Geodisio Castillo
En el marco de la iniciativa sobre el “Rescate y revalorar las semillas o plantas
nativas y las formas de producción agroforestal de nainu en Gunayala”,
CENDAH bajo el patrocinio PPD-PNUD[1],
está ejecutando talleres de formación e intercambio de experiencias para grupos
productores organizados. En este proceso de formación las mujeres son las que
más están participando.
Por lo que se nota que hay interrelación
entre la igualdad de género y el desarrollo sostenible. Por ello el rol de la
mujer es fundamental para el desarrollo sostenible con visión propia. Aunque
sea así, las interrelaciones entre la sostenibilidad ambiental y lo que las
mujeres pueden ofrecer o están demostrando en la actualidad, son invisibles. Y
así se nota, aunque las mujeres organizadas demuestren lo contrario,
produciendo alimentos orgánicos en ciertas comunidades de Gunayala, como lo son
en Uggubseni, Digir y Wargandub (pueda que haya más mujeres organizadas que
desconocemos).
Además, estas interrelaciones deben
reflejarse plenamente no sólo en los programas o actividades agrícolas, sino
también dentro de las organizaciones propias, comunidad y mediante el trabajo
en todos los sectores y disciplinas de la sociedad.
Desde el comienzo de la agricultura, en
cada cultura de la sociedad humana las mujeres han realizado experimentos, con
semillas han desarrollado sistemas asociativos de cultivos[2],
seleccionando y han preservado alimentos.
Hoy en el mundo millones de familias
practican la agricultura de pequeña escala, y casi el 80% del trabajo agrícola
es hecho por mujeres[3],
contribuyendo de forma sustancial a las actividades económicas agrícolas y
rurales en todas las regiones de los países en desarrollo. Asimismo, en muchas
regiones de Abiayala y África está ocurriendo el fenómeno de la feminización de
las zonas rurales, uno porque “los hombres han dejado el campo” y dos, debido a
la falta de empleo.
Si realmente llegáramos a apoyar a las
mujeres en Gunayala, confirmamos lo que la FAO[4]
indica, aumentaría la productividad hasta un 30%, pero eso sí, teniendo el
mismo acceso que los hombres a los medios y recursos de producción, lo que
permitiría alimentar a 150 millones de personas más en el planeta. Al igual
permitiría incrementar la producción alimentaria en la Comarca y así cumplir
con las resoluciones del Congreso General Guna, en relación al incremento de la
producción agrícola.
Las iniciativas que las mujeres de
Uggubseni, Digir y Wargandub están tomando, necesitan apoyo y CENDAH les ofrece
procesos de formación y capacitación, de experimentación y reflexión[5]
para la reconstrucción de su rol dentro de la agricultura familiar de nainu y
estos acumulados de conocimientos sobre la agricultura de nainu a pequeña
escala, conservación de suelo y agua, y tecnologías a pequeña escala alimentan
y alimentarán a la unidad familiar y comunal y la Comarca, manteniendo los
patrones de consumo con el cuidado de Nabgwana. Sin embargo, al momento de apoyarlos
son las más olvidadas o son consideras de última.
Si la historia de la sociedad dule fue
matriarcal, hoy la desigualdad de género es fundamental para entender las
relaciones de poder en la sociedad dule, ya que determinan, entre otras, las
condiciones de participación de hombres y mujeres en los espacios de toma de
decisiones y en la construcción de un desarrollo sostenible y humano.
Nuestra sociedad dule y en general la
panameña, necesitan transformaciones fundamentales para garantizar la
democracia, la ciudadanía y la sostenibilidad ambiental. Es la visión que tiene
el pueblo dule, donde “haya mayor igualdad e inclusión social y de género”[6]. Para
ello, algunas de las vías de acceso pueden ser los modelos alternativos
inspirados en el enfoque agroecológico.
El comienzo, nos hace reflexionar que, pese a la ceguera conceptual hacia el género, las iniciativas
basadas en principios familiares y agroecológicos abren puertas a la
participación, la visibilización y la valorización del trabajo de las mujeres,
a la vez que avanzan hacia una organización agroalimentaria más sostenible y
humana[7].
Las mujeres siempre han sido las más
organizadas, sociables, con ganas de aprender y con ello afirman una identidad
colectiva como agricultoras, recuperando su pasado. A partir de la acumulación
de sus experiencias agroecológicas, las mujeres dules revelan nuevos modos de
producir conocimiento[8],
así como nuevas formas de organizarse, y hacer política[9].
En Gunayala el fomento de la agricultura de nainu,
es una inversión que considera el equilibrio entre el incremento de la
producción, la conservación de la biodiversidad y el desarrollo integral desde
adentro de las comunidades dules.
En las comunidades de Uggubseni, Digir y Wargandub se
han organizado varios grupos de mujeres y hasta una organización de
agricultoras educadoras en Digir. Han iniciado un proceso de adaptación a
nuevas prácticas, que les ha permitido reconocerse y ser reconocidas como
productoras en sus comunidades. Hasta el momento estas organizaciones de
mujeres reconocen su responsabilidad en la agricultura, ocupándose del cultivo
después de la preparación del nainu, que es una tarea que está a cargo de los
hombres. Sin embargo, ellas dicen, que no es necesario esperar a ellos, cuando
tardan en acompañarlos en la tarea de preparar el suelo.
Las iniciativas de las mujeres
productores de Gunayala, refuerza la importancia de integrar plenamente la
"agenda de género", y apoyarlos, porque su participación ayuda a
desarrollar soluciones en al ámbito alimentario[10].
[1] Programa
ONU-REDD y el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial
(PPD-FMAM) en conjunto con el Programa “Apoyo a REDD+ de Base Comunitaria”
[2] En
el caso de los dules, sistemas de nainu
[5] La
Agencia del MIDA en Gunayala, hace un gran esfuerzo en ofrecer asistencia
técnica a las organizaciones de mujeres. Lo que indica la necesidad de que se
establezca en Gunayala la propia dirección regional del MIDA, para no seguir
dependiendo de Colón
[6]
Según el PEGY 2025, indica que una de las apuestas de su visión es: “Una
Comarca equitativo e incluyente en el que no se le diga o repita que es un pueblo de pobreza extrema; toda la
población goce plenamente de sus derechos; haya mayor igualdad e inclusión
social y de género, y en el que el territorio esté más articulado y
equilibrado, de manera que Gunayala sea más íntegro, policéntrico, y aproveche
las potencialidades del territorio para el desarrollo cultural y nacional”.
Documento inédito (PEGY 2025, 2015).
[7] Leisa,
Revista de Agroecología, diciembre 2015, volumen 31, número 4. 40 p.
[8]
Aplicando la educación bilingüe intercultural en los niños a partir del hogar
[9] Leisa,
Revista de Agroecología, diciembre 2015, volumen 31, número 4. 40 p.
No hay comentarios:
Publicar un comentario