23 de febrero de 2015

Cómo ayudar a las comunidades para aumentar la resiliencia

Geodisio Castillo[1]

Comunidad de Uggubseni construida sobre coral es vulnerable a las inundaciones y otros riesgos climáticos. Foto: Archivo/CENDAH

Nabgwana, el territorio de la nación o pueblo dule, se confunde con tierra y mar. Pequeñas cuencas, con sus ríos bañan a la vida natural desde su cordillera, pasan por las pequeñas planicies, llegan a las costas y finalmente al mar. El mar con su riqueza biológica, islas coralinas, arrecifes coralinos forman la otra parte de los ecosistemas del territorio de Gunayala.

Sus comunidades 11 son costeras, dos ubicadas tierras adentro y el resto de las comunidades están formadas sobre corales, son en total 51 comunidades establecidas dentro de la Comarca Gunayala. Como islas coralinas y costeras se enfrentan a los efectos del cambio climático. Esta situación que ya se vive y al que debe enfrentar el pueblo dule, debe ser parte transversal del plan de desarrollo que se está dialogando en la ciudad, el cual significa que debe bajar el estudio a las bases para ayudar a informar e informarse.

No hay duda de los efectos del cambio climático - múltiples crisis y tensiones de los desastres que ya están aquí y que se avecinan, presenciamos las inundaciones de las islas, los vientos fuertes, el cambio del clima, riesgos graves en el abastecimiento de agua dulce[2], hoy con mayor intensidad las olas de calor, plagas. Todos estos fenómenos provocarían una serie de efectos sobre la humanidad, que irían desde la puesta en peligro de la seguridad alimentaria en muchas regiones, por lo tanto, también en la Comarca.

Esto conduce a reducir la producción y menores ingresos en zonas vulnerables como Gunayala. Si los agricultores dules aún mantienen conocimientos tradicionales deben aplicarlos para adaptar sus sistemas de producción de nainu y demostrar la capacidad de activos y asumir riesgos para innovar y utilizar tecnología a pequeña escala (FAO, 2013). La adaptación de los sistemas humanos es un proceso que requiere del compromiso de una amplia gama de participantes que actúen a múltiples niveles, en casi todos los sectores (CARE, 2010).

Por lo tanto, debemos construir la capacidad de recuperación en respuesta a estos fenómenos naturales – una educación desde la Madre Tierra (Merry López, 2007). Esta construcción es parte de las responsabilidades de profesionales investigadores para comunicar e informarse sobre estas realidades, para fomentar la capacidad de resiliencia y hacer de la Comarca un lugar donde los comuneros, las comunidades, la naturaleza o las economías puedan sobrevivir y seguir prosperando sosteniblemente, y al ser humano como centro de la sostenibilidad.

Los investigadores o técnicos al comprometerse para obtener información y diagnosticar la situación cultural, ambiental, social y económica, como temas para elaborar el plan de desarrollo comarcal, tienen una oportunidad de preguntarse, cómo los investigadores pueden contribuir a este proceso. Cada comisión - economía y producción, administración y territorio, ambiente, salud, y educación, deben fomentar actividades que pueden hacer de las comunidades más capaces de hacer frente al cambio del clima y aprender de otras experiencias de países insulares que han vivido estos momentos difíciles y lo han superado[3].

En Panamá si sepa, no hay investigación y políticas para la resiliencia de las comunidades insulares como Gunayala. Porque a menudo la investigación siempre ha tenido una relación lineal, es decir, donde el investigador solo proporciona información, como evidencia para que la política decida sobre el mismo. Se olvidan de la realidad local, de las comunidades, situación más compleja, con una gama de factores políticos y económicos locales, que también dan forma a las decisiones de política. De allí, que las decisiones que se tomen, sin consulta local, no se cumplen a cabalidad. Es por ello, que el plan de desarrollo, como proyecto borrador debe ir a la consulta con las comunidades y con interesados.

Los investigadores pueden ser “agente de cambio”, que son capaces de dar forma a las opiniones e informar a las comunidades y a funcionarios de gobierno ideas sobre cómo reducir los riesgos frente a los desastres. Pero ante todo, los investigadores deben escuchar a las comunidades y así permitir influir en la naturaleza de la investigación que se realiza sobre el plan de desarrollo comarcal (Castillo, 2015).

Sin duda, los investigadores al conocer la realidad local pueden cuestionar las acciones del gobierno comarcal, mediante la participación directa con las comunidades obteniendo una gama de opciones más o menos estructurados para permitir el diseño de un proyecto o el plan de desarrollo (en elaboración) para introducir el tema de la resiliencia.

Al lograr el plan de desarrollo, esta debe ser sencilla, comprensible para las comunidades, para que se empoderarse del plan, siendo beneficiarios directos, aunque haya habido consulta, el logro de estos resultados al implementarse estará lleno de desafíos. Porque la relación entre investigadores, comunidades y Junta Ejecutiva del Congreso General Guna apenas se construye y la confianza es lento y complejo, porque cada lado a menudo no aprecia plenamente las necesidades y limitaciones de la otra.

Otra oportunidad para lograr una comunicación más productiva y colaborativa es ir más allá de la relaciones de consultor/investigador – comunidad/cliente, donde los investigadores sólo son contratados o llamados por las autoridades para abordar temas específicos sin tener espacio para contribuir realmente en su especialidad.

Es decir, los investigadores deben tener diálogos más abiertos con la dirigencia y/o con el gobierno comarcal y otros actores. Esto requiere de espacios para el diálogo y la discusión, en la que ambas partes son capaces de ser más abiertos acerca de sus propias necesidades y prioridades, y en el que el plan de desarrollo y los hallazgos pueden ser compartidos. Y no dejar solo a los investigadores realizar un trabajo de importancia histórica como es el plan de desarrollo comarcal – nuestro futuro.

También, se debe reconocer que los investigadores y los responsables de las políticas (Congreso General Guna, diputados, representantes y otros) como en todo lado, son individuos que cambian de roles en el tiempo. Entonces, si la relación entre estos personajes no son construidos en la confianza y la motivación, los esfuerzos serán vanos.

Si el cambio climático nos enfrenta a un doble desafío: la mitigación y la adaptación, entonces la planificación territorial de la Comarca Gunayala se convierte en una medida de adaptación al cambio climático, permitiendo afrontar retos para asegurar la alimentación, la mitigación del cambio climático, el aumento de capacidades de resiliencia y sostenibilidad (FAO, 2013). En este sentido, no se puede plasmar una estrategia o plan de desarrollo integral desde adentro sin incorporar el cambio climático.

Referencias:

Castillo, G., 2015.    Plan de Desarrollo Integral para la Vida: voces en la distancia en los 90 años de Revolución. Centro de Desarrollo Ambiental y Humano. Panamá. 14 p. https://app.box.com/s/3x423yqzw9oq6cklnond97wuwsla13ks

CARE Internacional, 2010.   ¿Qué es adaptación al cambio climático? Documentos sobre Cambio Climático de CARE Internacional. 4 p.

FAO, 2013.   CLIMATE¬SMART AGRICULTURE. Sourcebook. 557 p.

Merry López, A., 2007.   La educación panameña y la cosmovisión guna: A cien años de la colonización educativa. http://www.gubiler.blogspot.com/2015/02/la-educacion-panamena-y-la-cosmovision.html (9 de febrero de 2015)





[1] Centro de Desarrollo Ambiental y Humano (CENDAH)
[2] Aunque se prevé un aumento global de las precipitaciones de entre un 5 y un 10 % a finales de siglo, éste no se distribuirá de forma homogénea, si no que se concentrará sobre todo en las latitudes medias del Norte, en África tropical y en la Antártica, y disminuirá en Australia, Centroamérica y sureste africano

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