28 de julio de 2015

Enfoques participativos para planificar intervenciones comunitarias: consulta comunitaria

Geodisio Castillo

Cuando nuestras comunidades deciden realizar una intervención, sea esta una actividad de producción agroforestal de nainu o limpieza de trocha de producción, construcción de un nuevo Onmaggednega, estas son exitosas, porque usan el proceso de planificación participativa. Esta planificación no es como la conocemos, esta planificación pueden ser discutidas por más de una semana, hasta finalmente tomar en consenso las acciones a ejecutar.
 
Pueblo de Muladub, renovando un nuevo Onmaggednega. Foto: Gubiler
Aunque usted lo exprese con otras palabras, seguro que ha planificado muchas veces: organizar inna, la compra de un nainu... En fin, todas las actividades importantes de nuestra vida, las preparamos con cuidado y estudiamos con detenimiento cómo las vamos a realizar. Eso es planificar.

IGER (2006) define que, planificar es decidir qué vamos a hacer para atender una necesidad. Para ello, revisamos el presente y el pasado y nos anticipamos a lo que pueda suceder. Cuando nos juntamos con otras personas a planificar, normalmente el resultado de la planificación es un plan, que presenta por escrito la situación a la que queremos llegar.

Contrario a la planificación que realizan las entidades o instituciones gubernamentales y no gubernamentales. Donde la planificación se hace desde arriba o de oficina. De ahí, cuando ejecutan los programas las intervenciones resultan mal desde el inicio o no llegan a cumplir sus metas. Estos profesionales con buenas intenciones, ignoran desde la partida algún hecho fundamental sobre la comunidad o población donde el programa va dirigido. Pero siempre hay uno que menosprecia los conocimientos comunitarios.

El enfoque en la planificación participativa

El enfoque participativo es uno en el que todos los participantes en la intervención tienen voz, ya sea porque estén presentes o sean representados. Los miembros del personal de la organización que va a ponerla en marcha, los miembros de la población objetivo, los comuneros, funcionarios de gobierno que laboran en la comunidad e interesados. Toda participación debe ser bienvenida y respetada, y el proceso no debe ser controlado o dominado por ningún individuo o grupo, o por un solo punto de vista o tema.

Esto es lo ideal. La realidad puede ser a menudo muy diferente. Algunas personas podrían no desear estar involucradas - ellos podrían sentir que les lleva mucho tiempo, o que no tienen las habilidades necesarias. Algunos individuos o grupos podrían sentirse excluidos o no respetados si no son invitados a participar. El proceso de planificación puede ser una aprobación mecánica de ideas que ya han sido desarrolladas. Las opiniones de algunas personas pueden ser escuchadas más cuidadosamente que las de otros. En algunas de estas situaciones, un proceso participativo puede causar tantos problemas como el no involucrar a la gente en absoluto.

La cosa importante a recordar aquí es la palabra participativo. El uso de este término implica no solamente preguntar la opinión de alguien antes de realizar lo que vas a hacer de cualquier modo, sino que cada participante se convierta en un contribuyente importante del proceso de planificación.

Un verdadero enfoque participativo es aquel en el que la perspectiva de cada uno es considerada. Esto no significa que las personas no puedan desafiar las suposiciones de los otros, o no puedan argumentar sobre cuál de las estrategias podría ser la mejor. Esto significa, sin embargo, que las ideas de cada uno son respetadas, y no se asume que los profesionales o los más formados automáticamente saben qué es lo mejor. Todos en el momento presente participan en el proceso de planificación y tiene algún rol en la toma de decisiones.


“La planificación implica que el sujeto es capaz de crear su futuro y no sólo de aceptar resignadamente lo que el destino le depare. Planificar significa pensar antes de actuar, pensar con método de manera sistemática, explorar y explicar posibilidades y analizar ventajas y desventajas, proponerse objetivos, proyectarse hacia el futuro, porque lo que puede o no ocurrir mañana decide si mis acciones de hoy son eficaces o ineficaces. La planificación es la herramienta para pensar y crear el futuro. O sabemos planificar o estamos obligados a la improvisación. La planificación es una herramienta de libertad”. Carlos Matus. El método PES, 1996.


Ventajas y desventajas del enfoque de la planificación participativa

Lo que hemos participado en estos procesos de planificación, podemos sentir que hay más ventajas que desventajas. Veamos algunas:

Ventajas
Desventajas
      La participación lleva consigo el sentimiento de pertenencia, y construye una base fuerte para la intervención en la comunidad.
      La intervención tendrá mayor credibilidad en las comunidades porque fue tomado en cuenta su participación.
      Una mayor diversidad de personas en el proceso de planificación permite tener un acceso a una más amplia gama de ideas y perspectivas.
      La planificación participativa evita obstáculos ocasionados por la ignorancia de las realidades de la comunidad o de la población a la que va dirigida.
      Puede conceder oportunidades a grupos frecuentemente no escuchados, enseña a la comunidad que ellos tienen cosas importantes que decir.
      Enseña habilidades que duran más allá del proceso de planificación, y puede ayudar a mejorar la comunidad a largo plazo.
      Puede reunir y establecer lazos entre miembros de la comunidad que de otra forma podrían normalmente no tener contacto.
      Un proceso de planificación participativa construye confianza, entre la comunidad y entre los individuos involucrados.
      Un proceso de planificación participativa generalmente refleja las metas y la misión de las organizaciones de base y basadas en la comunidad.
      Implica respeto para todos en la comunidad.
      Hace empoderar a las comunidades del conocimiento, más que imponer ideas en la estructura social existente.
      Un proceso de planificación participativo dura más.
      Algunos miembros de la población objetivo o de la comunidad pueden no estar de acuerdo con los "expertos" en relación a lo que se necesita o sus intereses.
      Mucha educación puede ser necesaria para ambos, tanto los miembros de la comunidad y como la organización.
      Puede ser difícil asegurarse de que todas las personas se sientan a dialogar. Algunas personas claves puede ser que simplemente no estén interesadas en participar.
      Un proceso de planificación participativa necesita paciencia y el compromiso de parte de todos. Unas cuantas palabras “fuera de orden”, o que  una persona o un pequeño grupo de personas claves pierdan el interés, creando problemas que puede afectar a todo el proceso.


Las desventajas presentan un potencial o un real desafío al éxito del proceso de la planificación participativa, si lo superamos podría significar un gran aumento en la posibilidad de diseñar y de realizar una intervención comunitaria efectiva.

Niveles de la planificación participativa

Hay varios niveles de la planificación participativa. El tiempo, las necesidades e intereses de la comunidad, las habilidades y las experiencias de los participantes, y la naturaleza de la intervención, entre otros factores, ayudan a imponer la forma actual del proceso de planificación.
 
Consulta PEGY 2025, con comuneros de La Miel y Puerto Obaldía. Foto: Gubiler

Según Wilcox (1994),  los varios niveles de participación efectiva estarían en la:
  • Información - Lo menos que puedes hacer es decirles a las personas lo que se ha planificado.
  • Consulta - Usted ofrece un número de opciones y se retroalimenta escuchando.
  • Decidir juntos - Usted anima a otros a dar algunas opciones e ideas adicionales, y a unirse para decidir lo mejor para seguir adelante.
  •  Actuar juntos - No tan solo diversos intereses deciden juntos qué es lo mejor, sino que construyen una sociedad para realizarlo.
  • Apoyar iniciativas comunitarias independientes - Usted ayuda a otros a hacer lo que ellos quieren - quizás dentro de un marco de subvención, del asesoramiento y del apoyo provisto por el dueño de los recursos.

La consulta comunitaria participativa: etapa en ejecución del Plan Estratégico de Gunayala (PEGY 2025)

En una reciente gira de trabajo o de consulta comunitaria participativa, parte del equipo planificador del Plan Estratégico o Plan de Desarrollo de Gunayala 2015 – 2015 (PEGY 2025), han iniciado a cumplir el mandato emanado del Congreso General Guna, celebrada en la comunidad de Agligandi (CGG, 2015).

Tres aspectos de importancia deben cumplirse, dos ya están en proceso:

Información sobre:
  • Las iniciativas tomadas por el CGG ya decidido; elaborar el PEGY 2025 desde la ciudad, con participación de diferentes actores de profesionales dules, en cinco (5) comisiones que representa los 5 ejes temáticos: Autonomía, Gobernabilidad y Territorio; Nabgwana y sus Recursos Naturales; Educación, Cultura, Espiritualidad; Salud y; Economía y desarrollo sostenible.
  • De esta manera se mantiene a las comunidades informadas para que tengan el conocimiento para ser posteriormente parte de un esfuerzo participativo.

Consulta comunitaria participativa:
  • Con ello se evalúa, se mejora o se valida el plan.
  • Poner atención a las personas de la comunidad, sobre lo que ellos digan.
  • Se obtiene mucha información, entonces las opciones son limitadas, para tratar de escoger entre ellas.
  • No ignorar las ideas y recomendaciones de los participantes, si lo hacemos, es mejor no hacer las consultas.
  • Hay razones técnicas, por las cuales solamente ciertas personas o grupos pueden estar oficialmente involucrados en el proceso de planificación.

Decidir juntos es una decisión que se tomará en la Asamblea del Congreso General Guna:
  • Es importante que todo el pueblo dule se empoderen del plan.
  • Ideas nuevas e innovadoras procedentes de tantos recursos como sea posible.
  • Integrar a la gente a quienes la intervención afectará directamente.
  • Hay suficiente tiempo.


Recientemente se ha iniciado la consulta comunitaria participativa del Plan Estratégico de Gunayala 2015-2025 (PEGY 2025). La consulta se inició en los corregimientos de Puerto Obaldía y Ddubwala. Dos ejemplos o lecciones:

La parte más difícil en la planificación participativa es lograr que los facilitadores escuchen de hecho a la gente de la comunidad y a los miembros de la población objetivo y que tomen sus ideas seriamente. Si se asume que solo deben escuchar a los facilitadores, no importa quienes estén sentados en la mesa - el proceso no es participativo.

Una madre se levantó e indicó que “el EBI está atrasando a mis hijos, ni hablan bien el español y el guna, por eso pienso no mandar más a mis hijos”. Fue una expresión tan determinante, que si otro continuara el tema, la participación allí se truncaba. Sin embargo, el diálogo participativo hizo que continuara la labor de consulta. Porque al final el mensaje es que algo pasa en el proceso educativo de la EBI, la cual significa que la estrategia de EBI, debe ser evaluada y encaminada a nuevas estrategias, con la cual todos podríamos compartir.


¿Quiénes deben ser involucrados en el proceso de planificación participativa?

Lo ideal sería todo aquel que esté afectado por el proceso de intervención, pero esto es rara vez es posible, o incluso deseable. Muchas personas tienen interés de participar, llaman a participar, dicen que lo ignoran, entre otros. Sin embargo, son demasiada gente para un proceso efectivo de planificación. Los que realmente estén interesados y en aportar al proceso llegarán y no se le puede negar su participación. La verdad, al tratarse de una planificación estratégica situacional (PES), para los primeros pasos de desarrollo desde adentro de la Comarca Gunayala, debe existir una participación o representación fuerte y efectiva de todos los involucrados o beneficiarios: estudiantes, comuneros, jóvenes, mujeres, dirigentes, líderes, saglagan, inadurgan, políticos, las iglesias, funcionarios gubernamentales, entre otros.
 
Consulta PEGY 2025, con comuneros de Muladub. Foto: Gubiler
Además de lo anterior involucrados, deben también ser partícipes:

        Los medios de comunicación, u otros que tenga plataforma pública.
        Las escuelas y otras instituciones de gobierno y no gobierno
        Personas con interés personal o profesional en la temática de su interés para aportar
        Funcionarios de los Congresos Generales, porque al final serán ellos los ejecutores del PEGY 2025

Una planificación que no considera en forma diferenciada los intereses y necesidades estratégicas de hombres y mujeres tiende, en el mejor de los casos, a mantener las brechas de género, pero por lo general, las acentúa (OEA/CIM, 2010).

Mantener el proceso de planificación

Una vez el proceso de planificación ha iniciado, tiene que ser mantenido. Los participantes tiene que continuar interesados, se debe de proveer el apoyo cuando sea necesario, los conflictos tienen que ser resueltos, los métodos tienen que ser concebidos o mejorados para mantener el proceso razonablemente eficiente, las metas y los plazos deben ser establecidos, entre otros.

Determinar el tiempo del proceso de planificación

La planificación estratégica debe tener su límite y en este proceso de PEGY 2025, posiblemente sea el próximo Congreso General Guna (Miria Ubigandub) que lo determine.

Una vez iniciado el proceso es tan importante para su éxito como lo es la forma como lo comienzas. Recuerda que el proceso de planificación en sí mismo es solo un comienzo.

Bibliografía

CGG, 2015. Resolución N° 5. CGG, Agligandi

David Wilcox, 1994. The Guide to Effective Participation. Joseph Rowntree Foundation. 66 p.

IGER, 2006. Planificación participativa. Instituto Guatemalteco de Educación Radiofónica –IGER–. Guatemala. 80 p.

Matus, C., 1996. El método PES: planificación estratégica situacional. Serie Gobierno y planificación. CEREB, 1996. 138 p.

OEA/CIM, 2010. Guía de Capacitación. “Planificación Estratégica Participativa con Enfoque de Género”. Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional. 65 p.


1 de julio de 2015

Sobre la biodiversidad agrícola…

Por: Jorge ventocilla
 
(Foto: Flickr - curtapanama / CC BY-NC-SA 2.0)
Hace unos años, cuando junto a  Agripino Ríos trabajábamos en el libro de la historia de Cébaco [1], por peso propio nos pareció esencial abordar el tema de las semillas, dentro del capítulo sobre la agricultura en la isla. Con sus 8,000 hectáreas, Cébaco, ubicada en el golfo de Montijo, en Veraguas, es la tercera isla en tamaño del país, detrás de Coiba y San Miguel.

En la comunidad Platanares de Cébaco vive don Francisco Calle, a quien todos llaman “Maestro chico” o simplemente “Maestrín”. El  hombre ha hecho agricultura toda su vida - que ya va por la séptima década - y ha sido testigo de los cambios en el entorno ecológico de su isla. Estaba joven aun cuando se extrajo la caoba y otras especies forestales, sobre todo en la segunda parte de los 40 y la primera mitad de los 50 del siglo pasado; vivió el boom de la pesca de los langostinos. Más recientemente ha visto cómo muchos organismos, sobre todo del mar, entraron a formar parte de la dinámica del “Dios mercado” desapareciendo casi de la mesa de la gente o disminuyendo muchísimo; tal es el caso de tiburones y mantarrayas, por la demanda de sus aletas. En los últimos 15 años le ha tocado ser testigo de cómo algunos de sus paisanos han vendido las tierras, principalmente a especuladores de fuera de la isla, mientras él se aferraba al pedazo de montaña heredado de sus padres, donde ellos y él sembraron y cuidaron árboles que hoy en conjunto destacan como un santuario aislado no decretado, allá cerca al mar en su pueblo de Platanares.

Anotaré aquí textualmente, algunos de los comentarios que nos hizo Maestrín cuando le preguntamos sobre la agricultura en Cébaco. “De guineos tenemos”, dos dijo, “[las variedades] patriota, chino, enano, hartapobre, manzano, cajeto, dominico – dos clases, uno blanco y uno morado, o quinientos, que lo trajo Teresa Ríos de tierra firme, de Los Bonitos – así como el primitivo o pirito. Y el plátano blanco, que lo hay pero no en todos los sectores ni son todos los que lo tienen en la isla. De frijoles tenemos: capisucio, mantequilla, blanco, rojo, prontoalivio, coibeño, azulillo, cariblanco y garbanzo.”

“Hace como 30 años que se comenzaron a acabar las semillas” – siguió comentando Maestrín. “Frijol kimbol, uno blanquito, muy bueno, ¡Ya no existe! Uyama [zapallo], había pero se perdió… El único que tiene maní ahora es Ruperto [Saavedra, de Platanares]. La papa Castilla, un bejuco, también se perdió la semilla por estos lados. Igual que la sandilla criolla, aunque todavía queda en El Jobo [otro sector poblado de la isla]. Tipos de yuca que existen son la yastá, la yema de huevo, blanca, piepalomo, chilibreña y la panameña… ¡con un palo de esta se llenaba una moteteada de yuca! De maíz tenemos calilla, punto cuatro, blanco y granadín.”

Sobre el arroz, un cultivo tan preciado para la gente del interior, Maestro chico nos dijo: “La semilla que se usa ahora es nueva. De las de antes ya no hay ninguna o quedan poco;  estas eran la pedromonte, arroz chino, chino patiblanco y chameño o petaca, que se dejó de sembrar hace dos años [el 2006, cuando la entrevista].

Aunque en la ciudad ya no nos vemos como parte del mundo natural - y pensamos que éste solo está fuera de nosotros y en los museos -, los seres humanos somos parte de la “diversidad biológica” e incluso la creamos. Con el trabajo productivo en la tierra, seleccionando y domesticando vegetales y animales, los humanos hemos aumentado la diversidad. Por “diversidad biológica agropecuaria” se conoce a los vegetales, cultivados y silvestres, y a los animales,  domesticados y en estado salvaje, que existen en nuestros sistemas de producción.

Algunos especialistas piensan que hasta siete de cada diez variedades agrícolas del mundo, se han perdido en los últimos 100 años. Esta situación ha disminuido las posibilidades de una vida mejor no solo a la generación actual sino y sobre todo, a la de nuestros hijos y su descendencia.

Vienen a mi memoria estos recuerdos de Cébaco y hago la reflexión sobre las variedades agrícolas, reuniéndolas aquí, en la Luna Llena de junio del 2015, porque me encuentro en la región de Pisaq, Valle Sagrado de los Incas, en Cuzco, Perú. Hay aquí un “Parque de la Papa”, esfuerzo de comunidades indígenas interesadas en la protección de sus semillas. Para no reinventar la rueda, cito comentarios sobre el Parque de su página web (www.parquedelapapa.org).

“Somos más de seis mil pobladores repartidos en cinco comunidades quechuas: Sacaca, Chawaytire, Pampallaqta, Paru Paru y Amaru. Todos los proyectos son administrados de manera colectiva bajo condiciones que aseguran la participación efectiva y la repartición de los beneficios derivados, de manera equitativa. Orgánicamente, las comunidades estamos organizadas en la “Asociación de Comunidades del Parque de la Papa”, que es el cuerpo de administración colectiva [y] aplicamos los principios andinos de dualidad, reciprocidad y equilibrio.”

“El Parque está situado en un micro-centro de origen y de diversidad de papas, uno de los cultivos alimenticios más importantes del mundo… protegido por siglos…y profundamente arraigado en los sistemas de alimentación de los pueblos Quechuas. Como su nombre denota, celebra la enorme diversidad de variedades de papas nativas y otros cultivos andinos nativos… Se dedica a proteger y  mejorar estos sistemas de alimentación y agrobiodiversidad.

…[Aquí se] vinculan conocimientos tradicionales con entendimientos científicos. El Parque  de la Papa tiene que ver con la auto-determinación de los pueblos indígenas y con el asegurar sus derechos  sobre la biodiversidad agrícola, los productos locales, el conocimiento tradicional, y los bienes y servicios relacionados a los ecosistemas.”

Allá en Cébaco Maestrín me decía que él creía que ciertas semillas, ya perdidas en la isla, todavía se encontraban en lugares de tierra firme, al frente, donde amigos agricultores “que no veía hace añales.” Más de una vez pensé en hacer un viaje con él hacia esos sitios, pero no lo hice. En fechas recientes y trabajando en la región del Alto Bayano, al este de la Provincia de Panamá, me ha tocado observar cómo comunidades indígenas de la Comarca Kuna de Madungandi, y de Piriatí e Ipetí Emberá, cultivan variedades de arroz y de frutales que - al menos en mi experiencia - no se ven en comunidades campesinas aledañas.

Tengo la certeza por experiencias vividas que diversidad cultural y biodiversidad agrícola van de la mano.  Este es un punto importante que quería destacar en esta Luna.

Termino recordando lo que me decía en estos días un amigo, Jorge Martínez. Para él, fue el tema de la recuperación de la soberanía en el Canal lo que unió a los diversos estratos del país; y que la valoración de la diversidad cultural (expresada no solo en los pueblos originarios), y su potencial para el bien común (como lo demuestra dentro y fuera de Panamá el tema de la biodiversidad agrícola, añado yo) bien podría ser hoy, una razón fuerte y válida de cohesión nacional.

Amén.

Fuente: 1 Jul 2015 - Luna Llena




[1] “¡Cébaco! La historia de isla Cébaco, Panamá, contada por sus pobladores” Smithsonian y Editorial Futuro Forestal, 2013. 192 pp.