Por: Arcadio Castillo D.
Biólogo, ictiólogo-piscicultor
CastillA@si.edu
Biólogo, ictiólogo-piscicultor
CastillA@si.edu
Miembro de CENDAH
Los saglagan de las comunidades de Armila,
Aswemullu (Anachucuna) y Yansibdiwar y Gardi Sugdub de la Comarca Gunayala han denunciado
constantemente la extracción ilegal de oro en río Pito, Nalubnadi, río Ordi,
Nusagandi y el río de Gardi Dummad, y no es la primera vez estas denuncias en
nuestra región guna. Además, no sólo ocurren la extracción ilegal de oro, sino,
también la desforestación de nuestro bosque en Gunayala, que aún lo tenemos de
las cuales podemos disfrutar y enseñarles a nuestros hijos que en cada árbol
que nace, nace una nueva mujer para Gunayala.
La extracción o explotación de metales precios en su mayoría son ilegales. La extracción de oro en las montañas
y los ríos de parajes aislados, no es tan simple como parece, pues para
extraerlo, procesarlo y refinarlo hay que utilizar métodos que son altamente
tóxicos, peligrosos y contaminantes. Si bien se emplean medios muy rudimentarios, la técnica de
extracción es básicamente la misma en general, las acciones son
extremadamente dañinas y nocivas para el medio ambiente.
El oro se extrae de yacimientos primarios o
secundarios, según si se encuentra en su veta original o desperdigado, por
ejemplo, en el fondo de los cursos de agua. Se puede distinguir fácilmente del
medio que lo rodea por su color y maleabilidad, pero se encuentra siempre en
cantidades muy pequeñas y de extracción mecánica. Es decir, si alguien intenta
separar el oro de la arena de un río empleando una pequeña pinza o herramienta,
se va a volver loco antes de separar una cantidad razonable.
Por eso se usan medios físico-químicos que
permiten efectuar dicha separación, pero en todos los casos, sin excepción, hay
que utilizar sustancias como el mercurio y el cianuro de sodio,
las cuales son altamente peligrosas y hay que saber manejarlas, pues la
intoxicación con alguna de ellas suele ser fatal. En el caso del cianuro, la
muerte es rápida, pero una intoxicación con metales pesados como el mercurio
suele llevar un largo proceso de sufrimiento. El mercurio
después que se usa, se evapora a la atmósfera, sin embargo, en su
gran mayoría, regresa a la tierra al volver a condensarse cayendo sobre el bosque de nuevo.
La biodiversidad de los ecosistemas de agua dulce está mucho más amenazada
que la de los ecosistemas terrestres. En décadas recientes más del 20% de los
peces de agua dulce del mundo, se han extinguido, están amenazadas o corren
peligro. La alteración física, la pérdida y degradación de los hábitats, los
retiros de agua, la sobreexplotación, la contaminación y la introducción de
especies no nativas son todos factores que contribuyen a la disminución de las
especies de agua dulce. En muchas regiones del mundo los anfibios, peces y aves
que dependen de los humedales se encuentran en alto riesgo.
Es oportuno señalar que en la actualidad gran parte de estas aguas
continentales, están siendo deterioradas en forma acelerada por la
contaminación antropogénica e industrial y la deforestación. Esta situación
aumenta día a día (sin solución inmediata), traerá como consecuencia directa el
deterioro de la salud ambiental en estos ecosistemas y la pérdida lentamente de
especies animales (peces y macro-invertebrados) importantes para la pesca
continental, además baja la calidad del agua disponible para el consumo humano
de nuestras generaciones futuras.
Los peces viven en un medio con el que interaccionan en forma constante, se
alimentan, crecen y se reproducen en ese medio. Toda su estructura y fisiología
ha evolucionado para el desarrollo en ese hábitat, están incluidos en un
sistema trófico que los hace imprescindibles para el desarrollo armónico del
ecosistema.
Los bio-indicadores son indicadores puntuales y selectos de estrés
ambiental en todos los niveles de la organización biológica y pueden evaluar y
predecir los efectos de las modificaciones ambientales antes que el daño sea
irreversible.
Cuando se estudian los peces que provienen de aguas contaminadas (ríos,
lagos, mares y/o establecimientos piscícolas/acuícolas) se evidencian
patologías secundarias a esa situación, mientras los bio-indicadores que se
analicen revelan alteraciones sustanciales. Las especies afectadas pueden
sufrir mortandades significativas. El estado en el que se encuentran los peces
generalmente permite presumir que cualquier desequilibrio relativamente agudo
de la concentración de oxígeno, aumento de temperatura del agua o
modificaciones en la masa de agua pueden ocasionar dramáticas consecuencias
para la supervivencia de estos animales. Los peces se protegen de los agentes
patógenos biológicos por medio de una respuesta inmune similar al de los
vertebrados superiores.
En Panamá se han registrado aproximadamente 190
especies de agua dulce. En el año 80, PEMASKY, realizo un estudio sobre la
biota del área de Nusagandi. Y más aún cuando en las cabeceras de nuestros ríos
depredadores humanos utilizan diversos químicos para la extracción de oro, ya
que estas sustancias son dañinas para la salud del hombre en este caso para
nuestra gente guna, que utiliza los ríos para fines domésticos. Además, estos
elementos químicos puede ser transportado por diferentes formas o agentes tanto
naturales (viento, aves, peces entre otras.) como humanos a los ríos cercanos o
lejanos, la cual estaría afectando los recursos que viven en ellas (ríos). Con
mucha más razón, debemos de proteger y defender estos recursos vivientes contra
estas malas prácticas, el uso del mercurio en la extracción del oro, nocivas al
ambiente y a los humanos.
Daño medio ambiental
Existen tres
fuentes que producen un daño ambiental en las que se práctica la minería
ilegal.
Ø El
Mercurio: prácticamente
todo el mundo sabe el efecto
devastador de la contaminación por mercurio en los ecosistemas y
en los seres humanos. El mercurio en su totalidad acaba en el suelo del bosque, ya sea directamente o
indirectamente en forma de vapor durante la combustión de la mezcla
mercurio-oro (y de ahí, por condensación, de nuevo al suelo). Teniendo en
cuenta la gran cantidad de acuíferos, corrientes subterráneas y ríos que se
encuentran en el bosque de Gunayala, diría que el desastre ecológico tiene tintes de tragedia.
Ø Deforestación: aunque la deforestación debida a la minería
ilegal me parece menor que la debida a la tala de los árboles para obtención de
madera, es evidente que el daño causado por la minería no es despreciable y más
teniendo en cuenta que, debido al mercurio, donde ha habido
minería ilegal y en las zonas próximas, nada vuelve a crecer en mucho tiempo.
Ø Basura y otros tipos de contaminación: los motores que extraen el agua y la
arena tienden a ser viejos y los tubos de combustible que los alimentan tienen
pérdidas, por lo que hay constantes vertidos
de combustibles al suelo, lagos y ríos. Los campamentos de
ilegales donde viven los mineros se establecen en las proximidades de la zona
de extracción. No tienen servicios higiénicos, agua corriente o sistema de
recogida de basuras. Simplemente arrojan los desperdicios a los ríos que no
están ya en uso y al cabo de unos meses, abandonan el campamento llevándose lo que necesitan para
montar el siguiente y dejando atrás todo lo demás. Durante los meses que pasan en cada
campamento, los trabajadores conviven con gran cantidad de basuras y bajo el
riesgo constante de enfermedades debidas a los
desechos humanos.
Vemos de
cómo se está destruyendo sistemáticamente nuestra Madre Tierra a pasos
acelerados con la inestimable colaboración de nuestros gobernantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario