1 de septiembre de 2021

CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DE TERRITORIOS DE PUEBLOS INDÍGENAS, BASADOS EN EL SABER Y CONOCIMIENTOS DE SUS COMUNIDADES

Geodisio Castillo

Los pueblos indígenas siempre han considerado que esta tierra es sagrada y que el bienestar y la salud del planeta entero dependen de su salud y conservación. Esta visión es la que motivó y sigue motivando a los pueblos indígenas a mantener la conservación y restauración de sus territorios. Tierras hoy en día usurpadas al que se enfrentan por derecho a su recuperación; tierras ancestrales degradadas y restaurar nuevamente su vitalidad, tal y como existían antes de la expansión de la agricultura occidental y la deforestación.

Una vida, un trabajo, una educación entre la naturaleza de Bingandi, Gunayala.  Foto: Gubiler, 05/2021

            Los españoles a su llegada a Abia Yala[1] impusieron ciertos cambios en la agricultura de los pueblos indígenas, rompiendo el sistema tradicional y ritual, e implantaron una dependencia a los monocultivos y a la alimentación. Obligaron a los Mayas a cultivar lo que sus nuevos amos demandaban, surge entonces el monocultivo del maíz y del frijol destruyendo los ecosistemas y a la civilización Maya (Vargas 1995)[2].

Los pueblos indígenas como las comunidades locales tienen una fuerte conexión con las tierras, lo que se pueden observar en las prácticas agroecológicas que tienen un componente importante de conservación de ecosistemas naturales. Esta conexión con su medio natural ayuda a conservar áreas únicas de cada región y protegen las cuencas que proporcionan agua potable a las personas de las tierras bajas.

Los líderes de los pueblos originarios tienen su propio estilo de conservación que es tan efectivo – sino más efectivo – que los esfuerzos convencionales. Tradicionalmente los líderes comunitarios y líderes espirituales se congregan para dialogar y decidir cuáles de las tierras han quedado exhaustas por causa de la sobreexplotación y no deberían usarse para los cultivos. Entonces trasladan los cultivos a otros sitios, permitiendo que la naturaleza haga su trabajo de recuperación o restauración del paisaje forestal (Castillo 2001; Conklin 1963; Cooke 1998; Holdridge 1987; Sánchez 1995; Vélez y Vélez 1995; Warner 1994). Este principio de diálogo[3], es la que aún prevalece fuerte en las comunidades gunadule[4]. El diálogo es el principio que hace que la participación[5] sea efectiva en las comunidades para conocer, resolver o buscar alternativas a la situación ambiental, social y económica de la sociedad gunadule.

Enfrentando a problemas ajenos: pérdida de biodiversidad

La deforestación y la degradación de los bosques es el mayor causante de la pérdida de la biodiversidad se calcula que anualmente desaparecen en todo el mundo 178 millones de hectáreas de bosque, principalmente en los trópicos (FAO y PNUMA 2020). Tradicionalmente, la tierra deforestada es debido a causa del cambio de usos de la tierra o destinado sobre todo para la producción de cultivos alimentarios y usos ganaderos (FAO y PNUMA 2020; Sánchez 1995; TFD 2008). Según la FAO y PNUMA (2020), 55% de los bosques plantados, “otros bosques plantados”, son bosques que pueden parecerse a los bosques naturales maduros y comprenden bosques establecidos para la restauración de los ecosistemas y la protección del suelo y el agua.

En cualquier país, los cambios económicos provocan cambios aún más significativos en los recursos naturales y el ambiente del país en cuestión. Este principio es especialmente aplicable a los países en desarrollo, en los que la explotación del capital natural desempeña un papel determinante en el crecimiento económico, aun cuando a menudo dicho crecimiento no contribuya al desarrollo, sobre todo en regiones sujetas a deforestación (TFD 2008).

Hay impulsores directos e indirectos (FAO y PNUMA 2020; CDB 2006) que causan la pérdida de la biodiversidad, y uno de ellos es la pérdida de hábitat por la deforestación por el cambio de uso de tierra[6]. Entre los impulsores indirectos tenemos: demográficos, económicos, ciencia y tecnología, sociopolíticos, culturales y religiosos. Estos factores nos llevan a la demanda de alimentos y de energía. Estas demandas contribuyen directamente a la explotación excesiva de recursos, cambio de hábitat (deforestación), contaminación por nitrógeno y fósforo (agroquímicos), especies invasoras o exóticas y el cambio climático, lo que conlleva finalmente a la pérdida de biodiversidad.

La deforestación como causante principal de la pérdida de la biodiversidad es debido a la pobreza[7], según los gobiernos, porque la conservación de la biodiversidad usualmente no es una prioridad social para los gobiernos. Los cambios económicos provocados por el auge de las exportaciones (como, por ejemplo, los asociados al petróleo y los minerales); los subsidios agrarios; la demanda de productos agrícolas, los monocultivos y la ganadería, las distorsiones del mercado, como las causadas por restricciones a las exportaciones durante largo tiempo, y una mala gestión de la tierra o los bosques, han afectado los sistemas agroecológicos tradicionales de uso de la tierra de los pueblos indígenas (Sánchez 1995; TFD 2008).

Según la FAO y PNUMA (2020), La expansión agrícola sigue siendo la principal causa de deforestación y fragmentación del bosque y la pérdida asociada de biodiversidad forestal. Irónicamente, la resiliencia de los sistemas alimentarios humanos y su capacidad de adaptarse a los cambios futuros dependen de esa misma biodiversidad, en especial de las especies arbustivas y arbóreas adaptadas a las tierras secas que ayudan a combatir la desertificación; las especies de insectos, murciélagos y aves que habitan en los bosques y polinizan los cultivos; los árboles con sistemas radiculares extensos que se encuentran en ecosistemas montañosos y que evitan la erosión del suelo, y las especies de manglares que favorecen la resiliencia ante la inundación en zonas costeras. Al acentuarse los riesgos para los sistemas alimentarios por el cambio climático, la función de los bosques de captar y fijar carbono y mitigar el cambio climático es cada vez más importante para el sector agrícola.

A partir de nuestra propia historia: conservar y restaurar tierras

Los bosques tropicales son ecosistemas de biodiversidad donde las especies han evolucionado de manera distinta, permitiendo el auge de especies de flora y fauna que no se encuentra en ningún otra parte del mundo.

Durante milenios, los agricultores de todo el mundo han empleado los conocimientos agroecológicos, también llamada agricultura biológica, orgánica o ecológica, agro-forestal para proteger los cultivos de las plagas, infecciones de hongos y de virus. Entre las técnicas muy sofisticadas están la alternancia de múltiples cultivos intercalados o policultivos (Castillo 2001; Vargas 1995).

Los agricultores gunadule utilizaron los recursos naturales renovables en la aplicación de abonos naturales u orgánicos, tales como gwiba - coquillo (Jathropha curcas), obserdulub sigagid (cycas - Zamia skinneri y Z. cunaria), masar - caña blanca (Gynerium sagittatum) su parte blanda, sidsi o sabdur - jagua (Genipa americana) triturada para mezclarlos con las semillas y también iglisaa para mezclarlos con la tierra, donde se van a sembrar. El uso de iglisaa, residuos que dejan las hormigas (igli) cortadoras, aunque destruyen los cultivos, es resaltado por Ramírez y Calle (2003), que estos al recolectar y concentrar grandes cantidades de hojas, las hormigas enriquecen el suelo. Además, mejoran las propiedades físicas del suelo; así, el drenaje y la aireación son localmente modificados por los nidos. Estos cambios particulares inducen patrones particulares de asociación de la vegetación.

Adaptando los cultivos al ambiente local, diversificándolos (policultivos), de esta forma los agricultores indígenas no usan agroquímicos, integran el manejo del sistema agroecológico en su totalidad, maximizando los beneficios a largo plazo, valorando la salud ambiental y humana y por lo tanto conservando los recursos naturales y ecosistemas existentes en los cultivos y sus alrededores, protegiendo el suelo de la desnutrición, la erosión y la infestación por malezas y plagas (Castillo y Beer 1983; Castillo 2001; Vargas 1995). Este sistema de manejo agrícola indígena no destruye el bosque, sino que lo reemplaza con una serie sucesoria de rebrotes creando variedad de ecozonas (Nations y Nigh 1978), permitiendo cosechar varios cultivos, recolectar plantas silvestres y, mejorar la caza (Ventocilla, Herrera y Núñez 1992).

            Hay cuantiosa información sobre la capacidad del pueblo gunadule, informaciones generales y específicas sobre el uso de la tierra, plantas y animales (Ventocilla, Herrera y Núñez 1992). Esta práctica de uso del suelo tiene sus propias acepciones en cada cultura[8], llamase agricultura migratoria, roza, monte, rastrojo, conuco, chagra, nainu, neubata egoro, pickaajem jep, milpa, slash and burn, shifting cultivation, swidden farming, entre otros (Castillo 2006; Conklin 1963; Holdridge 1987; Sánchez 1973). Sistemas que eran considerados hasta hace poco perjudicial o en detrimento al uso del suelo, lo que ha demostrado lo contrario (Bolaños 1995; Conklin 1963; Salas 1987; Vélez y Vélez 1995; Warner 1994).

            Son conocimientos aplicables para incrementar la producción y manejo forestal y agroforestal, también para identificar los usos y manejo de árboles, plantas silvestres o cultivadas y los sistemas agroecológicos y/o agroforestales existentes en el área (Castillo 2001; Ventocilla, Herrera y Núñez 1992). Sobre especies arbóreas y de especies cultivadas que se siembran en combinaciones, e infinidades de combinaciones multiestratificadas, Castillo y Beer (1983), cita 72 combinaciones agroforestales, solamente para la región Gardi en la Comarca Gunayala. Entre estos intercalados aparecen 48 especies de árboles y 16 cultivos entre anuales y perennes. Hay 36 especies de árboles que sirven para construir cayucos. Para leña utilizan 32 especies, para la construcción de chozas tradicionales se utilizan 40 especies de árboles que sirven de postes o estructura. Muchos productos forestales y no maderables provienen del bosque para uso artesanal, medicinal y alimento. El mejor techo de una vivienda gunadule y con duración hasta más de 20 años aproximados es la hoja de la palma werug (Manicaria saccifera), muy cotizado entre las comunidades, el valor de la hoja se encuentra entre los 0.25 a 0.35 centavos el balboa[9]. El sargi (Heteropsis oblongifolia)[10], es una liana, planta que germina sobre el suelo y las plántulas trepan a un árbol huésped en el dosel bajo. Una vez que el tallo se ha establecido, descienden las raíces aéreas y eventualmente maduran y se expanden en el suelo. Las raíces fuertes y flexibles de esta liana sirven de material de amarre en construcción de las viviendas gunadule y también sirven en cestería.

Las comunidades indígenas de Huastec de México han desarrollado formas de gestión forestal en las que cultivan más de 300 plantas diferentes en una mezcla de pequeños huertos, campos agrícolas y parcelas de bosque. Los Quechua y Aymara de los Andes cultivan hasta 500 variedades de papas en las terrazas. Los indígenas de la cuenca Amazónica pueden cultivar hasta más de 100 productos en 1 ha. de bosque quemado y desmontado. O como los Sikuani de Colombia y Venezuela que han desarrollado en su conuco una horticultura de tumba y quema basada en el cultivo de la yuca amarga (Manihot esculenta) con una gran variedad y asociadas a otros cultivos (Rojas 1994). Los Ye’kwana de Venezuela manipularon 60 variedades de yuca (Manihot spp.) y los Sanema cultivaron 8 variedades de bananos y plátanos en sus conucos rotatorios (Colchester, Silva y Tomedes 2004). Los agricultores gunadule del sector Gardi (Urgandi) han desarrollado en su nainu una horticultura de tala y quema basada en la yuca amarga con algunas variedades y dejan asociar a la Mucuna spp. o gabidubaled (frijol abono o terciopelo)[11], cuando van cosechando la yuca. Finalmente, la Mucuna domina toda la plantación, como cultivo de cobertura, hasta el nuevo período de siembra de yuca; es decir, que la Mucuna se deja en barbecho por varios años, para que el suelo recupere su fertilidad. La Mucuna no necesita ser resembrada, porque las abundantes semillas que producen caen al suelo, hasta que la lluvia lo vuelve a regenerar. La biodiversidad en los sistemas agroecológicos indígenas es un indicador de un ecosistema saludable.

La chinampa, huerto flotante típico de la agricultura Azteca, donde se cultivaban flores y legumbres. Los cultivos se realizaban sobre las balsas que contenían una capa de tierra o lodo para fertilizar, flotando en lagos y canales de ríos de aguas tranquilas. Los Mayas desarrollaron prácticas hortícolas denominados ka’anche (almácigo elevado), lo cual permite producir hortalizas y semillas, que luego serán trasplantadas para su cultivo en el suelo (De León 1988)[12]. Además, desarrollaron una agricultura intensiva de riego, construyeron canales de riego y de desagüe, terrazas artificiales de cultivo hechas en la región de Becán e Xpuhil (Vargas 1995). En la Amazonía Colombiana del medio Caqueta se desarrolló la agricultura de chagras, un sistema de barbecho de cortos períodos de utilización y abandonos, un sistema agroforestal dinámico (Vélez y Vélez 1995). Los Incas construyeron cuencas artificiales, con terrazas que reproducía diferentes zonas ecológicas, la cual servía como un indicador de cualquier fluctuación anual mínima de la esperada productividad de muchas zonas ecológicas del imperio incaico. Además, en el altiplano de los Andes desarrollaron la agricultura de cochas y de camellones o waru-waru (Quechua - campos elevados) (Altieri 1999; Erickson 1986). Las cochas o lagunas artificiales se crearon en las punas usadas para cultivar y para dar de beber al ganado. Estas lagunas pueden ser redondas, alargadas o rectangulares, y están compuestas por un gran número de surcos simétricos que recolectan el agua de las lluvias y la conducen entre los camellones de los surcos. Los waru son construidos para mejorar el drenaje y para lograr modificaciones climáticas y micro-ambientales tendientes a mejorar el suelo, las tasas de crecimiento, y el control de la humedad (Erickson 1986)[13]. Se han detectado sistemas de este tipo en diversas regiones tropicales de Abiayala, tanto en tierras bajas y altas (Erickson 1986)[14]. Los indígenas de las amazonas clasificaron el uso de la tierra (De León 1988)[15], con distinciones jerárquicas en relación con tributarios de los ríos en: (1) a lo largo de las avenidas de agua, (2) entre las avenidas de agua y en a) permanentemente inundadas b) estacionalmente inundadas, c) no inundadas.  La chinampa, el ka’anche, la cocha, el waru-waru son sistemas que han sido efectivos para la irrigación, drenaje, mantenimiento de la fertilidad del suelo y manejo y control de plagas y enfermedades (Posey 1999).

A partir del saber y el conocimiento de los pueblos indígenas hay mucho más que saber para conservar y restaurar los territorios. Han demostrado y siguen demostrando que estos conocimientos son tan válidos y fundamentales como los de los “expertos” científicos o planeadores sociales; tanto es así, que en los últimos años ha ido creciendo el interés por conocer más sobre el tema (Bolaños y Sánchez 1995; Cabrera y otros 2001; Conklin 1963; Posey 1999; Salas 1987; Warner 1994). Lo que falta es sistematizarlos. Los pocos estudios realizados en la Eco-Región Darién-Guna y los proyectos ejecutados en materia agroecológica insisten en recomendar la sistematización e innovación de los modelos prevalecientes de los sistemas agroecológicos de manejo forestal y agroforestal a partir del conocimiento local (Castillo 2006).

El sistema de nainu familiar, para conservar y restaurar tierras

La agricultura de nainu[16] entre los gunadulegan (plural de gunadule) o la agricultura neubata egoro y pickaajem jep entre los embera-wounaan, son sistemas agroecológicos sofisticados y complejos adaptados al ambiente tropical, es una agricultura orgánica y sostenible que tiene relación entre el bosque, el barbecho o conservación de suelos y cuencas (Castillo 2001, 2006). Los sistemas agrícolas de nainu o parcelas de siembra se desarrollaron bajo la unidad de producción familiar, al que se le conoce sistema de producción agroforestal de nainu familiar, como casi todos los sistemas alimentarios de la agricultura indígena (Sánchez 1995; Vélez y Vélez 1995). Con el tiempo o por influencias exógenos la agricultura de nainu bajo la unidad de producción familiar pasó a ser comunal, esta forma de trabajar está presentando problemas[17] para el desarrollo sostenible. Actualmente existen seis categorías de tenencia: tierra heredada, tierra propia, tierra familiar, tierra comunal, tierra de asociaciones o grupos y tierra prestada (Castillo y Beer 1983; Castillo 2001).

Castillo (2001) indica que la forma utilizada para conservar acceso a la tierra en Gunayala, es la plantación de árboles útiles en sus sistemas agrícolas, asociado a una gran diversidad de especies vegetales, denominado nainu por los gunadulegan, lo que, además, permite una gestión sostenible de los suelos de ladera, muy frágil a la erosión. La agricultura de nainu familiar también es practicada en tierras planas costeras, humedales y aluviales. Se caracteriza por una serie de actividades: cultivos en nainu familiar, tala y quema, recolección, caza y pesca. Aprovechamiento de métodos naturales para la renovación de la fertilidad de los suelos, sobre todo el método de "rotación de tierra o parcela" o dejando la tierra en barbecho con labranza “cero”.

Los estudios han demostrado que la agricultura de nainu familiar, asociado a una gran diversidad de especies forestales y vegetales, sustituyen de una u otra forma al bosque o sirven de cinturones para que lo agricultores gunadule no avancen a los bosques naturales de la cuenca alta, no ha sido un obstáculo para proteger el bosque o los ecosistemas naturales (Castillo 2001).

La planificación del uso de la tierra es una actividad antigua (Holdridge 1987). Y es así, porque el agricultor gunadule zonifica en el terreno el uso de la tierra, basado en la cuenca, para su mejor manejo, porque el nainu familiar se convierte en la unidad de manejo. Frente a cada comunidad los terrenos se encuentran zonificados para su uso productivo. La franja costera sin manglares se usa para el cultivo de ogob (Cocos nucifera), si hay presencia de manglares le sigue el cultivo de ogob, combinados en su mayoría con cultivo de masi. La cuenca es la base agroecológica de los cultivos de producción por nainu, luego lo siguen los cultivos en laderas, el bosque de producción para recolectar plantas medicinales u otros productos forestales y forestales no maderables (ver, Esquema 1).

Esquema 1: Zonificación o planificación gunadule de uso de la tierra

La agricultura neubata egoro y pickaajem jep, de los embera y wounaan, es una forma agroecológica amigable con la tierra. Pero estos conocimientos tradicionales van perdiéndose rápidamente, igual ocurre con los Ngäbe-Bugle, y que aún, el gunadule lucha por mantener. El efecto de la devastación cultural y ambiental y la imposición de un solo modelo de desarrollo tiene como consecuencia inmediata el proceso de cambio cultural, siendo esto muy fuerte en las nuevas generaciones, dejando de ser receptoras de la transmisión de los saberes y conocimientos o viceversa, ya no se transmiten estos conocimientos a la nueva generación (Cabrera 2001; Castillo 2001; CGK 2006; Ríos y Mora 2008; Vélez y Vélez 1995).

Según Castillo (2006), los embera-wounaan generan ingresos a través de la producción de plátanos y la artesanía. Para la artesanía utilizan la palma tagua (Phytelephas seemannii) y el cocobolo (Dalbergia retusa) para hacer tallados y para la cestería utilizan la palma chunga (Astrocaryum standleyanum). La chunga es una palma bien cotizada que ha llevado a su posible extinción de la especie. La chunga está siendo sobreexplotada, camino a la extinción, nace en medio del bosque y se aprovecha talándolo para obtener mayor provecho de las hojas, que es el material base para la cestería. No se resiembra. Lo que nos indica que ahí, los conocimientos no se están transmitiendo.

Por otra parte, los saberes y los conocimientos persisten, según observaciones de Castillo (2006), el sistema agroforestal del cultivo de plátano (Musa spp.) asociado al guarumo (Cecropia peltata), que practican los pueblos embera y wounaan, tiene una finalidad - minimizar el ataque de la sigatoka negra (Mycosphaerella fijiensis Morelet). Pero el sistema agroforestal fue remplazado por plantaciones puras o monocultivos de plátanos, introducida por expertos en cultivo de plátanos o prácticas traídas de las bananeras. Esto ha llevado pronto al ataque de la sigatoka. Pero el tiempo le ha dado volver a experimentar o volver a la práctica de cultivo bajo sombra no tupida como es el de guarumo. Las observaciones que han hecho, es que la sigatoka ataca menos. Desde entonces este sistema nuevamente se ha implantado y va extendiéndose por todas las plantaciones de los productores. Además del asocio con el guarumo también combinan el cultivo con yuca, achiote, árboles frutales, entre otros. Con este sistema se vuelve a conservar y restaurar el bosque.

Otros sistemas agroforestales secuenciales lo encontramos en el kebun talun, desarrollados por los indígenas de las islas de Java Occidental. Igual que en el sistema de nainu familiar gunadule, en este sistema las parcelas no se abandonan luego del ciclo de cultivos anuales, sino que se practica un barbecho planificado, que consiste en el aprovechamiento de las condiciones de las parcelas en descanso y se cosechan algunos productos (Castillo 2001; OTS, CATIE 1986). Los indígenas Bora de la Amazonía peruana, desarrollaron el enriquecimiento de los barbechos, que consisten en la siembra de especies aprovechables en los campos de barbecho, de tal manera que las parcelas se continúan utilizando hasta el restablecimiento del bosque, de ahí se convierten en lugares adecuados para la caza (OTS, CATIE 1986).

Los huertos familiares o casero, es un sistema agroforestal simultáneo, que juega un papel muy importante entre los agricultores gunadule y de hecho de la familia (ver, Fig. 1). Esta práctica agrícola es de uso intenso, y se realiza en zonas costeras planas y de suelos aluviales y en nabba sidsid (suelo negro), y en forma pasajera en suelos aluviales de buggi[18]. Este suelo es el más preferido por ser un suelo fértil que puede mantener la producción de los cultivos por largo tiempo (de 5 a 10 años) y dejarlo en barbecho por menos tiempo. El uso del fuego controlado es más frecuente, para eliminar la vegetación secundaria. En este sistema, la inclusión de árboles dentro de la parcela no es muy frecuente, debido al uso del fuego. A pesar de esta restricción, se dejan los linderos de árboles y la regeneración natural del bosque es común, y la práctica del asocio de cultivos con árboles maderables y frutales. Este sistema de uso intensivo ha mermado la fertilidad del suelo; estos suelos ricos en nutrientes hoy ya no lo son y de ahí que la producción agrícola y forestal gunadule está teniendo problemas para alimentar a su población (CGK 2006).

Fig. 1. Sistema agroforestal simultáneo – agricultura de nainu o huerto familiar gunadule

Otro ejemplo del sistema agroforestal simultáneo o huertos casero o familiares son las chinampas ya descritas en líneas superiores, también tenemos el pekarangan huertos familiares de Java, la cual han sobrevivido durante nueve siglos. En realidad, la falta de hileras ordenada y limpia de vegetación es la que permite a los pekarangan producir sus propios fertilizantes naturales y mantenerse libres de erosión aún en áreas críticas con manejo deficiente (OTS, CATIE 1986).

Barbechos: sistemas agroecológicos indígenas

La práctica común en una agricultura de nainu familiar de ladera, son cultivos continuos de duración entre 1 a 6 años. Pero aún persiste el conocimiento de dejar, luego de los cultivos, las parcelas en descanso o en barbechos por más de 4 a 14 años – nainu nussuggwa (parcela de bosque secundario joven); actualmente muy pocos dejan que el nainu sered (parcela de bosque secundario maduro) se desarrolle hasta 20 años o más. Pero la gran mayoría tiende a utilizar nainu madduled (parcela de rastrojo o matorral), de 1 a 3 años de descanso. Lógicamente cuando hay cultivos mixtos, hay la tendencia a alargar el tiempo de cultivo comparado con cultivos puros o monocultivos.

La tendencia de acortar el tiempo de barbecho es negativo para que el suelo recupere su fertilidad o su salud, esta práctica ya es común en casi toda la agricultura de los pueblos indígenas y campesinos (Castillo 2010; Holdridge 1987). De ser así, no estaremos contribuyendo a restaurar nuestro paisaje forestal, estaríamos contribuyendo a la muerte de nuestros hermanos árboles, al bosque mismo, dejando sin vestimenta a nuestra Madre – Tierra (ver, Esquema 2).

Los agricultores gunadule conocen que la fertilidad del suelo está relacionada a la existencia de los árboles. Por eso prefieren trabajar la tierra en bosques maduros, porque saben que pueden obtener buenos cultivos (Castillo 2001).

Después de la roza suelen dejar que el suelo descanse, para desarrollar o regenerar una vegetación de barbecho, compuesto de arbustos y árboles, la cual poco a poco restablece la capa vegetal y fertilidad del suelo, restablece el agotamiento del suelo, controla la erosión, malezas y plagas, para asegurar una nueva cosecha en el mismo lugar (Bolaños y Sánchez 1995; Castillo 2010; Cooke 1998; Holdridge 1987; Vargas 1995). Establecen negsered (bosque secundario), un jardín botánico con plantas medicinales y/o cultivos perennes (vegetación de barbecho).

Esquema 2: Sistema de conocimiento tradicional guna de uso de la tierra

El barbecho está relacionado con el conocimiento del agricultor guna sobre los diferentes tipos de suelo (nabba) y ecosistemas forestales y lo asocia con la presencia de especies de árboles y plantas en el lugar (Castillo 2001, 2006). Por lo tanto, saben qué cultivos son aptos para cada suelo, siendo el color el principal criterio que usan para distinguirlo. Conocen cuatro grupos principales de suelo: nabba sidsid (suelo negro), nabba ginnid (suelos rojo), nabba gorogwad (suelo amarillo) y nabba gudurgwagwad (suelo chocolate). Estos tipos principales de suelo se dividen a su vez de acuerdo a sus propiedades, la palma werug (Manicaria saccifera), masar - caña blanca (Gynerium sagitattum) oros sibbu o ginnid - arroz blanco o rojo (Oriza sativa y O. rufipogon) y gay - caña de azúcar (Sacchrum officinarum) se siembran en nabba madda (suelo húmedo o pantanoso). Además este tipo de suelo sirve de alternativas para la recuperación del paisaje forestal y degradación de suelos para salvaguardar sus valiosos pero frágiles bosques. Porque los suelos donde crecen estas plantas son pantanos o turberas y, por lo tanto, son sumideros de carbono y su conservación contribuye a la mitigación del cambio climático.

Las parcelas desbrozadas y quemadas en laderas se utilizan inmediata o principalmente para los cultivos de oba - maíz (Zea mays), oros arroz (Oriza spp.), mama - yuca (Manihot esculenta) y masi - guineo/plátano (Musa spp.). Como por lo general las parcelas que se sitúan allí están en zonas de nabba ginnid (suelo arcilloso rojo y pesado), los cultivos no pasan de 1 a 3 años, en algunos casos hasta 5 años y dejado en barbecho por 15 a 20 años o más. En napa gorogwad (suelo de color amarillo claro) de textura más liviana el barbecho es de 4 a 8 años. Esto es conocer a la naturaleza, porque el suelo donde se trabaja es pobre, expuesto a la erosión, al lavado de nutrientes por la lluvia y a la degradación por el efecto del sol.

El barbecho es la vegetación que crece en un área durante un período de descanso, que por lo general no es suficientemente largo para que reaparezca la vegetación original. En el uso de la tierra hay una secuencia que se inicia con el barbecho de bosque (más propiamente roza), barbecho de matorral, barbecho de malezas, cultivos anuales y cultivos múltiples (Castillo 2001, 2010; Raintree 1987). Se pueden distinguir dos tipos de barbechos:

 

ü  barbecho económicamente mejorado, donde las plantas económicas son introducidas al barbecho y;

ü  los barbechos biológicamente mejorados, donde las plantas son introducidas por su capacidad de restaurar la fertilidad del suelo o suprimir el crecimiento de malezas

El barbecho mejorado

El período de barbecho se puede acortar seleccionando los árboles que tienen la capacidad mayor de fertilizar el suelo. Dentro de la roza se encuentran muchas características del barbecho mejorado, ya que los agricultores indígenas generalmente seleccionan los árboles que van a quemar y cuáles van a dejar protegidos para uso medicinal, económico y alimentario para luego cosecharlos (Castillo 2001, 2006; Kass 1998; Vélez y Vélez 1995). Estos árboles son generalmente: especies leguminosas que fijan nitrógeno, especies de rápido crecimiento, especies que rebrotan de raíz, cuyos tocones se dejan en el campo durante el período de cultivo, especies medicinales, especies maderables, especies no maderables y especies frutales.

Estas prácticas indican en conjunto un alto potencial de manejo, conservación y restauración de tierras. Muchos árboles y plantas hacen esta función, como la uña de gato (Uncaria guianensis y U. tomentosa), planta nativa medicinal muy utilizada en el trópico de Centro y Suramérica. Es una liana trepadora, leñosa y voluble que crece entre las rozas y su tallo es fuente de agua potable. La uña de gato es una planta de crecimiento agresivo, su habilidad para brotar a partir de secciones del tallo y para recuperarse después de la tala y la quema, así como su estrecha asociación con paisajes antrópicos, indica en conjunto un alto potencial para el manejo (Alexiades 2004a).

Sangre de drago (Croton lechleri), especie pionera que crece en claros o rozas abandonadas, ambiente ideal para que el Croton crezca rápido vertical y en diámetro. Además tiene la capacidad de rebrotar a partir de estacas cortadas. Así como la uña de gato, el Croton tiene una estrecha asociación con desmontes antrópicos, los cuales indican en conjunto un alto potencial para el manejo, conservación y restauración de tierras (Alexiades 2004b).

Esta forma de seleccionar y plantar árboles para restablecer la fertilidad del suelo, se llama barbecho mejorado. En otras palabras, si lo dejamos más tiempo estamos alimentando a la Madre Tierra, lo estamos nuevamente vistiéndola de verde, estaríamos conservando la biodiversidad y restaurando la tierra.

Territorios con biodiversidad marina-costera  

Su conservación y restauración es parte del ecosistema forestal. La salud de los recursos marino-costeros, como los manglares, particularmente los arrecifes coralinos, que es hábitat principal de muchas especies marinas, como la langosta, el pulpo, la tortuga dependen de la existencia de los bosques. La destrucción de los bosques repercute en la vida marina-costera.

Si arriba talamos y quemamos sin compasión y hacemos lo mismo con los arrecifes, estaremos destruyendo nuestra propia existencia. Las causas más comunes señaladas por Castillo (1992), es la destrucción de los arrecifes coralinos, por la pesca intensiva de la langosta. Y lo otro, porque la población actual residente en el archipiélago de Gunayala ya superó su máxima capacidad de carga, obligando a los comuneros destruir los arrecifes para rellenar y expandir así la superficie de sus islas. La sobrepoblación gunadule en el archipiélago ha hecho que el uso tradicional de los recursos del arrecife se haya transformado en una forma común de impacto ambiental, ya que se ha ignorado la principal función de barrera natural de los arrecifes, la cual protege las islas del oleaje directo evitándose la erosión (Castillo 1992; Guzmán y otros 2002).

Según estudios realizados por Guzmán y otros (2002), en la Comarca Guna, hasta el momento un 23% de los arrecifes se encuentran en su estado natural el resto ha sido destruido en su mayoría por la acción de sus pobladores[19]. Lo contrario ocurre en el área protegida de Narganá (Corregimiento de Narganá) de la Comarca Guna, donde los arrecifes prevalecen 75% en estado natural. 

Las áreas naturales protegidas = soluciones naturales

La deforestación y degradación de los bosques está llevando al planeta a un colapso global - el cambio climático, tienen causas ocultas o subyacentes, su solución radica en la naturaleza misma, en el conocimiento tradicional local de nuestros pueblos. Las áreas protegidas constituyen una parte esencial de la respuesta. Si los bosques presentes en las áreas protegidas fuesen administrados desde la concepción cultural y espiritual de los pueblos indígenas, conservando y restaurando los bosques del que dependemos a diario (Castillo 2001; Mallarach 2008; Posey 1999; Ventocilla, Herrera y Núñez 1999), enfrentarían las causas del cambio climático reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero producto de la deforestación y degradación de los bosques (REDD), (FAO y PNUMA 2020; TFD 2008).

Los bosques de la eco-región Darién-Guna, es una gran área protegida natural, que mitiga almacenando o previniendo la pérdida del carbono que ya está presente en la vegetación y los suelos, y captura o secuestra más dióxido de carbono de la atmósfera en los ecosistemas naturales. Adapta, protegiendo a mantener la integridad del ecosistema, el clima local, reduciendo los riesgos e impactos de eventos extremos como tormentas, sequías y aumento del nivel del mar. Abastece, manteniendo los servicios ecosistémicos fundamentales que ayudan a las personas a adaptarse a los cambios relacionados con suministros de agua, pesquerías, enfermedades y productividad agropecuaria originados por el cambio climático.

Los sistemas naturales de áreas protegidas tienen la ventaja de constituir ya herramientas de gestión de los ecosistemas tanto eficaces y exitosas como económicas, acompañados de sus respectivas leyes y políticas, instituciones de gobernabilidad y gestión, conocimientos, personal y capacidad propia de los pueblos indígenas. Contienen los únicos grandes hábitats naturales remanentes en varias zonas. Existen oportunidades para incrementar sus conexiones a nivel del paisaje (Bennett 2004) y su gestión efectiva para fortalecer la resistencia de los ecosistemas al cambio climático y salvaguardar los servicios vitales de los mismos (ANAM 2009).

La protección y conservación de los recursos naturales y biodiversidad forestal y agrícola, no es tarea de vigilancia. El asunto no es solo vigilar con voluntarios de las comunidades que participan en la “vigilancia comunitaria”, el asunto va más allá de la simple protección. El asunto es gestionar la conservación y restaurar las tierras de uso tradicional.

El Congreso General Guna debe tener sus propios Guardabosques, porque lo puede, capacitarlos en la conservación, protección, educación en conservación, investigación, y restauración del paisaje forestal, a partir del conocimiento propio del pueblo gunadule. Y todos los voluntarios, dirigentes, profesionales indígenas y no indígenas deben participar en estas capacitaciones y acciones que conciernen a los saberes locales y ancestrales, cuya  complementariedad es una necesidad planteada por la sociedad para tomar en cuenta las vivencias, experiencia y conocimientos locales de los pueblos indígenas y comunidades rurales, que aprendieron a manejar sus recursos en forma sostenible y transmiten sus conocimientos de forma diferente a los sistemas educativos convencionales de la sociedad occidental (ANAM 2008).

Nuestras áreas naturales protegidas con sus árboles presentes en ellas no están al azar, contribuyen a dos respuestas al cambio climático: mitigación y adaptación (ANAM 2009). Y eso lo sabemos… Por lo tanto, nuestras áreas naturales protegidas debe ser un todo, y no islas o parches protegidas (Bennett 2004); es decir, que nosotros mismos debemos considerar a nuestros territorios como una biósfera protegida, solucionando y empoderándonos de nuestra propio destino y apoyando a nuestros vecinos, para que la Madre Tierra vuelva a amamantarnos.

A manera de conclusión

Dado el actual proceso de pérdida de los conocimientos desde el saber ancestral y la biodiversidad genética y cultural, es urgente abordar los problemas para buscar alternativas de soluciones. La tarea es que estos conocimientos sean rescatados, sistematizados y aplicados en modelos propios, para la conservación y restauración de tierras, su uso o aprovechamiento racional en beneficio de las comunidades y del país.

Los conocimientos ancestrales sobre la conservación y restauración de tierras, que es el fundamento básico que integra aspectos sociales, ecológicos y culturales, presenta la posibilidad de ayudar a transformar los modelos sostenibles de uso y manejo de los recursos naturales hacia mejores formas de existencia para nuedgudiisaed, yeridodiisaed - “viviendo bien, viviendo alegre”.

La chinampa, el ka’anche, el waru-waru, nainu, en general casi la mayoría de los sistemas agroecológicos indígenas son sistemas que han sido efectivos para la irrigación, drenaje, mantenimiento de la fertilidad del suelo y manejo y control de plagas y enfermedades, de ahí la conservación y restauración de tierras. Su biodiversidad en general y agrícola existentes en los sistemas alimentarios de producción agroecológicos es un indicador de un ecosistema saludable.

Los barbechos como sistemas agroecológicos para conservar y restaurar la tierra es una práctica común en una agricultura de nainu familiar. El objetivo es dejar que el suelo descanse, para desarrollar o regenerar una vegetación de barbecho compuesto de arbustos y árboles (plantas medicinales y de uso doméstico), la cual poco a poco restablece la capa vegetal del suelo y restaura el paisaje forestal

El conocimiento ancestral no es un simple concepto, este conocimiento radica en la memoria histórica de los pueblos indígenas como herramienta para conservar y restaurar la tierra para la producción sostenible de alimentos, rescatando y asegurando el desarrollo de modelos agroecológicos propios de los pueblos indígenas

Nuestras áreas naturales protegidas con sus arrecifes, manglares y árboles presentes, la biodiversidad y la biodiversidad agrícola existentes en ellas no están al azar, contribuyen a dos respuestas al cambio climático: mitigación y adaptación.

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Nota:     Este documento está sujeto a revisión y/o comentarios - geodisio@gmail.com

Panamá, septiembre 2021



[1] Abia Yala – idioma guna que significa “tierra en plena madurez”, transformándolo al idioma castellano significa América

[2] De por si la civilización Maya se colapsó por diferencias sociales y militares y no tanto por los aspectos de agotamiento del suelo, la erosión, la sobrepoblación, etc. como pretenden anotar algunos investigadores (Vargas 1995)

[3] Es uno de los principios fundamentales de Balu Wala. Balu Wala: concepto del pueblo guna, que significa árbol de sal, y se refiere a la relación entre Madre Tierra y Pueblos (seres humanos). En donde en la copa del árbol se encuentran los conocimientos (sabiduría y alimentos) conservados y que un día se tuvo que ser esparcido para el conocimiento de las nuevas generaciones. Los diálogos se realizan tres veces al año en la Asamblea General de Onmaggeddummad Namaggaled (Congreso General de la Cultura Guna) y dos veces al año en la Asamblea General del Congreso General Guna (administrativa-política) y cada día en Onmagednega (Congresos Locales)

[4] Gunadule - identidad propia del pueblo de la Comarca Gunayala, al igual de otras comarcas: Madungandi, Wargandi y Dagargunyala

[5] Es el segundo principio fundamental de Balu Wala

[6] Según la FAO y PNUMA (2020), La REDD+ posibilita la identificación de factores impulsores de la deforestación y el desarrollo de estrategias y planes de acción. También comprende un conjunto de salvaguardas ambientales y sociales dirigidas, por ejemplo, a asegurar que las medidas adoptadas sean coherentes con la conservación de los bosques naturales y la biodiversidad y que respeten los conocimientos y derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales

[7] La pobreza como causa, depende de las políticas de Estado, que son las causas ocultas o subyacentes que inducen que los pobres talen y quemen los bosques para su subsistencia

[8] Es el sistema conocido como roza, tala y quema, que son sistemas agroforestales complejos que integran diversidad de huertos mixtos familiares

[9] Actual mente el costo de la palma werug habrá alcanzado hasta más de o.50 centésimos de balboa o dólar americano

[10] Un grupo de 27 científicos provenientes de diferentes países del mundo, propusieron comprobar la hipótesis de que las lianas se hacen más comunes cuando su hábitat se vuelve más seco y sus resultados acaban de ser publicados en mayo en la revista científica Biotrópica. Un segundo estudio relacionado con el Smithsonian, publicado en la revista científica Ecology Letters, encontró que las lianas son especialmente nocivas para aquellas especies de árboles tolerantes a la sombra. Por lo tanto, parece que a medida que los bosques responden a tendencias climáticas secas, el aumento en la densidad de las lianas será una carga para los árboles que suprimirá el crecimiento y la diversidad de especies. Con apoyo del HSBC Climate Partnership Smithsonian estudia el efecto de lianas y cambio climático en bosques. Esta importante investigación nos ayudará a esclarecer la historia de cómo los bosques responderán al cambio climático (tomada de Mónica Alvarado, STRI, alvaradom@si.edu, www.stri.org).

[11] No es cultivo nativo. Gabidubaled también es utilizada para acelerar la fermentación de la caña de azúcar para la chicha fuerte que se toma en fiestas tradicionales del pueblo. Si traducimos la palabra gabi, significa café, dubalet siginifica bejuco – café bejuco; años atrás fue bebida tradicional en la dieta, hoy remplazada por el café (coffea) bebida conocida a nivel mundial.

[12] Vargas, 1983, citado por De León, 1988

[13] Denevan y Turner, 1974, citado por Erickson, 1986

[14] Denevan 1970; 1982, citado por Erickson, 1986

[15] Brownrigg, 1987, citado por De León, 1988

[16] Semánticamente, nainu significa “tierra propia” o parcela de siembra. Es un sistema agroforestal secuencial, utilizado ampliamente por pueblos indígenas y otros grupos humanos del planeta

[17] No solo el sistema comunal de trabajo, sino los diferentes modelos y/o tecnologías utilizadas para incrementar la producción agrícola, como las asociaciones o grupos, cooperativas y familiares, no están dando resultados positivos

[18] Huertos familiares o individuales pasajeros a orillas de los ríos, el suelo aluvial es asociado con la planta «buggi» (Ipomoea sp.). Indicador de tierra fértil para el cultivo principalmente de maíz; se aprovecha la siembra de maíz antes que empiecen las lluvias y arreste la buena tierra

[19] Ante esta situación el Congreso General Guna ha tomado medidas que favorecen minimizar el impacto negativo a la vida marina-costera a través de Resoluciones. Hay resoluciones sobre moratoria para proteger las tortugas marinas y veda para proteger las langostas (marzo a mayo) y otras especies marinas comerciales (como el pulpo).

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