2 de octubre de 2025

Seminario regional Muubilli sobre los Derechos de Autonomía y la Tenencia Maritorial de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en la Región Caribe de Centroamérica y del Mar Suroccidental

Horizontes Emancipatorios para la Libre Determinación de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en Centroamérica


Resumen

El seminario regional Muubilli sobre los Derechos de Autonomía y la Tenencia Maritorial de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en la Región Caribe de Centroamérica y del Mar Suroccidental, se celebró del 8 al 14 de septiembre de 2025 en la Comarca Gunayala, Panamá. Muubilli, la abuela del mar en el idioma Gunadule, tuvo por objetivo identificar y compartir las prácticas, usos, normas, aspiraciones, y desafíos en el ejercicio del derecho de autonomía y la tenencia marítima de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes del Caribe Centroamericano y del Mar Suroccidental [1].

La región del Caribe Centroamericano es un área de gran riqueza cultural y ecológica, hogar de Pueblos indígenas y Afrodescendientes cuyas historias, identidades, medios de vida, vínculos familiares, y tradiciones están profundamente vinculados a la tierra y el mar. Estas comunidades, que incluyen a los pueblos Garífunas, Creoles, Miskitus, Gunas, Raizales, Wayuu, Ngäbe y Buglé, entre otros, han dependido históricamente de los recursos marinos y costeros para su subsistencia, prácticas culturales y actividades económicas.

Este documento presenta ideas importantes que resultaron de los diferentes diálogos y discusiones compartidas durante los días del encuentro, al que asistieron visitantes de los pueblos Mapuche (Chile), Miskitu (Nicaragua), Raizal (Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina en Colombia), Guna, Ngäbe, y Buglé (Panamá), y Garífuna (Honduras).

Primero, el mar es un espacio de vida y fuente de conocimiento

El mar es un espacio de vida, tan importante y vital como las áreas terrestres ancestrales de las comunidades. La reunión fue fundamental para visibilizar su importancia y la necesidad de proteger los derechos de uso, acceso y cuidado ancestral de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes de la región Caribe de Centroamérica y del Mar Suroccidental.

El mar es asimismo fuente de conocimiento, sabiduría, identidad, y cultura, y es a la vez el medio a través del cual se han establecido históricamente relaciones de colaboración y vínculo entre las familias y comunidades, quienes cuentan con sus propias visiones y prácticas desde donde se promueven las formas de tenencia con responsabilidad y conexión ancestral.

En el encuentro se conocieron y compartieron algunas de las visiones e iniciativas comunitarias y de conservación de los Pueblos y comunidades, y se cuestionaron las perspectivas extractivistas respecto a los recursos del mar, así como los modelos de conservación que ignoran las formas de vida, los conocimientos ancestrales y los derechos colectivos de las comunidades sobre las áreas costeras y marinas de sus territorios.

Segundo, los pueblos tienen lenguajes propios acerca del mar

El mar y sus cualidades como espacios de vida tienen muy diversas significaciones lingüísticas, simbólicas y culturales en el lenguaje propio de los pueblos indígenas y afrodescendientes. Esas significaciones son únicas, creadas y preservadas de manera ancestral y fortalecen la cultura y la identidad, y no son necesariamente reducibles a términos comunes o inteligibles para otros pueblos, quienes han desarrollado sus propias concepciones culturales sobre el mar. No obstante, también es importante traer esos lenguajes propios, fortalecerlos, revivirlos como expresiones propias, y compartirlos en espacios con otros pueblos originarios, como se hizo en el seminario Muubilli.

Por otra parte, también es claro que los pueblos indígenas y afrodescendientes necesitan establecer diálogos inclusivos acerca de los territorios marítimos con otros sectores, entre los que se destacan los Estados y sus políticas públicas, los organismos internacionales y acuerdos multilaterales, y la academia. Para ello es necesario contar con plataformas lingüísticas comunes, más integrativas – aunque usualmente contenciosas – sobre la manera de llamar al mar, las áreas insulares, marinas y costeros, teniendo en cuenta que allí entran en conflicto diversos intereses y visiones.

En este sentido, los pueblos indígenas y afrodescendientes que asistieron a la reunión compartieron esas concepciones propias, muuosis (dulegaya, Guna), ñuke lafken (madre mar, en mapuzugun), para las cuales el mar es un ser vivo y tiene espíritu, se cuida y se protege desde una concepción de entendimiento. Bajo estos principios se establecieron en el seminario diálogos enriquecedores sobre otros conceptos acerca del mar, que buscan contribuir a visibilizar su importancia para los pueblos y complejizar la comprensión que de estos tienen los Estados y otros organismos externos, como maritorios, territorios marinos, tenencias marítimas, gobernanzas marinas, entre otros.

Tercero, el mar es un espacio para el ejercicio de derechos colectivos

Las experiencias compartidas ilustran los esfuerzos de Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en defender el ejercicio de sus derechos, el cuidado de sus territorios terrestres y marítimos, y su disposición para promover acciones propositivas en relación con los Estados para asegurar el derecho a la libre determinación, protegido en las normas y estándares internacionales de derechos de los Pueblos Indígenas y Afrodescendiente en el Sistema Universal e Interamericano de Derechos Humanos. En particular los y las asistentes a la reunión expresaron la importancia que los Estados de la región consulten de buena fe a las comunidades respecto a planes de desarrollo de conservación, infraestructura productiva o de extracción energética y de minerales en las áreas marítimas, costeras e insulares de acuerdo con los principios y normas internacionales del derecho al consentimiento libre, previo e informado.

Cuarto, las violaciones a los derechos humanos de comunidades y defensores de la tierra

Este encuentro también sirvió como un espacio de reflexión para exponer las brechas de implementación de los derechos territoriales de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en Centroamérica. Los y las participantes al seminario regional expresaron sus preocupaciones sobre el contexto en la región respecto a las graves violaciones a los derechos humanos de comunidades y defensores de la tierra en la región. Estas violaciones se producen dentro de un marco general de debilitamiento del estado de derecho, la impunidad respecto a perpetradores de invasiones a territorios indígenas y afrodescendientes titulados, y la falta de acciones estatales efectivas para asegurar la vida y los derechos de las comunidades. Estas comunidades se encuentran hoy día sometidas a múltiples formas de violencia que limitan el ejercicio de sus derechos y a proyectos de infraestructura en gran escala, exploración y explotación energética y extracción de minerales, que amenazan los derechos de tenencia marítima de los pueblos que comparten el mar.

Los y las participantes hacen un llamado a los Estados de la región a cumplir el Acuerdo de Escazú (2021). El acuerdo de Escazú llama a los Estados a poner en práctica medidas efectivas para prevenir, investigar y sancionar los ataques, las amenazas y la intimidación contra los defensores de los derechos humanos en asuntos ambientales. El Acuerdo es relevante para los derechos colectivos de los Pueblos de América Latina y el Caribe, aún si el Convenio 169 (de 1989) de la OIT no ha sido ratificado por parte del Estado correspondiente.

Quinto, escuchar y reconocer las perspectivas de jóvenes

En el encuentro se escucharon las voces de hombres y mujeres jóvenes quienes hicieron contribuciones importantes a los diálogos temáticos de la reunión. Las nuevas generaciones que participan en procesos organizativos en sus comunidades nos enseñaron sobre la importancia de escuchar y reconocer sus propias perspectivas y experiencias en procesos de defensa territorial, unidad y comunicación social, de manera que se fortalezcan sus identidades diversas, y formas propias de participación social y política. Todo esto fortalece el derecho de los pueblos indígenas y afrodescendientes a la libre determinación.

Sexto, fortalecer alianzas y continuar avanzando en las luchas

Los pueblos y organizaciones aprovecharon esta reunión para fortalecer sus alianzas y de esta manera continuar avanzando en sus luchas y caminar juntos en un esfuerzo milenario de unidad; también coincidieron que estas reuniones son importantes para ir construyendo procesos para fortalecer a sus respectivas organizaciones.

Finalmente, tanto los organizadores como los asistentes la reunión desean expresar su profundo agradecimiento con las autoridades de la Comarca Gunayala, al Congreso General de la Cultura Guna, a los Saglagan de las islas de Digir y Yandup/Nargana y a las familias que nos recibieron con una entrañable hospitalidad y cariño durante los días del seminario.

 

Isla de Digir, septiembre 13 de 2025



[1] La reunión fue auspiciada por la iniciativa regional Horizontes Emancipatorios para la Libre Determinación de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en Centroamérica, a través de una subvención del Consejo de Ciencias Sociales y Humanidades de Canadá (SSHRC) y liderada por York University. En la iniciativa participan además la Universidad Nacional de Colombia-Sede Caribe, la Universidad de Panamá-OPINUP, la Universidad de Chuo (Japón), el Grupo Internacional de Trabajo sobre Cuestiones Indígenas (IWGIA), y la Fundación para el Debido Proceso (DPLF); además de organizaciones indígenas y afrodescendientes, el Centro de Desarrollo Ambiental y Humano (CENDAH, Panamá), el Centro de Desarrollo Indígena (CEDIN, Costa Rica) y la Autoridad Raizal (Colombia). Para más información, acceder al siguiente sitio: https://www.yorku.ca/laps/research/emancipatory-horizons

1 de octubre de 2025

Océano y clima: 5 claves para entender un vínculo esencial para el planeta

Actualizado el 26 de Septiembre de 2025

Por Víctor Quintanilla y Natalia Oviedo*

Aunque el océano es indispensable para la estabilización del clima en el planeta, rara vez es el centro de atención cuando hablamos de la crisis climática global.

El océano es nuestro mejor aliado frente a la emergencia climática porque absorbe gran parte de los gases de efecto invernadero que la humanidad emite y que son el origen del problema.

Al mismo tiempo, el océano es una víctima de la crisis climática, cuyos impactos lo están llevando al límite con la acidificación de sus aguas, el aumento del nivel del mar y la pérdida de oxígeno, procesos que afectan seriamente la vida marina.

Pese a su importancia, la relación entre océano y clima no ha sido incluida de forma integral en las negociaciones internacionales en las que los gobiernos buscan acuerdos y políticas para enfrentar la crisis climática.

Frente a ese vacío y en un avance histórico, el Tribunal Internacional del Derecho del Mar emitió en 2024 un dictamen que aclara las obligaciones de los Estados para proteger el medio marino de la crisis climática.

A continuación, presentamos cinco claves para entender el vínculo entre océano y clima. 

 

1. El rol del océano ante la crisis climática.

A decir del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el océano es "un regulador climático fundamental en escalas de tiempo que van desde estacionales hasta milenarias". Desde 1955, ha absorbido el 90% del exceso de calor provocado por el calentamiento global, junto con una cuarta parte del dióxido de carbono liberado por actividades humanas.

Asimismo, las corrientes oceánicas transportan agua cálida de los trópicos a los polos, enviando agua más fría de regreso. Con esto equilibran la temperatura y hacen que gran parte de la Tierra sea habitable. El océano influye además en las variaciones climáticas en tierra firme al ser la fuente principal de la lluvia, lo que alimenta ríos y otros sistemas vitales de agua dulce.

El océano también es un pulmón para el planeta ya que, a través de organismos microscópicos conocidos como fitoplancton, es responsable de generar aproximadamente la mitad del suministro de oxígeno del mundo. Por su parte, ecosistemas costeros como los manglares, marisma y pastos marinos absorben enormes cantidades de carbono de la atmósfera, mitigando la crisis climática.
 

2. El impacto de la crisis climática en el océano.

La crisis climática altera las propiedades físicas y químicas del océano, afectando su capacidad de regular el clima. Uno de los impactos irreversibles del cambio climático es el calentamiento del océano, cuya tasa y absorción de calor se ha más que duplicado desde 1993. A medida que sus aguas se calientan, comienzan a liberar dióxido de carbono de nuevo a la atmósfera.

Además, se prevé que el aumento de la temperatura oceánica reduzca la cantidad de oxígeno disponible, alterando los ciclos de nutrientes y afectando con ello la distribución y abundancia de peces. Otra consecuencia es el aumento del nivel del mar, que se debe a la expansión térmica del océano y a la pérdida de hielo terrestre.

Finalmente, la absorción de una creciente cantidad de dióxido de carbono ha resultado en la acidificación del océano, entendida como la disminución de su pH. Esto reduce los niveles de calcio, sustancia necesaria para las conchas y los esqueletos externos de varias especies de fauna marina y de ecosistemas como los arrecifes de coral. 

 

3. La inclusión del océano en las negociaciones climáticas internacionales.

Aunque el vínculo entre océano y cambio climático fue reconocido desde los orígenes de las negociaciones bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) —al incluirse al océano en la definición de “sistema climático”—, su presencia en ellas ha sido progresiva. Un hito decisivo sucedió en la 25ª Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP25), en 2019, donde se ordenó celebrar el primer diálogo oficial acerca del tema y el cual resultó en recomendaciones para alinear la acción climática y oceánica, promoviendo además la movilización de financiamiento para proteger los ecosistemas marinos.  

Desde entonces, el océano ha ganado un espacio permanente en la agenda climática. En conferencias posteriores, la inclusión del océano se profundizó. El Pacto de Glasgow para el Clima (COP26, 2021) reconoció al océano como aliado en la absorción de carbono, exhortó a integrar la acción basada en el océano en los planes de trabajo de la CMNUCC y ordenó un diálogo anual sobre el tema. En la COP27 (2022) se alentó a los países a incluir la acción basada en el océano en sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Y en la COP28 (2023) se incluyó al océano en el primer balance global del Acuerdo de París.

De cara a la COP30 de este año en Brasil, que tendrá un eje específico sobre "Bosques, Océanos y Biodiversidad", el reto es pasar del reconocimiento político a la implementación de medidas concretas de protección del océano.

 

4. Obligaciones de los Estados para proteger el océano ante la crisis climática

La salud y resiliencia del océano es indispensable no solo para enfrentar la crisis climática, sino también para el ejercicio de derechos humanos fundamentales como la vida, la salud, la cultura, la alimentación, el acceso al agua y el derecho a un ambiente sano. Esto evidencia la interdependencia entre océano, cambio climático y derechos humanos.

Reconociendo ese nexo, el 21 de mayo de 2024, el Tribunal Internacional del Derecho del Mar hizo pública una decisión importante que aclara las obligaciones de los Estados para preservar el océano frente a la crisis climática. Estos deberes incluyen la adopción de medidas concretas de mitigación para minimizar la liberación de sustancias tóxicas en el medio marino, así como el ejercicio de una estricta debida diligencia para garantizar que los actores no estatales cumplan efectivamente con dichas medidas.

El tribunal resaltó las obligaciones estatales de prevenir la contaminación relacionada con el cambio climático que afecte a otros Estados y al medio marino fuera de la jurisdicción nacional. En relación con el derecho a un ambiente sano, el dictamen subraya el uso los enfoques de precaución y ecosistémico en el contexto de las obligaciones de los Estados de realizar evaluaciones de impactos ambientales y socioeconómicos de cualquier actividad que pueda causar contaminación marina relacionada con el cambio climático. Eso incluye que, ante la posibilidad de daño grave o irreversible al medio marino, la falta de certeza científica plena no debe utilizarse como excusa para retrasar medidas de protección.

 

5. Algunas acciones clave para cuidar nuestro océano y, con ello, el clima.

La protección efectiva de nuestro océano requiere el compromiso de los gobiernos, quienes deben adoptar acciones a nivel nacional e internacional para priorizar su salud. Estas incluyen:

  • Priorizar medidas concretas que integren al océano en las acciones climáticas de mitigación y adaptación. Entre las más efectivas están la protección y restauración de ecosistemas, en especial aquellos que además de capturar y almacenar enormes cantidades de carbono, protegen las costas y mantienen servicios ecosistémicos vitales (manglares, marismas, pastos marinos, humedales costeros y arrecifes de coral, entre otros).
  • Garantizar la protección y uso sostenible de la biodiversidad en la zona del océano que está fuera de las jurisdicciones nacionales. Esto implica la implementación efectiva del Tratado de Alta Mar, que entrará en vigor el 17 de enero de 2026, además de su ratificación por parte de los países que aún no lo han hecho para garantizar una gobernanza justa, equitativa y sostenible.
  • Defender el fondo marino de la minería. Esto requiere aplicar moratorias a las actividades de minería submarina bajo el fundamento de la falta de información técnica y científica suficiente para prevenir, controlar y mitigar los potenciales impactos en la diversidad biológica de los ecosistemas desconocidos que están en aguas profundas y en los fondos marinos.
  • Proteger los derechos de las comunidades costeras e insulares, que viven de la pesca y del turismo local. Estas poblaciones enfrentan impactos crecientes por la crisis climática y por múltiples presiones ambientales. Los gobiernos tienen la responsabilidad de garantizar su resiliencia y bienestar, resguardando la diversidad biológica marino-costera que sustenta sus modos de vida y cultura.

Valorar el vínculo entre océano y clima, así como trasladarlo a medidas concretas y efectivas, es fundamental para proteger y mantener en equilibrio ambos sistemas de vida.

Es lo que garantizará la salud de la biodiversidad marino-costera, nuestra seguridad alimentaria y, en suma, un futuro para el planeta.

 

*Víctor Quintanilla es el Coordinador de Contenido de AIDA; Natalia Oviedo es abogada internacionalista costarricense y expasante de la organización.

Fuente: https://aida-americas.org/es/blog/oceano-y-clima-5-claves-para-entender-un-vinculo-esencial-para-el-planeta?emci=c293fe9e-839e-f011-8e61-6045bded8ba4&emdi=f8371716-fa9e-f011-8e61-6045bded8ba4&ceid=30456383