14 de octubre de 2013

Sistemas de agricultura de nainu por la soberanía alimentaria


 
Geodisio Castillo

Los sistemas de producción por nainu en la sociedad del pueblo Dule o Guna se remontan desde su existencia en esta Tierra. Son sistemas soberanos que han demostrado y siguen demostrando que es una agricultura ecológica. Y los pueblos indígenas de esta tierra lo practican, llamase conuco, milpa, chagra, nainu, neubata egoro, pickaajem jep, waru waru, entre otros (Castillo 2013a). Son “sistemas alimentarios sostenibles para la seguridad alimentaria y la nutrición”  y por  lo tanto, es el tema central del Día Mundial de la Alimentación, el cual lo celebramos el 16 de octubre. Aunque esta fiesta debe ser todos los días, sudando haciendo producir la tierra para nutrir al hombre y/o a toda la vida del planeta.

El tema oficial del Día Mundial de la Alimentación, anunciado al comienzo de cada año por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), centra las celebraciones de esta jornada para ayudar a que entendamos o comprendamos los problemas y buscar alternativas en la lucha contra el hambre.

Según los organismos especializados en la alimentación (FAO, FIDA, PMA 2013), hoy cerca de 842 millones de personas en el mundo siguen subalimentadas y sufren desnutrición crónica principalmente en la niñez. Los modelos insostenibles de desarrollo están degradando el ambiente natural, amenazando a los ecosistemas y la biodiversidad que serán necesarios para nuestro abastecimiento futuro de alimentos.

Un sistema alimentario está formado por el entorno, las personas, las instituciones y los procesos mediante los cuales se producen, elaboran y llevan hasta el consumidor los productos agrícolas. Pero nuestro sistema de nainu es más integral, donde producimos agricultura, productos provenientes del bosque y la conservación de estos mismos ecosistemas.

Todos los aspectos del sistema alimentario deben mantenerse orgánicos, porque el sistema influye en la disponibilidad y accesibilidad final de alimentos variados y nutritivos y, por lo tanto, que los consumidores puedan elegir dietas saludables.

La globalización o el modelo capitalista agroindustrial y multinacionales de la alimentación, están privando a toda la vida, ha hecho lo mismo con la agricultura y los bienes naturales, ha sometido al hambre y a la pobreza a la mayoría de la población de la Tierra (Duch, Fernández 2010).

La tierra, el agua, la comida, las semillas no es un derecho garantizado. No sabemos lo que comemos y escoger lo que queremos consumir productos libres de transgénicos. Perdemos nuestra soberanía.

Más allá de la seguridad alimentaria, frente a este modelo dominante donde el dinero se antepone a las necesidades alimentarias de las personas y al respeto al ambiente, surge la alternativa de la soberanía alimentaria. Una propuesta (Duch, Fernández 2010) que reivindica el derecho de cada pueblo a definir sus políticas agrícolas y alimentarias, a controlar su mercado doméstico, impedir la entrada de productos excedentarios a través de mecanismos de dumping, a promover una agricultura local, diversa, indígena y sostenible, que respete el territorio, entendiendo el comercio internacional como un complemento a la producción local. La soberanía alimentaria implica devolver el control de los bienes naturales, como la tierra, el agua y las semillas, a las comunidades y luchar contra la privatización de la vida.

Además la soberanía alimentaria tiene que romper no sólo con un modelo agrícola capitalista sino también con un sistema patriarcal, profundamente arraigado en nuestra sociedad, que oprime y supedita a las mujeres. Una soberanía alimentaria que no incluya una perspectiva de género estará condenada al fracaso.

Desde hace más de tres décadas se viene insistiendo sobre el problema de la producción agrícola en Gunayala, hoy se nota que la alimentación ha mermado, hay malnutrición y pueda que algunas familias hoy no coman (Castillo 2013b). Precisamente para hacer frente a esta situación se necesitan medidas integradas e intervenciones complementarias en la agricultura y el sistema alimentario, en la ordenación de los recursos naturales, en la sanidad pública y la educación, así como en ámbitos de políticas más amplios dirigidas a los pobres, especialmente a los pueblos indígenas y campesinas; tomando en cuenta que la nutrición debe ser el objetivo principal de la política (FAO, FIDA, PMA 2013).

Incrementar la producción alimentaria para reducir el hambre y la pobreza es una tarea dura pero no imposible y eso consiste que las políticas se dirijan a los pobres del campo. “En los países pobres, la reducción del hambre y de la pobreza sólo se logrará con un crecimiento que no sólo sea sostenido, sino que también sea ampliamente compartido”, según el informe de los organismos especializados en la alimentación (FAO, FIDA, PMA 2013).

El Centro de Desarrollo Ambiental y Humano (CENDAH) se suma al Día Mundial de la Alimentación como una oportunidad para plantearse estas y otras preguntas, y ayudar a crear el mañana que queremos.


Nota:

Sobre el diseño de este año
El artista austriaco Friedensreich Hundertwasser (1928-2000) utilizaba colores vivos y formas orgánicas para expresar la reconciliación de los seres humanos con la naturaleza, noción que refleja el tema del Día Mundial de la Alimentación de este año. Imagen cortesía de la Fundación Hundertwasser.

 
Bibliografía

Castillo, G. 2013a. Conservación y restauración de territorios indígenas, basados en conocimientos tradicionales. CENDAH. 23 p. (inédito)

Castillo, G. 2013b. Sugerencias para acelerar la producción agrícola en Gunayala: Reflexiones para el diálogo. CENDAH. 20 p. (inédito)

Duch Guillot, G., Fernández Such, F. 2010. La agroindustria bajo sospecha. Edita CRISTIANISME I JUSTÍCIA, Roger de Llúria,13 - 08010 Barcelona. 32 p. [Cuaderno realizado con el apoyo del Departament d’Interior, Relacions Institucionals, i Participació, Oficina de Promoció de la Pau i dels Drets Humans]

FAO, IFAD and WFP. 2013. The State of Food Insecurity in the World 2013. The multiple dimensions of food security. Rome, FAO. 54 p.

 
 

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