8 de octubre de 2021

¡Ojalá! Esto perdure … En defensa de las semillas nativas

Geodisio Castillo

Sabemos que la agricultura es la principal fuente de alimentos para la obtención de energía y el adecuado desarrollo del ser humano. La pandemia Covid 19, puso en incertidumbre a las poblaciones del planeta, del cual el pueblo gunadule no escapó; de ahí, el agricultor se vio obligado a producir más alimentos para que la población continúe alimentándose diariamente.

Cultivos básicos: massunnad, mama y wagub. Foto: Archivo CENDAH/2021

Para conseguirlo, siendo clave para enfrentar la pandemia, la agricultura bajo el enfoque de incrementar su producción, para dar de comer a la gente, considera necesario aprovechar el ambiente, el suelo principalmente[1]. Así lo vimos, así lo vivimos, pero no el impacto que pueda haber generado en el ambiente. Entonces, la planificación y construir un sistema integral y sostenible a mediano plazo y responsable con el ambiente y la población son necesarios para asegurar la alimentación para el mañana.

En este último año, en tiempo de pandemia, en Gunayala se demostró solidaridad entre comunidades. ¡Ojalá! Esto perdure, porque siempre ha sido parte de nuestra forma de ser – anmar daed, nuestra cultura. La pandemia nos hizo rescatar este valor humano ancestral que se está perdiendo.

Muchas semillas fueron intercambiadas y fueron nativas y criollas (adaptadas), porque para el pueblo gunadule la semilla es salud, por lo tanto, es vida. Debemos considerarla como Patrimonio de la Humanidad. Vivimos de la agricultura de nainu familiar, es la existencia de la familia y por ende de la sociedad gunadule.

Por lo anterior, entonces, debemos conservar y seguir intercambiando las semillas nativas y criollas. Sin embargo, no podemos dejar de un lado las nativas por la criolla. Cosa que ocurre actualmente, cultivos como el gwalu (camote), no lo encontramos en los solares de nuestras chozas y mucho menos en los nainugan[2], frutas del bosque, como eslo (caminito), marya (guaba), ya pocos lo consumen o las traen cosechados para el hogar, y otros, por lo que hay que rescatarlos[3].

Guardar las semillas, protegerlas o conservarlas son acciones muy importantes porque con ello multiplicamos y defendemos la semilla. Con pandemia y sin pandemia debe la juventud continuar trabajando sus nainugan para incrementar la producción, tanto en la tierra con en el mar. Y a consumir cultivos nativos. Lo que no se quiere es que el gobierno y/o empresas interesadas en apoyar a la agricultura en Gunayala, venga e impongan cultivos transgénicos. Es el derecho del agricultor o del pueblo gunadule a producir e intercambiar libremente y solidariamente sus semillas nativas.

Los cultivos transgénicos (que ya habita en Gunayala), es el mayor riesgo al expandirse y remplace a las nativas y criollas. Una gran amenaza a la diversidad de semillas nativas y criollas, que están adaptadas a las condiciones del suelo y al clima de la Comarca. Y pensando en el mañana, si la invasión de colonos continua a nuestras tierras, sacando oro, talando llegaremos a quedar sin agua. Sin agua para la vida natural, nuestros hermanos los árboles, maderables, no maderables y medicinales, los animales, las plantas medicinales y para los nainugan para la producción alimentaria.

La pandemia Covid19 representa una oportunidad para innovar la agricultura de nainu familiar. Se generarán muchas innovaciones económicas, tecnológicas y sociales alrededor de la organización productiva, los servicios de apoyo y el mercado[4].

Es momento de iniciar los procesos de cambio, el cual la dirigencia de los congresos generales o la dirigencia de las comunidades del pueblo gunadule deben entender, utilizando las tecnologías para hacer diagnósticos rápidos y participativos de los proyectos que surjan en este nuevo escenario que ha dejado la pandemia. Al igual que el gobierno debe apoyar dichos cambios dentro de la realidad cultural del pueblo. Y no llegar imponiendo, sino dialogando.

Si la juventud martilla que hay que defender la biodiversidad y la soberanía alimentaria, los jóvenes agricultores gunadule lo están demostrando cultivando la tierra, revistiendo de verde a Ologwadule (madre tierra), para que ella continue amamantando a todo ser viviente[5]. Demostrando el valor que tiene el sistema alimentario de los pueblos indígenas. Las semillas son los elementos bases de la vida que generan la riqueza de la naturaleza y, a su vez, la identidad misma de nuestro pueblo – anmar daed.