Conversaba con un amigo
al frente de una pizza sobre el tiempo. Me decía que él sospechaba que el
tiempo para los guna tenía otra connotación, que no tenía que ver con las horas
que nos guían a diario ni las fechas del calendario. Simple y sencillamente era
el tiempo, momentos y etapas lentas y aceleradas de las vivencias de cada ser
humano. Este tema vino a colación con respecto a una situación de consulta que
le estábamos haciendo a un Sagla. Él, había notado, que para decidir sobre un tema,
las autoridades estaban tomando el asunto con toda la paciencia. Una paciencia
que le gustaba y la vez le hacían cuestionar sobre el tema del tiempo.
Atardecer por Wissubwala. Foto: Gubiler
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Mientras el terminaba de
disfrutar su primera rebanada de pizza yo disfrutaba mi raviolis, que me acaban
de servir. Y los minutos que son los marcadores de esos momentos, seguía
corriendo. O tal vez se mantenía detenido, pues creo y también lo escuché de
alguien alguna vez, que cuando hacemos alguna actividad con menos celeridad el
tiempo pasa lento. Pero es que si no tuviéramos estos marcadores de esos
instantes que son las horas, no nos habríamos preocupados que a una hora
determinada, ambos teníamos un compromiso con otras personas. Que nuestras
vidas están marcadas en una agenda. Le contaba a mi amigo de lo puntal que eran
muchos abuelos en las reuniones de la aldea, y no precisamente porque que
cargaran un reloj en la muñeca. También las interminables horas que se
prolongaban las reuniones en la Casa del Congreso, cuando un tema lo ameritaba.
En ese momento no hay una hora determinada para cerrar la reunión, es más, si
tienen que hablar todos los presentes, se les otorga la voz a cada uno.
Seguíamos deleitándonos
con nuestro almuerzo y continuábamos
conversando sobre el tema. Él, me contaba de las reuniones ejecutivas
que había presenciado, tediosas y bajo presión para decidir sobre un tema en
determinada hora. En ideas puntuales anotadas en una hoja, sin excederte del
limitado tiempo de los demás. Si. Así son las reuniones ejecutivas, me decía.
A veces escuchamos decir
que quisiéramos congelar las horas y los días. Yo no le hayo sentido a eso.
Creo que a veces somos tan contradictorios en ese sentido. A quién no se le
escapa una sonrisa o frunce el ceño en su soledad, recordando un evento que
pasó. Y cuando vuelve a su realidad dice: aquellos momentos. Pero se siente
satisfecho por mal o bien que le vaya en el día de hoy.
Pasaron las horas,
disfruté el almuerzo y cavilamos sobre el tiempo con mi amigo. Mi amigo se
encuentra en su propio espacio y tiempo, en sus reuniones ejecutivas. Yo,
mientras escribo este momento me acorde de otro pensamiento indígena que dice:
el tiempo pasa sobre nosotros como cuando nos sentamos y miramos el cielo que
pasa de adelante hacía atrás. Si, asi es el tiempo lo vemos pasar como aquellas
nubes en frente y sobre nosotros, mientras el futuro se formas atrás de
nosotros y es incierto. Que disfruten su tiempo hoy,
I.Kungiler
14 de
junio de 2019
Gardi
Sugdup, Archipiélago de Dulenega.
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