Geodisio Castillo
Es
indispensable garantizar el apoyo a los pequeños productores agrícolas y no
solo a los grandes, y tampoco es para paliar los impactos que el virus está
causando a las familias del campo, sino para introducir cambios sistémicos que
transformen la sociedad y prioricen la salud y el bienestar antes que las
ganancias. Y es, a través de una buena producción de semillas nativas para la
alimentación sana, libre de transgénicos y de agroquímicos.
Semillas nativas de oba (maíz) y sur sia
(cacao de mono). Foto: Gubiler
En mi
último recorrido por la Comarca, me he dado cuenta que la producción local de
alimentos depende de las semillas que se produce y demostró su capacidad de
resistir a la pandemia, pero, aun así, los agricultores no encuentran apoyo de
parte del gobierno nacional. Pero lo cierto es que “Agro Vida” está apoyando al
agro gunadule, para dotar de herramientas y diversas semillas a productores del
programa agricultura familiar, para que siembren y puedan garantizar sus
alimentos de buena calidad,
se le agradece al gobierno. El apoyo es puntual, mientras que la comarca se
extiende en 3,206 km2. de tierra continental, con 51 comunidades
presentes. Se entiende que no se puede abarcar la totalidad de apoyo.
Es
indispensable garantizar el apoyo a los pequeños productores agrícolas y no
solo a los grandes, y tampoco es para paliar los impactos que el virus está
causando a las familias del campo, sino para introducir cambios sistémicos que
transformen la sociedad y prioricen la salud y el bienestar antes que las
ganancias. Y es, a través de una buena producción de semillas nativas para la alimentación
sana, libre de transgénicos y de agroquímicos.
En
medio de esta turbulencia final de este año, se necesita estrategias propias de
los pueblos indígenas. Gunayala ha elaborarlo su propia estrategia (PEGY
2015-20125) que no ha podido arrancar por razones propias. Este fundamento
elaborado y otros elaborados con participación propia de los actores, cimenta la
elaboración de una nueva estrategia sobre producción de semillas, la alimentación
y su seguridad de forma soberana.
Recientemente,
la Coordinadora Nacional de Pueblos Indígenas de Panamá (COONAPIP), lanzó el
“Plan de Desarrollo
Agropecuario de los Pueblos Indígenas de Panamá”. Una estrategia que si se
implementa enfrentaría los agricultores de los pueblos indígenas a los brotes
de contagio y a la segunda ola que se avecina a nuestras puertas. Esta
estrategia requiere acciones urgentes, que, desde las bases comunitarias hasta
el Estado, para transformar y reconstruir un país nuevo pluricultural. Así,
juntos, paliar el hambre y la pobreza por el virus. Esto si sería un verdadero
diálogo. Las acciones de lucha contra la pobreza debieran incluir la trasversal
de interculturalidad, como una forma de reconocer "lo propio" y, a
partir de lo propio, promover acciones para el mejoramiento económico y de la
calidad de vida (Citarella, Zangari, eds. 2009).
A lo
largo de estos meses en que se ha vivido con la pandemia, se nota que los ricos
están ganando más, los pobres están ganando más pobreza, exponiendo a la plaga
del neoliberalismo que es totalmente incompatible con la humanidad y
destructivo para la naturaleza,. Debemos defender una recuperación ecológica inclusiva y
equitativa que coloque el clima, la naturaleza y el desarrollo en su centro,
así no desaparecerían décadas de logros en materia de desarrollo,.
El proceso de recuperación presenta una oportunidad crucial para concentrar los
esfuerzos globales en apoyar a las comunidades para que se vuelvan más
resilientes y adaptables que pueda responder a una variedad de riesgos urgentes
hoy y en el futuro.
Las
soluciones alimentarias basadas en la naturaleza
se consideran cada vez más como un enfoque creíble para abordar la triple
agenda del clima, la naturaleza y el desarrollo. Los pueblos indígenas de
Abiayala, ya lo vienen practicando, respetando y protegiendo a Nabgwana – Madre
Tierra. La naturaleza como una entidad viva y sagrada, poniendo en práctica sus
propios sistemas alimentarios (FAO, Fondo Indígena, 2015). Estos conocimientos
cuentan con los saberes ancestrales y la agroecología propia, como una
contribución para el desarrollo sostenible. Esta contribución se haría más
evidente a través de la investigación o estudios sobre conocimientos
ancestrales (González, 2015; Castillo, 2016; Sidney et. al. 2018).
Reforestando en tiempo de pandemia, Centro de
Atención y Aprendizaje Ina Ibegungalu, área protegida de Gunayala. Foto: Archivo
CENDAH
Los
saberes sobre las semillas nativas recobran importancia para nuestras comunidades
gunadule, de ahí, rescatarlas y valorarlas son imprescindibles (Castillo, 2016).
Por lo tanto, resulta fundamental mantener la agrobiodiversidad y semillas en
la agricultura familiar; semillas producidos por los mismos agricultores, pero
siempre con la finalidad de obtener semillas de calidad garantizada de especies
nativas, que aseguren la producción por su adaptación al contexto de sus
agroecosistemas (LEISA, 2019), y en un contexto pospandemia.
Los sistemas locales y resilientes de semillas cobran una importante
relevancia, porque cimenta bases para la construcción de la soberanía
alimentaria y su seguridad.
Este es
un año de pérdidas de la producción de alimentos en sistemas de producción
industrializados o agroalimentario convencional, qué tan frágiles demostraron
ser. Si tuviesen más apoyo los pequeños agricultores organizados moverían mucho
alimento, evidenciando la capacidad de respuesta alternativos al estado o al
sistema económico, hombres y mujeres dedicados a la agricultura tomarán las
decisiones necesarias para fomentar el crecimiento agrícola, el uso sostenible
de los recursos naturales y la rápida reducción del hambre y la pobreza (FAO y
BM, 2001).
En Gunayala
se realizaron esfuerzos en los nainugan para incrementar la producción
alimentaria comarcal, se realizaron esfuerzos de solidaridad mediante lazos
comunitarios. Pero su limitación fueron las semillas, no alcanzaron para seguir
sembrando y produciendo. Se demostró que se puede, si tuviera un apoyo mayor de
parte del gobierno. El apoyo vino de las arcas de los propios gunadules
contribuyentes como pequeños empresarios a través de los congresos generales.
Por el
otro, el apoyo también vino de parte de ONGs gunadules,
este particular, la que conozco, fue el Centro de Desarrollo Ambiental y Humano
(CENDAH). En forma silenciosa, sin hacer mucha bulla, ofrecieron apoyo a la
producción agrícola al sector Yandub-Nargana y sector Gardi oeste, y en
alianza, a través del Instituto del Patrimonio Cultural del Pueblo Guna (IPCPG)
de Onmaggeddummad Namaggaled. La iniciativa “un soplo de vida”, fue auspiciado
por Cultural Survival, y ha concluido en este mes de diciembre.
La otra
iniciativa de CENDAH, es puntualmente con la organización de jóvenes
productores Olonagdiginya, que tienen presencia por los límites oeste de la
Comarca con la provincia de Colón, específicamente con Santa Isabel. Esta
iniciativa, recién en ejecución, cuya finalidad es la conservación ambiental y
educación dirigida hacia la gente, es colaborada por la organización inglesa
Environmental Network for Central America (ENCA).
El
asunto, no es solo dar, creando paternalismo, sino como diría Rolando Bunch -
“No debemos caminar delante ni tampoco detrás del agricultor; debemos caminar a
su lado y al mismo paso”, motivando a los agricultores ser investigadores entre
ellos, para innovar y mejor la agricultura (Bunch, 1985). Pero la restricción y
el distanciamiento estuvo delante y detrás.
Es importante
volver a valorar lo nuestro, aquello que nos da la vida. Saber de dónde vienen
nuestros alimentos, la importancia del suelo, del agua, la comida. Replantearnos
lo que es verdaderamente importante desde nuestra cosmovisión como pueblo
gunadule: qué es lo que lo que nos ha sostenido con vida hasta hoy en día – la
alimentación natural, sin agroquímicos. Por eso mayor interés, produciendo
semillas nativas, sembrando nuestros propios alimentos. Revitalizar nuestros
lazos comunitarios con intercambios de semillas nativas.
La
producción de semillas nativas a nivel comarcal es un desafío ante la pandemia.
Muestra la necesidad de fortalecer y descentralizar los sistemas locales de
semillas.
Ahora más que nunca debemos defender una recuperación ecológica inclusiva y
equitativa que coloque el clima, la naturaleza y el desarrollo en su centro,
construir sistemas alimentarios locales, diversos y agroecológicos, son
soluciones basadas en la naturaleza.
Para lograrlo,
es esencial implementar nuestro plan estratégico (PEGY 2015). De ahí, marcar
una estrategia puntual sobre la producción de semillas y seguridad alimentaria
soberana, con visión para generar ingresos para la familia, a través de
mercadeo local y paso a paso a nivel nacional. Serán las bases para construir un
marco para la elaboración de políticas públicas diversas, capaces de adaptarse
a cambios y arraigadas firmemente en los saberes, cultura y costumbres de
nuestra nación gunadule. Es una tarea de todos, y no solo de los congresos
generales.
Bibliografía
González
Acosta, Melvis, 2015.
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24, núm. 3, julio-septiembre, 2015, pp. 5-21. Universidad del Zulia, Maracaibo,
Venezuela.
Bunch,
R. 1985.
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gente. Oklahoma, Oklahoma, Estados Unidos: Vecinos Mundiales. 268 p.
Castillo,
G. 2016.
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CENDAH, Gunayala, Panamá. 28 p. (Informe: inédito)
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FAO,
Fondo Indígena, 2015.
Sistemas alimentarios tradicionales de los pueblos indígenas de Abya Yala.
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FAO
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Washington DC. 481 p.
LEISA,
2019.
Agrobiodiversidad y semillas en la agricultura familiar campesina. Revista de
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2015. GUNAYALA 2025.
Plan Estratégico de Gunayala - 2015-2025. “Hacia una gestión territorial”.
Congreso General Guna, Comarca Gunayala, Panamá. 112 p. + Anexo A: Programa PAC
(InfoIIDKY/Rev. 7)
Sidney,
G., Zambrano, J., Balseca, M. A., Balseca Castro, J. E., Heredia Guaño, A. J. y
Aguirre Merino, C. P., 2018. “Saberes ancestrales y agroecología, contribuciones
para el desarrollo sostenible.”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (junio
2018). 23 p.