Publicado el 28 de septiembre de 2016
Edwin
Land
Cuando cursaba el IV año de la
universidad en la Facultad de Ciencias Agropecuarias me tocó dar una materia
llamada "Explotación Forestal" dictado
por mi estimado Profesor el Ing. Tomás Vásquez. En dicho curso aprendimos mucho
sobre el tema: por ejemplo, el manejo forestal en sí que incluye su producción,
siembra, raleo, poda, cosecha, además de cómo realizar un inventario forestal,
e incluyendo metodologías sobre una "explotación forestal sostenible"
entre otros.
Y en aquella ocasión, también
tuvimos la oportunidad de visitar la provincia de Darién para observar en el
campo la experiencia de una empresa dedicada a la comercialización de la madera
aserrada y en tucas, y de otras empresas que llevaban a cabo la reforestación
de especias forestales no nativas para su explotación. Dicha actividad en esa
época estaba en auge por la ley de incentivos forestales. Terminado el curso,
en son de broma le decía al profesor que. me acaba de enseñar que debo regresar
a Gunayala, y empezar a explotar su recurso forestal, ya que eso generaba
dinero. Ante dicho comentario, mi prof. me contestó muy serio, que me merecía
una F en la materia, porque eso no era lo que le me acababa de enseñar a lo
largo del curso.
Hoy, pensando en esa anécdota,
reflexiono sobre la misma. Según datos del año 2012 del Ministerio de Ambiente,
del total del territorio de la comarca Gunayala, el 92.8% son bosques, un 3.5%
son áreas de uso agropecuario, un 2.9 rastrojos y vegetación arbustiva, un 0.7%
pertenece a superficies de aguas y áreas abiertas sin vegetación y en un
porcentaje muy bajo (0.1%) son dedicadas a áreas culturales o asentamientos.
Según los datos arriba mencionados, las comunidades tienen influencia directa
en el manejo de 6.4% del territorio, ya que el 3.5% pertenecen a las fincas
dedicadas a la producción agropecuarias y el 2.9% son áreas de descanso o
barbechos, que en algún momento van a volver a ser usados para su producción.
En mi concepto muy personal,
que nuestra comarca tenga un gran porcentaje de zona boscosa se debe a la
visión tradicional y cultural del pueblo guna, y otra por la estructura
política administrativa que tiene la comarca. El primero, el conocimiento
tradicional que tiene el pueblo guna trata mucho sobre el cuidado y protección
de la madre tierra y eso se observa en el campo, cuando nuestros abuelos nos
enseñan la manera de trabajar la tierra respetando la foresta y áreas sagradas
existentes del pueblo guna; y el segundo, la administración política y
administrativa de Gunayala ha sido un escudo para que empresas occidentales no
entren sin la autorización de las comunidades, lo que hace que sea difícil que
una empresa entre a negociar directamente con cualquier individuo o comunidad
para comprar las maderas o solicite concesiones de explotación forestal dentro
de la comarca; aunque también se debe a otros factores físicos o geográficos de
la región.
No obstante, en el área local,
donde las comunidades tienen sus actividades agropecuarias o tierras en
descanso, en la actualidad el manejo que le damos a las especies forestales va
cambiando poco a poco. Dichos cambios a mi parecer se deben a los nuevos
conocimientos adquiridos dentro de las aulas de la educación occidental, lo que
ha dejado de lado la visión tradicional, como es la costumbre de sembrar
especies maderables en nuestras fincas. Con la llegada de la educación
occidental y el desarrollo de la comunicación digital, que hace que las
informaciones sobre cualquier tema lleguen a las poblaciones de una manera
fácil y rápida, ha formado una nueva generación de jóvenes gunas que ven al
recurso forestal como una oportunidad para el desarrollo de pequeños
emprendimientos de manera local, como son las ebanisterías. Y los efectos de
ese cambio ya lo podemos ver en nuestras comunidades, por ejemplo, ya no se
encuentran árboles maderables valiosos como son el caoba, cedro o cedro espino
entre otros tan cerca de las comunidades. Y utilizamos los árboles no solo para
construir nuestras casas o nuestros botes, si no que ya tenemos jóvenes
ebanistas emprendedores que utilizan la madera para el desarrollo de sus
microempresas.
El desarrollo de dichas
microempresas en las comunidades es bueno para el desarrollo económico de
manera local en nuestras poblaciones, sin embargo, nuestros líderes o las
autoridades deberían de empezar a tomar decisiones sobre el manejo forestal de
los bosques locales para que, en el futuro, todavía podamos tener esos recursos
de manera sostenible. A mi entender, la Junta Técnica de nuestro Congreso
General debería de empezar a promover entre las comunidades la creación de
reglamentos internos que trate el tema del manejo de nuestro recurso forestal,
y lo más conveniente es que sean las poblaciones las que empiecen a tomar
decisiones sobre lo queremos dejarles a las generaciones venideras. Quizás
dentro de 20 o 30 años se vean los resultados o consecuencias de las decisiones
que tomemos hoy en día. Y quién sabe si al final del día pueda salir una buena
experiencia entre las comunidades, para ir pensado en crear un reglamento
general sobre el manejo de nuestros recursos naturales en nuestra comarca, no
solo del recurso forestal, sino de otros recursos como son el agua, el suelo, y
el marino costero entre otros; y no esperemos que terceros nos vengan a decir
lo que tenemos que hacer como pueblo guna sobre la protección y manejo de
nuestros recursos, y sobre todo de cómo podemos mejorar la relación que tenemos
como pueblo indígena con nuestra madre tierra y con la abuela mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario