Por:
Reuter Orán B.
Tener territorio propio, íntegro, ha sido una de las aspiraciones mayores por las cuales el pueblo guna ha venido luchando desde los tiempos coloniales hasta nuestros días.
-“Bunmar abalagi gudii an neg wisguali. Bela we nabbaneggi bilidedi an gwenadganbii: diwar an gwenadi, niisgwa an gwenadi, duddumar, aggwamar, sabbimar, gwablemaggar ibdurgan, uamar diwarganba oirmagbuggwad, demar sugguganba obiryamadnanaed bela an gwenadganbiye. An we nabbanegse agdenonigua wemala gwable weligwale an abin dagsamala”.
Tener territorio propio, íntegro, ha sido una de las aspiraciones mayores por las cuales el pueblo guna ha venido luchando desde los tiempos coloniales hasta nuestros días.
Al
respecto, nuestro prestigioso Sagladummad Inageliginya, Carlos López, nos dice:
- “An nabba sulile an dule wilegedye”. Porque la tierra, de acuerdo a la
concepción de nuestros padres, no refiere solamente a este espacio material
físico, sino también a la confluencia armónica de factores innatos que hacen
posible la vida espiritual, social, económica, política y cultural de un
pueblo.
Así
nos confirma Wago, el primer hombre que Baba y Nana envió a la tierra para
cuidarla y cultivarla, al decir:
-“Bunmar abalagi gudii an neg wisguali. Bela we nabbaneggi bilidedi an gwenadganbii: diwar an gwenadi, niisgwa an gwenadi, duddumar, aggwamar, sabbimar, gwablemaggar ibdurgan, uamar diwarganba oirmagbuggwad, demar sugguganba obiryamadnanaed bela an gwenadganbiye. An we nabbanegse agdenonigua wemala gwable weligwale an abin dagsamala”.
Babigala,
anmar daniggidigala, nos evoca de un sin número de pueblos que florecieron y
bebieron las aguas de los afluentes del majestuoso río Duilewala (Tuira),
comunidades laboriosas que disfrutaban los caudalosos manantiales
interminables, que después de configurar inmensas y fértiles llanuras fueron
marcando los límites de estas fructíferas aldeas, la existencia de tupidas
selvas como por encantos de las leyes divinas, ellas ofrecían gradualmente un
sinfín de materiales y alimentos a estos esforzados habitantes para su
supervivencia, grandes cañaverales, inmensos platanales y una gran variedad de
tubérculos cuyos follajes reverdecían las sedimentadas riberas de estos
opulentos brazos de agua, infinidades especies de cardúmenes que al ritmo de
burbujeantes aguas verdosas movían complacientes sus amarronadas aletas.
En
el mero centro estas fértiles llanuras y con una constante interacción entre
ellos y su entorno, estos laboriosos habitantes pudieron comprender los
misterios profundos de la naturaleza y supieron manejarlos sosteniblemente para
el bien de sus futuras generaciones. Así fueron desarrollando, abriendo nuevos
horizontes a los conocimientos e inventaron nuevas técnicas de cultivo.
En
la época de la cosecha, sus frutos se distribuían por igual, sin ninguna
compulsión, si no al libre albedrio de sus esforzados productores. De esta
forma surgieron los principios morales, éticos y humanísticos que hoy los
denominamos costumbres y tradiciones:
“Gwenaddigwar
nanamalo, na wile dagmalo, ibmar dummad be abingusdibe gwenadganga mimio,
gwenad gwensag uelemaid insao. Arbao, be gadigwad ibmar nigguo….
Cabe
destacar que estos mismos principios sirvieron de base y fundamentos de la
educación de nuestros ancestros. Fuertemente ligados a la naturaleza moldearon
sus vidas y desarrollaron sus conocimientos científicos, económicos, políticos
y culturales, en fin, todos los saberes y conocimientos que hoy llamamos
CULTURA.
De
todo lo que hemos expuesto, sin desmeritar las actividades que se desarrollemos
durante la semana de la cultura guna manifestamos que dichas actividades deben
servir de andamiajes para construir un futuro promisorio que todos ansiamos.
Las
culturas nacen, crecen y fenecen. Son dinámicas tambien y se enriquecen
mutuamente. La historia registra el dominio de una cultura a otra, conocido
como el fenómeno de aculturación. En este sentido, cabe destacar lo siguiente:
¿qué está ocurriendo con nuestra cultura? ¿Cuál es la situación económica,
política y cultural en que estamos viviendo? Subrayamos, en especial la salud y
la educación en qué niveles se encuentran realmente.
No
podemos seguir a ciegas seguir importando modelos de desarrollo. Sin negar los
de afuera, creemos firmemente que contamos con suficientes talentos nativos que
nos puedan diseñar un modelo de vida que nos conduzca llevar una vida digna,
sana, justa y abierta a los nuevos cambios tecnológicos.
Cruzar
de brazos significa la extinción de nuestra personalidad como pueblos
diferentes, orgullosos y constructores de su propio destino.
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