Comunidad
de Uggubseni construida sobre coral es vulnerable a las inundaciones y otros
riesgos climáticos. Foto: Archivo/CENDAH
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Nabgwana,
el territorio de la nación o pueblo dule, se confunde con tierra y mar. Pequeñas
cuencas, con sus ríos bañan a la vida natural desde su cordillera, pasan por
las pequeñas planicies, llegan a las costas y finalmente al mar. El mar con su
riqueza biológica, islas coralinas, arrecifes coralinos forman la otra parte de
los ecosistemas del territorio de Gunayala.
Sus
comunidades 11 son costeras, dos ubicadas tierras adentro y el resto de las
comunidades están formadas sobre corales, son en total 51 comunidades
establecidas dentro de la Comarca Gunayala. Como islas coralinas y costeras se
enfrentan a los efectos del cambio climático. Esta situación que ya se vive y
al que debe enfrentar el pueblo dule, debe ser parte transversal del plan de
desarrollo que se está dialogando en la ciudad, el cual significa que debe
bajar el estudio a las bases para ayudar a informar e informarse.
No hay
duda de los efectos del cambio climático - múltiples crisis y tensiones de los
desastres que ya están aquí y que se avecinan, presenciamos las inundaciones de
las islas, los vientos fuertes, el cambio del clima, riesgos graves en el
abastecimiento de agua dulce[2],
hoy con mayor intensidad las olas de calor, plagas. Todos estos fenómenos
provocarían una serie de efectos sobre la humanidad, que irían desde la puesta
en peligro de la seguridad alimentaria en muchas regiones, por lo tanto,
también en la Comarca.
Esto
conduce a reducir la producción y menores ingresos en zonas vulnerables como
Gunayala. Si los agricultores dules aún mantienen conocimientos tradicionales
deben aplicarlos para adaptar sus sistemas de producción de nainu y demostrar
la capacidad de activos y asumir riesgos para innovar y utilizar tecnología a
pequeña escala (FAO, 2013). La adaptación de los sistemas humanos es un proceso que
requiere del compromiso de una amplia gama de participantes que actúen a
múltiples niveles, en casi todos los sectores (CARE, 2010).
Por
lo tanto, debemos construir la capacidad de recuperación en respuesta a estos
fenómenos naturales – una educación desde la Madre Tierra (Merry López, 2007).
Esta construcción es parte de las responsabilidades de profesionales investigadores
para comunicar e informarse sobre estas realidades, para fomentar la capacidad
de resiliencia y hacer de la Comarca un lugar donde los comuneros, las
comunidades, la naturaleza o las economías puedan sobrevivir y seguir prosperando
sosteniblemente, y al ser humano como centro de la sostenibilidad.
Los investigadores
o técnicos al comprometerse para obtener información y diagnosticar la
situación cultural, ambiental, social y económica, como temas para elaborar el
plan de desarrollo comarcal, tienen una oportunidad de preguntarse, cómo los investigadores
pueden contribuir a este proceso. Cada comisión - economía y producción,
administración y territorio, ambiente, salud, y educación, deben fomentar
actividades que pueden hacer de las comunidades más capaces de hacer frente al
cambio del clima y aprender de otras experiencias de países insulares que han
vivido estos momentos difíciles y lo han superado[3].
En
Panamá si sepa, no hay investigación y políticas para la resiliencia de las
comunidades insulares como Gunayala. Porque a menudo la investigación siempre
ha tenido una relación lineal, es decir, donde el investigador solo proporciona
información, como evidencia para que la política decida sobre el mismo. Se
olvidan de la realidad local, de las comunidades, situación más compleja, con
una gama de factores políticos y económicos locales, que también dan forma a
las decisiones de política. De allí, que las decisiones que se tomen, sin consulta
local, no se cumplen a cabalidad. Es por ello, que el plan de desarrollo, como
proyecto borrador debe ir a la consulta con las comunidades y con interesados.
Los
investigadores pueden ser “agente de cambio”, que son capaces de dar forma a
las opiniones e informar a las comunidades y a funcionarios de gobierno ideas
sobre cómo reducir los riesgos frente a los desastres. Pero ante todo, los
investigadores deben escuchar a las comunidades y así permitir influir en la
naturaleza de la investigación que se realiza sobre el plan de desarrollo
comarcal (Castillo, 2015).
Sin
duda, los investigadores al conocer la realidad local pueden cuestionar las
acciones del gobierno comarcal, mediante la participación directa con las
comunidades obteniendo una gama de opciones más o menos estructurados para
permitir el diseño de un proyecto o el plan de desarrollo (en elaboración) para
introducir el tema de la resiliencia.
Al lograr
el plan de desarrollo, esta debe ser sencilla, comprensible para las
comunidades, para que se empoderarse del plan, siendo beneficiarios directos, aunque
haya habido consulta, el logro de estos resultados al implementarse estará
lleno de desafíos. Porque la relación entre investigadores, comunidades y Junta
Ejecutiva del Congreso General Guna apenas se construye y la confianza es lento
y complejo, porque cada lado a menudo no aprecia plenamente las necesidades y
limitaciones de la otra.
Otra
oportunidad para lograr una comunicación más productiva y colaborativa es ir
más allá de la relaciones de consultor/investigador – comunidad/cliente, donde
los investigadores sólo son contratados o llamados por las autoridades para
abordar temas específicos sin tener espacio para contribuir realmente en su
especialidad.
Es
decir, los investigadores deben tener diálogos más abiertos con la dirigencia
y/o con el gobierno comarcal y otros actores. Esto requiere de espacios para el
diálogo y la discusión, en la que ambas partes son capaces de ser más abiertos
acerca de sus propias necesidades y prioridades, y en el que el plan de
desarrollo y los hallazgos pueden ser compartidos. Y no dejar solo a los
investigadores realizar un trabajo de importancia histórica como es el plan de
desarrollo comarcal – nuestro futuro.
También,
se debe reconocer que los investigadores y los responsables de las políticas
(Congreso General Guna, diputados, representantes y otros) como en todo lado, son
individuos que cambian de roles en el tiempo. Entonces, si la relación entre
estos personajes no son construidos en la confianza y la motivación, los
esfuerzos serán vanos.
Si el
cambio climático nos enfrenta a un doble desafío: la mitigación y la
adaptación, entonces la planificación territorial de la Comarca Gunayala se
convierte en una medida de adaptación al cambio climático, permitiendo afrontar
retos para asegurar la alimentación, la mitigación del cambio climático, el
aumento de capacidades de resiliencia y sostenibilidad (FAO, 2013). En este
sentido, no se puede plasmar una estrategia o plan de desarrollo integral desde
adentro sin incorporar el cambio climático.
Referencias:
Castillo, G., 2015. Plan de Desarrollo Integral para la Vida:
voces en la distancia en los 90 años de Revolución. Centro de Desarrollo
Ambiental y Humano. Panamá. 14 p. https://app.box.com/s/3x423yqzw9oq6cklnond97wuwsla13ks
CARE Internacional,
2010. ¿Qué es adaptación al cambio climático?
Documentos sobre Cambio Climático de CARE Internacional. 4 p.
FAO, 2013. CLIMATE¬SMART AGRICULTURE. Sourcebook. 557 p.
Merry López, A., 2007. La educación panameña y la cosmovisión
guna: A cien años de la colonización educativa. http://www.gubiler.blogspot.com/2015/02/la-educacion-panamena-y-la-cosmovision.html (9 de febrero de
2015)
[1] Centro de Desarrollo Ambiental y Humano (CENDAH)
[2]
Aunque se prevé un aumento global de las precipitaciones de entre un 5 y un 10
% a finales de siglo, éste no se distribuirá de forma homogénea, si no que se
concentrará sobre todo en las latitudes medias del Norte, en África tropical y
en la Antártica, y disminuirá en Australia, Centroamérica y sureste africano
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