30 de enero de 2015

El logro de Vavilov

Oba (Zea mays), producto de la comunidad de Orosdub. Foto: Gubilet, 2013
"La influencia de sus ideas en torno a la agricultura, la biodiversidad y la geografía es tan grande que los lugares del mundo donde se originan las plantas más usadas en la agricultura llevan su nombre: centros Vavilov.... De estar vivo hoy, Vavilov estaría marchando junto a las organizaciones integrantes de la Vía Campesina y los partidarios de la soberanía alimentaria y en contra de los Monsantos del mundo. Por lo menos eso me gustaría pensar."

Por Carmelo Ruiz Marrero

Para ser viable, toda sociedad moderna necesita de una inversión pública sustancial en la investigación agrícola. Y tal investigación requiere de la adquisición de especímenes de plantas y semillas útiles de todo el mundo. Con las sociedades socialistas no es distinto. En la primera mitad del siglo XX la Unión Soviética estaba a la vanguardia mundial en los campos de la genética, la ciencia de las plantas y el estudio de la biodiversidad agrícola, en gran parte gracias a la obra colosal de un solo individuo: el geógrafo Nikolai Vavilov.

En poco más de dos décadas, Vavilov realizó intrépidos viajes por cinco continentes recolectando semillas de plantas agrícolas, como maíz, papa, granos, forraje, frutas y vegetales, al igual que valiosos datos sobre la geografía de los lugares que visitó y sobre los idiomas y culturas de sus habitantes.

Vavilov participó de unas cien expediciones a sobre cincuenta países, y recolectó sobre 200 mil especímenes. Ningún individuo en la historia ha logrado igualar tal proeza. Gracias a sus expediciones, la colección de semillas de la URSS fue la más grande del mundo en su tiempo. Estas semillas fueron almacenadas y sembradas en estaciones experimentales diseminadas por los variadísimos terrenos y climas de la Unión Soviética. La influencia de sus ideas en torno a la agricultura, la biodiversidad y la geografía es tan grande que los lugares del mundo donde se originan las plantas más usadas en la agricultura llevan su nombre: centros Vavilov.

Nacido en Moscú en 1887 y hermano del físico de renombre mundial Sergey I. Vavilov, el joven Nikolai Vavilov estudió entre 1913 y 1914 en Inglaterra bajo la tutela del profesor William Bateson, titán de las ciencias biológicas e inventor del término 'genética'[1]. Unos años atrás Bateson había descubierto y rescatado del olvido el trabajo realizado para 1860 por un monje austríaco de la Orden de San Agustín llamado Gregor Mendel. Bateson fue uno de los primeros científicos en reconocer la importancia del trabajo de Mendel, difundirlo y polemizar a favor de éste. La genética mendeliana, que entonces no era del todo aceptada por la comunidad científica, tendría una gran influencia sobre las ideas de Vavilov.

Sus viajes

Tan temprano como en 1905, Vavilov estaba participando de expediciones botánicas a lo largo y ancho del territorio ruso. En 1916, en plena guerra mundial, el Ministerio de Agricultura del Zar lo envió a Irán y a las majestuosas montañas de Pamir en Asia Central, por donde pasaba la Ruta de la Seda[2]. De ahí regresó con valiosas muestras de leguminosas, incluyendo garbanzos, lentejas, guisantes, frijoles y trébol.

En 1917 Robert Regel, jefe del Departamento de Botánica Aplicada del Ministerio de Agricultura, le dio la bienvenida a Vavilov a la institución, otorgándole un alto puesto ejecutivo. Ya para entonces, el Departamento gozaba de gran prestigio y estima a nivel internacional, y tenía una colección de plantas que para 1914 había llegado a tener 14 mil muestras, mayormente de trigo, cebada, avena, centeno e hierbas forrajeras[3]. En 1921 se le cambió el nombre a Instituto de la Industria de las Plantas y hoy día se le conoce como Instituto Vavilov.

En 1921, cuando la guerra civil rusa ni siquiera había terminado, Vavilov viajó al hemisferio americano por vez primera, visitando a Canadá y Estados Unidos en busca de especímenes resistentes a sequías, y pasando en su trayecto de regreso por Gran Bretaña, Francia, Alemania, Polonia, Holanda y Suecia[4].

En 1924 Vavilov organizó una expedición a Afganistán, que resultó todo un hito de la geografía soviética. En ésta se estableció que el país era un foco primario de formación de cultivos, con una gran diversidad de los cultivos eurasiáticos de mayor importancia. Esta expedición, llena de riesgos y vicisitudes, le ganó a Vavilov la prestigiosa medalla de oro Przevalski de la Sociedad Geográfica de Rusia, la cual él presidiría de 1931 a 1940[5].

Entre 1926 y 1927 Vavilov recolectó semillas en Siria, Palestina, Transjordania, Argelia, Marruecos, Túnez, Egipto, la ribera del río Nilo, Etiopía, Eritrea, Yemén, Chipre, Creta, Sicilia, Cerdeña, Portugal, España, Francia y Grecia. En esa travesía tomó nota de la gran importancia de las leguminosas, en especial el garbanzo, en sustentar a humanos y animales, y en mejorar la fertilidad de los suelos. En 1929 viajó por China, Corea y las tres mayores islas de Japón. En 1930 volvió a Estados Unidos, visitando a los estados de Florida, Louisiana, Arizona, Texas y California, y luego yendo a México, Guatemala y Honduras.

En 1932, aprovechando que fue invitado al Sexto Congreso Internacional de Genética en la ciudad estadounidense de Ithaca, Vavilov visitó unos 18 estados en el lado oeste del país, desde Washington y Oregon en el extremo noroeste hasta Louisiana y Arkansas, desde California y Arizona en el suroeste hasta las Dakotas, y prácticamente todos los estados entre medio, y recorrió a Canadá desde la costa pacífica hasta la provincia de Ontario. Después fue a Cuba, Yucatán, Ecuador, Perú, el lago Titicaca, Bolivia, Chile, Brasil, Argentina, Uruguay, Trinidad y Puerto Rico. Este fue su último viaje ultramarino.

Su teoría

En sus viajes, Vavilov notó que la biodiversidad agrícola estaba repartida de una manera muy desigual. Mientras que algunos lugares rebosaban de diversidad de plantas, otros no tenían mucho que ofrecer. En el estado mexicano de Oaxaca, por ejemplo, no es nada extraño encontrar huertos campesinos de subsistencia con más variedades de maíz que en todo Estados Unidos, o huertos indígenas en Perú y Bolivia con más cepas de papa que en toda Europa. Vavilov se dedicó a averiguar la causa de este fenómeno.

Llegó a la conclusión de que los lugares con más biodiversidad agrícola tienen variadas topografías, tipos de suelo y climas. Más importante aún, tienden a estar rodeados de cadenas de montañas que constituyen formidables barreras geográficas. Las montañas, al igual que los océanos, son un factor de aislamiento que evita las invasiones inoportunas de especies exóticas, las cuales tienden a reducir la biodiversidad.

Vavilov determinó que la biodiversidad agrícola proviene en su mayoría de ocho núcleos identificables, que incluyen a China (de donde se origina la soya), India, Asia Central, México-Centroamérica (cuna del maíz), los Andes (de donde viene la papa) y el Mediterráneo. En la actualidad los botánicos y los agrónomos se refieren a estas áreas geográficas como centros Vavilov. Los centros Vavilov son refugios irremplazables de biodiversidad y son esenciales para la alimentación humana. El agrónomo o agricultor que quiera mejorar sus variedades de cultivos debe tener acceso a especímenes de sus centros de origen. Por ejemplo, independientemente de que la papa sea cultivada en Polonia, Irlanda o Idaho, para ser viable como alimento necesita del insumo genético de las variadísimas cepas que se encuentran solamente en su centro de origen en el altiplano andino.

Cito del valioso libro “Shattering”, de los investigadores Pat Mooney y Cary Fowler:

"La variación genética- la diversidad creada por miles de años de agricultura- no estaba distribuida igualmente por el globo. En un bolsillo aislado en la meseta de Etiopía Vavilov encontró cientas de variedades endémicas de trigo antiguo. Estudiando otros cultivos, encontró que algunas regiones estaban bendecidas con una asombrosa diversidad, mientras que otras áreas estaban relativamente empobrecidas. En los años siguientes, observaciones de otros científicos confirmaron la teoría de Vavilov.”

“Vavilov trazó con mapas la distribución de esta diversidad para cada uno de los cultivos que estudió. Razonó que el grado de diversidad era indicativo de cuánto tiempo el cultivo había sido sembrado en esa área. Mientras más largo el tiempo en que el cultivo ha sido sembrado, más diversidad presentaría... Al localizar un centro de diversidad genética para un cultivo, uno ubicaba con precisión su origen, razonaba Vavilov. Ahí era donde el cultivo se había originado y había tenido el tiempo y oportunidad para desarrollar una amplia diversidad. El 'centro de diversidad' de una planta era por lo tanto su `centro de origen', dijo él.”[6]

Sus enemigos

Pero la historia de Vavilov no tiene un final feliz. Los grandes héroes de la ciencia tienden a tener grandes enemigos. Por cada superhéroe hay un archivillano, un Lex Luthor. El némesis de Vavilov era el seudocientífico ucraniano Trofim Lysenko, quien argumentaba que la genética era una ciencia burguesa que buscaba darle justificación biológica a las diferencias de clase. Lysenko rechazaba las ideas mendelianas y favorecía en su lugar una interpretación extrema de las teorías del biólogo francés Jean-Baptiste Lamarck. Ansioso por ganarse la simpatía de Stalin, Lysenko armó toda una campaña de difamaciones e injurias contra Vavilov, aprovechando cualquier oportunidad para obstaculizar su trabajo y denunciar su "biología contrarrevolucionaria". En agosto de 1940 Lysenko y sus partidarios lograron que las autoridades arrestaran a Vavilov y se lo llevaran al gulag. Murió de distrofia (hambre) en el presidio Saratov en enero de 1943.[7]

Tras la muerte de Vavilov, su colección de semillas ya no estaba custodiada por científicos auténticos. La ortodoxia estalinista reinaba y Lysenko y sus seguidores campeaban por su respeto. La colección se deterioró por el abandono, y la agricultura rusa nunca hasta hoy día se ha recuperado de ese golpe. Como ven, no es posible abordar los temas de la genética y la biodiversidad agrícola sin entrar en polémica con el estalinismo.

Y llegaron los nazis

El desprecio de Stalin por la obra de Vavilov se manifestó en 1941 con su negativa a proteger sus semillas del avance de los nazis. El lider soviético mandó a desmantelar las fábricas al oeste de Minsk, Kiev y Crimea para que no cayeran en manos de los invasores y las mandó a reensamblar al otro lado de las montañas Urales, pero no hizo lo mismo por las semillas de Vavilov. Sin embargo, a diferencia de Stalin y los partidarios de Lysenko, los nazis sí apreciaban la importancia de esas colecciones de semillas. La SS alemana tenía una unidad llamada Ahnenerbe compuesta por intelectuales, científicos y exploradores, quienes conocían de las semillas de Vavilov, entendían su valor incalculable y se disponían a apropiarse de ellas para otorgarle al Tercer Reich supremacía sobre la agricultura mundial (Algo así como lo que Monsanto intenta hacer hoy día). Los intelectuales nazis interpretaban las ideas de la genética mendeliana como vindicación de los conceptos seudocientíficos del nazismo con respecto a pureza racial y "razas superiores".

En junio de 1943 la Ahnenerbe envió un destacamento a Ucrania dirigido por el botánico Heinz Brücher para hallar las estaciones experimentales agrícolas sovieticas y apropiarse de las semillas ahí depositadas[8]. Estas fueron llevadas a un castillo cerca de la ciudad austríaca de Graz.

Pero el tesoro mayor se encontraba en la estación experimental agrícola Pavlovsk, en las afueras de Leningrado, donde se encontraba el grueso de la colección de semillas de Vavilov. La ciudad fue sitiada por los nazis por dos años y medio, su resistencia fue uno de los episodios más heroicos no sólo de la segunda guerra mundial sino de todo el siglo XX. Los alemanes llegaron a tomar la estación Pavlovsk, pero la unidad de Brücher no encontró las semillas. Estas habían sido transferidas por científicos colegas de Vavilov a una localidad dentro de la ciudad, y la guardaron con sus vidas. Sabían muy bien que si los nazis capturaban esas semillas el trabajo entero de Vavilov se perdería irremediablemente, y si llegaban a ganar la guerra no habría semillas con las cuales regenerar la agricultura soviética. Tenían que proteger las semillas de la población hambrienta- se estima que sobre un millón de personas murieron durante el sitio, muchas de ellas de hambre. Se estima que entre doce y treinta de los científicos murieron de hambre mientras protegían la colección. Los nazis nunca tuvieron la satisfacción de obtener esas semillas.

Cito ahora de un artículo publicado en el periódico mexicano La Jornada escrito por el economista Alejandro Nadal, titulado “Los maíces de Stalingrado”:

"En la primavera de 1943 la derrota del sexto ejército en Stalingrado había sellado la suerte del frente oriental y dio inicio al repliegue de los alemanes. La muerte de más de 127 mil soldados y la captura de otros 90 mil por el ejército soviético preocupaban al alto mando alemán. Pero algo más llamaba su atención. Más de 200 estaciones biológicas de campo, distribuidas entre Minsk y la península de Crimea, en territorio todavía ocupado por los alemanes, caerían pronto en manos de los rusos. Las colecciones de semillas en algunas de esas estaciones incluían, además de simientes mejoradas y muestras locales, duplicados de las colecciones que Nicolai Vavilov había recogido en sus expediciones por todo el mundo."

“El 16 de junio de 1943 Brücher y un destacamento de tropas especiales iniciaron la recuperación de las colectas. En la estación de Sinelnikovo encontraron duplicados de la colección mundial que Vavilov había reunido en Leningrado y, entre otras cosas, muchas muestras de maíces de México y América Central... En el verano de 1943 Brücher sembró varias muestras de cebada y trigo, concluyendo que para 1945 tendría semillas mejoradas.”

"Esta historia... tiene más de una conexión con México. En las colecciones 'rescatadas' de las estaciones en Ucrania había muestras de maíces, frijoles y otros cultivos originarios de (México), llevadas por Vavilov a Leningrado. Los duplicados en Sinelnikovo incluían diversas razas de maíces mexicanos y la ironía de todo es que mientras Brücher otorgaba gran valor a la selección, los científicos soviéticos preferían la ideología de Lysenko y su lamarckismo primitivo." [9]

Los soviéticos ganaron la guerra, recuperaron las semillas robadas y además tomaron control de la nada despreciable colección de semillas alemana alojada en la estación experimental de Gatersleben, cuyos primeros especímenes fueron recolectados en la era del Kaiser.

Brücher sobrevivió la guerra y emigró a Suramérica. En 1948 fue nombrado profesor de genética y botánica en la Universidad de Tucumán en Argentina y en los años que siguieron también dio clases en Paraguay y en las ciudades argentinas de Mendoza y Buenos Aires, y escribió varios libros sobre botánica y agricultura. Su asesinato en Mendoza en 1991 es objeto de varias teorías de conspiración.[10]

Vindicación

Tras la muerte de Stalin, la comunidad científica soviética comenzó a hablar públicamente contra Lysenko. En 1962 el físico y astrofísico Yakov B. Zel'dovich, Vitaly L. Ginzburg, astrofísico laureado con un Nobel, y Pyotr L. Kapitsa, físico también ganador de un Nobel, públicamente declararon que el trabajo de Lysenko era un fraude. Dos años después el científico nuclear Andrei Sakharov, quien ganaría Nobel de la paz en la década siguiente, acusó a Lysenko de seudociencia y difamación y lo responsabilizó de los despidos, arrestos y muertes de científicos genuinos. Lysenko murió en 1976, desacreditado y en desgracia. Hoy sus teorías son generalmente consideradas fraudulentas.[11]

En la década de los 60 que miembros de la comunidad científica soviética lograron que el premier Brezhnev deshiciera los agravios de Lysenko y se le diera a Vavilov el debido reconocimiento. En 1968 al Instituto de Botánica Aplicada de Leningrado, precisamente donde científicos prefirieron la muerte antes que comerse la obra de Vavilov y poner en jaque el futuro del agro de su país, se le cambió el nombre a Instituto Vavilov. Al tiempo del rompimiento de la URSS en 1991, la red de investigación de Vavilov estaba parcialmente restaurada y operaba 19 estaciones experimentales, cuatro de ellas fuera de Rusia.

Su legado aún vive

La hazaña de Vavilov nunca fue repetida. Ningún otro individuo ha realizado un esfuerzo de similar envergadura para catalogar y clasificar la biodiversidad agrícola del planeta. Sus teorías sobre la distribución geográfica de la biodiversidad de cultivos han pasado la prueba del tiempo y hoy son aceptadas por biológos y agrónomos del mundo entero.

Los soviéticos mantuvieron viva la tradición de expediciones botánicas establecida por Vavilov en la segunda mitad del siglo XX. En la década de 1950 realizaron expediciones semilleras a Córcega, Bulgaria, Egipto, Etiopía, Sudán, Iraq, India, Nepal, China, Mongolia, Perú y Argentina. En 1968, el Instituto Vavilov inauguró sus trabajos con expediciones a Sudán, Tanzania y Uganda, de las cuales se obtuvieron casi 1,500 muestras de cereales, leguminosas, vegetales, oleaginosas y forrajes; a México, de donde obtuvieron 1,176 muestras, incluyendo sobre treinta especies de papa; y a Irán, Brasil y Etiopía. En la década de 1970 el Instituto lanzó numerosas expediciones, incluyendo a Túnez, Marruecos, Guinea, Mali, Senegal, Somalia, Camerún, Pakistán, Siria, Bangladesh, Perú, Colombia, Trinidad y Tobago, España, Portugal, Eslovaquia y Moravia. En 1991, año en que la URSS se desintegraba, hubo expediciones soviéticas a Egipto, Portugal, las Islas Madeiras y Costa Rica.[12]

Dentro del vastísimo y extremadamente diverso territorio de la URSS también se realizaron numerosas expediciones. En un solo año, 1986, exploradores del Instituto Vavilov recolectaron semillas en Kaliningrado, Astrakhan, Ucrania, Crimea, Moldavia, Georgia, Azerbaiján, Uzbekistán, Tajikistán y la isla de Sakhalin en el océano Pacífico. Hubo además numerosas instancias de cooperación con otros países socialistas. Se realizaron expediciones a Polonia, Bulgaria, Checoslovaquia y Alemania Oriental con la plena participación de agrónomos y botánicos locales. Y en 1990 Mongolia recibió una expedición semillera conjunta de la URSS, Checoslovaquia, Bulgaria y expertos locales, en busca de forrajes y trigo. La Unión Soviética también recibió expediciones de estos países. En 1981, por ejemplo, científicos soviéticos y polacos colaboraron en buscar semillas en varios territorios soviéticos, incluyendo Krasnodar, Osetia del Norte, Dagestán, Azerbaiján y Georgia, y obtuvieron 350 muestras de cereales, legumbres y forrajes.[13]

Las expediciones continúan hoy. En septiembre y octubre de 2011, el Instituto Vavilov realizó una travesía a la antigua república soviética de Tajikistán en la que se recolectaron variadas semillas de melón, pepinillo, zanahoria, tomate, cebolla, remolacha, rábano, albahaca y apio. La expedición se realizó en asociación con dos compañías privadas holandesas, lo cual parece delatar que el Instituto está recurriendo a alianzas público-privadas para compensar por un pobre financiamiento público.[14]

Después de enfrentar la amenaza nazi y los agravios de Lysenko, la obra de Vavilov sigue encontrando enemigos. En 2010 la Estación Experimental Pavlovsk corría peligro de ser destruida por un desarrollador que pretendía construir viviendas ahí. El impresionante jardín de la Estación abarca 1,200 acres y contiene la mayor colección de árboles frutales de toda Europa, se estima que 90% de las semillas y árboles allí presentes no se encuentran en ninguna otra estación experimental o colección científica del mundo. Ahí están coleccionados casi mil tipos de fresa de sobre cuarenta países, 600 tipos de árboles de manzana de más de 35 países, sobre cien variedades de frambuesa, y también un sinnúmero de variedades de grosellas, ciruelas y cerezas. El beneficio económico de la colección es considerable. Un 60% de las variedades de pasa negra que se cultivan en Rusia fueron desarrolladas en Pavlovsk. Rusia es el tercer productor de pasas negras del mundo, y éstas generan anualmente sobre $400 millones en ventas para los agricultores del país.[15]

Tras una campaña internacional en pro de la protección de la Estación Pavlovsk, el presidente ruso Medvedev anunció que le echaría un vistazo al asunto. Aparentemente el proyecto de construcción está aplazado indefinidamente.

Interrogantes de cara al futuro

No hay duda alguna que si Vavilov viviera hoy, sería considerado un vil biopirata. Los tiempos de hoy son distintos. El último cuarto de siglo ha visto el ascenso de una conciencia crítica entre pueblos indígenas y variadísimos sectores de la sociedad civil acerca de cómo los emprendimientos de recolección de semillas realizados a través de los siglos por los grandes imperios y sociedades altamente industrializadas han devengado en sistemas agrícolas homogenizantes basados en monocultivos, que son la negación misma de la diversidad biológica y la sustentabilidad. El desastroso saldo de este tipo de agricultura industrializada ya ha sido harto documentado en décadas recientes, y en 2008 el supermasivo y minucioso informe IAASTD, comisionado por Naciones Unidas y el Banco Mundial, dejó establecido que esta agricultura “moderna” exacerba el hambre y el cambio climático.[16]

Más al punto, la semilla es hoy objeto de conflicto y agria controversia ante los esfuerzos nada sutiles de las grandes potencias y corporaciones transnacionales por apropiarse de ella mediante los llamados derechos de propiedad intelectual que son legitimados por el discurso neoliberal y garantizados por tratados de libre comercio que tienen fuerza de ley. Por eso, hoy día el mero acto de recolectar semillas levanta sospechas entre poblaciones locales en gran parte del planeta. Hoy día Vavilov no sería bien recibido en muchos de los lugares que visitó y exploró.

Esto lleva a varias preguntas a las cuales espero tener respuesta satisfactoria algún día. ¿Cuál es la posición del Instituto Vavilov sobre la controversia en torno a la biopiratería y las patentes sobre semillas? ¿Qué posición tiene sobre los cultivos transgénicos, la producción agrícola orgánica-agroecológica, la soberanía alimentaria o las conclusiones del informe IAASTD? No tengo ilusiones al respecto. Los centros de investigación agrícola tienden a ser muy conservadores en cuanto a asuntos como éstos, si es que los abordan públicamente. No es de estos centros de investigación de donde surgen las críticas al modelo agrícola imperante, sino al contrario.

Posiblemente el Instituto Vavilov no ha sido blanco de críticas sobre la apropiación de la semilla porque en este asunto el peor ofensor ha sido por mucho Estados Unidos y las corporaciones de las “ciencias de la vida” basadas en ese país, seguidos de cerca por sus contrapartes en Europa. Y con el declive del G7 y el ascenso de las llamadas economías emergentes, probablemente veremos dentro de pocas expediciones de recolección de semillas lanzadas desde países como China, India y Brasil.

De estar vivo hoy, Vavilov estaría marchando junto a las organizaciones integrantes de la Vía Campesina y los partidarios de la soberanía alimentaria y en contra de los Monsantos del mundo. Por lo menos eso me gustaría pensar.

El profesor Ruiz Marrero es autor, periodista investigativo y educador ambiental puertorriqueño (http://carmeloruiz.blogspot.com/).


Notas:


[1] Vavilov Institute of Plant Industry. “Biography of Nikolai I. Vavilov”.
[2] Vavilov Institute of Plant Industry. “N. I. Vavilov's expeditions”; PGR Newsletter, ejemplar #124. “The significance of Vavilov’s scientific expeditions and ideas for development and use of legume genetic resources”.
[3] Vavilov Institute of Plant Industry. “Objectives and tasks of the Bureau, 1905-1920”.
[4] Vavilov Institute of Plant Industry. “N. I. Vavilov's expeditions”; PGR Newsletter, ejemplar #124.
[5] Vavilov Institute of Plant Industry. “N. I. Vavilov's expeditions”; Vavilov Institute of Plant Industry. “Biography of Nikolai I. Vavilov”.
[6] Pat Mooney & Cary Fowler. “Shattering”.
[7] Vavilov Institute of Plant Industry. “Biography of Nikolai I. Vavilov”.
[8] Alejandro Nadal. “Los maíces de Stalingrado”. La Jornada, 24 de agosto de 2005.
[9] Alejandro Nadal. “Los maíces de Stalingrado”. La Jornada, 24 de agosto de 2005.
[10] La Gaceta, 22 de julio 2011. “Comando SS busca semillas para dominar el mundo”; Mariana Guzzante. “El extraño caso del biólogo de Adolf Hitler”. Los Andes, 21 de diciembre 2008.
[11] Norman Qing Ni Li & Yuan Jian Li. “Biography of Andrei Sakharo”
[12] Vavilov Institute of Plant Industry. “Major collecting missions to foreign countries”.
[13] Vavilov Institute of Plant Industry. Major expeditions within the former USSR.
[14] Vavilov Institute of Plant Industry. “Report on the joint collecting mission to Tajikistan in the period from 20 September through 7 October 2011”; Louis Werner. “Seeds of high Asia”. Saudi Aramco World, enero-febrero 2012.
[15] Cary Fowler. “The second siege: saving seeds revisited”. Huffington Post, 18 de agosto de 2010; Fred Pearce. “New hope for Pavlovsk Station and Russia's rare plant reserve”. Environment 360, 20 de septiembre 2010.
[16] International Assessment of Agricultural Knowledge, Science and Technology for Development. Abril de 2008.

Fuente: Biodiversidad en América Latina y El Caribe - http://www.biodiversidadla.org/Portada_Principal/Documentos/El_logro_de_Vavilov

18 de enero de 2015

OFRECIENDO COLABORACIÓN AL ESTUDIO DE LA ECOLOGÍA MARINA GUNA: ROGER WILLIAMS UNIVERSITY (RWU)

Geodisio Castillo

Estudiantes, profesores de RWU, miembros de CENDAH y representantes de la comunidad de Digir. Foto: Brians W.

Hace dos (2) años estudiantes de la Universidad  Roger Williams de los Estados Unidos, estuvieron realizando su curso sobre ecología marina. La sede del curso fue la comunidad de Digir. El estudio de campo lo ofreció toda la naturaleza marina que rodea la comunidad. Fue atendido por el Centro de Desarrollo Ambiental y Humano (CENDAH.

La rica naturaleza y su biodiversidad marina hicieron de los estudiantes y sus profesores un rico lugar de enseñanza in situ. Por espacio de tres días se realizó el curso. Esto motivó para que la Universidad decidiera realizar por segunda vez el curso los días 9 al 11 de enero del presente año (2015).

El viento arrecía fuerte y un soplo nos hizo recordar que era 9 de enero, día de luto nacional en memoria de los mártires que dieron su vida por la soberanía, fecha histórica de la gesta patriótica, una juventud que entregó toda una esperanza no vivida para otros, que lamentablemente no lo disfrutan, si no otros...

El viento arrecía fuerte cuando tres vuelos aterrizaron en el aeropuerto comunal de Aggwanusadub. Llegaron 14 personas, 12 estudiantes (incluyendo a dos panameños) y dos profesores de la RWU de los Estados Unidos. Por el fuerte viento que había tuvieron que quedarse hasta la una de la tarde en la comunidad de Yandub-Narganá.

Momento que aprovecharon para conocer a las dos comunidades hermanas – Yandub-Narganá y Aggwanusadub. Organizaron una gira al campo por la isla Sugar observando los arrecifes, los pastos marinos y otras vidas silvestres.
 
Escuchando charla teórica y práctica o gira al campo. Fotos: Gubiler y Enzo














Llegado la una de la tarde, con viento moderado nos trasladamos con los estudiantes y los dos profesores hacia la comunidad de Digir. Atravesando el canal que por ambos lados era rodeada por un bosque de manglar que ha sido sostenido por las comunidades de Aggwanusadub y Yandub-Narganá. Una belleza ver este bosque que me hizo recordar mi infancia vivida, ya sea pescando guabina, otros peces que habitan el lugar y recolectando cangrejos. Es hogar de mucha vida natural que nos alimentan y siendo el mismo manglar un gran protector natural contra vientos fuertes, erosión, entre otros.

Esta es la segunda ocasión en que CENDAH por tres días atendió o colaboró con la RWU para realizar el curso de verano en ecología marina con el tema “Cultura Guna, arrecifes de coral y cambio climático”. La intervención de los educadores de CENDAH, fueron complemento al curso.

Aunque hubo mucho viento y marea alta, que no daban mucha visibilidad para el buceo artesanal, no impidieron a los estudiantes y sus profesores realizar la gira al campo alrededor de la comunidad, donde valoraron que aún se mantienen en gran medida una gran riqueza arrecifal, pastos marinos y otras vidas marinas.

En este diálogo una de las cosas que se señalaron fue el uso sostenible del ambiente para obtener una producción sostenible y mitigar con ello el cambio climático, que en gran medida depende de la forma segura en que las personas, las comunidades y otros grupos consiguen acceder a la tierra, la pesca y los bosques y en su control. Teniendo en cuenta que la gobernanza, ya sea local o comarcal, es responsable de estos aspectos, indisolublemente vinculada con el acceso a otros recursos naturales, como el agua y los minerales, y la gestión de los mismos.

Visitaron a la comunidad, a su gente, dialogaron mucho con la gente y los niños. Los niños presentaron a los visitantes a unas tortuguitas en protección, lo alimentan y esperan que cuando crezcan lo devolverán a su hogar - el mar. También saludaron a los saglagan y a los comuneros de Digir en Onmaggednega, quienes agradecieron la visita y compartir con ellos el diálogo. Los profesores coordinadores de la RWU, presentaron los objetivos de la Universidad y del curso y luego cada estudiante saludó a la comunidad.

Satisfechos en todo, al conocer un poco más de nuestra cultura, los arrecifes coralinos, los pastos marinos y otras vidas del mar, el curso finalizó con éxito al tercer día.
 
Algas y arrecifes. Fotos: Brians W.
Con viento moderado, con un cafecito en la madrugada fría, unos últimos y no final diálogo con los estudiantes y los profesores, partimos a las cinco de la mañana al aeropuerto de Aggwanusadub para esperar las avionetas que lo dejarían en la capital.


¡Buen viaje!...

15 de enero de 2015

Desigualdad global y devastación

Silvia Ribeiro

A principios de 2014, un reporte de Oxfam resumió gráficamente la desigualdad que impera en el mundo: 85 individuos concentran más riqueza que los 3500 millones de habitantes más pobres en el planeta, mitad de la población mundial. El informe, llamado “Gobernar para las élites: secuestro económico y desigualdad económica”, indicaba desde el título que la situación se mantiene porque las políticas gubernamentales se hacen para favorecer a los más ricos. Lo cual no sorprende, en la vasta mayoría de los casos los gobiernos y legisladores llegan a sus cargos apoyados en las “contribuciones”, por decir lo menos, de esas élites de poder económico. En un año, los 85 más ricos aumentaron su fortuna en 14 por ciento, que se tradujo, en conjunto, en ganancias por 668 millones de dólares diarios, o casi medio millón de dólares por minuto.

En octubre 2014, el banco Credit Suisse publicó un informe sobre la riqueza mundial, en el que resaltaba la preocupación por los niveles de desigualdad que siguen creciendo, lo cual considera un factor de riesgo. La riqueza mundial pasó de 117,000 billones en el año 2000 a 262,000 billones de dólares en 2014.

El 1 por ciento más rico de la población mundial tiene actualmente casi la mitad de la riqueza global (48.5 por ciento). Al mismo tiempo, el 50 por ciento de la población más pobre tiene menos del 1 por ciento de los ingresos y de ellos, el 90 por ciento vive en países del Sur. Si estas cifras son difíciles de digerir, casi lo es más saber que el 70 por ciento de la población mundial, tiene en conjunto ¡menos del 3 por ciento de los ingresos!

La región con mayor índice de desigualdad en el mundo es América Latina y el Caribe, pese a que en los últimos años, algunos países, como Uruguay y Venezuela, han contribuido a bajar el promedio continental. México y Chile son los países con mayor desigualdad de todos los miembros de la OCDE, e integran los 10 más desiguales de la región, junto a Honduras, Brasil y Colombia, entre otros. En el último año el número de mil-millonarios en la región aumentó 38 por ciento.

La desigualdad global creció particularmente en las últimas tres décadas, pero la brecha se hizo mayor a partir de las crisis de 2007-2008. Según Credit Suisse, los países donde aumentó más la desigualdad son China e India, donde ahora se encuentran algunas de las mayores fortunas y corporaciones del planeta. Estados Unidos sigue siendo el país que, con distancia, concentra la mayor parte de los ingresos. Allí radica el 49 por ciento de los individuos llamados ultra-ricos, con una fortuna mayor a los 50 millones de dólares.

Esos no son los que sufrieron con la crisis financiera que ellos mismos provocaron. Por el contrario, el 1 por ciento más rico de Estados Unidos capturó el 95 por ciento del crecimiento y ganancias posteriores a 2009, mientras el 90 por ciento de la población se hizo más pobre. Y esto sin tener en cuenta las sumas ingentes de dinero público que se gastaron para “rescatar” a instituciones financieras en crisis, de las cuales esos mismos ricos son propietarios total o parcialmente.

A estos análisis, es necesario superponerle la enorme concentración corporativa que tomó vuelo en la década de 1990, en la que las fusiones y adquisiciones empresariales crecieron 757 por ciento y siguieron en ritmo ascendente, aunque más lento, hasta el 2007. Con las crisis financieras, económicas y alimentarias de 2007-2008, bajó el porcentaje de fusiones y adquisiciones, pero la concentración empresarial ya establecida nunca volvió a bajar del nivel alcanzado en el 2000, e incluso subió en algunos años del siglo XXI. Según el estudio publicado en 2011 The network of Global Corporate Control (La red de control corporativo global) de los investigadores Vitali, Glattfelder y Battiston, 1328 corporaciones trasnacionales tienen el 60 por ciento de los ingresos globales y están interconectadas entre sí, por 2 o más relaciones mutuas, con un promedio de 20 interconexiones. En esta telaraña de relaciones que tienen atrapado al mundo, el estudio identificó una “super-entidad” corporativa, como una araña en la red, integrada por 147 corporaciones que detentan el 40 por ciento de los ingresos de todas las transnacionales y que tienen un enorme poder de decisión sobre toda la red corporativa mundial. Tres cuartas partes de éstas son instituciones financieras, que a su vez están estrechamente ligadas con las mayores transnacionales de sectores claves de la economía, como energía, petroquímica y química, comunicaciones, construcción, minería, alimentación y agricultura, etc.

Son los intereses de lucro de esta extraordinariamente ínfima minoría de ricos, los que modelan regulaciones nacionales e internacionales para mantener sus privilegios, las que empujan los modelos industriales de producción y consumo masivos, y los responsables de la devastación social, ambiental y las crisis planetarias. Apenas un ejemplo: sólo 90 empresas, la mayoría privadas, de petróleo, carbón, gas y cemento son responsables de dos terceras partes de las emisiones de gases que han provocado el cambio climático.

Hay muchos factores que se imponen para mantener la desigualdad, incluyendo un amplio aparato bélico y represivo, en general pagado con fondos públicos. Pero también hay muchos y diversos focos de resistencia y construcción colectiva desde abajo, sin duda lo que sigue haciendo el mundo habitable y en definitiva las únicas alternativas reales a estas nuevas formas de esclavitud global.

Silvia Ribeiro
Directora para América Latina del Grupo ETC



7 de enero de 2015

¿CÓMO CONCIBO YO, NAN GARBURBA DULOGED?

Nan Garburba Duloged, es un proceso que forma parte del desarrollo (integral) que estamos construyendo en nuestra historia desde adentro o génesis, sin duda, no solo es nuestro pasado y el presente, sino también la construcción de nuestro futuro. Si mucho es el camino recorrido, aún mayor es la distancia que queda para conseguir una educación realmente intercultural y bilingüe.

No entraré a comentar el informe de 10 años de “enfoque, estrategias y métodos aplicados” del documento EBI Guna – Nan Garburba Duloged, mejor doy mis felicitaciones al Dr. Aiban por el trabajo sistémico realizado y al equipo de EBI.  Y recomiendo su lectura a todos, nosotros y no nosotros.

Sin embargo, vale brevemente señalar (reconociendo que no es mi fuerte) que hasta ahora, el programa es dirigido solo a los gunas, siendo nuestra población inserta en una cultura hegemónica diferente a la nuestra nos hace ser intercultural casi por necesidad. Es decir, parece que los únicos que están tomando conciencia, conocer y respetar la realidad pluricultural o heterogénea del país son los indígenas. Esto nos lleva a “suponer el replanteamiento del diálogo intercultural con implicaciones fuertes de intraculturalidad” (Wagua, 2014).

Una década de educación bilingüe intercultural, dejan mucho que desear y saber si realmente está calando en el espíritu de los educadores, los niños, padres de familia y líderes comunales. Lo que no sé (si alguien lo aclara), si hubo ya una evaluación de campo, para conocer a dónde nos dirigimos, en qué etapa realmente estamos. Porque lo que falte, seguro que futuros profesionales gunas, en diferentes ramas del saber fortalecerán el programa. Porque no solo es idioma, sino toda una cultura… Este es un trabajo de todos…

Sabiamente el líder Olonagdiginya habla sobre el tema al preguntarse ¿Cómo concibo yo, Nan Garburba Duloged? (Wagua, 2014).


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   Sagladummad Olonagdiginya[1]
 
Sagladummad Olonagdiginya (Gilberto Arias)
Algunos años después de la separación de Panamá de Colombia, el gobierno de Panamá envió a Gunayala al Padre Leonardo Gassó. Este misionero venía con el encargo de sacar a los gunas de su salvajismo. ¿Qué se entendía, entonces, por salvajismo? Igual a la agresividad instintiva de un jaguar que se lanza contra su presa, así de sencillo. Liberar a los gunas de su salvajismo, implicaba acabar con su cultura, con su lengua, con su territorio…, porque generaban agresividad y salvajismo en los gunas. Si los gunas celebraban ritos propios de pasaje de niñas[2], esos ritos eran considerados salvajes, por lo tanto, tenían que ser eliminados. Los wagmar[3] golpeaban a los gamdurgan[4], o simplemente, les daban plomo. Sin embargo, ellos, los wagmar, sí podían organizar bailes y orgías, arrastrar mujeres a su club de bailes. Para salir a trabajar, los abuelos tenían que pedir pase a los policías, declarando hasta lo mínimo que pensaban a traer a su regreso, si no, los wagmar se quedaban con todos los frutos no declarados. Si las mujeres se negaban a participar en los bailes o a lavar de balde la ropa de los policías, eran arrastradas al cuartel y aquedaban allí presas, y para poder salir del encierro debían pagar con sus propios cuerpos. Entonces, las autoridades de Gunayala se despertaron. Ellos mantenían que si perdíamos la cultura, seríamos confinados en un estado de pobreza extrema. Los dummagan[5] de Gunayala planearon con inteligencia las maneras de liberarse, recurrieron a aliados, y así, pudimos lograr el territorio, y las medidas de seguridad rodearon la Comarca.

Luego, los abuelos comenzaron a enviar a sus hijos a la escuela, incluso a las ciudades y a otros países. Se ilusionaban con la idea de que enviando a sus hijos a la escuela, debilitarían el veneno de los wagmar. Según sus cálculos, los niños egresados de la escuela se pondrían como un muro ante los atropellos de los wagmar. Con relación a esto, surgieron varios relatos. Por ejemplo, el relato de un joven que se perdió con gwiblo[6]. Pasó su vida entre las aves y aprendió a vivir como ellas, a comer como ellas, a dormir en las ramas. Un día, un nele[7] quiso ayudar a rescatar al joven que se comportaba como las aves. Lo atraparon y lo bajaron al pueblo. Su comportamiento no era guna, se creía ave, comía como las aves y vomitaba sobre la comida que le preparaban sus padres. Entonces, la gente habló de hacerle medicina, de reeducarlo. Lo lograron. Con eso, ¿qué era lo que nos querían transmitir los abuelos? Que el antídoto para el veneno de los wagmar, no era sólo enviar a los niños a la escuela, porque ellos se apropiarían de las costumbres de los wagmar y las haría suyas, despreciarían su propia cultura y su comida. Que los niños debían ser formados, también, en los valores de su cultura y sólo así, sus conocimientos podían servir para mejorar la comarca, porque si faltaba esta segunda parte, lo dañarían todo.

En su primer momento, los abuelos se equivocaron creyendo que con sólo enviar a sus hijos a la escuela, resolverían el conflicto. No se dieron cuenta que los contenidos y los programas con los que la escuela alimentaba a sus niños, no eran de nuestra cultura, sino, de los wagmar; los objetivos de educación no salían de nosotros, sino que estaban hechos, exclusivamente, para fortalecer la sociedad de los wagmar. Cuando nuestros niños, en masa, llegaron a las aulas de clase, empezaron a entreverse los frutos: los niños ya no querían hablar en su lengua, las niñas no querían pasar por los ritos de pasaje que ordena nuestra cultura, nuestras expresiones culturales empezaron a debilitarse… Entonces, los Congresos Generales Gunas se levantaron.

Ustedes, amigos saglagan, saben y cantan la historia de Ibeler. Esta fue la historia que retomamos para analizar y reflexionar sobre nuestra realidad. Ibeler nació en una comunidad de ranas. Ibeler y sus hermanos crecieron sin padre y sin madre. Ellos creían que las ranas eran sus progenitoras. Muu Olobuglili, muu Ologundili eran ranas, y ellas son las que cuidaron de los ocho hermanos. Las ranas armaban arcos y flechas a los ocho hermanos, y los ligaban con sus cabellos. Las flechas no resistían, se rompían. Cuando la hermana Olowagli, la única entre los hermanos, se hizo mayor, empezó ella misma a elaborar esos arcos y flechas para sus hermanos. Ella se servía de sus propios cabellos para amarrar las puntas de las armas. Las armas ya no se rompían, eran seguras y resistentes. Sin embargo, los hermanos no querían utilizarlas, confiaban más en las que les fabricaban las ranas. Todo esto que les cuento ahora, es los que nos motivó a decidir sobre la suerte de la educación de nuestros niños, que es igual a tejer nuestro propio futuro. Como crecimos en los salones de clase del otro, del waga, creímos, por muchos años, que eran los mejores espacios para nosotros y para nuestros niños, y nos olvidamos de la educación de nuestro propio pueblo. Aprendimos una historia ajena, valores, ríos y mares de otros pueblos. Pensamos que nuestro pueblo era tan pobre que no tenía nada de eso. Empezamos a apreciar cosas ajenas, y nos desviamos de las verdaderas riquezas que teníamos. Nos pasaba, entonces, lo que les pasó a los ocho hermanos que no utilizaban los arcos salidos de las manos de Olowagli. Así como ellos se dieron cuenta de su equivocación, así también, nos dimos cuenta del error en que estábamos sumidos. Los ocho hermanos enderezaron su camino, y eso es lo que estamos haciendo, también, nosotros.

El mismo relato de Ibeler nos pone ante otras experiencias de los ocho hermanos. Los niños crecieron y se hicieron capaces de adentrarse por las selvas. Iban y venían, recorrían selvas y ríos buscando presas de comida. ¿Ustedes creen que ellos comían las mejores presas que conseguían? Pues no. Los hijos y nietos de las ranas son los que tomaban los mejores pedazos de carne, mientras los que pasaban penalidades por la selva, se nutrían de los restos que dejaban los nietos de las ranas. Eso también nos hizo pensar. Si no ofrecemos hoy, a nuestros hijos y nietos, las mejores presas de nuestra cultura, ellos terminarán chupándose los huesos que les irán tirando los nietos de las ranas, los wagmar. Vendrán empresarios sin escrúpulos que irán confinándonos en los peores sitios, mientras sus hijos crecerán en los mejores lugares. Y, nuestros hijos, a lo mejor, pensarán que regalar sus tierras signifique sobrevivir como humanos. Eso fue lo que nos hizo levantar, y nos hizo tomar pasos decisivos para la formación de nuestras nuevas generaciones.

Los ocho hermanos se alzaron, y ¿cómo se levantaron? Un día, dice el relato, los ocho hermanos se encontraron con un pavón que cantaba en la copa del árbol. El animal anunciaba a los hermanos que las ranas no eran sus madres. Un poco más adelante, se encontraron con el tucán que giraba y giraba chillando. Ibeler, el mayor, interpreta los signos a sus hermanos. Los mensajes que recibían eran claros: las ranas no eran sus madres, y ellos no podían ser hombres de muchos rodeos cuando se trataba de defender el territorio. No se puede estar girando y girando cuando la integridad del territorio está en juego.

Los ocho hermanos pasaron algún tiempo más, y llegaron a un río manso y transparente. Se inclinaron hacia la corriente, y empezaron a gritar unos a otros: “¡Somos iguales, los ocho somos muy apuestos…! y, ¿por qué, entonces, nuestras madres no se parecen en nada a nosotros?” Aquí, los ocho hermanos no nos hablan de las fachas de las ranas, ellos nos hablan de procedencias culturales distintas, ¿por qué somos distintos a las ranas si ellas dicen ser nuestras madres? ¿Por qué los wagmar, nos dicen que todos somos panameños y somos iguales, si ellos no se parecen a nosotros? Tienen otras visiones, otras metas, otros planes… El relato nos habla de expresiones culturales distintos, nos habla de diversidad de culturas.

Cuando emprendimos el viaje a esta comunidad de Bubbur para este encuentro, no salimos preocupados de si tendremos suficiente dinero para comer y dormir, de si nuestras hermanas nos van a cobrar más de lo que traemos…, eso, es tener el mismo rostro, pertenecer a la misma cultura. Pasa lo mismo con los hermanos gunas de Colombia, ellos nos abren sus puertas y en sus comunidades nos sentimos como en casa, y es por eso, que cuando una de esas comunidades es atacada por fuerzas extrañas, nos movemos con el mismo dolor que sentimos cuando atacan a nuestras propias comunidades.

Pasaron varios años, y nuestra gente fue haciendo suyas, no sólo las costumbres, sino incluso la lengua de los wagmar. Hasta los saglagan y argargan ya no hablaban de forma fluida el dulegaya[8], metían, en sus intervenciones, vocablos castellanos o ingleses. Nuestro mundo guna tomó, así, un camino equivocado, y era necesario rectificarlo. Desde los Congresos Generales Gunas, nos dimos cuenta de que la escuela nos estaba devorando y no nos enseñaba cosas útiles. Entonces, empezamos a hablar de poner un alto a todo eso, de reunir y hacer resurgir los huesos dispersos de nuestra madre, de Nan Garburba Duloged.

Otro de los datos que nos pegaba fuerte, era respecto a nuestra concepción de Baba y Nana[9]. Los gunas no hablamos sólo de Baba, hablamos de Baba y de Nana, y es diferente a lo que enseñan los pastores y los misioneros. Ellos hablan de Dios, y sólo de Dios, y no de una madre con igual poder que Dios. Perder los fundamentos de la fe del pueblo guna sería muy grave. Tenemos que enseñar a nuestros niños sobre Baba y Nana. Son problemas a los que debemos responder para que nuestros hijos y nietos puedan disfrutar del mensaje completo de su pueblo.

Para poder llegar a Nan Garburba Duloged[10], ocurrieron varios hechos. Primero fue el Premio “Bartolomé de Las Casas” que fue otorgado a un poeta indígena de Méjico y al Congreso General Guna (1998). El acontecimiento motivó mucho la valoración de nuestros conocimientos para que los niños pudieran recibirlos con claridad. Algunos dudaron un poco del dinero proveniente de España, pero, a la gran mayoría nos pareció un pago simbólico de lo que ellos pudieron haber llevado en la conquista.

Se conversó con la AECI (2000), y se estableció una agenda de cooperación. Primero, pensamos en los más pequeños. Teníamos que empezar con los niños, y poco a poco, iríamos subiendo a los mayores. A este proyecto lo llamamos Nan Garburga Duloged. Desde que empezamos con esto, nos convencimos de que, si no nos arriesgamos a buscar caminos de profundización cultural para nuestros niños, si los contenidos culturales no llegan a sus pupitres escolares, más pronto que tarde, ellos terminarán royendo los huesos que quedarán de la riqueza de los abuelos. Se trata, pues, de expresar el amor hacia nuestros hijos y nietos, para que ellos, también, puedan disfrutar de la cultura de su pueblo.

Se trata de hacer una gran revolución. Se trata de que el dulegaya tome su puesto en la escuela, que los maestros que no sepan hablar el gunagaya lo aprendan para poder enseñar a los niños. Nan Garburba Duloged deberá integrar muchos contenidos. Dichos castellanizados que empleamos, manera erradas de contar…, tendrán que ser corregidos. Los niños tendrán que aprender las formas correctas de contar, de expresarse en público en su propia lengua. Tendrán que aprender su propia historia; manejar los relatos de Orgun, de Giggadir… Si ustedes, que son abuelos y abuelas, no están preparados para responder a sus preguntas, terminarán aprendiendo de ellos. Es muy importante que no nos llamen, únicamente abuelos o abuelas o madres o padres, sino que lo seamos de verdad, porque ser abuelo o abuela o padre o madre, es ser maestro en las experiencias culturales de la comunidad. Que encuentren en cada uno de nosotros, respuestas correctas a sus preguntas vitales y escolares.

Por eso, les digo que se trata de una revolución, que va a involucrar a todos los sectores de la comunidad. A eso, lo llamamos Nan Garburba Duloged. Les invito a todos ustedes, a que entren en esa línea de acción. Todos tenemos la responsabilidad de ofrecer a nuestros hijos y nietos el plato exquisito de la cultura. Nadie lo va a hacer en nuestro lugar, porque tampoco lo vamos a permitir. El cambio debe estar en nosotros, para que nuestros niños puedan disfrutar de su propia cultura desde una alta autoestima y ante cualquier cultura del mundo.

Referencia:

Wagua, A. 2014. EBI GUNA – Nan Garburba Duloged: Génesis, enfoque, estrategias y métodos aplicados. Programa EBI Guna, Congresos Generales Gunas / AECID. Gunayala. 151 p.




[1] ¿Cómo concibo yo, Nan garburba Duloged? Intervención del sagladummad Olonagdiginya (Gilberto Arias) en el encuentro de la EBI Guna realizado en la comunidad de Bubbur, el 9 de agosto de 2007. Traducción y síntesis de A.W.
[2] Se refiere a una serie de ritos y ceremonias que la cultura guna reserva para la mujer, a lo largo de su desarrollo como persona. Constituyen celebraciones colectivas de aceptación pública de la mujer como imagen de la madre tierra.
[3] Waga / wagmar: extranjero, ladino, no guna, no indígena.
[4] Gamdur / Gamdurgan: jefe de la ceremonia de innasuid. Persona encargada de sonar la flauta y de invocar a Baba y Nana en nombre de la niña que recibe el nombre en la ceremonia de innasuid.
[5] Se refiere a las autoridades de Gunayala que lideraron la Revolución Guna de 1925.
[6] Gwiblo: especie de golondrina, ave migratoria que se observa en bandadas por el mes de octubre en Gunayala, por eso, el mes toma el nombre de gwiblonii.
[7] Nele, hombre o mujer con cualidades de diagnosticar enfermedades y de intermediar entre la naturaleza y el hombre en conflicto, con el fin de lograr el equilibrio.
[8] Dulegaya / gunagaya: lengua guna
[9] Baba y Nana (Gran Padre y Gran Madre). Creadores, seres supremos. La cultura guna mantiene la co-creación del mundo. Dos orígenes creadores, y no uno sólo.
[10] Nan Garburba Duloged o Nan Garburba Duloged Igar: “Camino de hacer resurgir los huesos de mamá”. Nombre dado por las autoridades de los Congresos Generales Gunas al programa educativo EBI Guna. Está inspirado en uno de los relatos más significativos de babigala: Ibeler y sus hermanos. El relato describe la gesta liberadora de los ocho hermanos para liberar a la tierra como mamá. Los ocho, desde una unidad férrea, se enfrentan a Biler que personifica el caos y el desequilibrio universal. Ibeler y sus hermanos crecen sin conocer a su madre. A pesar de los engaños y patrañas de sus tutoras, los ocho hermanos llegan a conocer la verdad de su mamá, que había sido torturada, escarnecida y tragada por los hijos de las mismas tutoras.
El relato nos lleva indefectiblemente a considerar la necesidad de beber delas aguas originales de la cultura como premisa imprescindible para el fortalecimiento estructural y sistémico de toda sociedad. Nos lanza un principio muy claro: en la medida en que valoremos nuestro pasado, podremos hacer viable nuestro futuro.