Una extraña propuesta y
una respuesta indecorosa
Juan Jované (opinion@epasa.com)
ECONOMISTA
21, diciembre 2011
Los trabajadores
panameños siempre han mantenido la idea de que el salario mínimo debe ser
suficiente para cubrir el costo de la canasta básica familiar completa. En esta
aspiración se mantienen en línea con la idea del salario familiar contenida en
la Doctrina Social de la Iglesia, así como del artículo 66 de la Constitución
Política de la República, que reconoce que el salario mínimo le debe permitir
al obrero satisfacer las necesidades normales de su familia y mejorar su nivel
de vida.
En estas condiciones, por decir lo menos, resulta extraño el hecho de
que la cúpula que se supone debía representar a los trabajadores en la
negociación del salario mínimo haya propuesto colocar el mismo en B/ 540.00
Esto es evidente aún cuando se utilice un método conservador.
En efecto, para octubre del presente año la Canasta Básica Alimenticia
(calórica) alcanzó un costo de B/ 295.38, por lo que multiplicando por el
llamado coeficiente de Orshansky, que un estudio reciente de la CEPAL estima en
2.1 para las áreas urbanas del país, se puede calcular el costo de la canasta
básica completa en B/ 620.98. La propuesta en discusión resulta ser 27.2%
inferior a este valor conservador.
La misma también tiene claros rasgos de regresividad, ya que de acuerdo
a su formulación alguien que actualmente tenga un salario de B/ 500.00
recibiría un incremento en sus emolumentos equivalente a solo el 8.0%, mientras
que otro que en el presente tenga un salario de B/ 1,400.00 obtendría un
aumento del 30.0%. Además, la forma en que fue presentada permite que algunos
trabajadores que ahora ganan menos terminen ganando más que otros que
previamente ganaban más. Así por ejemplo, una persona con un salario
establecido de B/ 1,400.00 llegaría a ganar B/ 1,800.00, mientras que aquel que
gana B/ 1,501.00 se quedaría con el mismo salario.
La respuesta de la patronal de B/ 402.00 - B/ 445.00, por su parte,
resulta simplemente indecorosa. Esta se aleja manifiestamente de la idea de un
salario mínimo adecuado al normal desarrollo de la fuerza de trabajo del
asalariado, así como del bienestar de su familia. A esto se suma el intento de
negar los altos niveles de inflación observados en el país, que se reflejan en
un incremento acumulado del costo de vida de cerca del 12.0% en los dos últimos
años y de cerca del 40.0% desde el inicio del episodio inflacionario. Así
mismo, se trata de un enfoque que de manera interesada desconoce que desde el
año 2004 la productividad de los trabajadores se ha elevado en 32.7%, sin que
estos hayan recibido una retribución adecuada.
Es tiempo de reconocer la necesidad de que el salario mínimo permita una
vida digna y decorosa al trabajador y su familia, a la vez que también se
reconozca el derecho de todos los trabajadores y trabajadoras a recibir una
compensación por el creciente costo de vida, producto en gran medida de la
especulación comercial. En esto debemos unir fuerzas todos los que realmente
creemos en un Panamá democrático con justicia social y sostenibilidad
ambiental.
Economista.
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Nota: Por su importancia lo publicamos
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