5 de marzo de 2012

Hagan silencio


En estos días hemos leído y escuchado declaraciones de los señores obispos en los periódicos y televisoras acerca del “diálogo” que se está dando en la Asamblea entre gobierno e indígenas. Como hermano y con respeto, comparto mis reflexiones acerca de las mismas.

Me parece bien que los obispos se interesen y que digan su palabra al respecto. Me parece bien que insistan en que haya diálogo y que la gente se escuche mutuamente. Por supuesto que apoyo el que haya un acuerdo por el bien común.

Sin embargo, no me parece que se insista en aprender a hacer silencio. Los indígenas lo han guardado durante siglos. Así decía la proclama insurreccional en La Paz, ya en 1809: “Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez”. Creo que los indígenas ya no quieren, no pueden, no deben guardar silencio.

“Diálogo”. Lo pongo entre comillas porque me parece que es sumamente difícil que uno dialogue con quienes le han matado a familiares y amigos, han herido a sus vecinos, han violado a sus mujeres, los han golpeado e  insultado, por sólo señalar lo que pasó hace menos de un mes. ¡Y ni siquiera han pedido perdón!

Los señores del gobierno han insistido en mentiras una y otra vez, y los indígenas han aguantado, una y otra vez. ¿Cómo estar tranquilos? ¿Cómo guardar la serenidad ante tanta desfachatez? ¿Cómo sentirse en plano de igualdad? ¿Cómo creer en promesas?

¿“Diálogo sin precondiciones”? ¿El respeto a la vida es una ‘precondición’ o es una condición sine qua non? ¿El respeto a la cultura es una ‘precondición’? ¿El actuar con justicia es una ‘precondición’?

¿Por qué durante 15 años los gobiernos no se interesaron por la Ley 10 y ahora sí les importa por dónde va “la línea” de la Comarca? Ellos bien saben que la tal línea fue lo máximo que pudieron lograr los ngäbe y los buglé para defender su tierra. ¿Ahora sí importa la ley?

Los señores obispos conocen muy bien las comunidades buglé de Santa Fe, por poner un ejemplo. Saben que están fuera de la Comarca a pesar de todas sus luchas. ¿Qué pasaría si el gobierno quiere hacer una hidroeléctrica en el río Calovébora, el Luis, o el Guázaro? ¿Ahí vale la ley o la vida de la gente? ¿Y las comunidades que están a uno y otro lado del río Belén y van a ser envenenadas por la minería irresponsable? ¿Qué les decimos?

Creo que, en esta coyuntura, la Iglesia católica, en sus obispos, sacerdotes, religiosas y catequistas que trabajan en la Comarca, ha hecho un buen trabajo. Hay que seguir haciéndolo. Hay que mantenerse al lado de los indígenas. Me parece que es lo que hubiera hecho Jesús.


Jorge Sarsaneda del Cid
270212

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