Boletín WRM 261 16 Junio 2022
Los combustibles fósiles son la causa principal del caos climático –
pero las condiciones para esta crisis han sido creadas por las interconexiones
y dependencias entre el colonialismo, el racismo, el patriarcado y la
explotación de clases. Por tanto, abordar el caos climático es abordar las
desiguales relaciones de poder en las que se basa el capitalismo con su
dependencia de combustibles fósiles.
Es innegable que
los combustibles fósiles son la causa fundamental del caos climático. La base
de poder de la mayoría de las empresas de petróleo, gas y carbón surgió en los
países europeos y norteamericanos, asentados en los procesos históricos
coloniales para acceder a depósitos de combustibles fósiles en otros lugares.
Estas empresas y sus poderes coloniales siguen impulsando la crisis. La
colonización de la tierra, el trabajo y las culturas permitió que la economía
capitalista, con su dependencia de los combustibles fósiles, prosperara. La
crisis climática evidencia así las redes de poder y opresión que se han tejido
desde la colonización, ya que la dependencia de los combustibles fósiles se
sustenta en las interconexiones y dependencias entre colonialismo, racismo,
patriarcado y explotación de clase.
El Panel
Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés) ha
resaltado finalmente en su reporte de abril de 2022 lo que los movimientos de
base han estado reclamando por décadas: poner fin a la quema de combustibles
fósiles. Sin embargo, las proyecciones indican que las compañías de petróleo y
gas más grandes del mundo gastarán más de 930.000 millones de dólares en nuevas
explotaciones de combustibles fósiles en tan solo 9 años. Se trata de empresas
como Shell (Países Bajos/Reino Unido), Chevron (Estados Unidos), Eni (Italia),
TotalEnergies (Francia) y ExxonMobil (Estados Unidos), así como empresas
estatales como Gazprom de Rusia, Saudí Aramco, PetroChina y Equinor de Noruega.
(1)
Peor aún. Las
negociaciones y políticas climáticas de la ONU tales como las ‘soluciones
basadas en la naturaleza’ o REDD+, permiten que gobiernos y empresas (y ONG
conservacionistas) del Norte global acaparen y controlen más territorios y
bosques de comunidades del Sur global. (2) La llamada transición a una economía
‘renovable’ o ‘verde’ se basa en las mismas redes de poder y opresión que
ocasionaron la crisis climática.
Los artículos en
este Boletín abordan estos temas. Uno alerta sobre los graves impactos que la
construcción en curso de represas a gran escala a lo largo del río Mekong está
provocando en las comunidades y en las redes de vida que sustenta este río del
sudeste asiático. Otro artículo denuncia cómo la expansión planificada de
plantaciones industriales de palma aceitera en la Amazonía brasilera, en
particular por parte de la empresa Brazil Bio Fuels (BBF), es una peligrosa
amenaza para los bosques, los Pueblos Indígenas y las comunidades campesinas.
Asimismo, un artículo desde Ecuador revela no solo los impactos sino también
las resistencias de las comunidades afectadas por el legado de violencia e
injusticia de las empresas de plantaciones de palma aceitera en ese país.
Sin embargo, las
empresas de plantaciones de árboles tratan de hacer creer a la gente que son
las salvadoras de la crisis climática. La Declaración del 15º Congreso Forestal
Mundial, que tuvo lugar en mayo de 2022 y reunió a la mayoría de las industrias
de plantaciones de árboles y celulosa, afirmó que “ofrecen importantes
soluciones basadas en la naturaleza para el cambio climático, la pérdida de
biodiversidad, la degradación de la tierra, el hambre y la pobreza”. (3) Estas
falsas ‘soluciones’ sin embrago se basan en expandir el mismo modelo
destructivo de una economía capitalista dependiente de combustibles fósiles y,
por tanto, se centran principalmente en mantener las ganancias de las empresas.
Otro artículo de
este Boletín denuncia cómo las empresas de plantaciones de árboles APP y APRIL
en Indonesia continúan operando a través de un modelo de violencia,
contaminación y despojo, a pesar de sus compromisos y objetivos climáticos
‘verdes’. Este patrón también se manifiesta en un artículo desde el noreste de
Brasil, donde la continua resistencia de las comunidades se centra en los graves
impactos y conflictos que las operaciones de la multinacional de la celulosa y
el papel Suzano significa en el estado de Bahía.
Las empresas y
sus aliados financieros vienen cercando y estableciendo cada vez más bosques
como Áreas Protegidas, y afirman que con eso compensan la contaminación que
generan en otros lugares. Con el apoyo de numerosas ONG conservacionistas
internacionales y de la ONU, estas Áreas Protegidas también suelen etiquetarse
como ‘soluciones basadas en la naturaleza’, lo que invisibiliza las historias
de violencia y racismo que las comunidades del bosque han experimentado en esas
áreas. (4) Una vez más, esto ilustra cómo la crisis climática se sostiene de,
profundiza y perpetúa las opresiones históricas.
La expansión de
Áreas Protegidas en la India en nombre de la ‘conservación’ es una flagrante
violación de los derechos de los Pueblos Indígenas y las comunidades del
bosque. Un artículo documenta esto y expone los estrechos vínculos entre la
expansión de estas Áreas Protegidas y la expansión de la minería y la
deforestación a gran escala.
Las concesiones
a gran escala – ya sean para la industria de los combustibles fósiles, o alguna
industria que depende de combustibles fósiles, para una empresa de
plantaciones, para una mega represa o para un proyecto de compensación que
pretende compensar la contaminación de los combustibles fósiles– sin lugar a
dudas destruyen comunidades, bosques, fuentes de agua y todas las
interconexiones de vida, conocimientos e historias enraizadas a sitios
específicos. La violencia ejercida por los dueños de las concesiones en los
territorios la sufren especialmente las mujeres y las niñas, quienes son con
frecuencia hostigadas, abusadas y violadas dentro de los lugares que están
siendo invadidos.
Al conectar las
raíces de la crisis climática con las injusticias y opresiones históricas no
solo se hace un acto de reconocimiento: es además una forma de visibilizar que
estas injusticias y opresiones todavía operan hoy y, en algunos casos, incluso
se han profundizado. Para abordar el caos climático, por tanto, es también
necesario abordar las desiguales relaciones de poder en las que se basa el capitalismo
con su dependencia de los combustibles fósiles.
Como Miriam
Samudio, una de las socias fundadoras de una cooperativa de agroecología en
Misiones, Argentina, que recuperó tierras de la empresa multinacional de
plantaciones Arauco, afirma en una entrevista que se incluye en este Boletín:
“A pesar de
todos los desafíos que tenemos en el día a día, también somos capaces de soñar,
de creer que eso que parecía tan imposible puede ser posible si nos organizamos
y luchamos en conjunto entre todos.”
(1) Global
witness, IPCC clarion call puts spotlight on fossil fuel
industry’s hypocrisy, 2022.
(2) Ver, por ejemplo, WRM, 15 años de REDD: Un mecanismo intrínsecamente corrupto,
2022; y Boletín del WRM, "Soluciones
Basadas en la Naturaleza": ocultando un enorme robo de tierras,
2021.
(3) FAO, 15th World Forestry Congress, The Seoul Forest
Declaration, Mayo de 2022.
(4) Comunicado del prensa del WRM: Stop the Racist Conservation Model!, Mayo
de 2022.
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