14 de julio de 2014

Óptima producción versus máxima producción

domingo 6 de julio de 2014 - 12:00 a.m.

Es necesario revisar la estrategia en el sector agropecuario. Mejorar las márgenes de ganancia es posible con un cambio de mentalidad



José Manuel Pérez
perezjm@gmail.com

Leo y escucho muchas voces pregonar sobre la necesidad del sector agropecuario de alcanzar un máximo rendimiento en la producción nacional, como parte de la solución de este importante segmento del sector primario. ¿Pero me pregunto a quién verdaderamente beneficia un enfoque de máximo rendimiento?

Los suelos, el agua, la flora y fauna son todos recursos naturales, que son la base de la producción del sector agropecuario. Como tal tienen una determinada capacidad de carga o soporte para sostener la producción, existe un balance entre todos estos factores que permiten un equilibrio que a su vez permite rendir frutos.

Es indudable hoy en día que a través de la tecnología podemos alcanzar mayores rendimientos y mediante el uso del análisis de los suelos conocer mejor el potencial de cultivos y mediante semillas certificadas incrementar la producción. Pero cuando esa tecnología viene atada a paquetes tecnológicos de costosos insumos que tienen que ser comprados fuera de la unidad de la finca, entonces se vuelve una práctica onerosa y arriesgada especialmente para el pequeño productor.

Esto nos lleva de vuelta al título de este escrito, ¿Porque un ‘Enfoque Productivista de Máximo Rendimiento/Hectárea (Ha)’ predomina sobre un enfoque ‘más sostenible de Óptimo Rendimiento/Ha’?

Por buena que sea la intención de un enfoque ‘High Tech’ para el productor nacional, está distante de la realidad del promedio del pequeño productor con una extensión promedio de 0.5 a 2 hectáreas por minifundio, cuya edad promedio ronda sobre los 52 años y cuyo nivel promedio de escolaridad no sobre pasa sexto grado. Es fácil ver porque una propuesta que apuesta a paquetes de tecnología llave en mano no necesariamente son la panacea para este segmento del sector agropecuario.

PROPUESTA

Abogo por un enfoque de óptimo rendimiento donde el objetivo principal es dejar al productor en mejores condiciones de ingreso y con posibilidades de tener un nivel digno de vida en el medio rural. Este enfoque permitirá al productor obtener un ingreso apropiado y hacer rentable su esfuerzo y trabajo.

El enfoque es muy sencillo, significa concentrarse en alcanzar la máxima productividad posible con el menor costo para que en cada quintal producido se tenga el mayor margen de ganancia.

¿De qué vale producir 100 quintales con un margen de utilidad de $2.00 c/u, cuando puedo producir 80 quintales con un margen de utilidad de $4.00? ¡Ganando $320 vs. $200!

BENEFICIOS

De esta manera no solo nos enfocamos en la rentabilidad del productor, sino que evitamos inundar el mercado con sobre producción, que causa que la sobreoferta le bajen el precio pagado al productor como usualmente sucede, siendo este último el gran perdedor.

La agricultura industrializada de alto impacto ambiental te encierra en un amarre tecnológico que deja vulnerable económicamente al agricultor promedio y aliena al pequeño y mediano productor agropecuario. Acelera el agotamiento de los recursos naturales por una actitud extractiva que no incorpora medidas de conservación y manejo racional.

Rescatar técnicas complementarias de cultivos (asocio de leguminosas con granos) el uso de tecnología apropiada, siembra a nivel, sistemas de captación de agua y contención de erosión, son algunos de las técnicas y conocimientos existentes. Hacerlo con un sentido de respeto y comprensión de la sostenibilidad y límite de capacidad de carga de nuestros campos que obliga a revisar la manera como practicamos la agricultura y la perdida de muchos conocimientos tradicionales del pasado, conocimientos que han sido recopilados y sistematizados para una agricultura productiva y sostenible con investigadores como Miguel Altieri, chileno de la Universidad de California en Berkeley y David Pimentel de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York.

UN CAMBIO NECESARIO

Para realizar mucho de estos cambios tenemos que desaprender para volver a aprender y rescatar muchos de los conocimientos de antes. Necesitamos un cambio de paradigma de como vemos el campo y su preciada función de abastecernos de alimentos tan necesarios para una seguridad alimentaria basada en una soberanía productiva de alimentos. Requiere de un modelo de extensión nuevo, de la mano y en intimo acompañamiento del productor, utilizando métodos transferencia horizontal o de campesino a campesino! No debemos despreciar el conocimiento del productor adquirido a través del contacto íntimo con el campo, solo porque no tuvo estudios superiores.

También exige un modelo de apoyo del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) acorde a la realidad de los productores pequeños de este país, no puede ser solo modelos de alta tecnología que los endeuda y luego, cuando no logran los réditos proyectados ya sea por falta de acompañamiento o porque la tecnología es llave en mano donde el pequeño productor nunca llega a comprender lo que le vendieron, termina endeudado, perdiendo sus tierras y en peores condiciones de la que originalmente estaba.

No digo que la tecnología de punta no sea buena, pero tiene su gente, que cuenta con capacidad financiera e integración en la cadena productiva. Solo estoy diciendo que no es la solución para todos. Existen alternativas más sencillas (tecnologías apropiadas), de sentido común, bajo costo y al alcance de todos, que no tiene costo, solo requiere acceso a la información.

DESAFÍO

El problema es que no tiene grandes patrocinadores porque no se vende nada (solo se transmite conocimiento), no implica grandes negociados, sus soluciones y mecanismos no son tan costosos que pongan en riesgo el patrimonio del beneficiario.

Existe harta evidencia de la eficacia y viabilidad de estos sistemas en la región de los trópicos húmedos. En Panamá hay experiencias de este tipo en diversos puntos del país como Darién, Chiriquí y Los Santos. Lo importante es escalar estas experiencias y diseñar políticos de Estado que promuevan estas tecnologías para servir a ese gran porcentaje de pequeños productores que merecen mejores días y que labran la tierra como uno de los oficios más nobles del campo.


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