Geodisio Castillo
Erosión por la tala y quema por la carretera El Llano-Carti. Foto: Gubiler |
“Los ancestros nos enseñaron a velar por nuestra tierra y nuestro oro.
Cuidar de nuestro territorio que es sagrado viene de nuestra más antigua tradición.
Para nosotros los kunas es como nuestra madre que defendemos desde mucho antes
de la llegada de los españoles”. Gilberto Arias, Sailadummad de Kuna Yala
A causa de los procesos de deforestación y degradación[1] de los bosques, todos los días, en la radio, en revistas, en periódicos, seminario-talleres y otros medios de comunicación se debaten o se habla sobre el cambio climático, es decir, está en la mira. Llueve muchas, muchas ideas, muchas propuestas, muchas soluciones “rápidas”. Pero nos olvidamos de los ricos conocimientos e instituciones que aún persisten en nuestros pueblos indígenas. Vivir con el bosque y por el bosque es una realidad o gestión diaria. Nuestros pueblos han podido vivir hasta la actualidad con el vaivén del clima, han podido adaptarse.
Nuestros bosques son más que almacenamiento de carbono, porque proveen servicios esenciales al ecosistema y a la vida, protegen los nacimientos de los ríos, como los bosques de nuestra cordillera limítrofe, regulan el flujo de agua, reciclan nutrientes, regeneran las lluvias, protegen las costas contra ciclones[2] y dan protección contra las enfermedades y plagas. Los bosques viejos absorben dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, es decir, actúan como mecanismos de compensación frente a las emisiones provocadas por el hombre. Protegiendo los bosques tropicales estamos regulando las temperaturas, pues reducen las emisiones de carbono y mantienen altos los niveles de evaporación desde el dosel superior de éstos (Bonan 2008). Pero sucede que, las emisiones de dióxido de sulfuro (SO2) y de los óxidos de nitrógeno al combinarse con la humedad atmosférica forman la lluvia ácida[3] y la contaminación del aire. La combinación forman los ácidos sulfúrico y nítrico, que pueden ser arrastrados a grandes distancias de su lugar de origen antes de depositarse en forma de lluvia. Adopta también a veces la forma de nieve o niebla, o precipitarse en forma sólida. Los niveles de depósito de ácido siguen siendo demasiado elevados en muchas regiones susceptibles, como las alpinas. Ahí los bosques en alturas de unos 1,000 metros se degradan debido a la elevada acidez de las bases de nubes y al ozono emitido por los centros urbanos e industriales (Bruce 1992).
AMENAZAS DE LA PÉRDIDA DE LOS BOSQUES
Los bosques son uno de los ecosistemas más valiosos de nuestro planeta. Su finita biodiversidad está amenazada. Los bosques que aún prevalecen en el planeta se encuentran en tierras y territorios de los pueblos indígenas. Sus valores culturales y espirituales se ven amenazados por el avance de la deforestación y la degradación de sus bosques. Incluso los derechos de propiedad intelectual indígena, que junto a los recursos naturales renovables y no renovables existentes en esos territorios están siendo amenazados más que nunca[4]. Para muchos pueblos indígenas y gente del campo, el bosque constituye su sustento y hogar, que los abastece de plantas comestibles y medicina, de carne de animales silvestres, frutas, miel, refugio, fuego y varios otros productos. A escala mundial, los bosques desempeñan un papel crucial en la regulación del clima y constituyen uno de los principales sumideros[5] de carbono del planeta. La supervivencia del bosque, impide el aumento del efecto invernadero.
Para tener control local de los bosques o la tierra se debe conocer su historia desde la perspectiva cultural (Castillo 2009). La cosmovisión del pueblo kuna posee historias de origen y héroes culturales que nos enseñaron las formas de organizarse. El territorio del pueblo kuna es un espacio sagrado; por lo tanto, si se destruye tiene un impacto ambiental e histórico cultural, se lesiona lo sagrado. Entonces se debe conocer la multitud de causas culturales, socio-económicas y formas de deforestación evitada. Lo cierto es que las causas subyacentes u ocultas de deforestación y degradación del bosque se encuentran fuera del sector forestal.
Existen agentes de la deforestación o directos y agentes indirectos o exógenos que inciden provocando cambios en las cubiertas forestales, los que se traducen ya sea en la degradación de los bosques o en su conversión temporal y/o definitiva por otros usos de la tierra (Castillo 2010).
Según Castillo (2010), en Kuna Yala existen tres tipos de agentes de la deforestación que inciden directamente en la cubierta forestal, estos son: la agricultura de nainu, pequeños madereros kuna y monocultivos agrícolas.
Nuestros bosques y suelos, como en lo social y cultural – son vulnerables a los agentes directos. Por ejemplo, el cambio del uso del suelo en la agricultura de nainu, por menos tiempo de barbecho o descanso del suelo, por aprovechamiento de la madera sin planificación y monocultivos, inciden en la cubierta forestal y en la producción.
Los agentes exógenos que inciden son: las empresas madereras y, la agricultura de subsistencia y ganadería campesina no kuna.
Las causas inmediatas de la eliminación o empobrecimiento de los bosques son aquellos factores que influyen directamente en el comportamiento de los agentes. Existen tres causas inmediatas:
(a) el avance de la frontera agrícola hacia los bosques de protección a partir de la agricultura de nainu,
(b) el avance de la frontera agrícola/ganadera campesina no kuna hacia los límites o bosques de los territorios kunas y,
(c) reclamo de tierras ancestrales
La primera causa inmediata es una realidad: de los 2,306.3966 km2 de cobertura forestal que constituía el territorio Kuna Yala, en el año 1,992 ya teníamos 2,036.0869 km2 de cobertura forestal lo que significa el 88.28% de bosques, luego en el año 2,000 teníamos una cobertura forestal de 2,019.47 km2, lo que representaba un 87.56% de bosques y finalmente en el año 2,008 siguió descendiendo la presencia de nuestra cobertura forestal en 1,986.73 km2, es decir 86.14% de bosques presentes (ver, Cuadro 1). Aunque la pérdida de la cobertura forestal es bajo, pero la tendencia tiene que llamarnos la atención, porque la pérdida de los bosques y su biodiversidad no se pueden recuperar. Nuestra dirigencia debe tomar en cuenta la realidad o aceptarlo. Prevenir es la mejor arma que tenemos, porque los sistemas tradicionales de uso de la tierra aún siguen presentes en nuestra memoria histórica.
La segunda causa, según ANAM (2009a), en el país el 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provienen del cambio de uso de suelo, es decir por la deforestación. Cuando se corta el bosque para otro uso, por ejemplo, para establecer pastos, plantaciones o agricultura de monocultivo, el carbono contenido dentro de los árboles y el suelo se libera a la atmósfera. Por la quema, el CO2 y otros gases son liberados; la descomposición de restos de madera, por los microorganismos, también produce gases que se liberan con el tiempo.
La tercera causa es el reclamo de tierras ancestrales, principalmente el conflicto limítrofe con el Corregimiento de Santa Isabel, Distrito de Santa Isabel en la Provincia de Colón. Los agricultores kuna mantienen sus actividades agroecológicas por los límites[6], desde antes de la existencia de la República, y es por eso que el pueblo kuna continúa luchando para que se pase el control de las tierras a su administración.
Las causas ocultas o subyacentes de la deforestación y la degradación de los bosques, siguen destruyendo los ecosistemas forestales y con ello su degradación. Según PEMASKY/AEK (1986)[7], el acceso a los bosques se hace posible a través de proyectos viales promovidos por el gobierno, como la carretera El Llano-Carti, construidos a nombre del "desarrollo", se abren caminos para que incursionen campesinos para introducir la ganadería talando los bosques para pastos, buscar oro por los nacimientos de los ríos de la región Carti, u otras actividades no amigables con el ambiente. Este ejemplo dejó claramente expuesto que la deforestación sólo puede ocurrir porque hay una serie de políticas estatales -sociales y económicas- abiertas a tales acciones y las empresas ponen la plata y los pobres accionan las hachas y prenden fuego a los árboles.
Si no tenemos control de nuestros bosques o territorio, no podemos controlar, por ejemplo, a los transportistas y visitantes pues aunque es un beneficio, también existen riesgos sociales, culturales y ambientales. Otro ejemplo, es la pérdida de los conocimientos tradicionales, nuestro saber tradicional se pierde cada día, el cual ha sido manifestado por los propios dirigentes, reconociendo que no han sido suficientemente diseminados. Esta realidad ya es “cantada para no morir”, nuestros niños lo cantan, confirmando que estamos perdiendo los conocimientos tradicionales, “queremos masi” piden a sus padres. Eso posiblemente es debido a la poca asistencia a Onmaked Nega sobre todo de parte de la juventud. La falta de formación en estos conocimientos sobre su cultura, los bosques y agroecología, en el futuro no lejano podrá significar un peligro inminente para la protección y conservación de los bosques y su biodiversidad[8].
Se hacen esfuerzos para conservarlos, pero la conclusión es que la deforestación está más ligada a las políticas aplicadas por los gobiernos que a las acciones que desarrollan las comunidades locales. Todo demuestra que son las comunidades locales y no los gobiernos, los que realmente protegen y conservan los bosques. Sin embargo, nuestras instituciones tradicionales permiten interactuar o son parte motivadora de la pérdida paulatina de nuestros conocimientos sobre los bosques y biodiversidad, al no hacer cumplir nuestras normas existentes[9].
APROVECHAMIENTO FORESTAL Y SU CONSERVACIÓN
Estos conocimientos son transmitidos en reuniones o asambleas, en todas las comunidades en la Comarca Kuna, a través de cantos metafóricos se nos dice del valor de la naturaleza – espíritu y cultura, que provee de alimentos, medicina, materiales de construcción, vida, entre otros. Solamente para citar, durante los encuentros culturales en la Casa del Congreso (Onmaket Nega o Ibeorgun Nega), el saila o jefe de la comunidad o cada especialista (inadulet, nele y otros) desarrolla seis cantos relacionándolos al “sia igar” (tratado sobre el cacao – Theobrama sp.) y al “purwa igar” (tratado sobre el viento), entre otros (Castillo y Beer 1983; Castillo coord. 2005).
Bajo esta realidad que se vive, los pueblos indígenas han podido enfrentar el riesgo aplicando su saber local, su saber tradicional, como lo es la forestería, agroforestería o la agroecología. Llámese o como lo llamen, pero eso es - vivir y dialogar con la Madre Tierra. Pero estos conocimientos necesitan ser innovados con las mejores tecnologías, por ejemplo, evitando la erosión y una mejor gestión de los suelos, comprendiendo los sistemas de sucesión entre bosque – agricultura y barbecho, la forma más común que nuestros pueblos utilizan los bosques. Investigaciones citan (Ewel y Conde, citados por Salas 1987), que las reservas de nutrimentos inmovilizados en los troncos y cortezas después de la explotación, son aprovechadas por árboles reproductores, de regeneración forestal, que colonizan sitios recién talados, y de ahí, nuevamente vuelve el bosque. Y de alguna manera, estos conocimientos locales, han sido menospreciados por los académicos tradicionales. No se diseminan los estudios, a no ser que sean en inglés.
Pese a los intentos de regeneración forestal, los trastornos que sufren los suelos como consecuencia de la tala y quema y otros factores pueden dar como resultado un bosque muy deteriorado (Bruce 1992). Una mala gestión de la tierra o los bosques, han afectado los sistemas agroecológicos tradicionales de uso de la tierra de pueblos indígenas. Entonces, los agricultores de los países en desarrollo y los pueblos indígenas están reaccionando y están recurriendo a recuperar las técnicas tradicionales para enfrentar a problemas ajenos - riesgo al cambio climático.
Durante milenios, la silvicultura nuestra ha sido una gestión de los bosques naturales y su conservación; es decir, se refiere a los intentos de gestionar o conservar en forma sostenible los árboles plantados en nainugan o que se han regenerado naturalmente. Los agricultores de todo el mundo han empleado los conocimientos agroecológicos tradicionales, también llamada agricultura biológica, orgánica, ecológica o agroforestal para proteger los cultivos de las plagas, infecciones de hongos y de virus. Entre las técnicas muy sofisticadas están la alternancia de múltiples cultivos intercalados o policultivos (Castillo y Beer 1983; Castillo 2001; Vargas 1995). La chinampa, el ka’anche, el waru-waru, en general casi la mayoría de los sistemas agroecológicos indígenas ofrecen bienes y servicios, eso es conservar y restaurar tierras (Castillo 2011).
En nuestra Comarca hay experiencias que aún prevalecen, y de alguna forma los agricultores están dejando de practicar, de esta forma han dejando de asegurar su alimentación y vida. La agricultura y/o forestería kuna se basa en fundamentos agroecológicos (Castillo y Beer 1983; Castillo 2001). Practican métodos de cultivo conservacionista que les permiten lidiar con lluvias excesivas o cuando las lluvias escasean en verano. Sus policultivos o cultivos mixtos (diversificados), lo hacen porque comprenden la importancia de la conservación forestal. Es un buen ejemplo general, u opciones para incrementar la capacidad de adaptación al cambio del clima.
Otros cultivos perennes o arbóreos como el cacao – siagua (Theobroma cacao) y cultivos agrícolas para su alimentación, se basan en un sistema de rotación con barbecho o rotación de nainu (parcela) – los cortos barbechos agrícolas se entrecruzan con ciclos de cacao de 30 a 60 años, no lo cortan, ni lo podan, lo dejan. Estos son los nainugan sergan, las cuales parecieran bosques, sin dueños, pero los tienen o están siendo utilizadas. Y se encuentran en proceso de sucesión de una condición a otra; es decir, durante el cual, los procesos sucesionales de mejoramiento del suelo, convierten nuevamente el sitio en lugar apto para renovar los cultivos agrícolas (Holdridge 1987). El suelo contiene un elevado CO2, el cual crea mejores condiciones para la asimilación del CO2 por las plantas y contribuye al incremento de la cosecha (Yágodin et al 1986). Los suelos bajo esas condiciones mantendrán sus características, porque la vegetación está en completo equilibrio, si no hubiera intervención del hombre (Holdridge 1987). Pero cada verano los agricultores siempre empiezan con el clareo del bosque o de antiguas parcelas o nainugan sergan, pero por cada parcela desbrozada otra está dejando de producir en algún otro lugar, está en barbecho o descansando. Pero el ciclo de barbecho o descanso se hace más corto, ya no son 60 ó más años, ahora solo llegan hasta cinco o menos años que los agricultores dejan descansar su nainu. Con esa tendencia hay que buscar o innovar nuestro sistema agroecológico para recuperar lo que se pierde cada año (ver, Cuadro 1).
Cuadro 1. Fuente: Adaptado de ANAM/CBMAP, 2009b |
El uso de los productos forestales no maderables (PFNM), es otra actividad casi diaria de los comuneros kuna, su uso es para artesanía, medicina y alimento. El mejor techo de una vivienda kuna y con duración hasta más de 20 años aproximados es la hoja de la palma weruk (Manicaria saccifera), el sargui (Heteropsis oblongifolia)[10], es una liana, que sus raíces fuertes y flexibles sirven como material de amarre en construcción de viviendas y también sirven en cestería, el masar (Gynerium sagitattum) sirve de paredes de viviendas, entre otros (Castillo y Beer 1983; Castillo 2001). Existe un creciente reconocimiento del valor cultural, espiritual, económico, social y ecológico de los productos del bosque y de su rol complementario para la forestación, agricultura y otros usos de la tierra (Posey 1999; Shanley et al (eds.) 2004).
Podíamos continuar dando ejemplos propios, de las 72 combinaciones agroforestales y 38 combinaciones de cultivos mixtos encontradas solamente en la Región Carti (Castillo y Beer 1983) y parcialmente aprovechados. Igualmente existen otros ejemplos en otros lugares del planeta, pero es mejor ofrecer algunos ejemplos de referencias de estudios y recopilaciones realizados, como Castillo y Beer 1983; Castillo 2001; De León Guerrero 1988; Shanley et al (eds.) 2004; Stier 1997; Ventocilla y otros 1999; Warner 1994. Y debe haber mucho más referencias.
INSTITUCIONES TRADICIONALES: CONTROLANDO SUS BOSQUES
El manejo territorial de la Comarca Kuna se relaciona o se manifiesta con la cosmovisión y una concepción holística de la naturaleza que se encuentra en la base de la cultura kuna, su historia lo ha demostrado. Sin embargo, nuestras instituciones tradicionales son parte de la gestión de riesgo ante el cambio del clima, como los Congresos Generales, Locales y nuestras organizaciones comunales de trabajo. La existencia de las normas a nivel comarcal y comunitarias, son formas para apoyar el mejoramiento e innovación de los sistemas agroforestales y/o agroecológicos prevalecientes y a la recuperación de las que se están olvidando y con ello para enfrentar el cambio al clima que está presente y que ya lo sentimos. Nuestras instituciones nos dan seguridad social y cultural, aumenta el trabajo compartido (comunal, familiar, grupos y/ asociaciones). Esto es gobernar a nuestro estilo, basado en nuestra realidad espiritual, cultural, social y ecológica.
Controlamos nuestros bosques utilizando nuestras varias categorías de tenencia de la tierra: tierra de propiedad privada, tierra familiar, tierra comunal, tierra heredada, tierra de asociaciones o grupos y tierra prestada. La tierra se convierte en propiedad cuando una persona corta el bosque virgen. Otras veces actúan cortando el monte los grupos o “sociedades”. En las primas formas de trabajo mencionado, los trabajadores se convierten en los primeros propietarios y sus hijos pueden heredar derechos sobre los terrenos. También hay tierras explotadas por la propia comunidad, es una actividad compartida. Trabajar la tierra para producir y conservarlo para las futuras generaciones, es una forma de controlar nuestros bosques.
Bosque nuboso, Área Protegida Narganá. Foto: Gubiler |
En facebook el amigo y compañero Marcial Arias[11] respondía a la pregunta que le hicieron sobre la Gobernanza Forestal, y lo relacionó “con nuestras tierras y territorios y pondría como título, "El gobierno de los Pueblos Indígenas en materia de bosques", porque esa es la gobernanza forestal, es la forma en que se ejerce el poder y control sobre los recursos del bosque. Quién está preocupado sobre eso? el Banco Mundial”. Estamos de acuerdo, y es un principio que debemos mantener. La gobernanza no debe confundirse con la gestión, se refiere a quién decide lo que hay que hacer en su tierra y territorio y cómo hacerlo. Y tenemos una gobernanza compartida de 51 comunidades[12].
Pero qué ocurre, y con sinceridad, si me equivoco, por favor ... podemos dialogarlo. Aunque tengamos una Ley Fundamental con sus Estatutos y las comunidades sus normas comunitarias, no son aplicados, pareciera que solo se acuerdan de la existencia de las normas en las Asambleas de los Congresos Generales. Es decir, me refiero a la gobernanza territorial y de tierras, con normas bien claras establecidas, pero lo que necesita es ser aplicadas[13]. ¿Estamos gobernando “…en materia de bosques"?. Quizás cada comunidad sí lo hace, pero “…en materia de bosques", nada. Nuestra gobernanza no está siendo dinámica, solo actuamos cuando surgen problemas – conflictos de tierra y/o conflictos limítrofes. Nuestro pueblo – el pueblo kuna, es una unidad territorial “descentralizada”, definido con un gobierno político autónomo, desde 1953 en que la ley 16 fue ratificada por la asamblea nacional del país. Esta ley proporciona el marco político-legal para controlar y manejar sus tierras, con ello sus bosques, su biodiversidad y/o recursos naturales (Castillo 2009).
Por otra parte, tenemos los bosques que se protegen dentro del área protegida de Narganá, la cual es toda la Comarca como Biosfera. El área protegida está bajo la administración del Congreso General Kuna, porque es la mejor autogestión autónoma y así lo establece la declaración del área en 1987[14] y luego el gobierno en 1994[15]. Aunque el área protegida es "administrado" como lo realizan los kuna en cualquier parte de su territorio, la verdad y lo reconoce el Subsecretario del CGK señor Bolívar López, ha tenido su "efecto la declaratoria, por cuanto a partir de ese momento se limita en gran medida esa presión hacia el territorio amenazado. Se establecen controles de diverso tipo para detener el ingreso de "colonos" e incluso se cobra un impuesto de entrada y salida de la comarca" (citado por Seiss 2010)[16]. Por lo tanto, el área protegida y toda la comarca como una sola biosfera local, juega un rol importante en la mitigación de los efectos del cambio climático mediante la conservación, la retención y la sustitución del carbono. Pero aún no valoramos lo que aún nos queda, pues entonces hay que lograr que empecemos a darle valor a los ecosistemas forestales y a su gente que lo defienden como parte de su vida.
La tarea de los voluntarios comuneros que participan en la vigilancia y/o patrullaje cuando urge realizarlos, solo proceden a las tareas de limpieza de trochas y principalmente de las trochas limítrofes del territorio kuna. El control del territorio kuna, la vigilancia o protección y conservación del área no solo debe involucrar los límites, involucra conocimiento sobre normas ambientales comunitarias y nacionales, recursos naturales y problemas de los mismos, control por la carretera El Llano-Carti y muchas otras tareas, como controlar la invasión de colonos[17]. De igual forma la presencia de los funcionarios del Congreso General no solo es recaudar fondos, involucra vigilancia. Y qué decir de un solo funcionario de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), vigilar no lo hará. Necesitan compartir funciones.
A esta situación, como ya se ha dicho, sumamos la falta de mejoramiento e innovación de nuestros sistemas tradicionales de uso de la tierra, porque nuestros conocimientos tradicionales ya no se transmiten, no están siendo recuperados, no están siendo diseminados. Necesitamos aplicar o hacer cumplir nuestras normas aprobadas por nosotros mismos. Porque debemos responder a esta riqueza de conocimientos.
Tenemos un futuro incierto y sorpresas “desagradables” o riesgos que no han sido identificados debido a la complejidad de los sistemas climáticos (Schellnhuber y Lane; y Schellnhuber citados por PNUD 2008). Por eso que no se puede garantizar resultados mejores en evitar las emisiones de CO2 por la tala y quema y degradación de los bosques y reservas de carbono[18], sólo porque nuestros padres nos ha legado la tierra – Comarca. Se requiere un manejo permanente para conservar los valores ecológicos, culturales y espirituales y para evaluar si estamos cumpliendo nuestros objetivos emanados de la Ley Fundamental y Estatuto, en materia territorial y de bosques y su conservación.
El control y manejo forestal sostenible no puede lograrse sin una buena gobernanza que asegure la sostenibilidad económica, política, ecológica, cultural y social, a través de la toma de decisiones de las propias comunidaes que dependen de los bosques para su "buen vivir". Por lo anterior, gobernanza no solo atañe ley forestal y política forestal; se refiere a todo un conjunto de acciones y actores que inciden sobre las decisiones de uso de los bosques y biodiversidad[19].
En la gobernanza moderna, las instituciones estatales y no estatales, los actores públicos, privados, campesinos y pueblos indígenas deben participar y amenudo cooperar en la formulalción y la aplicación de políticas públicas[20].
Por lo tanto, el apoyo e involucramiento de las comunidades es un elemento clave en el trabajo de adaptación de los conocimientos tradicionales en la gestión forestal y agroecológica, el desarrollo comunitario y la conservación de los bosques. Porque la propiedad de la tierra y la autoridad gestora para reducir la emisiones de gases de efecto invernadero por deforestación y degradación y su conservación como reservas de carbono radican en parte, o totalmente, en la comunidad y no en el gobierno[21].
Pensar en el mañana no implica que tengamos que dejar de lado las dimensiones por justicia social durante nuestra propia vida. Permitir que los pobres del mundo, al igual que los pueblos indígenas se vean expuestos a soportar la mayor parte del peso de un problema de cambio climático que ellos no crearon habla de una sociedad que tolera demasiado la desigualdad y la injusticia (PNUD 2008). Protejamos y controlemos nuestros bosques y su biodiversidad contra una nueva forma de capitalismo de carbono.
A MANERA DE CLONCLUSIÓN
Se pone de manifiesto la urgente necesidad de fortalecer mejor la gestión forestal de nuestro territorio, una unidad territorial “descentralizada”, definido con un gobierno político autónomo, que por ley nos proporciona el marco político-legal para controlar y manejar nuestras tierras, con ello sus bosques, su biodiversidad y/o recursos naturales. Para comprender y preservar este patrimonio para hoy y para el mañana, será preciso poseer un acerbo de conocimientos tradicionales, para una aplicación sostenible. No hay excusas para ignorar los sistemas tradicionales de uso de la tierra o de gestión forestal de los pueblos, es un desafío para que aprendamos y veamos cómo se pueden adaptar, cambiar y mejorar nuestras acciones frente a un clima que cambia.
Por otra parte, surgen oportunidades para captar fondos. Sin embargo, esto no llega directamente a los pueblos más vulnerables. Por lo tanto, el gobierno debe reconocer que todo sistema local para compensar las emisiones evitadas al reducir la deforestación y la degradación de los bosques debe recurrir a los mecanismos que poseen las comunidades locales y los pueblos indígenas para canalizar los fondos REDD-ONU y REDD+ a través de sus propias instituciones claramente identificadas y legalmente acreditadas.
Desde este punto de vista, no se trata de un choque entre dos pensamientos, sino de una transición deseada, pero mal conducida, donde ambos tienen en parte la razón y ambos se equivocan. Es aquí donde se requiere del diálogo de ambos tipos de visiones, que puedan compartir el manejo sostenible del bosque, en los momentos de riesgo del cambio climático. Debe quedar atrás el antagonismo, luchar contra el calentamiento global exige actitud positiva y activa.
REFERENCIAS CITADAS:
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ANAM/CBMAP 2009b. Proyecto de asistencia técnica para la actualización del mapa de vegetación, uso y cobertura boscosa de Panamá. Informe final de actualización de la cobertura boscosa y uso del suelo en la República de Panamá: 2000 – 2008. ANAM/CBMAP, CATHALAC, BM. Panamá, 2009
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Bonan, G. B. 2008. Forests and Climate Change: Forcings, Feedbacks, and the Climate Benefits of Forests. Science, vol. 320, no. 5882. pp. 1444.
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Castillo, B. (Coord.), 2005. Sia igar gialed. Versión en lenguaje común. Instituto de Investigaciones Koskun Kalu del Congreso General de la Cultura Kuna. Panamá. 39 p.
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Castillo, G. 2010. Bosques para la vida: Causas ocultas de deforestación y degradación de los bosques en las Comarcas Kunas. Trabajo presentado en el Seminario-Taller de las “Causas Subyacentes de la Deforestación y de la Degradación de los Bosques en las Comunidades Indígenas de Panamá”, celebrado el 18 y 19 de mayo de 2007, Hotel Costa Inn, ciudad de Panamá, auspiciado por Global Forest Coalition y Fundación para el Conocimiento Indígena. 22 p. (adaptado para publicación, inédito)
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Castillo, G., 2001. La Agricultura de “nainu” entre los Kunas de Panamá: Una Alternativa para el Manejo de Bosques Naturales. Etnoecológica Vol. 6 No. 8, 84-99 pp
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Yágodin, B. A., Smirnov, P. y Peterburgski 1986. Agroquímica, Tomo I. /Tr. del ruso por Ramiro Rincón Zabaco y Francisco Vargas Salazar/. Editorial Mir Moscú. 416 p.
Nota: Sujeta a discusión y/o revisión
[1] Degradación. No existe una definición exacta del término, pues aún no se ha llegado a un consenso al respecto. La degradación forestal es la paulatina pérdida de cobertura boscosa en un nivel superior al 10%. http://www.fao.org/forestry/docrep/wfcxi/PUBLI/V2/T7S/1-3.HTM
[2] Los bosques de manglar que protegen las costas de Kuna Yala
[3] El término lluvia ácida viene usándose desde hace más de un siglo, un término científico más apropiado sería deposición ácida. La forma seca de la deposición es tan dañina para el medio ambiente como la líquida.
[4] Atencio López. Interculturalidad: Reformas constitucionales e indígenas. Jueves 17 de marzo de 2011. http://amanecerindigena.blogspot.com/
[5] “Sumideros” de carbono – término general en que se incluyen los bosques y otros ecosistemas que pueden eliminar de la atmósfera más gases de efecto invernadero que los que ellos emiten
[6] Un tramo de 13 kilómetros aproximados son reclamados por el pueblo kuna ((CGK, 2001; PRONAT, 2003). Por otra parte PEAMASKY (1986), recomendó como una estrategia una zona de amortiguamiento de 17, 079 hectáreas
[7] PEMASKY/AEK - Proyecto de Estudio para el Manejo de Áreas Silvestres de Kuna Yala / Asociación Ecológica Kuna
[8] Son escasos los jóvenes que tienen formación sobre los conocimientos tradicionales
[9] Anmar Igar: Normas Kunas. Congreso General Kuna, Kuna Yala. 2001. 159 p.
[10] Un grupo de 27 científicos provenientes de diferentes países del mundo, estudian el efecto de lianas y cambio climático en bosques. Esta importante investigación nos ayudará a esclarecer la historia de cómo los bosques responderán al cambio climático (tomada de Mónica Alvarado, STRI, alvaradom@si.edu, www.stri.org).
[11] Líder de la Asociación Indígena Ambiental (AIA) y de la Alianza Mundial de Pueblos Indígenas y Tribales de los Bosques Tropicales. 16 de marzo de 2011
[12] Incluyendo a las comunidades de La Miel y Puerto Obaldía, Corregimiento 4
[13] Sin embargo, nuestras normas necesitan ser mejorados o actualizados, cosa que creo se está realizando
[14] Se declara el establecimiento del área protegida en 1987. Resolución No. 3 del 7 de noviembre de 1987. Congreso General Kuna, Comunidad de Achudup.
[15] INRENARE, 1994. “Área Silvestre ubicada dentro de la Comarca o Reserva Indígena”. Resolución No. J. D. -022-94, 2 de agosto de 1994. Gaceta Oficial 7 de septiembre de 1994. No 22.617. Panamá. 18-19 pp.
[16] Wolfgang Seiss (ed.) 2010. Territorio, identidad y autonomía. El pueblo Kuna luchando para mantener su autonomía y defender su territorio en Kuna Yala. Servicio de las Iglesias Evangélicas en Alemania para el Desarrollo (EED). Actualidades 05. 11 p. http://www.eed.de//fix/files/doc/Actualidades_05_Territorio_2010_eed_web.pdf
[17] Las actividades de los colonos consisten en talar, quemar y sembrar pasto para ganadería y degradar los nacimientos de los ríos en busca de oro y la caza furtiva
[18] Actualmente si le ponemos las siglas sería REDD+. El “plus” o “más” contempla la conservación y el manejo sostenible de los bosques, la restauración forestal y la reforestación, así como el aumento de las reservas de carbono forestal, incluye la agroforestería y agricultura. http://earthjournalism.net/sites/earthjournalism.net/files/resources/Reporting%20REDD+_SP_0.pdf
[19] Entonces gobernabilidad se refiere más al poder de toma de decisiones por el Gobierno y a la capacidad del ejercicio de la autoridad para ponerlas en práctica. Mientras que gobernanza se refiere al sano equilibrio de toma de decisiones, entre el Gobierno, la sociedad civil, las religiones, los campesinos y los pueblos indígenas en las determinaciones que la afectan
[20] Mainz, Renate. 2001. El Estado y la sociedad civil en la gobernanza moderna. En: www.lasociedadcivil.org/uploads/ciberteca/mayntz.pdf
[21] REDD+ no es una reforma en materia de gobernanza, pero su implementación y eventual funcionamiento afectará y será afectado por las políticas, decisiones y sinergias generadas a nivel local
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