Geodisio Castillo
Dedico este artículo en el DÍA MUNDIAL DE LA AGRICULTURA, a todas aquellas personas que dedican su vida a cultivar las tierras para darle de comer al ser humano de esta Tierra.
Uno de los problemas más acuciantes a que se enfrentan las Comarcas indígenas del país, es cómo enriquecer la dieta de su población. Una solución es promover la posibilidad de incrementar la producción agrícola mediante sistemas de agricultura ecológica o agroecológica. Los sistemas de agricultura ecológica bien fundamentados, muchos con una tradición milenaria, reúnen las percepciones de la ciencia holística moderna que aseguran lo duradero y el éxito de los sistemas tradicionales de agricultura. Estos sistemas ecológicos de agricultura pueden convertirse en generador de autoempleos, de alimentos y de ingresos dentro de la economía familiar. Y además resisten al cambio climático, como a las sequías.
Agricultura ecológica en Cangandi, huerto familiar: caña de azúcar + yuca + banana + otoe. Foto: Gubiler |
Uno de los problemas más acuciantes a que se enfrentan las Comarcas indígenas del país, es cómo enriquecer la dieta de su población. Una solución es promover la posibilidad de incrementar la producción agrícola mediante sistemas de agricultura ecológica o agroecológica. Los sistemas de agricultura ecológica bien fundamentados, muchos con una tradición milenaria, reúnen las percepciones de la ciencia holística moderna que aseguran lo duradero y el éxito de los sistemas tradicionales de agricultura. Estos sistemas ecológicos de agricultura pueden convertirse en generador de autoempleos, de alimentos y de ingresos dentro de la economía familiar. Y además resisten al cambio climático, como a las sequías.
Los
sistemas ecológicos de agricultura indígena, se remontan a una tradición
anciana y su sustentabilidad ha sobrepasado los 500 años. El sistema de
agricultura de nainu (parcela
agroforestal), que caracteriza a la agricultura Dule, por el uso de la policultura (sistema silvoagrícola),
mantiene la diversidad genética, reducen la vulnerabilidad de los cultivos a
las infestaciones de plagas y a los contagios, además de proteger a los
agricultores contra las limitantes de la naturaleza entre otros. De ahí, la no
necesidad de utilizar sustancias químicas, que llegan a ser tóxicas para el
medio natural y al hombre. Los sistemas de agricultura de nainu mantienen, y en algunos casos mejoran, la fertilidad del
suelo mediante prácticas tales, como quedar en nainu sered (barbechos de más de 20 años), o llegar a negsered (bosque de más de 60 años), utilizar
cultivos o árboles leguminosos del área entre cultivos, y cultivar en rotación
de parcelas.
Estos
sistemas ecológicos de agricultura están cambiándose mediante la imposición de
políticas o programas de desarrollo y prácticas tales, como introducir
tecnologías agrarias y métodos de producción diseñados a obtener altos
rendimientos a corto plazo sin considerar las consecuencias del ambiente. Como
consecuencia llevar a la población a abandonar los sistemas ecológicos de
agricultura, a favor de los monocultivos, uso de fertilizantes y pesticidas
químicos, en perjuicio de los métodos ecológicos y biológicos de control contra
plagas y enfermedades. De continuar éstas mismas políticas en los territorios
indígenas, continuará una historia de sistemas económicos y sociales injustos,
que condenará a la población a un estado creciente de empobrecimiento, de
inanición y de hambre.
Venancio
Lutter, cuando fue supervisor del programa agropecuario de la Dirección
Comarcal de Educación en Gunayala, comentaba: “Hay que comenzar a planificar
desde nuestra realidad y además aglutinar a los técnicos agrícolas, que andan
dispersos hoy, en torno a un programa real de desarrollo integral de la
Comarca”. Este mismo comentario, Venancio, hoy día, aún lo mantiene, pero
agrega “si existe voluntad política, los resultados del plan integral que hoy
discutimos, pueden minimizar el problema de la producción alimentaria, eso si
los políticos toman en cuenta lo que estamos planteando, nuestras necesidades e
intereses que queremos, sino, por gusto estamos sentados, estamos perdiendo el
tiempo” [1]. Hasta ahora Gunayala ha
experimentado orientaciones hacia las prácticas agrícolas intensivas de
recursos, de capital y de químicos que han transformado las comunidades
naturales eliminando la diversidad de la vida del ambiente natural en muchos
países en desarrollo. Y con ello bienes de consumo interno y de servicio para
el hombre han desaparecido, a tal extremo que se ve amenazar la capacidad de
producción de alimentos.
La
promoción de mejorar la producción agroforestal y forestal constituye una
prioridad u objetivo del Centro de Desarrollo Ambiental y Humano (CENDAH).
Además de ofrecer un medio de mejorar la dieta de la población, está vinculada
también con importantes metas sociales
ambientales. Para alentar a los agricultores a que mantengan y
desarrollen la agricultura ecológica CENDAH en alianza con otras instituciones,
como CBMAP-ANAM u ONGs como la Asociación Indígena Ambiental (AIA), entre otros
y, con participación plena de las comunidades, ha realizado estudios y
ejecutado proyectos de desarrollo y conservación ambiental. Estas acciones han
hecho que se puedan percibir las necesidades e intereses, los problemas
socio-económicos y de capacidad que tiene el suelo de Gunayala, para enfrentar
la producción alimentaria, que hoy ha mermado drásticamente. Me recuerda las
palabras del dirigente Gricelio Grimaldo (que en paz descanse) de Ugubseni, cuando decía: “hay grandes
posibilidades, pero necesitamos toda la asistencia técnica continua,
capacitación en primer lugar y también de intercambio de experiencias”.
Estas
acciones participativas con investigación y extensión, nos demuestran que hay
soluciones, y estas se encuentran en formular un plan de acción integrado desde
las bases, porque nos lleva por el camino a un sistema ecológico para la
producción agrícola, y tiene presente las diversas prioridades y posibilidades
locales, como es el conocimiento tradicional.
Por
lo tanto, hay que abordar el problema desde la perspectiva del desarrollo
sustentable, buscando la regeneración de los ecosistemas por la agricultura
ecológica, y que impulsen los cambios sociales, económicos y políticos más
amplios y no para unos cuantos, para asegurar el alimento, la justicia social y
la calidad de vida para todos. Tal vez para asegurar nuestras tierras y sus
recursos naturales, la agricultura ecológica indígena, siendo más cercano a un agro-ecosistema
manejado por el hombre, más la agricultura es sustentable o sostenible.
_________________
[1] Venancio Lutter, educador jubilado en
agropecuaria, fue supervisor del programa agropecuario de la Dirección Comarcal
de Educación en Gunayala. Consulta comunitaria sobre el Plan de Desarrollo
Integral Comarcal, comunidad de Digir,
25 y 26 de mayo de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario