Se pone de relieve la necesidad de
apostar por un modelo de agricultura que deje de ser nocivo para el medio
ambiente y ponga en el centro la vida de los pequeños agricultores y
campesinos, encargados de producir el 80% de los alimentos que llegan a
nuestras mesas. Cuatro artículos con temáticas distintas y relacionadas: el
metabolismo agrario, el cooperativismo agroecológico, la construcción de
sujetos políticos en la agroecología y un artículo sobre experiencias
desarrolladas en Cuba.
FUHEM Ecosocial publica un dossier
electrónico sobre Agroecología ante la VII Conferencia Internacional de la Vía
Campesina, que se celebra del 15 al 24 de julio en Derio, Vizcaya. Se pone de
relieve la necesidad de apostar por un modelo de agricultura que deje de ser
nocivo para el medio ambiente y ponga en el centro la vida de los pequeños
agricultores y campesinos, encargados de producir el 80% de los alimentos que
llegan a nuestras mesas.
Agroecología frente a la agricultura
industrial
Oba - maíz nativo cosechado, Orosdub. Foto: Gubiler |
Este Dossier, titulado “Agroecología.
Un paso más hacia la calidad de vida”, recoge cuatro artículos con temáticas
distintas y relacionadas: el metabolismo agrario, el cooperativismo
agroecológico, la construcción de sujetos políticos en la agroecología y un
artículo sobre experiencias desarrolladas en Cuba. El Dossier se completa con
una selección de recursos sobre el tema.
La ineficiencia de la agricultura
industrializada española
La agricultura española, máximo
exponente de las condiciones agroambientales mediterráneas, experimentó un gran
proceso de intensificación a lo largo del siglo XX basado en la aplicación de
insumos energéticos externos.
Durante el siglo XX, el campo español
ha visto cómo se incrementaba un 33% la energía necesaria para su
funcionamiento para aumentar la productividad tan solo un 27%. Además, la
intensificación de la agricultura española se ha basado en el incremento de
energía externa, que se multiplicó por 20 a lo largo del siglo XX. Un ejemplo,
la energía dedicada a plaguicidas es la que más creció entre 1960 y 2000,
multiplicándose por 33,6.
A la falta de productividad hay que
sumar las consecuencias sobre los ecosistemas como la degradación de suelos, la
contaminación de las aguas y la pérdida de biodiviersidad, tal y como señalan
los autores en “Transición del metabolismo agrario español en el siglo XX”.
“Ni siquiera la agricultura ecológica
profesional, fuertemente dependiente del petróleo, podría calificarse hoy como
ecológicamente sostenible, por no hablar de los problemas de autoexplotación de
la fuerza de trabajo propia y ajena en las pequeñas experiencias que
denominamos como agroecológicas”, apunta Daniel López García investigador en
agroecología de Ecologistas en Acción, en “Cooperativismo agroecológico y
saltos de escala”.
Agroecología como alternativa real
“La agroecología es, sobre todo, una
visión política de la construcción de una nueva sociedad global y local, que
ponga en el centro la vida, partiendo de los procesos que tienen que ver con la
producción, la distribución y el consumo de alimentos ambientalmente sanos,
socialmente justos, económicamente viables, culturalmente apropiados, completos
nutricionalmente en sistemas agroalimentarios y territorios sustentables”. Es
la definición aportada por David Gallar (Instituto de Sociología y Estudios
Campesinos), y Ángel Calle (Universidad de Córdoba), en “La construcción de
sujetos políticos y la agroecología: una lucha por la vida”.
En España, la producción ecológica
representa el 5% de la superficie agraria útil, alrededor del 2,5% de las
explotaciones, y algo menos del 2% de la producción final agraria en la escala
estatal. En contraste, el consumo de alimentos ecológicos aún no alcanza el 1%
del total, viene creciendo por encima del 5% anual en los últimos años, hasta
los 1.018 millones de euros estimados en 2015.
Experiencias como los grupos de
consumo de las zonas metropolitanas siguen siendo los canales que absorben un
mayor volumen de las producciones ecológicas locales, pero conforman un modelo
que empieza a dar signos de agotamiento. Apostar por la extensión práctica del
modelo a través de políticas alimentarias locales y sostenibles es el mayor
reto al que se enfrenta este modelo. “El futuro inmediato pasa por la capacidad
del cooperativismo agroecológico para diversificar las formas para llegar a una
mayoría de grupos sociales y articularse con otros proyectos locales que tratan
de satisfacer necesidades básicas desde una perspectiva de sostenibilidad, en
proyectos y estructuras sociopolíticas en torno al territorio compartido”,
apunta Daniel López.
Un caso de éxito: los catalizadores
de la innovación en Cuba
Cuba pasó de ser el mayor consumidor
de agroquímicos del mundo a convertirse en una de las experiencias más
extensivas de agricultura orgánica de América Latina. Tras el colapso del campo
socialista en Europa del Este en 1989, Cuba lanza este programa, apoyado por
organizaciones internacionales e instituciones de investigación y desarrollo
cubanas que facilitó a los pequeños/as agricultores familiares el acceso a
semillas y apoyo técnico.
La experiencia cubana “confirma la
tesis de que el aprendizaje colectivo entre el sector público y el de la
agricultura familiar y los emprendedores locales es una alternativa para el
desarrollo rural”, señala Humberto Ríos Labrada, Coordinador ICRA para
Hispanoamérica, en “Los catalizadores de la innovación en Cuba”.
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Fuente:
Biodiversidad en América Latina -
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