Navegando por Nargandi (Yandub-Nargana) y observando los sistemas agroecologicos de nainu. Foto: Gubiler |
La
humanidad hoy está amenazada, sometida a múltiples crisis de carácter
estructural: política, energética, económica, ambiental y alimentaria. Desde el
año 1992 en la Cumbre de Río, Fidel Castro alertó:
“Una importante especie biológica está a punto de desaparecer por la rápida y
progresiva eliminación de sus condiciones naturales de vida: el
hombre”. Como se definió en el Primer Encuentro de Agroecología y
Semillas Campesinas, efectuado en Tailandia, en el mundo de hoy en día, nuestro
sistema alimentario y las formas de vida rural están bajo el ataque del capital
financiero internacional y las corporaciones transnacionales, que cuentan con
el apoyo de gobiernos, acuerdos de libre comercio e instituciones financieras
internacionales como la Organización Mundial de Comercio (OMC), Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
La reestructuración
neoliberal, liberalización, privatización y desregulación han creado el escenario
para una ola, dirigida por las crisis recurrentes del sistema capitalista, de
nueva inversión y capitalización del agronegocio y otras empresas que explotan
los recursos rurales para agroexportaciones, agrocombustibles, plantaciones
industriales (“desiertos verdes”) minería, represas y otras grandes
infraestructuras, turismo, venta de agrotóxicos y transgénicos.
El capital ha
“redescubierto” áreas rurales en una escala no vista desde la era de la
conquista colonial, esto ha llevado al acaparamiento de tierra a escala masiva,
llevando a los pueblos campesinos e indígenas, y a otros pueblos rurales, a una
guerra verdadera por la tierra y el territorio con las transnacionales, el
capital y los gobiernos, cuyas fuerzas represivas están desalojando y
desplazando las poblaciones rurales y criminalizando sus movimientos, mientras que
los medios de comunicación dominantes, pertenecientes al capital, estigmatizan
la protesta social.
Cuando los pueblos
rurales pierden sus tierras y territorios, éstos caen en las manos del agronegocio
y otros acaparadores de tierra. El agronegocio promueve el monocultivo
industrial que produce comida cara y no saludable, que hace que las personas se
enfermen, que destruye la vida social de las comunidades rurales, llevando a la
migración masiva, que envenena la tierra con agrotóxicos y transgénicos, y que
es parte de un sistema alimentario global corporativo que es una de las
principales fuentes de emisiones de gases con efecto invernadero, que están
causando el calentamiento global.
El cambio climático,
hoy, es una realidad: se elevan las temperaturas y el nivel del mar, existen
grandes contaminaciones de la tierra y las aguas, baja fertilidad de los
suelos, poca disponibilidad de agua, disminución de la biodiversidad, se incrementan
los eventos climáticos extremos que ocasionan severos daños a las comunidades y
los ecosistemas, incrementando la vulnerabilidad de las poblaciones más empobrecidas,
en particular de las mujeres indígenas y rurales.
Soberanía
alimentaria
La Vía Campesina
promueve, desde 1996, la propuesta de Soberanía Alimentaria como un objetivo
estratégico y como respuesta al concepto de Seguridad Alimentaria que ha
ocasionado más hambre y pobreza a las familias campesinas.
“La agroecología se integra con la humanidad, en armonía y en
equilibrio con la naturaleza, no la vemos aislada, está muy vinculada por las
luchas por la tierra, el territorio, el acceso al agua, los mercados
nacionales y locales, lo que propicia autonomía”.
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La Soberanía Alimentaria
es un concepto alternativo en el que se apoyan los pueblos en su lucha contra
las políticas neoliberales, como aquellas impuestas por las instituciones financieras
internacionales, la OMC y las corporaciones transnacionales del agronegocio, a través
del libre comercio.
La Soberanía
Alimentaria es el derecho de los pueblos a definir sus políticas agrícolas y de
alimentos, a proteger y regular su producción nacional agrícola y ganadera, a
proteger sus mercados domésticos del dumping de
los excedentes agrícolas y de las importaciones a bajos precios de otros
países.
La Soberanía
Alimentaria consiste en organizar la producción y el consumo de alimentos de
acuerdo con las necesidades de las comunidades locales, otorgando prioridad a
la producción y el consumo domésticos y locales. En consecuencia, los
trabajadores sin tierra, el campesinado y la pequeña agricultura deben tener
acceso a la tierra, el agua, las semillas y los recursos productivos así como a
un adecuado suministro de servicios públicos.
La
agroecología
Desde la Coordinadora
Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y la Vía Campesina
Internacional (VC) promovemos la agroecología como el único camino, pertinente,
viable y éticamente admisible para lograr la soberanía alimentaria, con la
unión de las fuerzas, voluntades y capacidades de todos nuestros pueblos.
Identificamos la
agroecología como patrimonio de los pueblos rurales y ancestrales, puesta al
servicio de la humanidad, es un modo de ser, de vivir y de producir, tiene
bases biológicas y sociales, con una fuerte relación con la naturaleza, con
enfoque de género, con elevada diversificación, reciclaje de productos e
insumos, gran autonomía a partir del autoabastecimiento y el abastecimiento
local y regional de alimentos saludables.
De forma colectiva y
en numerosos encuentros de intercambios nacionales e internacionales, hemos
sistematizado las experiencias prácticas de la aplicación de la Metodología Campesino
a Campesino o sencillamente la utilización de prácticas agroecológicas en los países
que integran la CLOC y Vía Campesina, y hemos llegado, luego de varios años de
trabajo, a los siguientes resultados:
La agroecología se
integra con la humanidad, en armonía y en equilibrio con la naturaleza, no la vemos
aislada, está muy vinculada por las luchas por la tierra, el territorio, el
acceso al agua, los mercados nacionales y locales, lo que propicia autonomía.
Se inicia con los campesinos y campesinas, los pueblos originarios y las semillas
indígenas. Constituye un proceso social, cultural y político y es una
herramienta para la transformación colectiva de la realidad, se basa en el
intercambio, la cooperación y la acción colectiva entre los pueblos, en el
diálogo horizontal entre los conocimientos campesinos e indígenas y los
conocimientos científicos, es integral, política y respeta la Madre Tierra.
Las mujeres
representan un papel fundamental ayudando a construir nuevas relaciones dentro
de la familia contra el patriarcado, ofrece atención y nuevas oportunidades a
los jóvenes, es liberadora y fortalece nuestra identidad colectiva como
campesinos, pueblos indígenas y otras poblaciones rurales, sociales y
culturales, produce alimentos sanos, es comunitaria y con valores
anticapitalistas.
Estamos en contra y
enfrentamos los agrotóxicos, los transgénicos, el monocultivo, los agronegocios,
la sustitución de insumos y la agricultura orgánica neoliberal que mantiene el
monocultivo, las leyes y tratados de semillas y su mercantilización, el
verticalismo y la privatización de los conocimientos, la propiedad intelectual
sobre la vida, el acaparamiento de tierras y los grandes latifundios privados,
el patriarcado y otras formas de explotación, el ataque a la naturaleza, la mal
llamada agricultura inteligente, en resumen, estamos contra el capital y el
neoliberalismo que provocan hambre, desnutrición y crisis en el mundo.
Nuestra propuesta es
continuar promoviendo la agroecología entre todas las organizaciones de la CLOC
y Vía Campesina a través de programas de formación, visitas de intercambios, producción
y distribución de materiales educativos y la identificación y documentación de
casos exitosos ; promovemos la creación de programas, escuelas e institutos de
formación agroecológicos (IALAs) y programas de Campesino a Campesino; la
defensa y el fortalecimiento de los sistemas de semillas campesinas locales, la
lucha por la tierra y el agua; exigimos a los gobiernos a todos los niveles la adopción
de políticas públicas que favorezcan la agroecología y la soberanía
alimentaria.
Los retos y los
desafíos son muchos en nuestro largo camino hasta alcanzar la soberanía alimentaria
de nuestros pueblos, por lo que le concedemos mucha importancia a la formación de
las nuevas generaciones con la creación y puesta en marcha de los IALAs que
forman a militantes y/o miembros, quienes son postulados por los movimientos
campesinos, indígenas y afrodescendientes organizados en el continente como
profesionales integrales altamente capacitados para la transformación social,
capaces de contribuir significativamente con una agricultura autónoma, para la
soberanía alimentaria, con la consolidación de los movimientos sociales
campesinos, para la profundización de una cultura de convivencia democrática,
participativa y protagónica de las comunidades, siempre en el marco de una
interacción constructiva, ideológica y creadora.
Estos institutos se
visualizan a mediano plazo como centros de educación superior que formarán estudiantes
latinoamericanos y caribeños provenientes de la base de los movimientos campesinos,
quienes, al regreso a sus regiones de origen, contribuirán con el desarrollo
endógeno, integral y agroecológico de su región y a fortalecer las luchas
contra el neoliberalismo, los agronegocios capitalistas, la dependencia en
todas sus formas y la depredación ambiental. Su trabajo estará directamente
orientado hacia el logro de la soberanía alimentaria y la integración solidaria
de los pueblos de América Latina, el Caribe y el mundo.
La CLOC/VC, en un
contexto de tremendos embates del capital, se propone grandes desafíos que
buscan pasar de una lucha movilizadora a una estrategia de formación constante y
permanente en los campos políticos, ideológicos y técnicos de los y las
militantes que asumirán objetivos claros para la continuidad de la lucha del
movimiento campesino. La educación en los IALAs promueve la formación de estudiantes
campesinos como profesionales integrales, con una nueva ética que contribuya con
la organización de los trabajadores rurales, indígenas, pescadores y campesinos
en la construcción y fortalecimiento de un nuevo modo de producción orientado
hacia el socialismo, apoyado en la agroecología.
Fuente: En:
Agricultura campesina para la soberanía alimentaria. América Latina en
Movimiento. No. 502, Marzo 2015. ALAI. 21-23 pp.
[1]
Rilma Román Nogueira es ingeniera agrónoma, miembro de la ANAP-Cuba. Coordina
el colectivo de Semilla, Agroecología y Biodiversidad de la CLOC y la Vía
Campesina Internacional.
[2]
Marlen Sánchez, de la ATC de Nicaragua, es graduada del IALA de Venezuela.