22 de junio de 2020

“Un soplo de esperanza” entre la agricultura de nainu y la salud

Geodisio Castillo

La problemática que estamos viviendo, hay que verlos en forma integral, estamos interconectados con la naturaleza madre. Cuando un problema surge, los efectos se extienden por todo el sistema, afectando el resto. Como al ser humano, su salud, la vida animal doméstica y silvestre, las plantas y la ecología misma.

Cultivando plantas medicinales y alimenticias en el bosque de Bingandi, Centro de Atención y Aprendizaje Ina Ibegungalu, Área Silvestre protegida de Gunayala. Foto: Gubiler, 2020
La pandemia producto del coronavirus es un llamado de atención para que repensemos nuestro modo actual de vivir bajo el sistema capitalista y altamente consumista, y las formas en que nos relacionamos con los hermanos árboles o la naturaleza misma. La situación actual que padecemos, más por el miedo que nos están sometiendo, necesita de una respuesta integral, donde el pueblo Gunadule aborde las causas profundas, porque ya sabemos y vivimos la fragilidad y vulnerabilidad socio-ecológica de nuestras sociedades.

Se está demostrando que la medicina curativa que se lleva a cabo, no frena la pandemia, debemos aplicar nuestros conocimientos ancestrales que es la medicina preventiva, es un concepto integral y contacto con las comunidades. Entonces, para que hablemos de interculturalidad es necesario analizar la interacción entre el sistema de salud formal y el indígena[1], como del pueblo Gunadule.

Los sistemas agrarios propios de los pueblos indígenas, como el sistema agroecológico de nainu, del pueblo Gunadule, es un ejemplo que puede inspirar un enfoque ecosistémico, en este momento de la pandemia del Covid-19, puede ayudar a explorar los vínculos entre la agricultura y la salud. Puede demostrar que la forma en que se practica la agricultura de nainu puede auspiciar el bienestar, pero necesita apoyo. Cada comunidad, cada grupo, cada familia está haciendo su propio esfuerzo en incrementar la producción alimentaria. Aunque ha tenido apoyo de los congresos generales (ambos congresos), sus enfoques salieron de los lineamientos estratégicos establecidos en el Plan Estratégico de Gunayala (2015-2025)[2]. Algunas comunidades sí lo supieron aprovechar, y hoy están obteniendo sus frutos con éxitos.

El bajo incremento de la producción alimentaria, principalmente la agrícola, mantiene el estado actual en que nos encontramos, no avanzamos, no hay autogestión. Por lo visto, hay que aprovechar el momento, en que la pandemia nos exige mayor producción alimentaria en cultivos nativos y medicinales para fortalecer nuestra salud y seguir construyendo el mañana.

Contrario si hablamos de la agricultura industrial, bien recopilados sus efectos negativos; efectos negativos en la salud humana y en los ecosistemas[3]. Los monocultivos a gran escala utilizan alta composición de agroquímicos, pesticidas e insecticidas, que acaban con la agrobiodiversidad que tienen sus defensas naturales, de ahí, los cultivos son muy vulnerables a las infestaciones de las malezas, insectos, enfermedades y al cambio climático. Entonces, la agricultura industrial se ha quedado sin dar repuestas a las plagas de los cultivos, y han dado paso a las enfermedades como el dengue, la malaria, entre otros. Por ejemplo, la ganadería ha utilizado en forma indiscriminada antibióticos y alimentos de crecimiento, que hizo resistente a las cepas patógenas a los medicamentos, evidentemente esto dará paso a futuras pandemias[4].

Los sistemas agroforestales y sus variantes, como los sistemas silvopastoriles, agrosilvopastoriles, agrosilvícolas, son sistemas basados en principios agroecológicos, que aseguran una producción sana[5]. Recuperan el paisaje natural y evitan que las pandemias surjan, porque mantienen las cadenas ecológicas y tróficas y el control natural establecido por la propia naturaleza[6].

Además, si prevalecemos, innovamos e incrementamos la producción alimentaria bajo los sistemas agroforestales, la tasa de absorción de carbono puede ser alta ya que la captura de carbono se efectúa tanto por los árboles como por los cultivos[7]. El dióxido de carbono hoy se ha acumulado en exceso en la atmósfera, cuyo efecto es el calentamiento global.

Gunayala aún mantiene el 80% de bosque natural y el resto se encuentra bajo sistemas de cultivos agroforestales y en regeneración natural. Mantenemos paisajes agroecológicos biodiversos, cultivos mezclados por vegetación natural, como árboles y plantas medicinales. Cosa que no tienen los monocultivos, que destruyen o deforestan todo el bosque natural y las enfermedades abandonan el bosque y causan la aparición de nuevas enfermedades, patógenos que vivían en hábitats naturales se están extendiendo a las comunidades agrícolas, ganaderas y humanas[8]. Perturbaciones causadas por la agricultura industrial y sus agroquímicos e innovaciones biotecnológicas; es decir, la agroindustria pone en riesgo de muerte a millones de personas[9].


Igual las ONGs dules, como la ONG Centro de Desarrollo Ambiental y Humano (CENDAH) que en alianza con el Instituto del Patrimonio Cultural del Pueblo Guna (IPCPG) o el propio Onmaggeddummad Namaggaled, están haciendo esfuerzos apoyando a algunas comunidades, llevando “soplo de esperanza”.

Los sistemas agroecológicos de nainu han demostrado por milenios que es una agricultura diverso y resiliente al tiempo que ha proporcionado a las familias beneficios sociales, económicos y ambientales significativos al pueblo Gunadule, también tendrían la capacidad de alimentar a la gente de las ciudades de manera equitativa y sostenible, si tuvieran apoyo. Y que de igual manera esperan este apoyo todos los agricultores del campo. Apoyo gubernamental y de otras entidades que puedan financiar a la agricultura familiar.

El sistema agroecológico de nainu, para producir una alimentación soberana, llegará a dar sus frutos con el incremento en los rendimientos agrícolas prevalecientes bajo sistema de nainu y mejora de la agrobiodiversidad. Con el derecho a producir alimentos y consumir lo que queramos. Alimentos orgánicos nativos de origen vegetal y animal procedentes del bosque. Porque durante millones de años, el sistema inmune de nuestros antepasados coevolucionó con su entorno; debido al proceso de coevolución, la vida aprendió a inmunizarse a las enfermedades infecciosas y el sistema inmune de los habitantes del bosque evolucionó en concierto con el sistema inmune del bosque[10]. Es el momento perfecto para fortalecer nuestro sistema inmunológico para hacer frente a las amenazas de enfermedades como el COVID-19[11].

En definitiva, los sistemas agroecológicos de nainu tiene el potencial de producir alimentos necesarios para el pueblo Gunadule. Sin embargo, su potencial abarca comunidades rurales y urbanas y con ello hacer frente a la pandemia que estamos viviendo como también del cambio climático. Por lo tanto, lo único que necesita es apoyo para optimizar, innovar y mejorar las capacidades productivas de los pequeños agricultores.

1 comentario:

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