Para
las comunidades locales y pueblos originarios de Latinoamérica, los problemas
sobre territorio y ambiente son una expresión histórica de antiguas
reivindicaciones y demandas insatisfechas en torno a la defensa de sus culturas
y hábitats, a contracorriente de las prácticas de explotación de recursos
naturales y de las externalidades ambientales negativas producidas por
operadores externos. De hecho las dinámicas territoriales de hoy en día son
controversiales y condicionadas por grupos económicos dominantes, al amparo de
las políticas desreguladoras de los gobiernos, la expansión del capitalismo
global y sus implicaciones con la crisis ambiental y el cambio climático,
generando una nueva dialéctica territorial y un alto impacto y conflictividad
socio ambiental.
Las
políticas de orden internacional, nacional y sectorial ensayadas en
Latinoamérica, en particular en territorios de los pueblos originarios, vienen
determinando escenarios sociales muy complejos y disímiles que están en
conflicto continuo con los operadores externos de las industrias extractivas de
recursos naturales. De allí que la desarticulación y reordenamiento de los
componentes de su espacio-territorio tradicional, ocurren al amparo de las
contradicciones y tensiones propias del modelo económico hegemónico; y por ende
condicionando, marginando o invisibilizando otras consideraciones básicas sobre
cultura e identidad territorial de los pueblos, conocimientos locales y
biodiversidad, consulta previa e informada y derechos fundamentales.
Ensayar
en tal contexto un proceso de ordenamiento del territorio, implicará reconocer
la compleja dialéctica territorial inmersa en el escenario físico social y
geopolítico de intervención, donde problemas de deterioro ambiental y pobreza
de las poblaciones más vulnerables por efecto de sobrepastoreo, erosión,
deforestación, pérdida de biodiversidad, contaminación, etc., se explican por
la injerencia de operadores externos y de otros factores exógenos que también
influyen o incluso pueden ser determinantes de su problemática territorial: por
ejemplo, el calentamiento global y la variabilidad climática extrema.
Espacio-territorio:
realidad concreta y percepción local
Existen
varias definiciones sobre los términos espacio y territorio, que suelen usarse
indistintamente como sinónimos sin serlos en realidad. La noción de espacio
implica límites establecidos principalmente por la propia estructura y
composición biofísica de la naturaleza: por ejemplo un borde litoral marino, un
bosque amazónico primario o una cuenca hidrográfica. Esta última presenta
límites físicos definidos por la divisoria de las aguas que conforman la cadena
de cerros en su nivel más alto -divortium aquarium- delimitando en forma
natural el curso de las aguas caídas por precipitación entre un río y sus
afluentes conformantes de la cuenca, y otro río vecino que conforma otra
cuenca. La noción de espacio se relaciona con una materialidad dada de hecho en
el paisaje y que se percibe como parte de una realidad concreta a la que se
añade el componente social, sin que los agentes sociales establezcan otros
límites más allá de los propios establecidos por cada espacio natural. Al
respecto la realidad espacial y social involucrará siempre un principio de
interacción y contradicción permanente.
La
noción de territorio, en cambio, alude al sentido de pertenencia ejercido por
distintos grupos humanos establecidos en un espacio dado, y, por tanto, que
consienten en establecer límites específicos a dicho espacio en función de
determinados fines (intereses) geopolíticos, administrativos, económicos,
sociales, culturales, etc. La noción de territorio se percibe con claridad a
partir de los límites de índole político, administrativo o jurisdiccional
preestablecidos por distintos grupos humanos o agentes sociales-culturales
sobre el espacio ocupado, atribuyéndose un sentido de pertenencia y propiedad
sobre el mismo. Así, en el ejemplo anterior de la cuenca hidrográfica, la
noción de territorio implicará adicionar (o superponer) límites no naturales
(políticos-administrativos) establecidos en función a determinados fines de
ordenamiento y manejo del espacio de la cuenca.
La
problemática territorial y ambiental: su compleja objetivación
El
estudio de las interacciones al interior y exterior del espacio-territorio de
una comunidad o población local configura problemáticas específicas que no
siempre se analizan de forma lineal o unicausal, a partir de una variable
predominante, porque la realidad concreta es compleja y heterogénea,
involucrando más bien un escenario multidimensional. No siempre la percepción
común y aparente en la objetivación del problema analizado desde la
subjetividad de los agentes externos (tecnócratas) resultará suficiente para
lograr un diagnóstico territorial adecuado. Lo más probable es que existan
otros elementos subsumidos en la configuración de la problemática territorial:
los relativos a identidad o sentido de pertenencia, culturalidad,
espiritualidad, tradiciones o incluso rasgos sicológicos que no siempre serán
explícitos en el análisis, pudiendo por omisión sesgar el diagnóstico y las
posibles
soluciones.
Es
importante referir los problemas ambientales a los límites de un determinado
correlato territorial, según el cual será posible: 1) Establecer un tipo de
racionalidad en la relación recursos locales-potencialidad-necesidades; 2)
Definir un marco de referencia según el enfoque de desarrollo territorial, para
establecer los términos y pautas de las posibles soluciones; y 3) Estimar los
límites de los subsidios al territorio en cuestión, tanto de lo que ofrezca o
de lo que reciba, en función de los servicios ambientales, la sostenibilidad de
su stock natural y las posibles interacciones con las dinámicas sociales y
político administrativas.
En
diferentes regiones del mundo, los procesos de ocupación de
espacios-territorios son resultado de relaciones de tensión y conflicto
permanente entre múltiples grupos humanos y sociedades ante diversos factores:
crecimiento demográfico de los países, incremento de la presión de uso sobre los
recursos naturales y capacidad de carga de los ecosistemas, expansión de la
economía de libre mercado, políticas centralistas y excluyentes de desarrollo,
transferencia y dependencia tecnológica norte-sur, expansión de las
corporaciones transnacionales a costo de los recursos naturales de los países
del sur, etc. De hecho la realidad territorial y ambiental involucra siempre un
principio de interacción y contradicción constante que es necesario objetivar y
analizar en todas sus dimensiones posibles (técnicas y políticas). Siendo
importante esclarecer algunas interrogantes claves: ¿Cómo percibe la población
local el problema territorial-ambiental? ¿Quiénes lo definen, reconocen y
miden? ¿Cómo entendemos los roles de los distintos actores, sus juicios e intereses
en la caracterización del problema-potencialidad y luego en su manejo
operativo? Así pues, las dinámicas territoriales son inestables, irregulares e
incluso arbitrarias y no siempre siguen una línea evolutiva ascendente (son
inciertos).
Ordenamiento
Territorial Participativo: ¿una alternativa posible?
Si bien
la problemática territorial involucra -en el tiempo- ajustes y desajustes en la
interacción de sus distintos componentes espaciales, como parte de su
dialéctica territorial, nos interesa al respecto enfatizar que la planificación
del desarrollo en base al instrumento de ordenamiento territorial, debe
intentar responder a problemas territoriales específicos, con particular
vinculación y expresión sobre la variable ambiental. En ese sentido los
criterios e indicadores de sostenibilidad ambiental son fundamentales en los
procesos de diagnóstico y planeamiento con enfoque de desarrollo
territorial.
El
ordenamiento territorial debe ser parte de una política de Estado, porque no es
un elemento independiente de los objetivos de la política económica del país en
materia de crecimiento, redistribución, inclusión social, competitividad,
empleo, equidad, sostenibilidad ni de las políticas sociales y ambientales. Se
requiere del marco de una ley específica que supedite las consideraciones de
orden externo a las de orden interno y que haga prevalecer el interés general
sobre el particular, así como la integralidad y la equidad.
El
ordenamiento territorial debiera concebirse como un instrumento metodológico
participativo, inclusivo y flexible, que si bien parte de supuestos de análisis
de la realidad concreta. El planteamiento de los fines, objetivos y
estrategias deben ser resultado de un proceso participativo interactivo
continuo que involucre a las partes en el diagnóstico de la problemática.
Siendo factible que este proceso se diseñe a distinta escala y temporalidad,
según los recursos disponibles y del marco institucional existente. Lo
importante es concordar y explicitar los fines, objetivos, principios,
criterios y estrategias a seguir entre quienes participan y conducen el proceso
de diagnóstico y de quiénes planifican y toman las decisiones para desarrollar
acciones concertadas por el cambio social, alcanzando metas de desarrollo en
forma gradual y ascendente.
De los
innumerables casos registrados de problemas y conflictos territoriales y
ambientales en Latinoamérica, se sabe que estos responden a una serie de
factores e intereses de orden político, económico, social, institucional
relacionados mayormente con actividades extractivas como la minera, petrolera,
gasífera, maderera, etc. Por ende en la región tenemos escenarios muy complejos
y variables donde se vienen recreando principios, criterios y
metodologías disímiles de ordenamiento territorial por cuestión de escala,
temporalidad, recursos disponibles (instrumental, técnico, etc.), marco
institucional-legal, participación y articulación de los actores, dimensión
cultural, étnica, etc. En ese sentido resulta inconveniente pensar en la aplicación
de una metodología estándar o rígida de este instrumento, máxime si no se
incorpora el componente de participación que es fundamental.
No
obstante la evolución del marco teórico del ordenamiento territorial, todavía
existen criticidades referidas a su nivel aplicativo, porque en muchos casos
mantienen esquemas más bien muy técnicos, burocráticos, rígidos y poco
funcionales a los escenarios altamente complejos y dinámicos donde se aplican o
pretenden aplicar. En la caracterización del problema, por ejemplo, no siempre
todos los actores involucrados tienen la misma condición y posición de
participación. Por lo que hay que desarrollar de forma creativa mecanismos y
metodologías que aminoren (o compensen) estas diferencias y faciliten espacios
plurales, equilibrados y plenos de diálogo y participación de todas las partes,
incluso en aquellos territorios altamente heterogéneos y conflictivos. Esto de
hecho es una condición sine qua non para una región tan desigual como
Latinoamérica.
Los
cambios ocurridos a través de la historia latinoamericana, primero con la
desestructuración del espacio-territorio de las culturas originarias por el
eurocentrismo, luego durante la independencia y la república y hoy con el
proceso de globalización, nos muestra que la imposición de modelos de
ordenamiento territorial exógenos han acontecido y acontecen muchas veces en
función de episodios violentos y de alta mortandad y violación de derechos
humanos, de degradación ambiental y de mayor pobreza e inseguridad alimentaria
de las poblaciones locales. En estos y otros casos, como lamentablemente ocurre
en los países de la región, la falta de políticas alternativas e inclusivas de
desarrollo, la carencia de políticas específicas sobre gestión territorial y ambiental,
y la ausencia de gobiernos comprometidos con mecanismos de concertación plural
y de diálogo institucional continuo, han devenido en ensayos fallidos de
modelos de desarrollo mal impuestos que siguen afectando principalmente las
condiciones y medios de vida de las poblaciones locales de menores recursos.
Mientras tanto el auge de las exportaciones mineras sigue limitando las
posibilidades de los diferentes gobiernos de visionar un nuevo rumbo y
transición hacia escenarios post-extractivistas.
-
Walter Chamochumbi es Consultor en Gestión Ambiental y Desarrollo.
Fuente: http://alainet.org/active/73852
No hay comentarios:
Publicar un comentario