Nota: Por considerar de interés el complejo mundo de la educación, ponemos a disposición de los lectores el artículo del compañero Anelio, aún válida para nuestros tiempos, porque siempre la educación lo será... al construir y desarrollar a cada niño, a cada ser humano, para así permitirles alcanzar a través de las propias capacidades culturales, su desarrollo integral y humano... ¡CELEBREMOS LOS 90 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN DULE, POR LA JUVENTUD PARA QUE ELLOS ALCANCEN O REALICEN SUS SUEÑOS, SUS METAS!...
La educación en todos los ámbitos...Irgandi. Foto: Gubiler |
Por. Anelio Merry López
El artículo
"¿Mamá y quién creó el mundo? Los complejos dilemas de educar desde la
diversidad cultural" de la Dra. Zayda Sierra de la Universidad de
Antioquía, Colombia, nos permite reflexionar y analizar sobre lo ha sido y lo
que representa en estos momentos la
educación para nuestros pueblos indígenas. El
artículo que nos sirve de referencia inicial nos lleva a consideraciones
que pocas veces se cuestiona
abiertamente en un sistema que se ha caracterizado impositivo e intolerante hacia otros grupos humanos,
como son nuestros pueblos indígenas que tienen marcadas particularidades y que
tienen una cosmovisión definida.
Desde que el primer
europeo pisó nuestro continente Abiayala (América) en 1492, hasta el sol de
hoy, el sistema occidental imperante no ha cesado con sus prácticas impositivas
en la mentalidad de nuestros los pueblos indígenas, acciones de las cuales no
ha escapado el pueblo guna.
En 1907, a 4 años de
la creación del Estado panameño, el pueblo guna inicia un proceso sistemático de recibir imposiciones
a través de la escuela que estaba concebida como mecanismo de aniquilamiento de
las culturas y prácticas tradicionales, la
cosmovisión de nuestros pueblos, y por supuesto de introducirles las
nuevas creencias religiosas que sustenta la concepción cristiana, que existe
sólo un Dios e invalida el resto de las creencias, entre ellas las creencias de
los pueblos indígenas.
Después de cien años
de la introducción de la escuela en la región de Gunayala como mecanismo de
colonización cultural no ha sido para menos, mucho ha transformado en la
mentalidad de muchas de nuestras generaciones. Sin embargo, a pesar del
arrollador aparato de colonización aún persiste como sustento y fundamento espiritual y la
creencia del pueblo guna que el mundo ha sido concebido por Babdummad y
Nandummad que contrasta literalmente con la religión cristiana.
La experiencia de la
Dra. Sayda con su hija nos permite retrotraer experiencias particulares vividas
en salones de clases en la escuela de nuestra comunidad natal cuando unas
monjas maestras nos perseguían para bautizar y nos calificaban con bajas notas
si no acudíamos los domingos a misa. Nos amenazaban que si no bautizábamos, no
iríamos al cielo y tampoco podíamos seguir con nuestros estudios sin
certificado de bautizo.
Por su parte, nuestros
Guías Espirituales, nuestros ancianos nos inculcaban que para llegar al reino
de los Creadores tenía que trabajar la tierra, convidar a los demás, amar la
naturaleza, ser honesto, practicar la solidaridad, entre otros valores. Principios que hablan de los
fundamentos que descansa la cultura guna que está representada en la estructura
tradicional de la casa (onmaggednega), que a pesar de todo seguimos
practicando, quizás esto nos ha servido para sobrevivir en este mundo tan
complejo y cambiante.
El tema de la religión
siempre ha sido polémico. La religión cristiana, creencia que se ha impuesto a
una gran parte de los pueblos del mundo, por su parte, no ha tolerado
cuestionamientos, más bien se ha concebido como la única y verdadera. Contrario
a los seguidores de esta doctrina que han venido haciendo desde su inicio en
nuestra Abiayala. Toda práctica indígena era y es cuestionada, es mal vista por
muchos de sus seguidores que no han dudado de catalogar como paganos, bárbaros
y salvajes a quienes se debían de cristianizar o civilizar.
En una reciente
actividad realizada por el Equipo Proyecto EBI-Guna en la comunidad de Gardi Sugdub, unas docentes no indígenas se
incomodaron y amenazaron en retirarse
del taller cuando uno de los compañeros alude a la religión cristiana y
sus contradicciones. Al igual que mucho
de sus seguidores hay quienes no toleran
cuestionamientos, pero ellos diariamente siguen cuestionando las
creencias y prácticas de los pueblos
indígenas. En Gunayala al menos, actualmente,
hay más de 10 denominaciones
distintas de grupos religiosos o los llamados sectas que tienen incidencia enorme en la población.
Hace algunos años en
la comunidad de Yandub / Nargana, una joven, hija de un botánico guna atrevió
quemar los "nussus" figuras
sagradas en la cosmovisión guna ante tanta insistencia del pastor de su congregación
que cuestionaba diariamente entre sus miembros la práctica del pueblo y su
respeto hacia los "nussus".
La escuela y su
sistema ha sido la mejor aliada en la tarea de evangelizar y alienar a nuestras
poblaciones que cuentan con creencias y cosmovisiones particulares, que con el
tiempo muchos llegaron a menospreciar, mientras la suya presenta como la única
y verdadera, aquella que con la cruz y espada trajeron desde otro continente.
Sin embargo, si nos
adentramos a la cultura de nuestros pueblos encontramos con muchos
conocimientos, valores y principios, que en un inicio los colonizadores con la
clara intención de justificar sus atropellos y barbaridades contra los
pueblos indígenas, simple y llanamente
lo presentaron como brujerías o hechicerías, lleno de supersticiones, los cuales tenían que
eliminar y ser sustituidos por otros que
desde el viejo continente traían, incluyendo, su Dios.
Habrá sido todo un
acontecimiento para muchas de nuestras generaciones de hoy, el saber que unos científicos descubrieron
"que las plantas se comunican", publicado en la popular revista
internacional National Geografic" hace algunos años. Otros descubrimientos que han dado a
conocer que hacen decir: "Si usted es
una de esas personas que hablan con sus plantas, puede alegrarse, ya
que recientes estudios demuestran que
las plantas también pueden comunicarse". Científicos del Instituto Max
Planck de Química Ecológica, liderados por el apodado "hombre que susurra
a las plantas", lan Baldwin, han
conseguido descifrar cierto grado de comunicación entre los vegetales para
acabar con sus enemigos, las plagas, según publica la edición digital de
Deutsche Welle. Cuando desde épocas inmemoriales nuestros sabios ancianos ya
venían cantando y hablando sobre la
naturaleza de las plantas, de los árboles cuando se referían a Wago, Gubiler y
a Masardummi quienes eran los nelegan o sabios que escudriñaron y comprendieron
todo su proceso. Igual le habrá parecido sorprendente que unos científicos chinos llegaran a la conclusión que
las piedras tienen vida cuando en un diario local nos sorprendió con esta
noticia. Mientras nos parecía absurdo el
conocimiento de un viejo anciano guna cuando hablaba con sumo delicadeza
a la piedra ("aggwanusa") que
usa para sus curaciones. Para las culturas modernas, occidentales que han considerado que
"la tierra es sorda, muda e inanimada".
Sin duda, más de uno
habrá quedado impresionado cuando una televisora local recientemente en su noticiero dio a conocer
que unos científicos californianos de
Estados Unidos descubrieron en sus investigaciones que las personas
aprendían en los sueños. Cuando era
común escuchar a los ancianos que los neles, entre otras personas aprendían en los sueños
(gabgi ibmar durdagsa).
Todo un acontecimiento
fue otro día cuando en un diario local apareció la noticia con el título: "brebaje kuna puede
salvar vidas". Más de un medio de comunicación concentró su interés en
saber, en qué consistía el "brebaje". Cuando para el pueblo guna parecería común tomar la
bebida del cacao, por sus nutrientes y
su importancia para sus curaciones y
ceremonias. Hasta cuando científicos norteamericanos se sorprendieron por sus
propiedades antioxidantes, que al mismo tiempo contribuye a mantener la
estabilidad de presión sanguínea.
Más de una ocasión los
especialistas de la medicina occidental, científica estuvieron con el dictamen de amputar brazos y piernas a
pacientes gunas, porque a la luz de la
ciencia no había ninguna otra opción para salvar la vida del infortunado
paciente. Pero cuando interviene el conocimiento, la sabiduría del botánico
guna contra todo el pronóstico científico la realidad es otra. Uno de los
últimos casos ocurrió con un comunero de
Mirya Ubgigandub que fue atropellado por un carro, a quien le habían dictaminado como salida,
amputarle la pierna, pero se ingenió con ayuda de familiares salir del centro
hospitalario sin anuencia del doctor del Hospital Santo Tomás para trasladarse
a Gunayala en busca de asistencia de un inaduled (médico tradicional). Después
de varios meses regresó caminando ante los ojos del mismo doctor que quiso
amputarle la pierna.
El sistema educativo
de forma sistemática se encargó de cambiar nuestra mentalidad y nos hizo
incapaz de entender y valorar lo que la sabiduría de nuestro pueblo podría
hacer en el tema de la salud, la psicología, la ecología, la educación, entre muchas
otras áreas del conocimiento humano.
Muchas de las generaciones de hoy son incapaces de comprender y asimilar
estos conocimientos que son transmitidos a través de los cantos tradicionales,
las veces que canta un Sagla en la casa de
onmaggednega (casa de congreso). Y
muchos prefieren no saber nada de la cultura guna y para colmo de males
afirman que estos son del pasado que deberían de modernizar.
La escuela y la
iglesia han sido las dos instituciones principales del estado panameño que
sirvieron y siguen siendo aliados inseparables en el proceso de aculturamiento
y homogenización de nuestros pueblos indígenas. Lo que se ha convertido como instrumentos de penetración y de
manipulación efectiva en su
transformación.
Si bien es cierto, la
iglesia bautista y católica, especialmente, la católica han procurado cambiar
ante la necesidad del pueblo guna de seguir valorando y practicando su
espiritualidad en los últimos años, aún existen grupos y siguen llegando a
nuestra comunidades desvalorizando nuestras prácticas que para ellos son
contrarias a la creencia cristiana. Cosa que nuestros máximos organismos han
tolerado.
El Libro "Los
Kunas entre dos sistemas educativos", del Dr. Aiban Wagua por su lado, nos
lleva a consideraciones más profundas donde pone entredicho la realidad educativa
en nuestra región que resulta preocupante. El sistema se encuentra cuestionado
ante los resultados poco convincentes. Los fracasos, la deserción entre otras
deficiencias demuestra la inoperatividad del sistema en nuestras áreas. ¿Por
qué tantos fracasos y deserciones en Gunayala? No sólo para nuestros pueblos
indígenas el sistema educativo panameño se haya en el límite de su colapso,
sino también para toda la república.
Quienes establecen
políticas del Estado en caso de materia educativa, nunca se han preocupado por
esta realidad. Y han sido incapaces de entender que los pueblos indígenas tienen una realidad
diferente, que tenemos nuestro idioma materno, particular, que tenemos
necesidades distintas que debería tener un
sistema adecuado a su realidad social y cultural. El sistema que ha
imperado por más de cien años en caso de Gunayala ha logrado resultados de
mucha preocupación. Primero, el sistema ha venido orientando a muchas
generaciones gunas, sin darse cuenta o mejor conscientemente, que en la
metrópoli únicamente existe una salida
para el éxito, y para tener éxito debe olvidar su idioma, dejar su cultura, entre otros valores, es decir,
todo. Es así que una gran cantidad de
generaciones salen de las comunidades hacia las ciudades, no sólo ocurre
entre las poblaciones indígenas, sino,
también poblaciones no indígenas de áreas rurales que ha ido masificando sus
migraciones. Pero resulta, aquellos que se quedan generalmente no saben qué
hacer, porque nunca fue educado y preparado para trabajar la tierra, sino que
el sistema lo ha orientado para el servicio que es la característica de la
realidad panameña y muchos se quedan como inútiles y crece los problemas
sociales y finalmente quedan atrapados en la drogadicción tal como ocurre
actualmente.
Para ello es
definitiva la necesidad de implementar la educación bilingüe intercultural, donde los estudiantes gunas, no sólo, se
preparen entendiendo su realidad social
y cultural, sino también tenga la capacidad de entender y desarrollarse en el
ámbito nacional y universal. Las cifras demuestran que el sistema es
inadecuado.
En ese sentido, las
consideraciones de la Dra. María Cristina Tenorio en su artículo Psicología y
diversidad Cultural viene justamente a responder estas realidades. La población
guna se prepara fuera de su contexto local, fuera de sus necesidades lo que
sugiere que la mejor manera de buscar el desarrollo de nuestras comunidades es
justamente centrar en lo que la población necesita en el marco de su realidad.
LA
EDUCACIÓN DESDE LA MADRE TIERRA
Sin duda alguna, la
Madre Tierra y sus manifestaciones nos enseñan hasta lo más impensable que sólo
conociendo y entendiendo hemos de descubrir la maravillosa enseñanza que
podemos lograr. En ese sentido, podemos hablar sobre la naturaleza y sus manifestaciones. Enseñanzas
que nunca hasta ahora los sabios nuestros han dejado de repetir, donde una gran
cantidad de generaciones les ha sido difícil de entender su lenguaje y
significado. Cuando hablamos de la grandeza de la naturaleza, por ejemplo, nos
remite, a los cantos tradicionales, a los relatos.
Por ello, hablar del
medio ambiente, la naturaleza, ecología para el pueblo guna, es hablar de Wago,
Gubiler, Wagibler y Masardummi. Personajes que pertenecen a la sabiduría y la
memoria histórica de nuestro pueblo relacionado con el cuidado, conservación y
defensa de la madre naturaleza que constituye uno de los elementos
fundamentales de la cosmovisión guna.
Wago, habló sobre el
amor y cuidado que debemos de ofrecer a todo lo que existe en esta tierra que
creó Babdummad (Gran Padre). Wago cantaba dicen los abuelos: "Yo soy el
hermano de las flores. Mi hermana la brisa me abanica". Así cantaba Wago, a las estrellas, a las aguas, a
los árboles y a todas las especies.
Mientras que Gubiler,
considerado como Sabbinele (el sabio de los árboles) en sus enseñanzas, profundiza las relaciones del
hombre con los árboles, las plantas, su lenguaje, su organización, sus sentidos
y necesidades.
Por su parte, el Gran
Nele (sabio) Wagibler, legó sus conocimientos sobre el comportamiento, la
organización y el lenguaje de las aves, sus relaciones con otros componentes
del universo. Finalmente el Nele Masardummi, profundizó sus conocimientos sobre la creación del universo,
el origen de la Madre Tierra, sus
relaciones con Baba y Nana, o sea el Gran Padre y la Gran Madre y su
equilibrio entre todos los elementos que compone la vida.
De esta manera para el
guna nada en este mundo existe de forma aislada, independiente, sino que todo se
interrelaciona y se mueve en torno a la Madre
Tierra. Se concibe que todo es integral, existe el espíritu y el
sentimiento de la reciprocidad. Las
plantas, los animales, es decir, toda la biodiversidad es producto de un mismo
origen, pero de diversas tinajas, dicen nuestros ancianos, en ese orden se habla de la fraternidad cósmica.
- "No hemos venido solos. Hemos salido
una multitud hermosa de la madre, de la gran Madre Tierra", decía el gran
Nele Wagibler. "Tanto los animales alados como aquéllos que se arrastran, los que usan la
cabeza para apoyarse, todos ellos, y nosotros estamos jalando las tetas de la
gran madre", así enseñaban nuestros
ancianos.
En ese sentido, el
principio de la simbiosis entre el hombre y su entorno ha sido y sigue
siendo la base en que se
fundamenta el equilibrio y la armonía entre todas las especies del universo. El guna concibe
que nada ni nadie es superior a otro. Cada ser o especie tiene una función
específica que cumplir para la continuidad de la vida dentro de un marco de
respeto y tolerancia.
Sin lugar a dudas, la
sabiduría guna, sobre la biodiversidad, los recursos naturales es rica, amplia y profunda. En ese punto
Nele Wagibler advertía que, "Nosotros
vamos tomados de la mano con todos ellos, es decir, de los animales, las
plantas para dejar nuestros huesos en
el regazo de esa Madre Tierra. Y a pesar de contar con alas- decía Wagibler refiriéndose a las
aves- le resulta imposible dejar la
vasta tierra por más que quisieran.
Conocimientos que aún
hoy, a pesar de las grandes influencias del hombre contemporáneo con su visión
individualista y destructiva con respecto a los recursos naturales no ha
perdido su valor. Si bien es cierto, que estos conocimientos milenarios han
venido sufriendo cambios, muchos de los cuales en evidente deterioro y
disminución, no obstante, aún en muchos aspectos se mantienen siendo el norte
de sus proyecciones y esperanzas para un futuro armonizado y sostenible.
Según la cultura guna,
el amor, la defensa y la protección de los recursos naturales con la toda
biodiversidad son sentimientos inherentes que se condicionan en “sabbibenega”.
Sabbibenega, el término guna, que se refiere al lugar donde se preparan, se instruyen a todos los
seres, antes llegar a la vida terrenal. Allí en ese sitio Nele Gubiler, por su
parte, descubrió la presencia de Dada Olobendaggaliler, padre de los árboles,
quien transmitió los misterios y secretos de las plantas, árboles y arbustos.
Nele Gubiler decía:
"Los árboles, las plantas, los arbustos nos protegen, nos ayudan a vivir,
son nuestros hermanos. Las plantas son mujeres que adornan la Madre Tierra. Por
eso todo florece, toda da fruto, todo crece. En otras palabras, desde el principio de la creación a todas las
especies, sin excepción alguna, se le
encomendó la maravillosa misión de conservar, de proteger, producir, defender y amar a la Madre Tierra, de tal manera que
permita seguir ofreciendo sus frutos de
generación en generación. Por eso nuestros ancianos dicen: "bela
ibmar unar buggwa", (todas las
cosas están instruidas) es decir, según la cultura guna, tanto el hombre como los animales, las plantas, los
palos, las rocas, el río, el mar, los
vientos, los remolinos, hasta los más insignificantes insectos, están
instruidos, orientados por el espíritu
de Baba y Nana del Gran Padre y de la Gran Madre en su misión de responder a las necesidades de
la Madre Tierra. Pues en la creencia
guna todas las cosas tienen burba, espíritu y vida.
El conocimiento del
pueblo guna, descansa en un respeto reverencial, espiritual hacia la diversidad biológica, que es
sentida, palpable y constante a través de su
memoria histórica: "Las
plantas, los arbustos, todos los vegetales respiran, comen, sudan, sufren como
los hombres. Sorben como nosotros el frescor de la leche que nos ofrece la
Madre Tierra. El río del que bebemos es el mismo río del que beben las plantas, los árboles". Y en la
medida que "sepamos cuidar de ellos, ellos sabrán cuidarnos también.
Cuando sepamos respetarlos, ellos sabrán respetamos"5, dicen nuestros
ancianos.
Por eso, cada mañana al salir el sol un anciano guna
con una canasta a cuestas recorre sendos parajes y caminos colmados de flores,
árboles y arbustos, y en cada hoja o un
trozo del árbol encontrará una esperanza, una sonrisa para el hermano dolido.
En una señal innata de reverencia levantará su voz invocando a sus creadores y
al espíritu del hermano para pedir su asistencia. Y en lo más profundo de su
corazón sabrá que una comunicación mágica se desencadenará para responder a su
llamado, cumpliendo así los designios de los Creadores, encomendado desde Sabbibenega. En ese sentido, el árbol y las
demás especies comparten los beneficios que ofrece la gran Madre Tierra.
La cultura guna, su
sabiduría, su religiosidad y su espiritualidad están íntimamente relacionadas o ligadas con el respeto, la
tolerancia, la convivencia armónica y
simbiótica del hombre hacia la naturaleza o lo que nosotros conocemos
como la Madre Tierra. Cualidades y principios en que se ha
destacado su cosmovisión a lo largo y
ancho de la historia, pero hoy en los umbrales
de un nuevo milenio, donde la
influencia externa con su fuerza arrolladora sigue invadiendo e imponiéndose al mismo tiempo en la concepción de nuestros
pueblos.
Se han registrado
cambios dramáticos en ese sentido, la sabiduría preservado por miles de años,
por cierto, ha ido decayendo y quedándose muchos de aquellos en el olvido. De
esta manera, varios de estos valores ya no son practicados en la cotidianidad. Los ancianos depositarios de
los conocimientos, de la sabiduría milenaria, igualmente lo han ido arrastrando
hacia sus tumbas, frente la mirada
indiferente de una generación que le han negado valorar lo propio, lo
suyo, su identidad.
De tal manera, que a
lo largo de la historia esta realidad ha ido incidiendo enormemente, pero de
forma fatal en la creencia guna, del indígena sobre la naturaleza y la biodiversidad. La ambición
desmedida del hombre contemporáneo
hacia los recursos naturales, sin duda, hoy viene arrastrando hacia una
crisis ecológica y ambiental, y lo que
supone una conquista gloriosa del hombre sobre la naturaleza podría llegar a
ser una pesadilla de grandes
proporciones. Con ello, se rompe
el cordón umbilical entre el hombre, la Madre Tierra y el Universo. Las míticas
cadenas en que se ha unido el guna desde su existencia con su entorno, con los recursos naturales se han debilitado,
y muchos de aquellos valores con suma dificultad lo han preservado hasta ahora,
siendo parte integral de este universo.
Si bien es cierto, que
el guna, cuenta con las formas y métodos tradicionales tan particulares de enseñar, transmitir y
difundir los conocimientos a su generación
aquellos que le han negado a asimilar. Aquellas formas tradicionales que
aún se practican, donde su importancia
reside en el contacto personal,
humano, y de convivencia social. Pero,
no es menos cierto, que los recursos actuales del mundo moderno constituyan canales adecuados y
viables que puedan conducir para despertar la conciencia, no sólo de nuestra
propia gente, sino como también de otros
sectores de la sociedad mundial y que a su vez permita el reconocimiento
de la sabiduría guna, no sólo con
respecto a la biodiversidad, sino,
otros conocimientos con que
cuenta, porque el guna tiene mucho en que aportar a la humanidad. Tomando en cuenta una sociedad
que no ha podido entender en su justa
dimensión lo que significa para el pueblo guna, en este caso, la naturaleza, la biodiversidad que lo encierra en un sólo
término tan subjetivo la Madre Tierra: la
madre como fuente de vida, la
base de la existencia social y cultural de sus pueblos.
Frente esta realidad
toda llega al mismo punto de necesidades que es urgente un nuevo sistema de
educación que esté diseñado para lograr la reinserción de los temas que tradicionalmente forman de
parte de nuestra conciencia e identidad.
Si bien es cierto, que
el nuevo sistema que aspiramos desarrollar en toda amplitud no podrá sustituir la forma de nuestra
comunicación tradicional, sino que complemente o le refuerce, porque más allá
de una comunicación, la comunicación de nuestro pueblo nace y se desenvuelve entre calor humano y
de convivencia social que viene y va
confirmando y fortaleciendo nuestra identidad cultural como pueblos.
En ese orden, para
concluir, la lucha de nuestros pueblos en la defensa de los recursos naturales,
la biodiversidad está ligada implícitamente en la lucha por su subsistencia y
que traduce a su vez en la lucha por su supervivencia cultural. La
implementación de una educación bilingüe intercultural en ese sentido, resulta
una opción oportuna, necesaria y urgente para desarrollar en toda su dimensión
y que constituye una experiencia en proceso.
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Anelio Merry López
2007
Gracias por compartir. Como afro panameño de descendencia antillana, he querido reconectar con los misterios del universo a través de la cultura que nos fue arrebatada por el proceso colonizador. Me llena saber que el pueblo dule, está logrando realzar su herencia ancestral. Saludos
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