12 de octubre de 2012

Alteración del Medio Ambiente por la Extracción Ilegal de Oro, en la Comarca Gunayala, Panamá.

Por: Arcadio Castillo D.
Biólogo, ictiólogo-piscicultor
CastillA@si.edu
Miembro de CENDAH

Los saglagan de las comunidades de Armila, Aswemullu (Anachucuna) y Yansibdiwar y Gardi Sugdub de la Comarca Gunayala han denunciado constantemente la extracción ilegal de oro en río Pito, Nalubnadi, río Ordi, Nusagandi y el río de Gardi Dummad, y no es la primera vez estas denuncias en nuestra región guna. Además, no sólo ocurren la extracción ilegal de oro, sino, también la desforestación de nuestro bosque en Gunayala, que aún lo tenemos de las cuales podemos disfrutar y enseñarles a nuestros hijos que en cada árbol que nace, nace una nueva mujer para Gunayala.

La extracción o explotación de metales precios en su mayoría son ilegales. La extracción de oro en las montañas y los ríos de parajes aislados, no es tan simple como parece, pues para extraerlo, procesarlo y refinarlo hay que utilizar métodos que son altamente tóxicos, peligrosos y contaminantes. Si bien se emplean medios muy rudimentarios, la técnica de extracción es básicamente la misma en general, las acciones son extremadamente dañinas y nocivas para el medio ambiente.

El oro se extrae de yacimientos primarios o secundarios, según si se encuentra en su veta original o desperdigado, por ejemplo, en el fondo de los cursos de agua. Se puede distinguir fácilmente del medio que lo rodea por su color y maleabilidad, pero se encuentra siempre en cantidades muy pequeñas y de extracción mecánica. Es decir, si alguien intenta separar el oro de la arena de un río empleando una pequeña pinza o herramienta, se va a volver loco antes de separar una cantidad razonable.

Por eso se usan medios físico-químicos que permiten efectuar dicha separación, pero en todos los casos, sin excepción, hay que utilizar sustancias como el mercurio y el cianuro de sodio, las cuales son altamente peligrosas y hay que saber manejarlas, pues la intoxicación con alguna de ellas suele ser fatal. En el caso del cianuro, la muerte es rápida, pero una intoxicación con metales pesados como el mercurio suele llevar un largo proceso de sufrimiento. El mercurio después que se usa, se evapora a la atmósfera, sin embargo, en su gran mayoría, regresa a la tierra al volver a condensarse cayendo sobre el bosque de nuevo.

La biodiversidad de los ecosistemas de agua dulce está mucho más amenazada que la de los ecosistemas terrestres. En décadas recientes más del 20% de los peces de agua dulce del mundo, se han extinguido, están amenazadas o corren peligro. La alteración física, la pérdida y degradación de los hábitats, los retiros de agua, la sobreexplotación, la contaminación y la introducción de especies no nativas son todos factores que contribuyen a la disminución de las especies de agua dulce. En muchas regiones del mundo los anfibios, peces y aves que dependen de los humedales se encuentran en alto riesgo.

Es oportuno señalar que en la actualidad gran parte de estas aguas continentales, están siendo deterioradas en forma acelerada por la contaminación antropogénica e industrial y la deforestación. Esta situación aumenta día a día (sin solución inmediata), traerá como consecuencia directa el deterioro de la salud ambiental en estos ecosistemas y la pérdida lentamente de especies animales (peces y macro-invertebrados) importantes para la pesca continental, además baja la calidad del agua disponible para el consumo humano de nuestras generaciones futuras.

Los peces viven en un medio con el que interaccionan en forma constante, se alimentan, crecen y se reproducen en ese medio. Toda su estructura y fisiología ha evolucionado para el desarrollo en ese hábitat, están incluidos en un sistema trófico que los hace imprescindibles para el desarrollo armónico del ecosistema.

Los bio-indicadores son indicadores puntuales y selectos de estrés ambiental en todos los niveles de la organización biológica y pueden evaluar y predecir los efectos de las modificaciones ambientales antes que el daño sea irreversible.

Cuando se estudian los peces que provienen de aguas contaminadas (ríos, lagos, mares y/o establecimientos piscícolas/acuícolas) se evidencian patologías secundarias a esa situación, mientras los bio-indicadores que se analicen revelan alteraciones sustanciales. Las especies afectadas pueden sufrir mortandades significativas. El estado en el que se encuentran los peces generalmente permite presumir que cualquier desequilibrio relativamente agudo de la concentración de oxígeno, aumento de temperatura del agua o modificaciones en la masa de agua pueden ocasionar dramáticas consecuencias para la supervivencia de estos animales. Los peces se protegen de los agentes patógenos biológicos por medio de una respuesta inmune similar al de los vertebrados superiores.

En Panamá se han registrado aproximadamente 190 especies de agua dulce. En el año 80, PEMASKY, realizo un estudio sobre la biota del área de Nusagandi. Y más aún cuando en las cabeceras de nuestros ríos depredadores humanos utilizan diversos químicos para la extracción de oro, ya que estas sustancias son dañinas para la salud del hombre en este caso para nuestra gente guna, que utiliza los ríos para fines domésticos. Además, estos elementos químicos puede ser transportado por diferentes formas o agentes tanto naturales (viento, aves, peces entre otras.) como humanos a los ríos cercanos o lejanos, la cual estaría afectando los recursos que viven en ellas (ríos). Con mucha más razón, debemos de proteger y defender estos recursos vivientes contra estas malas prácticas, el uso del mercurio en la extracción del oro, nocivas al ambiente y a los humanos.

Daño medio ambiental
Existen tres fuentes que producen un daño ambiental en las que se práctica la minería ilegal.

Ø  El Mercurio: prácticamente todo el mundo sabe el efecto devastador de la contaminación por mercurio en los ecosistemas y en los seres humanos. El mercurio en su totalidad acaba en el suelo del bosque, ya sea directamente o indirectamente en forma de vapor durante la combustión de la mezcla mercurio-oro (y de ahí, por condensación, de nuevo al suelo). Teniendo en cuenta la gran cantidad de acuíferos, corrientes subterráneas y ríos que se encuentran en el bosque de Gunayala, diría que el desastre ecológico tiene tintes de tragedia.

Ø  Deforestación: aunque la deforestación debida a la minería ilegal me parece menor que la debida a la tala de los árboles para obtención de madera, es evidente que el daño causado por la minería no es despreciable y más teniendo en cuenta que, debido al mercurio, donde ha habido minería ilegal y en las zonas próximas, nada vuelve a crecer en mucho tiempo.

Ø  Basura y otros tipos de contaminación: los motores que extraen el agua y la arena tienden a ser viejos y los tubos de combustible que los alimentan tienen pérdidas, por lo que hay constantes vertidos de combustibles al suelo, lagos y ríos. Los campamentos de ilegales donde viven los mineros se establecen en las proximidades de la zona de extracción. No tienen servicios higiénicos, agua corriente o sistema de recogida de basuras. Simplemente arrojan los desperdicios a los ríos que no están ya en uso y al cabo de unos meses, abandonan el campamento llevándose lo que necesitan para montar el siguiente y dejando atrás todo lo demás. Durante los meses que pasan en cada campamento, los trabajadores conviven con gran cantidad de basuras y bajo el riesgo constante de enfermedades debidas a los desechos humanos.

Vemos de cómo se está destruyendo sistemáticamente nuestra Madre Tierra a pasos acelerados con la inestimable colaboración de nuestros gobernantes.

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