27 de marzo de 2011

LA AGROECOLOGÍA UN PROCESO DE DESARROLLO: PROYECTO DE ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO

Geodisio Castillo

Dule oba - maíz criollo o nativo

La situación actual del planeta debe llamarnos la atención, por la variabilidad alta de las condiciones climáticas que estamos viviendo. Y en toda esta búsqueda de alternativas para que la alimentación pueda ofrecernos en la mesa hoy y mañana, una de las alternativas viables es la agroecología para enfrentar el riesgo.

¿Por qué, la agroecología? Porque aprovecha el saber tradicional, y no necesariamente debemos tomar definiciones modernas sobre agroecología. Lo nuestro es práctico. Muchos de los agricultores indígenas preguntan, “¿Cómo puedo recuperar mi chacra[1]? ¿Existe una tecnología que me pueda ayudar?”. Se ha demostrado que la tecnología moderna, con muchos fertilizantes, pesticidas y monocultivos con variedades híbridas simples, no producen cultivos en las chacras, desplazando a muchas comunidades y ha causado degradación ecológica y cultural sobre el saber tradicional (Castillo 2006; Rothschild comp. y ed. 1996).

Gualu - camote

Mientras que nuestros sistemas agroecológicos aplican los conceptos y principios ecológicos, culturales y espirituales diseñando agroecosistemas sostenibles, y nunca han dependido de agroquímicos. Las interacciones ecológicas y los sinergismos entre sus componentes biológicos o agrobiodiversidad proveen los mecanismos para que los sistemas subsidien la fertilidad de su propio suelo, la productividad y la protección de los cultivos y el ambiente mismo.

La biodiversidad agrícola que se produce en sistemas agroecológicos indígenas, es una forma común del “buen vivir”. Se caracteriza por el uso de numerosas variedades de productos en cada nainu. Por ejemplo, los agricultores Quechua y Aymara de los Andes cultivan hasta 500 variedades de papas en las terrazas de una comunidad y los hermanos de la Cuenca Amazónica pueden cultivar hasta más de 100 productos en una hectárea de bosque quemado y talado (Rothschild comp. y ed. 1996). Eso es producto del conocimiento de la naturaleza, hacer de un sistema agroecológico como un bosque; es decir, en una hectárea de bosque se pueden encontrar aproximadamente hasta 100 especies de árboles, pero en este caso en un nainu establecemos policultivos o sistemas agroforestales.
Gabi dubalet - frijol abono

Talar y quemar cada verano, no nos devuelve el bosque original, pero devuelve nuevamente la vida, evitando la erosión y una mejor gestión de los suelos, comprendiendo los sistemas de sucesión entre bosque – agricultura y barbecho, la forma más común que nuestros pueblos utilizan los bosques. Hacer descansar a la tierra, para que se recupere y volver a ofrecer su esencia, sus frutos a la población y a la vida silvestre.

Pero hay que reconocer que nuestros conocimientos tradicionales se pierden cada día, no hay un sistema o método de diseminar estos conocimientos, aunque los Congresos Generales y principalmente la Cultural hacen el esfuerzo en esta tarea.

En Kuna Yala hubo y vienen proyectos, que tienen orientaciones hacia la adaptación al cambio del clima. Hay documentos sobre proyectos sobre desarrollo sostenible, estrategias ambientales comunitarias archivadas que hay que ejecutarlas (Cambellotti 1997; Castillo 2007). Hay experiencias para lograr la gestión forestal comunitaria y agroforestería (Castillo 2004). Bien o mal, pero ya existen informaciones para actuar mejor.

Gracias al apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PPD-PNUD), la Asociación Indígena Ambiental (AIA) en alianza con el Centro de Desarrollo Ambiental y Humano (CENDAH) iniciarán a responder a estas necesidades de adaptación mediante el proyecto de “capacitación y extensión o asistencia técnica agroecológica” (CEAF), incluyendo la recuperación de cultivos tradicionales que se están perdiendo, la investigación participativa para la aplicación de algunas actividades de adaptación como lo es la conservación de los suelos e innovando los sistemas agroecológicos prevalecientes en las comunidades de Akuanusadup y Yandup-Narganá.

La participación directa de los productores de ambas comunidades en el proyecto dará continuidad al proceso de desarrollo y de adaptación, y se recopilará información sobre las experiencias adquiridas a través de este proyecto para su utilización en los diálogos ambientales[2]. Cabe señalar que este proyecto no es la solución a los problemas de los productores y/o la comunidad, este “proyecto” no busca el desarrollo, sino dirige o facilita su atención hacia la gente, hacia “procesos” de desarrollo a largo plazo.

La finalidad del proyecto consiste en “motivar a los productores agrícolas de la comunidad de Akuanusadup y Yandup-Narganá al proceso de desarrollo de sistemas agroecológicos y/o agroforestales adaptables, persistentes y estables, que contribuyan a minimizar la tala y quema, al incremento de la productividad y al bienestar socio-económico familiar, sin disminuir la capacidad de producción del suelo”. Por el momento no nos preocupa el incremento de la producción, hasta que los propios agricultores se empoderen de los conocimientos tecnológicos a pequeña escala, para iniciar la innovación de su agricultura. Porque serán ellos los motores de su desarrollo.

El proyecto CEAF también diseñará una estrategia de investigación, recuperando los conocimientos tradicionales que se pierden, de ahí, innovar los sistemas agroecológicos prevalecientes para mejorar el suelo, recuperar su fertilidad y luego dar paso al incremento de la producción. Y la mejor forma en este proceso de desarrollo – capacitación-extensión-investigación - tiene mayor oportunidad de llegar a tener éxito y sostenibilidad si la comunidad a través de los productores participan, al punto que sientan, que ellos dirigen el proceso, que ellos tienen el mando y no la zanahoria (Diesen 2000). Facilitarles el análisis y las amenazas que enfrentan, y de llegar a un consenso sobre las acciones que deben tomar. De esta manera la comunidad productora es objeto como sujeto de la investigación, y no solo objeto de la investigación (Freire 2008), como ocurre en la investigación tradicional relacionada con el desarrollo[3].

La práctica agroecológica o de agricultura sostenible kuna innovado, contribuirá a la conservación y recuperación de la fertilidad del uso del suelo, estaríamos adaptando una acción frente al cambio del clima - evitando la deforestación. Además al contribuir a minimizar la tala y quema de los bosques, con estas acciones estaremos contribuyendo a la mitigación del cambio climático. Esta acción no solo orientará a los agricultores varones, sino también se ha visto el interés y necesidad de la mujeres en participar y de los estudiantes o niños para tomen conciencia del conocimiento agroecológico y ambiental, porque ellos son los que pueden insistir a sus padres para que las cosas se hagan y produzcan[4].

Es por eso que CEAF involucra a los productores agrícolas, mujeres y niños en las actividades del proyecto, lograr que con la participación activa se tomen decisiones y elaboren un plan estratégico de capacitación y extensión incorporando los conocimientos tradicionales, ayudando al establecimiento e implementación de los sistemas agroecológicos que serán establecidos y su monitoreo en la restauración de la tierra. Las acciones del proyecto CEAF será comenzar en pequeño, introduciendo e innovando tecnología a pequeña escala, como labranza “cero”, labranza ecológica o mínima, surcos productivos, uso del aparato “A”, entre otros, pero la decisión lo tomarán los propios productores. Estos serán aplicados bajo el sistema de la agricultura de nainu.

Mujeres kuna contruyendo aparato "A"
Por otra parte en este proceso agroecológico, las acciones involucran la captura de carbono en los suelos y en la biomasa para un mejor manejo de la tierra para reducir las emisiones de gases de invernadero (FAO 2002)[5]; además al incrementar el contenido de materia orgánica tendrá efectos significativos directos en las propiedades del suelo y un impacto positivo sobre las cualidades ambientales o agrícolas y sobre la biodiversidad. Las consecuencias incluirán una mayor fertilidad del suelo y productividad de la tierra para la producción de alimentos (Yágodin et al 1986) y para la seguridad alimentaria. Esta herramienta agroecológica también hará que las prácticas agrícolas sean más sostenibles y ayudará a prevenir o mitigar la degradación de los recursos de la tierra.

Las actividades del proyecto, al mantener una agricultura de nainu, preserva y conserva el suelo y la biodiversidad adaptándolos y mitiga la degradación forestal, reduciendo a escala local las emisiones de gases de efecto invernadero (reducción de emisiones de CO2, como también de metano – CH4 y óxido nitroso – N2O), que contribuyen al calentamiento del planeta.

Finalmente el proyecto propiciará la enseñanza y diseminación de metodologías y estrategias a otros productores agrícolas de otras comunidades y de ser posible a campesinos del país. Los conocimientos tradicionales locales al combinarse con los conocimientos occidentales amigables con la naturaleza multiplican los conocimientos en beneficio del desarrollo comarcal y por tanto de otros pueblos hermanos indígenas y del país.

El intercambio y suministro de información, la extensión-investigación o comunicación es parte esencial del proceso de enseñanza y toma de conciencia comunitaria. La extensión-investigación o comunicación comunitaria participativa implica aspectos sobre qué comunicar, la forma más adecuada de hacerlo y cómo involucrar a la gente en el proceso (Bennett 2004; Freire 1987). Porque el desarrollo sostenible no puede tener lugar sin la participación de la comunidad. Sin embargo, dentro de la actual práctica de desarrollo, una real participación de la comunidad es difícil de lograr, es por eso, que la participación es de interesados avalados por la propia comunidad.

Apenas este proyecto es un primer paso hacia el verdadero proceso de desarrollo. Estos tipos de proyectos no pueden ser de un año, sino un proceso de largo plazo. Ahora que nos enfrentamos al cambio climático.
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Para mayor información: geodisio@yahoo.com ó ariasmarcial@gmail.com

Referencias citadas:

Bennett, A. 2004. Enlazando el paisaje: el papel de los corredores y la conectividad en la conservación de la vida silvestre. /Tr. por José María Blanch. San José, C. R.: UICN. 278 p.
Cambellotti, M. 1997.  Desarrollo sostenible en Kuna Yala Proyecto PAN/B7-3010/93/140. Informe de seguimiento técnico administrativo y evaluación de mediano plazo. Euronet Consulting. Mayo 1997. 30 p. + anexos
Castillo, G. 2007.  Informe Final. “Consultoría para la elaboración y actualización de planes estratégicos para el uso de los recursos naturales en la Comarca Kuna Yala, Ecoregión Darién-Kuna, Panamá”. CON-BID-DB-007. Período: del 18 de septiembre al 19 de diciembre de 2007. Programa Manejo Integrado de Ecosistemas en Comunidades Indígenas (PMIIE). Fondo BID/FMAM No. GRT/FM-9011-RS. Fondo BM/FMAM No. TF054186. ACICAFOC, CICA, CCAD. Panamá. 38 p. + anexos (3 planes estratégicos)
Castillo, 2006. Informe Final de Actividades. “Capacitación en técnicas de agroecología según los conocimientos tradicionales indígenas”. Período: del 8 de mayo al 15 de junio de 2006. Programa Manejo Integrado de Ecosistemas en Comunidades Indígenas (PMIIE). Fondo BID/FMAM No. GRT/FM-9011-RS. Fondo BM/FMAM No. TF054186. ACICAFOC, CICA, CCAD. Panamá. 60 p. + anexos
Castillo, G. 2004.  Logrando la gestión en manejo forestal comunitario. En: Reflexiones en Torno a la Problemática de la Gestión de Proyectos Indígenas. Fortaleciendo las Capacidades Gerenciales de los Pueblos Indígenas /Carlos Brenes et al. 1ª. ed. – Valle de Ángeles, Francisco Morazán, Honduras 27 de abril al 1º de mayo de 2003. Managua: URRACAN (156 p.). 60-72 pp.
Castillo, Yonilia y Castillo, G. 2011. Percepción de necesidades e intereses en las comunidades de Akuanusadup y Yandup-Narganá. Proyecto Capacitación y Extensión Agroecológico. 1ª. evaluación ante-proyecto. Kuna Yala. 7 p. 31 de enero de 2011. (Informe al PPD-PNUD)
Diesen, A. van 2000. Reteniendo la batuta y entregando la zanahoria: dilemas que surgen cuando las agencias de desarrollo utilizan el ERP. En: Investigación ejemplar: conceptos y aplicaciones /Lou Keune. 1ª. ed., San José, Costa Rica: DEI. 159-176 PP.
FAO 2002. Captura de carbono en los suelos para un mejor manejo de la tierra.  Informes sobre recursos mundiales de suelos, 96. 73 p. ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/004/y2779S/y2779s00.pdf
Freire, P. 2008. Pedagogía del oprimido. Siglo XXI. 232 p.
Freire, P. 1987. ¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural. Siglo XXI editores. 114 p.
Yágodin, B. A., Smirnov, P. y Peterburgski 1986. Agroquímica, Tomo I. /Tr. del ruso por Ramiro Rincón Zabaco y Francisco Vargas Salazar/. Editorial Mir Moscú. 416 p.



[1] Chacra, nainu, conuco, milpa, etc. son sistemas agroecológicos de los pueblos indígenas, significan lo mismo - cultivo de parcelas agroforestales, policultivos o cultivos mixtos, sus métodos varían en cada región o realidad ambiental y cultural
[2] Sobre ‘deforestación evitada’ o RED, REDD y REDD+, ya se ha hablado o informado mucho, solo toca prepararse con buenas proyecciones o propuestas que hagan una buena gestión forestal, su conservación y desarrollo comunitario, tomando en cuenta nuestros conocimientos tradicionales
[3] Dilemas de muchas agencias de desarrollo, que utilizan la ERP (Evaluación Rural Participativa) u otros nombres que llevan como el ERR (Evaluación Rural Rápida), etc. (Diesen 2000)
[4] Primera evaluación realizada antes de iniciar el proyecto de Capacitación y Extensión Agroecológica en las comunidades de Akuanusadup y Yandup-Narganá (Castillo y Castillo 2011)
[5] Ya hay ideas de separar el dióxido de carbono (CO2) y almacenarlo bajo tierra es. Es una idea de una falsa solución, porque no está técnicamente disponible, en vez de dar soluciones puede crear problemas a las generaciones futuras

19 de marzo de 2011

Historia del Pez Sierra, la Manta Raya, el Delfín y la Tortuga Baula

Por: Bernal D. Castillo[1]

Introducción
Los relat os orales expresan el pensamiento y la cosmovisión de un pueblo. Son contados y cantados a través de los ritos, ceremonias, cuentos y leyendas por nuestros ancianos, centrados su respeto y veneración a la Madre Tierra. Nuestros padres, curiosos, como cualquier hombre del planeta, desde los tiempos inmemoriales, trataron de entender e interpretar los fenómenos que ocurren en el universo. Fueron muy estudiosos; se interesaron por conocer las profundidades del mar, sus habitantes y el porqué de sus hábitos y se especializaron en ellos, y de estos nos hablaron, nos trasmitieron sus conocimientos a través de estas historias y relatos.

Nos cuentan nuestros sabios que en el inicio de esta tierra, después de la tercera generación, Baba envió a Olonaikabaler para cuidar la tierra, tuvo descendientes. Los dules no llegamos a la tierra por simple capricho, sino con un propósito importante que nos puso Baba y Nana sobre la tierra. Baba, a cada uno nos dio un don y una misión específica. Igual don y misión le dio a cada habitante de las profundidades del mar y de toda la naturaleza, estos animales surgieron mucho antes que el hombre, que los cuidaría, que aprendería su conducta y su lenguaje.

De esta forma, presentamos las historias de algunos animales del mar, por su vitalidad y relación con la vida cotidiana dule, que nuestros abuelos nos relatan, la historia del pez suku (Sierra), nidirbi (Manta Raya), uagi (Delfín) y yaukninniled (Tortuga Baula), que son unas de las tantas historias que cuentan los ancianos kunas en el Onmakednega y en sus casas, para que estos relatos no se pierdan a la nueva generación.

Suku (Pez Sierra)

Los hombres que llegaron a cuidar de los animales del mar, eran vigorosos, valientes, atrevidos y hábiles.

Los que cuidaron al pez Suku (Sierra) fueron los nietos, los descendientes de Biler.

Los peces Sukumar son como enormes barcos o patrullas que vigilan a los peligrosos tiburones que acechan, para reprimirlos cuando atacan. Por lo tanto, parece que es un buen pez. Su nombre en kuna es Olokipyakiler, vigilante custodio de la tierra, del océano, es como ama de llaves del océano hacia las costas, que no permite que se acerquen los grandes y peligrosos peces a las costas.

El pez suku existe en los mares, es enorme; en los ríos es más pequeño, ya que en los mares tiene que enfrentarse con otros grandes peces.

Nidirbi (Manta Raya)

Nidirbi también se le conoce como Olopyopipiler, hombre Manta Raya, era un hombre bravo, de pocas palabras, era un hombre violento, de ofrecer puños, de dar golpes de pecho, así era su conducta, su comportamiento.

Cuando se emborrachaba, le pegaba a los otros, cuando se molestaba enseguida daba brincos y brincos, era su manera de pelear; por eso lo llamaron Machi Olopyopipiler, porque abusaba de su fuerza contra los otros, porque tumbaba a los otros.

Hoy podemos ver a este pez Manta Raya, que cada vez que come o pesca, sale de la superficie del mar con un gran brinco y cae dándose un gran golpe sobre el mar.

Toda esa conducta o hábitos, eran seguidos, observados, estudiados y analizados por nuestros padres.

Hoy, los hombres hemos empezado a tener la conducta violenta de este pez, por lo cual no nos diferenciamos en nada con Machi Olopyopipiler, que no obedeció las normas de Baba (gran padre), que no vivió en solidaridad con sus hermanos, hizo lo que le dio la gana, utilizando su fuerza contra sus hermanos, sin observar las buenas normas de convivencia, vivió sin más leyes que sus fuerzas.

Por su conducta prefirió vivir en las inmundicias, en vez de vivir tranquilo en medio de un ambiente sano que ofrecía Baba a todos los seres de esta Tierra, y al despreciar todo lo que le ofrecía Baba creó su propio castigo.

Uagi (Delfín)

Uagi (Delfín) es un pez que se desliza suavemente, es buena gente, igual puede andar boca arriba, deslizarse sobre la superficie del mar, saltar y dar brincos, y es uno de los animales más veloces del mar.

Los Uagi (delfin) son capaces de salvar a las personas y transportarlas hasta la orilla de las playas, o sacar a las personas que se hunden, a la superficie, y dan empujoncitos con su hocico en el estómago de las personas que se ahogan, para hacerlos respirar.

Durante la gran inundación en el tiempo de Dada (Abuelo) Aiban en tiempos inmemoriales, fueron los uagi (delfines) quienes salvaron a muchos de nuestros padres, llevándolos en su lomo a lugares secos o los dejaban sobre los troncos.

Los uagi (delfines) tienen varios nombres como Oloawiwipipiler, Oloainikipipiler, Olowicoaginyaliler, por silbar, por echar agua por sus lomos.

Aunque no es humano, es uno de los animales más bondadoso que hay. Sin embargo, nosotros que nos consideramos los mejores seres humamos sobre la tierra, entre nuestros propios hermanos nos despreciamos, nos matamos, y estos animales te salvan, te protegen, y nosotros nos portamos como si no tuviéramos el espíritu de Baba, tenemos a nuestros padres y madres, que nos orientan, nos da consejos y no practicamos las relaciones humanas.

Yaukninniled (Tortuga Baula)

Olodiweginyaliler es el nombre de yaug ninniled, este hombre trabajaría para Baba en el gran océano, para custodiar y anidar toda clase de vida que hubiera en sus profundidades. Era hombre tortuga, fuerte, vigorozo. Ellos habitan en los “ríos de plata”, en las grandes islas, de ahí salen las tortugas, ellos son los encargados de enviarlos a diferentes lugares cada año.
Protegiendo la tortuga baula en Armila

Puedes ver que llegan a las playas, llegan a sus recintos cansados, justo en el momento de desovar. Llegan a estas playas, a sus sitios donde nacieron, y al nacer estas tortuguitas vuelven al mar, a las profundidades hasta tener la edad adulta, como su madre, vuelven al sitio donde salieron.

Las tortugas, también, tienen una gran variedad de especies. Una de ellas es conocida como Yaukninniled (Baula), que si las tocas, te quedas pegado adherido a ella; sin poder despegarte de ella, te arrastrará, te llevará hacia las profundidades del océano.

Ocurrió una vez que en tiempos remotos una pareja oriunda del poblado de Gugimur fue a esperar y cazar una tortuga. La mujer nunca había visto el mencionado reptil. Esa noche, específicamente a la media noche, llegó de forma inesperada una tortuga, que la mujer llegó a avizorarla. De inmediato la mujer fue tras la tortuga y la agarró.

La tortuga fue hacia el mar con la mujer. Dicen nuestros abuelos que era un Yaukninniled (tortuga baula). Su esposo quedó pasmado, sin hacer nada. Así, la tortuga se llevó a la mujer, quien sumergiéndose llegó a gritar a su esposo maldiciéndolo:

“-¡Cuando vayas al monte ojalá te lleven los malos espíritus!”.


Referencia:

Revista Cultural Lotería No. 486. Septiembre / Octubre – 2009. Panamá.66-69 pp.



[1] Recopilación y síntesis. Antropólogo e historiador Dule. Miembro del Centro de Desarrollo Ambiental y Humano (CENDAH). El relato fue por el Saila dummad Eriberto González y la traducción en kuna preparada por Anelio Merry López y revisado por Reuter Orán.

16 de marzo de 2011

Migraciones y Odiseas

Por: Leadimiro González
Yo era apenas un niño cuando abandoné por primera vez la isla de Kuna Yala y vine a vivir con mis padres a la ciudad capital. Fue a principios de los años 70, cuando no existían las computadoras, los teléfonos celulares ni la televisión en color y apenas el hombre había pisado la luna.

Recuerdo como si fuera ayer ese día. Me monté en una avioneta y desde la altura contemplé con cierta nostalgia la pequeña isla de Sasardi Mulatupu donde había nacido. Contemplé sus aguas azules donde tantas veces me zambullí, su playa de arena blanca, donde en noches de luna llena me acostaba boca arriba a contar las estrellas.

En esos tiempos de mi niñez no existía para mí nada más que el mar, las montañas, los ríos y las noches mágicas donde los caciques cantaban acostados en las hamacas mientras las mujeres, sentadas en bancas de madera, cosían sus molas y escuchaban en silencio los mensajes de los viejos.

Por eso, cuando la avioneta aterrizó entre altos edificios, en el antiguo aeropuerto de Paitilla, todo me pareció irreal y ajeno. Nunca me imaginé que existiera un lugar así, con casas de concreto, automóviles y de tanta gente caminando de un lado para otro por calles interminables, hablando un idioma que para mí resultaba totalmente desconocido. Aprender y dominar ese lenguaje me costaría un poco, pero con el pasar de los días, de los meses, terminaría dominándolo, aunque luego olvidara el mío.

Me imagino que esa misma experiencia la vivieron todos aquellos que pisaron por primera vez la ciudad capital. Encontrarse con un mundo extraño, pero a la vez fascinante.

En esa época lejana en mi memoria, recuerdo que eran pocos los kunas que se desplazaban de la isla a la ciudad. Y si lo hacían era por motivos de trabajo. Los más viejos cuentan que las primeras migraciones se dieron entre los años 30 ó 40, cuando grupos de hombres kunas viajaban para laborar en las bases norteamericanas, en la antigua zona del Canal. Pero no lo hacían para quedarse, sino que permanecían por un par de meses hasta que lograban ahorrar una cantidad suficiente de dinero. Con eso compraban herramientas de trabajo y regresaban a sus comunidades. También se marineros en barcos que llegaban a las islas. ¿Valdría la pena cuestionarse qué habrá sido de ellos? ¿Habrán sobrevivido en esas remotas ciudades? ¿Habrán dejado descendencia? Nadie lo sabe. Lo que sí se comenta entre los isleños es que en alguna parte de Nueva York existen descendientes de kunas, quienes practican tradiciones y preparan comidas kunas, platos que valdría la pena probar.

Pero es a partir de finales de los años sesenta y comienzos de los setenta que se inició el desplazamiento de los kunas hacia la ciudad capital, sobre todo por la influencia de las iglesias que se establecieron en algunas comunidades de Kuna Yala y el sistema educativo existente que, de alguna manera, le hicieron ver a la población kuna que la ciudad le ofrecía algo mejor. De allí que nuestra gente decidiera abandonar sus tierras en búsqueda de una mejor oportunidad de vida y porque siempre había estado abandonada a su suerte por los gobiernos.

Retomando nuestro tema, recuerdo que a principios de los setenta, cuando caminaba con mi padre por la Avenida Central, hoy conocida como La Peatonal, no veía a tantos de mis coterráneos y se podían contar con las manos. Hoy, la presencia de los kunas se ha multiplicado hasta tal punto que se les puede observar en cualquiera parte y realizando infinidad de oficios para ganarse la vida.

¿Pero desde cuándo se dio inicio a esa migración? La historia dice que desde que llegaron los conquistadores a América. Ellos trajeron enfermedades, esclavitud y muerte. De allí que nuestros abuelos decidieron abandonar sus tierras y desplazarse a otro lugar donde pudieran vivir tranquilamente y soñar.

Nadie sabe qué tan difícil pudo resultar esa migración. Es como si a uno lo sacaran del entorno donde siempre ha vivido y lo colocaran en otro lugar distinto, al cual no está acostumbrado. ¿Cuántos no habrán muerto en el viaje? ¿Cuántos kilómetros no habrán tenido que recorrer? ¿A qué peligros se habrán enfrentado? ¿A qué enfermedades? ¿Cómo hicieron para sobrevivir? Son incógnitas que nunca podremos resolver.

Eso me trae a colación la historia de una familia de esquimales que a principios del siglo XX, durante una expedición al Polo Norte, fueron sacados de su habitad para ser traídos a la civilización, en este caso a Canadá, para su estudio. Los esquimales se enfermaron. No estaban acostumbrados a ese ambiente y fueron víctimas de muchas enfermedades que finalmente acabaron con sus vidas. El único que logró sobrevivir a esas penosas circunstancias fue el hijo de la pareja, que ya, siendo un hombre, se escaparía para regresar a su tierra. Nunca más se supo de él. La pregunta que me hago es ¿a cuántos kunas no le habrá sucedido lo mismo al cambiar de entorno?

Lo cierto es que nuestros abuelos, que vivían en las remotas costas del Caribe, tuvieron que recoger sus enseres, animales, lo poco que tenían y huir del hombre blanco. Los libros de historia, que no siempre recogen la verdad, señalan que para principios del siglo XVIII, nuestros abuelos vivían a orillas de los pequeños ríos que corrían hacia el norte, al Caribe y al otro lado de las montañas, a la orilla de los ríos más caudalosos del Sur. Cuentan que tampoco permanecieron por mucho tiempo allí, pues para el siglo XIX, los kunas que se encontraban en el norte bajaron a las montañas para volver a establecerse en la actual Kuna Yala. Otros, prefirieron desplazarse al sur de la cordillera del Tuira, Chucunaque, Bayano y Urabá. Un siglo después, en los albores del siglo XX, la mayoría de los kunas vivían a lo largo de las costas de Kuna Yala.

Actualmente, según el censo de 2000, la comarca de Kuna Yala cuenta con una población de 36,487 habitantes, mientras que en la capital viven 24 mil.

La mayoría de los kunas, en los últimos 30 años, se han desplazado de la comarca a la ciudad para tratar de mejorar su modus vivendi, conseguir un empleo, tratar de continuar o terminar sus estudios.

En la década que comprende de 1990-2000 fue cuando se dio la mayor cantidad de migraciones kunas a la ciudad capital y 14,079 kunas cambiaron de residencia, de los cuales 11,975 fueron a vivir a Panamá.

Estos kunas que decidieron establecerse en Panamá fundaron varias comunidades, entre ellas: Kuna Nega, Dagarkun Yala y Boo Yala. En Colón tenemos comunidades como: lbergún y Cativá, esta última considerada como la primera comunidad que fue fundada por los kunas, puesto que las primeras migraciones se dieron hacia la provincia de Colón, específicamente en Cativá. En estas comunidades buscan la manera de vivir unidos y mantener su lenguaje y sus tradiciones.

Si alguien viajara a las provincias de Chiriquí, Bocas del Toro y Santiago, lo más probable es que encuentre en alguna calle o restaurante a un kuna trabajando. Un grupo reducido vive en esos lugares con sus familiares y sus hijos han nacido en esas provincias.

Recuerdo que cierta vez, estando de viaje en Cerro Punta, Chiriquí, me encontré con un paisano que permanecía sentado en un restaurante. Cuando me vio pareció alegrarse. Me le acerqué y le pregunté qué hacía en un lugar tan lejano. Me sonrió y me respondió que estaba huyendo de los narcotraficantes que habían amenazado con quemar su isla (no recuerdo el nombre de su población) y que había decidido venir a Chiriquí para comprar un terreno, para posteriormente traer a su familia y establecerse en Cerro Punta. Me despedí de él y allí lo dejé. Nunca más lo volví a ver. No sé si habrá logrado conseguir esa tierra soñada. La pregunta que me hago es cuántos kunas no habrán hecho lo mismo y están en búsqueda de sus sueños.

Pero en la búsqueda de ese sueño también han tenido que enfrentarse a una serie de obstáculos, porque como sabemos, nada es fácil en esta vida. En esta selva de concreto, donde todos intentan sobrevivir, nuestra gente ha tenido que encarar otra realidad: la pobreza, la discriminación, el idioma y la pérdida de su identidad y, sobre todo, el bombardeo incesante de otra cultura que está a punto de acabar con ellos.

Una cultura que a principios del siglo XX trató de imponerse dentro de la cultura kuna, cuando el gobierno de esa época intentó acabar con las costumbres de nuestros abuelos, obligando a nuestras madres a dejar de vestirse con las molas y que usaran argollas en la nariz. El argumento era que los indígenas debían integrarse, civilizarse y dejar sus costumbres que consideraban un atraso.

Esta situación generó la llamada Revolución de Tule de 1925, cuando hombres kunas valientes se enfrentaron a la policía con secuela de muertos y heridos. A raíz de estos enfrentamientos se conformó la creación de la Comarca de Kuna Yala. ¿Ahora me pregunto si de alguna forma no habrán conseguido indirectamente que poco a poco la población kuna, con los actuales desplazamientos, se esté integrando a la ciudad?

Una integración que está llevando a la mayoría de nuestra gente a vivir en la pobreza, a trabajar en cualquier oficio para ganarse el pan de cada día, ya sea cocinando en un restaurante, limpiando los centro comerciales, vendiendo verduras y frutas en las calles, minutos de celulares, artesanías en las vías públicas, etc.

Hace poco me contaba un amigo la historia de una anciana kuna que se dedica a vender cigarrillos en una calle de La Peatonal hasta altas horas de la noche. Situación que no se observaba cuando llegué por primera vez a la la casa, a cantarles canciones de cuna a sus nietos o a bordar sus hermosas y llamativas molas. Incluso, debo confesar, con cierto dolor, que he visto niños kunas vendiendo pastillas en los semáforos.

La delincuencia, la drogadicción y el narcotráfico también han sembrado sus tentáculos, sobre todo en la juventud kuna, lo que ha ocasionado que sus madres lloren por el amargo destino que les ha tocado vivir en la ciudad. Ese fue el caso de una prima mía, cuyo hijo adolescente se ha convertido en un delincuente y hace poco asaltó con sus compinches a un taxista con arma blanca. Ella llora en silencio, presiente que en cualquier momento su hijo terminará en la cárcel o muerto por la policía.

Estos y otros problemas son los que enfrenta la mayoría de nuestra gente cuando decide quedarse en la ciudad.

Un amigo periodista me decía hace poco que nuestra gente vive sobre riquezas, la riqueza del mar, las montañas, pero que no estaban siendo valoradas, especialmente por la juventud, que había dejado la tierra para sentarse en la cancha de juego y escuchar música, en vez de trabajar en cultivos.

Cuando tenía seis años recuerdo que mi padre me obligaba a levantarme temprano, antes que los gallos cantaran y me iba con él en el cayuco a las montañas. Allá, él me enseñó a sembrar y a limpiar con machete los cultivos. No sé si hoy los padres kunas les enseñan a sus hijos a cultivar la tierra.

La realidad es que el fenómeno de la migración de kunas a la ciudad está dejando a la comarca sin gente. ¿Con ese éxodo nos quedaremos sin población algún día? Amanecerá y veremos.

 El lenguaje materno, el dule gaya, también ha sido trastocado por la migración. Muchos jóvenes que han nacido en la ciudad han perdido su lenguaje materno, no lo hablan, sólo entienden el español. Debo confesar que yo formo parte de esa circunstancia, porque no hablo ni entiendo el kuna. Pero como dije anteriormente, eso forma parte de otra historia de mi vida, pues crecí en un hogar conformado, irónicamente, por un español y una colombiana, por lo tanto, en esa casa no se hablaba el idioma kuna y se me olvidó. Sin embargo, siempre he sido defensor de que las madres kunas que viven en la capital, deben enseñarle a sus hijos tanto el español como el dule gaya, para que no se les olviden sus raíces.

Pero a pesar de estos y otros problemas que sería largo de enumerar en este pequeño trabajo, la realidad es que la mayoría de los kunas viven en la capital, intentando a toda costa mantener sus raíces ancestrales, sobre todo su música, sus bailes, sus comidas y su lenguaje.

Es frecuente observar, sobre todo los fines de semana, en la Plaza Cinco de Mayo, a grupos kunas practicando danzas ante la mirada curiosa de los transeúntes, una música milenaria que se confunde con el sonido de los motores de los buses, las bocinas, los gritos de la gente...

Hay quienes prefieren visitar los capítulos de sus comunidades ubicados en varios puntos de la ciudad. Allí se reúnen para intercambiar conversaciones, escuchar la última noticia del pueblo y tener informaciones frescas de su añorada Kuna Yala.

El hecho es que los kunas seguirán migrando a la ciudad. Se mezclarán con otros grupos, tendrán hijos con sangre blanca e india. Este fenómeno se está dando desde hace más de dos décadas. Un fenómeno que valdría la pena analizar. Lo único que esperamos es que traten de mantener sus raíces, porque una cultura que pierde lo más valioso que tiene está expuesta a desaparecer. Espero que ese no sea el destino de mis hermanos kunas.


Referencias:

Revista Cultural Lotería No. 486. Septiembre / Octubre – 2009. Panamá. 55-60 pp.

Nota: Está traducido en kuna por el mismo autor, en este mismso número de la Revista Cultural Lotería

6 de marzo de 2011

Celebrando el Día Internacional de la Mujer

“La sonrisa, es el encanto de la mujer, es la canción valiente de nuestra lucha” 
este verso de Ibeler, hermano de Olowaili, simboliza muy bien a la mujer,
entre afectividad, sensualidad, tenacidad, esfuerzo y lucha.  Olowaili,
figura mítica o real, poco importa, es el símbolo de lucha de la mujer Kuna. 
La única mujer que según la tradición Kuna, luchó para
defender el territorio o “la Madre Tierra”.

RIGOBERTA MENCHU


Una flor de Nusagandi para ellas. Gubiler
La columna vertebral de la cultura del pueblo kuna y que fundamenta su pensamiento, se conserva en la historia de origen del “nacimiento de los 7 hermanos y su hermana Olowaili”[1]. Gubiler decía:Los árboles, las plantas, los arbustos nos protegen, nos ayudan a vivir, son nuestros hermanos. Las plantas son mujeres que adornan la Madre Tierra. Por eso todo florece, toda da fruto, todo crece[2]. Desde el principio de la vida, se le encomendó la maravillosa misión de conservar, de proteger, producir, defender y amar a la Madre Tierra, ofreciendo sus frutos de generación en generación. Y en estos últimos días las mujeres nuestras han demostrado su valentía y ejemplo en su lucha contra la minería, para ofrecer sus frutos de generación en generación para el mañana. ¿MIL FELICITACIONES!

Dentro de dos días se celebra el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) es una fecha que celebran todas las mujeres del mundo. Esa fecha las mujeres del mundo conmemoran también en las Naciones Unidas “su inauguración como poderoso impulsor de la igualdad de género y el empoderamiento de la Mujer[3]  y es fiesta nacional en muchos países. Cuando las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unen para celebrar su día, pueden contemplar una tradición de no menos de 100 años de lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo. El tema oficial del Día Internacional de la Mujer 2011 es «La igualdad de acceso a la educación, la capacitación y la ciencia y la tecnología: Camino hacia el trabajo decente para la mujer».

Hace aproximadamente doscientos veintidos años cuando Olympe de Rouge publica su libro (1789): “La Declaración de los Derechos de la mujer”, nos hace recordar un poco de historia [4], [5]. El 8 de marzo de 1857, cientos de obreras textiles del Bajo Manhattan, en Nueva York, salen a las calles para protestar por sus espantosas condiciones de trabajo. La protesta fue brutalmente reprimida. El 8 de marzo de 1905, las obreras rusas iniciaron un movimiento de huelga, contribuyendo de manera organizada al inicio del movimiento revolucionario que terminaría por derrocar al zarismo e instaurar el socialismo. El 8 de marzo de 1908, obreras en Nueva York ocupan el local de la fábrica en demanda de la jornada de 8 horas de trabajo, por salarios justos y por mejores condiciones laborales, los patrones incendiaron el local y 129 obreras mueren carbonizadas. Este hecho llevó a que en 1910, en la Conferencia Internacional de mujeres socialistas realizada en Alemania, Clara Zetkin (1857-1933), infatigable luchadora por la emancipación de la mujer, propusiese que el 8 de marzo fuera declarado “Día internacional de la mujer” en homenaje a las luchas de las obreras norteamericanas y rusas en esa fecha. La propuesta fue aceptada, pero no fue hasta 1975 que los países miembros de las Naciones Unidas, deciden establecer oficialmente y a nivel mundial, el 8 de marzo como “Día Internacional de la Mujer”. Con estos hechos sobresalientes, que representan la lucha por sus derechos, la mujer conquista el día internacional de la mujer.


Desde esos primeros años, la Mujer ha adquirido una nueva dimensión mundial en los países desarrollados y en desarrollo. El creciente movimiento internacional de la mujer, ha reforzado, ha contribuido puntos de convergencia de las actividades coordinadas en favor de sus derechos y su participación en la vida política y económica. Seguirán luchando junto a los hombres, porque el cambio climático, la minería, el agua, la dignidad y la vida dejen de ser “cuestión de género”

El Día Internacional de la Mujer es una ocasión para reflexionar, porque la lucha es diaria. Reflexión sobre los avances conseguidos, exigir cambios y celebrar los actos de valor y decisión de mujeres comunes, de mujeres indígenas que han desempeñado una función extraordinaria en la historia y en la cultura de nuestros pueblos del mundo.

¡FELICIDADES A TODAS LAS MUJERES DE MI PAÍS Y DEL MUNDO!