosoles - Cloroflurocarburos (CFC). La desforestación y los incendios forestales también liberan dióxido de carbono. La actividad agrícola y la ganadería, y el óxido nitroso son fuentes importantes de emisiones de metano por el uso de fertilizantes (GBM, 2021; UNEP and CCAC, 2021). Varios estudios científicos, indican que parece existir una correlación entre el calentamiento global y el aumento de gases de invernadero (González E. et al., 2003).

El cambio climático

Como ya se viene indicando y ampliando un poco más para entenderlo un poco mejor, el cambio climático es el proceso acelerado, sigue aumentando considerablemente los Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera, provocado por el ser humano, de calentamiento del planeta, que afecta los ecosistemas y la vida (González E. et al., 2003). Con una temperatura superficial global que alcanzó los 1,1 °C por encima de 1850-1900 en 2011-2020 (IPCC, 2022b, 2023b).

Muchos de nosotros pensamos que el cambio climático significa principalmente temperaturas más cálidas. Pero el aumento de la temperatura es sólo el principio de la historia del cambio climático antropogénico (IPCC, 2021). Como la Tierra es un sistema, significa que todo está conectado, los cambios de una zona pueden influir en los cambios de todas las demás (Liu, et al., 2022).

Los cambios en el Ártico afectan la forma en que vivimos y hacemos negocios en todas partes. El rápido cambio climático en el Ártico es un multiplicador de amenazas, que amplía las amenazas existentes a la seguridad, la protección, la migración, la resiliencia ambiental y la estabilidad económica en todo el mundo[10] (Liu, et al., 2022). En el caso de Panamá[11] con el deshielo del Ártico junto al El Niño, las temperaturas altas están causando una sequía extrema en el Canal de Panamá, lo que ha llevado a restricciones en las embarcaciones. Y eso que Panamá solo es responsable de una < 0.04% de las emisiones globales y es uno de los pocos países con emisiones de carbono negativas. Esto es una injusticia climática, cuando los países con menos emisiones son los más afectados por el cambio climático.

Otra injusticia en Panamá es la minería a cielo abierto, una actividad que tiene impactos significativos en el ambiente, produciendo la degradación del suelo, la erosión, la contaminación del agua y del aire, la deforestación con ello la pérdida de biodiversidad, y la emisión de gases de efecto invernadero[12], [13], [14], [15] (Campa Madrid, Rivera Castañeda, 2022). También tiene efectos negativos en la salud humana, como enfermedades respiratorias y problemas de salud mental, vómito, asfixia, pérdida de la conciencia y muerte[16]. La actividad minera es compleja y amplia, se evidencian con los discursos de progreso, desarrollo, empleo y bienestar que promueve el discurso minero a nivel nacional e internacional y los contrastes de comunidades locales mineras enclavados en territorios pobres y marginados, donde las grandes empresas se apropian de los recursos naturales en especial de la tierra y agua (Campa Madrid, Rivera Castañeda, 2022).

El cambio climático se manifiesta con prolongadas precipitaciones, aumento de la temperatura, períodos largos de sequía, cambio de dirección de los vientos, deshielo en los polos, cambios en las migraciones de los animales, tormentas, ciclones, maremotos y aumento del nivel del mar (Díaz Cordero, 2012; Felipe Vera, F., Camila Uribe, M., del Castillo, S., 2023).

En la Zona Cultural Marina-Costera del Área Silvestre ubicado en el Corregimiento de Nargana, de la Comarca de Biosfera de Gunayala, aún se mantiene el 75% de sus arrecifes de coral en estado natural (Guzmán et al., 2002). A nivel comarcal se ha perdido casi 75% de los corales, de continuar con la extracción tradicional de corales y la destrucción de los arrecifes por disturbios naturales gradualmente el pueblo gunadule estará perdiendo el uso sostenible de sus recursos y su cultura (Guzmán et al., 2002).

Moreno, et al. (2020) considera que se prevé que la temperatura del mar siga aumentando, al igual que las olas marinas de calor, la acidificación de las aguas, el nivel del mar y las zonas de hipoxia. Ello causará desplazamientos de las especies marinas hacia latitudes más septentrionales, con extinción local de especies en los trópicos y mares cerrados, y transformando los sistemas de arrecifes de coral sufriendo “descoloramiento” o “blanqueamiento”, que unido al ascenso del nivel del mar los pondrá en situación de alto riesgo. La productividad neta del mar se redistribuirá con una tendencia a disminuir cuantos mayores sean las emisiones de gases de efecto invernadero. Todo ello conllevará una reducción de los servicios que el mar presta en forma de capturas de pesca.

El cambio climático nos afecta de diversas maneras

Múltiples evaluaciones científicas han demostrado que el cambio climático representa la mayor amenaza para la salud y bienestar humano o principales riesgos mundiales[17] ( IPCC, 2022a, 2023b; Kotcher et al., 2021), causando impactos adversos generalizados y pérdidas y daños relacionados a la naturaleza, a la capacidad de cultivar alimentos y aumento de su productividad, la pesca, inseguridad hídrica, la energía, el turismo, a la vivienda e infraestructuras, a la seguridad y al trabajo, la pérdida de bienes e ingresos sumados a la pobreza, la desigualdad y género, representa una grave amenaza para el desarrollo humano y prosperidad compartida, distribuida de manera desigual entre sistemas, regiones y sectores. Los efectos del cambio climático suelen afectar en mayor medida a las poblaciones más pobres y vulnerables (GBM, 2021; Felipe Vera, F., Camila Uribe, M., del Castillo, S., 2023).

Condiciones como el aumento del nivel del mar avanza a un ritmo más rápido y la intrusión de agua salada han avanzado hasta el punto de que comunidades enteras han tenido que reubicarse, y las prolongadas sequías están creando un riesgo de hambruna (Felipe Vera, Camila Uribe, del Castillo, 2023). Se prevé que en el futuro aumente el número de “refugiados climáticos” (ANUE, 2021), aumente en las islas pequeñas, especialmente en la región del Caribe (Felipe Vera, Camila Uribe, del Castillo, 2023). Estudios científicos indican que los efectos de cambio climático se suman a los impactos que sobre la biosfera ha tenido nuestra especie, entre los que destacan deterioro de hábitat y sobreexplotación de especie (González E. et al., 2003; Guzmán et al., 2002).

Vulnerabilidad al cambio climático

La vulnerabilidad se refiere a que tan sensibles somos a los efectos negativos del cambio climático. Según INE/SEMARNAT (2006) la amenaza es el calentamiento y los cambios en el ciclo hidrológico. La vulnerabilidad actual a condiciones climáticas extremas nos hace pensar que enfrentaremos un riesgo alto con cambio climático, de ahí nuestra necesidad de reducir la vulnerabilidad a través de la adaptación. La alta vulnerabilidad de América Latina y el Caribe acentúa las consecuencias negativas del cambio climático, poniendo en riesgo el logro de los resultados económicos y sociales (Felipe Vera, Camila Uribe, del Castillo).

Algunos de nosotros ya somos más vulnerables a los impactos climáticos, como las personas que viven en pequeñas naciones insulares y otros países en desarrollo. Como las dos costas (atlántico y pacífico) de Panamá son vulnerables al cambio climático. El aumento del nivel del mar en la Comarca Gunayala, es un ejemplo de vulnerabilidad que afecta a las comunidades establecidas en pequeñas islas coralinas a lo largo de la costa atlántica de la comarca. Sus únicas opciones en un futuro a corto plazo son trasladarse de las islas a tierra firme.

Otros ejemplos de vulnerabilidad ambiental son los organismos bentónicos de los ecosistemas marinos antárticos, que son más susceptibles al frío y a la contaminación; la deforestación, la minería y la agricultura intensiva; los arrecifes de coral, que se ven afectados por el calentamiento global, la acidificación y la pesca destructiva[18], [19].

Limitar el aumento del calentamiento global

Miles de científicos y revisores gubernamentales coincidieron en que limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1,5 °C nos ayudaría a evitar los peores impactos climáticos y a mantener un clima habitable (Felipe Vera, Camila Uribe, del Castillo, 2023; IPCC, 2023a, 2023b.). Sin embargo, las políticas actuales apuntan a un aumento de la temperatura de 2,8 °C para finales de siglo (IPCC, 2023b; UNEP, 2022).

La energía, la industria, el transporte, generación de electricidad, las residencias, los comercios, la agricultura (la tala de bosques para usarlos como tierras de cultivo), el uso del suelo y la ganadería se encuentran entre los principales emisores del GEI, producidos por casi todos los países del mundo, pero son los países más industrializados los que generan mucho más que otros, y estos países que crean más problemas tienen una mayor responsabilidad para actuar primero (GBM, 2021; UNEP, 2022). Esto es una injusticia climática. De estos países tenemos que los siete mayores emisores - China, Estados Unidos, India, la Unión Europea, Indonesia, Rusia y Brasil - fueron los causantes de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial en 2020 (UNEP, 2022).

Opciones viables y eficaces para reducir GEI

Existen diversas opciones viables y eficaces para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse al cambio climático provocado por el ser humano (IPCC, 2021, 2023b). Para afrontar estos desafíos, se necesitan acciones sin precedentes a nivel internacional, nacional y local (IPCC, 2022a, 2023b). Significa que urge tomar medidas más ambiciosas, una reducción de las emisiones de GEI inmediata, rápida y a gran escala, en particular CO2, lo que implica alcanzar al menos emisiones netas cero de CO2, sumado a fuertes reducciones en las emisiones de otros gases de efecto invernadero (IPCC, 2021). Si actuamos ahora, aún es posible garantizar un futuro sostenible y habitable para todos (GBM, 2021; IPCC, 2021, 2023b). Sin una acción climática decidida, se estima que más de 17 millones de personas en América Latina y el Caribe podrían verse obligadas a mudarse para 2050, lo que podría incrementar el crecimiento de la población urbana hasta en un 10% (Felipe Vera, Camila Uribe, del Castillo, 2023).

Muchas soluciones al cambio climático pueden aportar beneficios económicos al tiempo que mejoran nuestras vidas y protegen el ambiente. Como lo hacen los agricultores que mantienen la diversidad como seguro para enfrentar el cambio ambiental o futuras necesidades sociales y económicas (Altieri y Nicholls, 2009). El cambio de los sistemas energéticos de los combustibles fósiles a las energías renovables, como biocombustibles, como la solar o la eólica, reducirá las emisiones que provocan el cambio climático (IPCC, 2021, 2022a, 2023b). El reconocimiento del valor de diversas formas de conocimiento, como el científico, así como el conocimiento indígena y el conocimiento local en comprender y evaluar los procesos y acciones de adaptación climática para reducir los riesgos del cambio climático inducido por el hombre, pero tenemos que actuar ahora mismo (IPCC, 2022a, 2023b). América Latina y el Caribe se comprometen al igual que otros países alcanzar las emisiones cero para 2050 (Felipe Vera, Camila Uribe, el Castillo, 2023), alrededor de la mitad de los recortes en las emisiones deben producirse antes de 2030 para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C[20]. (Felipe Vera, Camila Uribe, del Castillo, 2023; IPCC, 2023b). Este logro requiere grandes decisiones y grandes reducciones en el uso de carbón, petróleo y gas[21] (IPCC, 2023a, 2023b). Naciones Unidas argumenta que “para evitar consecuencias climáticas catastróficas, para antes de 2050, debemos reducir en más de dos tercios la extracción de las reservas actuales confirmadas de combustibles fósiles” o mantenerlos sin explotar, dejarlos de usarlos tan pronto como sea posible[22][23] (IPCC, 2021, 2022b).

También los países cuentan con marcos y acuerdos globales para guiar el progreso, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París. En el Artículo 2 del Acuerdo de París, hay tres amplias categorías de acción: reducir las emisiones, adaptarse a los impactos climáticos y financiar los ajustes necesarios (Felipe Vera, Camila Uribe, del Castillo, 2023; NU, 2015).

Otras soluciones: mitigación y adaptación

El IPCC (2021, 2023a, 2022b) en su informe indica que son necesarias las transiciones rápidas y de gran alcance en todos los sectores y sistemas para lograr reducciones profundas y sostenidas de las emisiones y asegurar un futuro habitable y sostenible para todos. Estas transiciones del sistema implican una amplia cartera de medidas de mitigación y opciones de adaptación. Opciones viables, efectivas y de bajo costo. Tales sistemas serían los energéticos, industria y transporte, ciudades, asentamientos e infraestructura, tierra, océano, alimentos y agua, salud y nutrición, sociedad, medios de vida y economías

Las actividades de mitigación del cambio climático y de adaptación a éste pueden tener consecuencias positivas y negativas en diversidad biológica, según las opciones que se adopten; por ejemplo, el mantenimiento de los bosques naturales para el almacenamiento del carbono tiene mayor beneficio para la diversidad biológica que sembrar rodales de una sola especie de árboles (monocultivos) (Osuri, et al., 2020). Del mismo modo, IPCC (2023b) da a entender que la reforestación mejora la gestión forestal, el secuestro de carbono del suelo, la restauración de turberas y la gestión del carbono azul costero puede mejorar la biodiversidad y las funciones de los ecosistemas, el empleo y los medios de vida locales. Sin embargo, la forestación o producción de los cultivos de biomasa pueden tener efectos socioeconómicos y ambientales adversos, incluso en la biodiversidad, los alimentos y el agua, la seguridad, los medios de vida locales y los derechos de los pueblos indígenas.

Oportunidades y desafíos para la salud humana, como el fortalecimiento de la resiliencia de los sistemas de salud y garantizar que las acciones de adaptación y mitigación sirvan para proteger y promover la salud (IPCC, 2023b; Moreno, et al., 2020), pero la humanidad sigue sin ser conscientes de las consecuencias del cambio climático para la salud humana (Kotcher et al., 2021). Según Felipe Vera, Camila Uribe y del Castillo (2023), las soluciones basadas en la naturaleza, como la adaptación, mitigación y reducción de riesgos de desastres basada en ecosistemas, surgen como buenas oportunidades. La conservación y la restauración de ecosistemas naturales tienden a promover la sinergia entre la mitigación, adaptación y desarrollo sostenible.


Enfrentar al cambio climático es una responsabilidad de todos los países y habitantes del Planeta. Consiste en actuar para la mitigación y adaptación. Reduciendo con ello, la vulnerabilidad de los ecosistemas y en especial, mejorando las condiciones de vida del ser humano.

Referencias:


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Campa Madrid, A. K., Rivera Castañeda, P., 2022.  La actividad minera a cielo abierto en Álamos, Sonora. Nóesis. Revista de Ciencias Sociales. VOL. 31 • NÚM. 62 • julio-diciembre 2022. pp. 86-107. DOI: http://doi.org/10.20983/noesis.2022.2.6


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[3] Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)

[8] Un invernadero es una estructura que se utiliza en la agricultura para mantener los cultivos calientitos y con una humedad óptima, para el desarrollo de los cultivos.

[9] El vapor de agua es un gas de efecto invernadero que amplía el calentamiento producido por el dióxido de carbono.

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