GABINO LÓPEZ VARGAS
Desde hace 40 años la ONG hondureña COSECHA
trabaja con agricultores campesinos que cultivan en laderas erosionadas.
Durante este tiempo se han observado las bondades de la materia orgánica para
enriquecer los suelos. Incorporada al suelo como abono, la materia orgánica ha
sido producida siempre por la
naturaleza. Sin embargo, los suelos saludables se están terminando por el mal
manejo del hombre.
Quitando la vida del suelo
Los
daños al suelo se deben principalmente a las quemas en parcelas de cultivo,
potreros para la ganadería extensiva e incendios en los bosques, que además
contribuyen al calentamiento del planeta. Necesitamos suelos llenos de vida,
saludables, para producir alimentos confiables que garanticen la seguridad
alimentaria de las familias. Es importante mencionar que los suelos requieren
de agua, aire, luz, buen balance de nutrientes y protección para evitar su
pérdida. La agricultura industrial, la explotación de madera a nivel comercial,
la ganadería extensiva y los incendios forestales vienen quitándole la vida al
suelo, rápidamente.
Técnicas utilizadas en Sabana Grande
En
Sabana Grande, departamento Francisco Morazán, Honduras, COSECHA está
realizando un trabajo de agricultura sostenible en siete municipios, con más de
1 500 agricultores, mujeres y varones. El objetivo del programa es fortalecer
las capacidades de las familias para aumentar la producción de alimentos sanos
en suelos saludables. La zona está ubicada en el corredor del trópico seco, a
una altitud entre 300 y 800 msnm, con una precipitación de 600 a 800 mm. En el
lugar se sufren sequías extremas y, a veces, exceso de lluvia por las tormentas
tropicales. Las áreas de cultivo están ubicadas en laderas con baja fertilidad,
pedregosas y resecas. Para lograr suelos saludables se utilizan técnicas
sencillas de protección y mejoramiento de la fertilidad del suelo.
Barreras de retención de suelos
Con
el propósito de defender los suelos de la erosión en las laderas se están
utilizando barreras de retención en curvas a nivel con plantas de doble
propósito, como gramíneas, caña de azúcar, arbolitos de madre de cacao
(Gliricidia sepium), gandul. También se usan rastrojos de cultivos como
barreras temporales y, en lugares pedregosos, barreras de piedras.
Miniterrazas y materia orgánica
A
través de estas barreras se guían los surcos de labranza mínima para hacer
pequeñas terrazas, conocidas en Honduras como miniterrazas o terracitas. En
estas se incorpora materia orgánica de los pequeños bosques, estiércol de
zompopos –hormigas grandes del género Atta–, estiércol de animales de corral
procesado como cómpost en aboneras o también el estiércol que se ha
descompuesto en forma natural en los corrales. Algunos agricultores construyen
aboneras haciendo montones de hojas de diferentes plantas, pastos, estiércol,
restos de cocina y cenizas que salen de los fogones.
En
los surcos de labranza mínima se cultivan granos básicos, hortalizas, yuca,
camote, hierbas comestibles, plantas medicinales o flores. En las terracitas se
puede concentrar bien la materia orgánica y los cultivos se desarrollan más
saludables y confiables para la salud de las familias. Las laderas cultivadas
retienen más el agua de lluvia o de riego, evitan la erosión del suelo y, donde
existen muchas piedras, aprovechan más eficientemente la tierra. Las familias
que tienen parcelas muy pequeñas producen más alimentos en menos área porque en
las terracitas se puede intensificar el cultivo de diversas plantas.
Acopio de materia orgánica. Autor |
Agujeros o guacas enriquecidos con materia
orgánica
Para
la siembra de plátanos y árboles frutales se construyen grandes agujeros
enriquecidos con materia orgánica en cantidad suficiente para mejorar la
fertilidad del suelo. Para conservar su humedad se coloca alrededor de los
árboles una cobertura de rastrojos y otros restos vegetales que se encuentren
en el lugar. Mientras los árboles frutales crecen se siembran hortalizas de
especies criollas, hierbas comestibles y aromáticas alrededor de los árboles
para aprovechar al máximo la materia orgánica.
Otras
fuentes de materia orgánica que se están utilizando son: leguminosas como el
frijol terciopelo (Mucuna Spp.), fríjol dólicos (Dolichos lablab), fríjol
canavalia (Canavalia ensiformis) y fríjol alacín (Vigna Spp.). Más adelante se
experimentará con fríjol gandúl y crotalaria. También se usan otras especies no
leguminosas porque producen gran cantidad de biomasa y permiten formar una
buena cobertura para conservar la humedad, ayudar a infiltrar agua en el suelo,
aumentar la cantidad de micro y macroorganismos que perforan el suelo y evitar
la erosión. Los granos de algunas de estas especies son comestibles.
Las
familias agricultoras del sur de Honduras no tienen la cultura de sembrar
leguminosas para la producción de abonos, lo cual es una desventaja. Además, la
falta de lluvia limita el crecimiento de las plantas y, en la temporada de fin
de año –noviembre, diciembre y enero–, sopla demasiado el viento y la biomasa
seca se dispersa fuera de la parcela. Incorporar la biomasa antes de la llegada
del viento sería la alternativa pero no cumpliría la función de cobertura para
conservar humedad.
Logros alcanzados
Con
las técnicas mencionadas los huertos familiares han logrado rendimientos en
cultivos de granos básicos y diferentes variedades de plátanos, cítricos,
mango, guayabo, aguacate y otras frutas. A pesar de las sequías extremas de
años anteriores se ha logrado triplicar la producción de maíz. La base era de 6
qq/mz (quintales por manzana; qq=46 kg; mz=0,70 ha) al inicio del programa y se
ha logrado aumentar a 20 qq/mz en promedio. La producción de fríjol era de 3
qq/mz y ahora es de 10 qq/mz. En 2014 las sequías fueron extremas, la cosecha
de maíz bajó a 12 qq/mz. Estos resultados se deben a las técnicas descritas,
principalmente al uso de materia orgánica y de coberturas para conservar la
humedad en el suelo.
Importancia de un buen manejo de suelos
Estas
experiencias han permitido comprobar la importancia de la protección del suelo
contra la erosión y de aumentar su fertilidad con materia orgánica, un abono
natural que ayuda a lograr suelos saludables y favorece la infiltración de
agua. Los seres humanos necesitamos agua, aire, luz y alimentos para gozar de
una vida saludable; también el suelo porque es un organismo vivo.
COSECHA
apoyó a los agricultores de Guaimaca, otra zona en Francisco Morazán, que tiene
mejores condiciones ambientales que Sabana Grande porque está ubicada entre 600
y 1 200 msnm, con una precipitación de 1 000 a 1 800 mm, y donde se cultivan
café, granos básicos y hortalizas. Los participantes del programa
diversificaron sus cafetales con sombra de árboles de guamo o guajiniquil (Inga
Sp.) y frutales. En estas parcelas la biomasa producida por los árboles forma
buena cobertura y materia orgánica, las cuales, juntas, garantizan una
producción sostenible.
COSECHA
ha brindado asesoría a otras organizaciones en Honduras y en países hermanos como
México, Guatemala y Panamá, centrándose en las bondades de la materia orgánica
producida por los abonos verdes. En la zona norte de Honduras, el fríjol
terciopelo se ha utilizado desde hace más de 25 años, pero actualmente la
promoción de agroquímicos, la producción de pastos para la ganadería extensiva,
el monocultivo para exportación y el incremento de la construcción de viviendas
han desplazado a las parcelas con abonos verdes.
En
Guatemala se han obtenido muy buenos resultados: cuando el cultivo está en
crecimiento se utiliza gandul, madre de cacao y guajiniquil para sombra de los
cafetales. En otros casos los cafetales se diversifican con árboles frutales y
plátanos para no depender solo de la producción de café, una estrategia para
prevenir las pérdidas por plagas o enfermedades que aparecen sorpresivamente a
raíz de la destrucción ambiental.
Conclusiones
Para
lograr la sostenibilidad productiva nuestra agricultura debe ser cada vez más
ecológica, estar en armonía con la naturaleza sin destruirla, aprovechando las
bondades que nos ofrece para producir alimentos confiables para nuestra salud.
Es importante promocionar con más entusiasmo y énfasis la importancia de
elementos que permiten lograr buenos resultados y motivan a los agricultores a
seguir trabajando con prácticas ecológicas, como son la materia orgánica, las
coberturas para conservar humedad y la diversificación de los cultivos. No
debemos olvidar la importancia de la cosecha de agua porque las extensas
sequías durante la temporada de invierno son un problema muy grave, las
cosechas disminuyen o se pierden, y esto desanima a los agricultores, mujeres y
varones.
Gabino López Vargas
Coordinador
General de COSECHA
Valle
de Ángeles, Francisco Morazán, Honduras
Fuente: Leisa, revista de AGROECOLOGÍA