En ecosistemas de altas montañas
Fuente: http://alainet.org/active/69021
En
diferentes regiones del mundo ya se evidencian los efectos e impactos del
cambio climático. De hecho en ecosistemas de altas montañas, como la Cordillera
de los Andes, el retroceso de los glaciares y la variabilidad climática extrema
(lluvias torrenciales, sequías, granizadas, heladas, etc.) están afectando los
medios de vida y desarrollo de las comunidades rurales más pobres y vulnerables
que viven de la actividad agropecuaria. Mientras persista el negacionismo
climático y la inercia de los responsables de esta crisis, el futuro es
incierto y de alto riesgo sobre todo para estas poblaciones. De allí la
importancia de realizar investigaciones en conocimientos tradicionales y
medidas adaptativas, como las que desde hace siglos desarrollaron las culturas agrocéntricas
andinas frente a factores ambientales adversos.
Sociedad-naturaleza:
racionalidad y problemática ambiental
La
Cordillera de los Andes es una de las regiones geográficas más extensas y
representativas del Perú y América del Sur. Su configuración biogeográfica es
sumamente compleja y heterogénea, así como la geomorfología, los climas y
ecosistemas de las cuencas hidrográficas de su vertiente occidental y oriental.
Es asiento importante de múltiples culturas originarias que bajo condiciones
climáticas y topográficas adversas, desarrollaron valiosos conocimientos y
tecnologías adaptativas en el manejo de diversos ecosistemas para la producción
alimentaria y la satisfacción de sus necesidades básicas.
En las
zonas alto andinas, el proceso adaptativo de diferentes grupos humanos es
resultado de sus múltiples interacciones como sociedad-naturaleza. Así, su
estudio implica considerar dos dimensiones claves: i) La ambiental, para
caracterizar los procesos sociales de ocupación-adaptación y las relaciones de
predominio y control político-administrativo sobre el territorio y sus
repercusiones en el entorno; y ii) La cultural, porque al analizar las
implicancias ambientales derivadas de las relaciones de interacción
sociedad-naturaleza sobre el territorio ocupado, existen determinados contextos
culturales en los que se manifiestan impactos específicos.[1]Las formas de vida o
manifestaciones positivas ensayadas por disímiles culturas y sociedades en
determinados territorios y ecosistemas, se explican según el concepto de
racionalidad ambiental, porque alude un cuerpo de valores o principios
orientados hacia la búsqueda de una finalidad ambiental positiva. En esa
medida, también los desajustes o desfases en el proceso adaptativo, son
resultado de múltiples factores condicionantes propios del sistema de
interacción sociedad-naturaleza. Lo que -como antítesis- nos conduce por el
umbral de la irracionalidad, configurando el concepto de problemática
ambiental: o sea, cuando los factores condicionantes del sistema de interacción
sociedad-naturaleza configuran un conjunto de elementos de desequilibrio,
conocidos como defectos de racionalidad (irracionalidad).
El
concepto anterior, sin embargo, no se contrapone con los alcances de la
cosmovisión holística andina. Al contrario, las implicancias ambientales
derivadas de la relación sociedad-naturaleza deben comprenderse en el contexto
de determinadas culturas, territorios y entornos ambientales. Por lo que el
marco cultural implicará entender una forma específica de racionalidad o un
tipo de comportamiento que la sociedad manifestará sobre el espacio-territorio
ocupado, asumiendo de forma razonable que este le proporcione sus medios de
vida.
Al
respecto resaltamos la contribución de Julián Steward (1955)[3],
quien integró el análisis de los componentes población-ambiente. Siendo su
aporte más importante y original la teoría del evolucionismo multilineal, según
la cual las sociedades humanas contemplan trayectorias múltiples y variables en
sus procesos de cambio y adaptación. Steward estudia la discontinuidad del
proceso evolutivo, en tanto: “a veces conduce a un mayor control energético
y una mayor complejidad social y otras veces a formas sociales y económicas más
simples”[4].
Por su
parte, Salhins y Service[5]
logran un avance interesante en el estudio del proceso evolutivo de las
comunidades, proponiendo integrar dos fases principales: i)“…la evolución
crea diversidad debido al mecanismo de adaptación, que forja constantemente
formas nuevas en función de cambios microambientales. Y ii) “…los organismos
inevitablemente evolucionan desde las formas simples hasta las más complejas,
desde los organismos con menor control energético hasta los de mayor control”[6].En
efecto, la evolución de las poblaciones sigue -en general- un proceso
ascendente en el tiempo pero con distintos rumbos y discontinuidades. En base a
esta idea visionamos la
evolución multilineal desde una perspectiva dialéctica,representándola como una
figura de forma y función helicoidal: sinuosa y contradictoria pero progresiva.
Las poblaciones originarias siguen diferentes rumbos evolutivos condicionados
por diversos factores (objetivos y subjetivos, endógenos y exógenos) relativos
a los territorios ocupados y a sus entornos ambientales, en cuyos procesos
particulares y a través del tiempo, sus estrategias adaptativas tienden a
diversificarse y complejizarse, excepto en los casos extremos que por otros
factores, sus estrategias se hayan ido simplificando (hasta incluso colapsar).
Actualmente,
siguiendo las investigaciones sobre la teoría de sistemas y desde el uso
primigenio del concepto ecosistema, es ampliamente aceptado que el estudio de
la relación sociedad-naturaleza no puede abordarse como dos componentes
separados, sino más bien interrelacionados, porque constituyen las partes
compositivas de un todo sistémico[7].En
efecto, ambos componentes se interrelacionan en un todo sistémico representando
un complejo de relaciones de causalidad mutua. Por lo que pueden medirse con
algunos indicadores de base, como -por ejemplo- la calidad de vida para
referirse al perfil de una sociedad, y la calidad ambiental para referirse al
statu quo de la naturaleza.
La
explicación anterior se basó en el teorema de la indecibilidad de Godel[8],
que establece que cada modelo se explica dentro de un modelo más amplio y más
general, proponiendo que los problemas ambientales de la sociedad actual deben
analizarse dentro de un sistema de referencia en cuyo centro se localiza la
sociedad; y que ésta -a su vez- se enmarca en un contexto mucho más amplio de
problemas y metaproblemas. Así, hoy en día es inconsistente hacer una
descripción y análisis completo del ecosistema sin más referencia que el propio
ecosistema, porque este resulta -per se- insuficiente para explicar los
distintos niveles y formas de relación de una sociedad y su problemática de
acceso a recursos naturales, su crecimiento económico y calidad de vida, y sus
repercusiones ambientales.En consecuencia, problemas ambientales como el
calentamiento y cambio climático, deben estudiarse como fenómenos complejos a
escala global-local, en tanto sistemas abiertos, basados en las múltiples
interacciones como sociedad-naturaleza, y según las complejas relaciones de
causalidad mutua subyacentes: flujos de intercambios de energía de sistemas y
subsistemas que configuran y caracterizan cambios tecno-productivos,
socioeconómicos y de organización, así como de sostenibilidad en las distintas
sociedades y culturas en espacios determinados.
Armonías
y desarmonías en la artificialización de ecosistemas
Los
pueblos originarios prehispánicos establecieron relaciones de interacción con
la naturaleza en función al desarrollo de valiosas experiencias y conocimientos
sobre ella: su capacidad de observación y aprendizaje en miles de años, a
través de múltiples pruebas de ensayo-error[9],
implicaron un proceso continuo de artificialización (antropización) del espacio
ocupado.
Numerosas
investigaciones confirman que durante los multiprocesos de ocupación-adaptación
territorial y ambiental, las sociedades originarias -por necesidad de
sobrevivencia- desarrollaron conocimientos pormenorizados de la estructura,
composición y funcionamiento de los ecosistemas y pisos altitudinales: su
compleja biodiversidad, sus microclimas y los componentes físicos de
distribución espacial (vertical-altitudinal y horizontal-longitudinal). Así, de
forma progresiva ensayaron las modificaciones necesarias que aseguraran su sobrevivencia.Es
el caso de las culturas agrocéntricas en zonas alto andinas, que conocieron el
comportamiento microclimático, modificaron ecosistemas, domesticaron plantas y
animales y manejaron la biodiversidad hasta convertirlos en complejos agroecosistemas.
Con el
tiempo y máxime ahora con el fenómeno del cambio climático, los sistemas
tradicionales de conocimientos de los pueblos originarios sobre el medio físico
e indicadores bioclimáticos, su taxonomía biológica folklórica, sus prácticas
de producción y su naturaleza experimental han adquirido tal dimensión e
importancia que están sirviendo para desarrollar nuevos conocimientos
científicos y medidas adaptativas[10].
De hecho, la enorme importancia y valor de los sistemas de conocimientos y
prácticas tradicionales de las poblaciones originarias en los países andinos,
evidencia que las sociedades prehispánicas construyeron sistemas de vida
resilientes, adaptados a variados territorios, logrando un alto grado de
conocimientos frente a la variabilidad climática y al manejo de ecosistemas
locales[11].Las
poblaciones originarias de zonas alto andinas evolucionaron en función de
múltiples procesos adaptativos e inadaptativos ensayados en ámbitos
territoriales específicos, en condiciones multivariadas de oferta de recursos
disponibles, y según los tipos de organización socioeconómica y de racionalidad
empleados en el manejo de los ecosistemas. Son procesos supeditados al
desarrollo de determinadas capacidades de resiliencia social (fuerte o débil)
gestadas por distintas sociedades y culturas para enfrentar y superar las
dificultades y lograr adaptarse al entorno territorial y microambiental o de lo
contrario fracasar[12].
El grado
de manejo y control energético local en el proceso adaptativo de las
poblaciones originarias es clave.Depende de las formas de interacción y los
niveles de intercambio de flujos de energía: del incremento de los “outputs” y
de la reducción de los “inputs”. En consecuencia, frente a la variabilidad
climática y otros factores adversos, reducir el grado de incertidumbre en el
manejo de los factores microambientales y maximizar la resiliencia y la
eficiencia energética local, mediante el uso intensivo de conocimientos y de
tecnologías innocuas, organización de la mano de obra, etc., posibilitará un
mayor grado de subsistencia y autonomía de las poblaciones en la gestión local
de sus recursos naturales.
A
diferencia de estudiar las implicancias ambientales desprendidas de los
mecanismos adaptativos ensayados a nivel individual, es a nivel colectivo en el
que se configura y expresa mejor la forma predominante de relacionamiento de
las sociedades y culturas con su entorno territorial y ambiental. El sentido de
identidad y la pertenencia territorial de las poblaciones originarias se
expresan con mayor nitidez cuando se refieren a lo colectivo, porque expresan
su cosmovisión y existencia misma como tales (su imaginario). Estas formas de
identidad territorial colectiva permitieron la construcción de una relación
respetuosa con la naturaleza y una línea de continuidad e identidad
generacional alrededor de ella.
Actualmente
diversos factores como la densidad demográfica y estilos de vida de los países
que incrementan la presión de uso sobre los recursos naturales y el ambiente
(huella ecológica), la expansión de la economía de libre mercado y los
proyectos extractivos de recursos naturales, la crisis sistémica y las
políticas centralistas y excluyentes de desarrollo de los países, los procesos
de industrialización contaminante y de transferencia y dependencia tecnológica
agroalimentaria norte-sur, la injerencia económica y comercial de las
corporaciones transnacionales y los países hegemónicos sobre los recursos
naturales y medios de vida de los pueblos originarios, la erosión de los
conocimientos tradicionales, etc., son factores determinantes del fenómeno del
cambio climático global, y que de hecho vienen impactado en la problemática de
inseguridad alimentaria y pobreza de las poblaciones rurales en ecosistemas de
altas montañas. Es pues imperativo realizar investigaciones en medidas
adaptativas que recojan y potencien conocimientos tradicionales y fortalezcan
la capacidad de resiliencia local.
- Walter
Chamochumbi, Mag. Ing. Agrónomo, Consultor en
Gestión Ambiental y Desarrollo.
[1]“Las comunidades indígenas y su
evolución en el proceso de adaptación territorial, resiliencia y desarrollo
endógeno: teorías y notas del contexto latinoamericano”, ensayo de Walter
Chamochumbi, Lima. 2006.
[3] Julián Steward, 1955, pp.14-15,
citado En Emilio F. Morán (1996),”La ecología humana de los pueblos de la
amazonia”,(1982b, p.43), p. 44-45).
[4] Citado por Emilio Morán (1996), Ibíd., p. 45.
[5] “Evolución y cultura”, 1960, en Morán (1996), Ibíd., en base a trabajos de Julián Steward y Leslie White.
[6] Op cit de Salhins y Service pp.12-13, en Emilio Morán (1996), Ibíd., p. 49.
[7]“la sociedad y la naturaleza pueden ser consideradas como dos sistemas independientes que se contraponen o bien que interactúan y se complementan, lo cual constituye la base del planteamiento dualístico del problema. La otra opción considera a la sociedad-naturaleza como una sola unidad indivisible que se integra como un todo, lo cual es la base del planteamiento monístico del sistema”Op cit de Juan Gastó (1994), p. 131…”Aproximación Agroecosistémica”, en Módulo I “Agroecología: Bases Históricas y Teóricas”, Curso sobre Agroecología, CLADES-CIED, Lima, pp. 123-135.
[8] Citado por Juan Gastó. Ibíd.
[9]Nicolo Gligo y Jorge Morello (1980)…“Notas sobre la historia ecológica de América Latina”, publicado en Estudios Internacionales, 13, Nº 49, Santiago de Chile, enero-marzo de 1980, pp. 112-148.
[10]Miguel Altieri (1994)…”Por qué estudiar la Agricultura Tradicional”, en Módulo I “Agroecología: Bases Históricas y Teóricas”, Curso sobre Agroecología, CLADES-CIED, Lima, pp. 71-81.
[11]Ver Consorcio GTZ/FUNDECO/IE (2001)…”Protección, recuperación y difusión de conocimientos y prácticas tradicionales”,Documento preliminar para revisión por países, CAN, Estrategia Regional de Biodiversidad,La Paz – Bolivia, 97 p.
[12]La antropización de ecosistemas no ocurre bajo condiciones homogéneas ni relajadas. Al contrario, mayormente ocurre bajo condiciones de alta heterogeneidad ecogeográfica y de constante tensión en el manejo de los factores micro-ambientales.
[4] Citado por Emilio Morán (1996), Ibíd., p. 45.
[5] “Evolución y cultura”, 1960, en Morán (1996), Ibíd., en base a trabajos de Julián Steward y Leslie White.
[6] Op cit de Salhins y Service pp.12-13, en Emilio Morán (1996), Ibíd., p. 49.
[7]“la sociedad y la naturaleza pueden ser consideradas como dos sistemas independientes que se contraponen o bien que interactúan y se complementan, lo cual constituye la base del planteamiento dualístico del problema. La otra opción considera a la sociedad-naturaleza como una sola unidad indivisible que se integra como un todo, lo cual es la base del planteamiento monístico del sistema”Op cit de Juan Gastó (1994), p. 131…”Aproximación Agroecosistémica”, en Módulo I “Agroecología: Bases Históricas y Teóricas”, Curso sobre Agroecología, CLADES-CIED, Lima, pp. 123-135.
[8] Citado por Juan Gastó. Ibíd.
[9]Nicolo Gligo y Jorge Morello (1980)…“Notas sobre la historia ecológica de América Latina”, publicado en Estudios Internacionales, 13, Nº 49, Santiago de Chile, enero-marzo de 1980, pp. 112-148.
[10]Miguel Altieri (1994)…”Por qué estudiar la Agricultura Tradicional”, en Módulo I “Agroecología: Bases Históricas y Teóricas”, Curso sobre Agroecología, CLADES-CIED, Lima, pp. 71-81.
[11]Ver Consorcio GTZ/FUNDECO/IE (2001)…”Protección, recuperación y difusión de conocimientos y prácticas tradicionales”,Documento preliminar para revisión por países, CAN, Estrategia Regional de Biodiversidad,La Paz – Bolivia, 97 p.
[12]La antropización de ecosistemas no ocurre bajo condiciones homogéneas ni relajadas. Al contrario, mayormente ocurre bajo condiciones de alta heterogeneidad ecogeográfica y de constante tensión en el manejo de los factores micro-ambientales.
Fuente: http://alainet.org/active/69021
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