Experiencia de buenas
prácticas agroecológicas
María
Poggi
En la amazonía del Perú es imprescindible fomentar una inversión
que considere el equilibrio entre el crecimiento económico, la conservación de
los recursos naturales y el desarrollo integral de las poblaciones que la
habitan (Dourejanni y otros, 2009). La agroecología ha demostrado ser una
alternativa sostenible y adecuada a un modelo de desarrollo insostenible que
está afectando de manera irreversible la amazonía y nuestro planeta.
En este relato
queremos contar la experiencia de una pequeña cooperativa indígena y de sus
socias, que han empezado a cambiar su vida adoptando prácticas de vivencias
agroecológicas y creando un nuevo modelo de buen vivir en una parte de la
amazonía del Perú.
La Cooperativa Kampu Piyawi Ltda. (COOPAKP) nace por iniciativa de
un grupo de familias de la etnia shawi o chayawita que se dedican a la crianza
de especies autóctonas de peces y a la producción de cacao, maíz, plátano,
frejol, plantas maderables y otros productos locales. Los shawi son uno de los
54 pueblos indígenas u originarios –identificados por el Ministerio de Cultura–
que viven en la amazonía nororiental del país, principalmente en los
departamentos de Loreto y San Martín, en las cuencas de los ríos Paranapura,
Cahuapanas y Huallaga, afluentes del Amazonas. Constituyen una población de 20
000 personas que tradicionalmente practica una agricultura de roza y quema para
abrir espacios en el bosque, donde cultivan plátano, maíz y yuca. A estos
cultivos se añade la crianza de animales menores, como gallinas, patos y peces
de estanque como gamitana (Colossoma
macropomum), paco (Piaractus brachypomus) y boquichico (Prochilodus nigricans).
En 2008 la COOPAKP se inscribe en los registros públicos del
Estado y empieza oficialmente sus actividades, con una base social de unas 80
familias socias que comercializan sus productos en los mercados locales y
regionales. El producto bandera es el pescado, criado en estanques familiares
de alrededor de 1 000 m2, que han sido construidos en terrenos ubicados en
pendiente y cerca de fuentes de agua limpia. Alrededor de los estanques las familias
indígenas han forestado y reforestado el terreno con árboles frutales y
forestales de la zona, aptos para producir alimentos nutritivos para la dieta
de los peces, como la palmera de aguaje (Mauritia flexuosa) o el pijuayo (Bactris gasipaes). Además, los peces son alimentados con una harina artesanal
obtenida al cocinar y triturar plátano, yuca, maíz, castaña y otros ingredientes
(López y otros, 2009). El pescado, después de seis a ocho meses de crianza en
poza, alcanza un peso aproximado de 500 gramos y está listo para ser vendido
fresco, salado y ahumado. En 2012 las familias socias lograron 10 toneladas por
campaña (el punto de equilibrio es de 32 por campaña). El pescado ha obtenido
la certificación de inocuidad y se ha empezado a vender en el mercado local,
así como directamente a restaurantes y hoteles de la zona.
Desde agosto de 2014 las familias han decidido participar en un
proyecto de producción agroecológica ejecutado por una ONG italiana, Terra Nuova,
que desde hace varios años está acompañando a la COOPAKP. El objetivo del
proyecto es mejorar los sistemas productivos y fomentar la comercialización en
mercados ecológicos de productos orgánicos, procesados y con certificación de
redes de organizaciones de pequeños productores indígenas. Estamos hablando de
zona rurales con incidencia de pobreza y pobreza extrema, por lo que el
resultado a lograr es el aumento de calidad de los productos para el autoconsumo
de las familias y la generación de excedentes de calidad que, en casos como el
del pescado, tienen un plus por el procesamiento del producto para la venta en
el mercado local, regional y nacional. Este proceso prevé la adopción de
cambios profundos en las costumbres y vivencia diaria de la población indígena,
en la familia misma y en los espacios de la casa y de la chacra. Las buenas
prácticas implican la producción de fertilizantes orgánicos como compost y biol,
o de plagicidas naturales como el biocida. A estas se ha añadido la
sensibilización en el tema del manejo de suelos, la conservación del agua y de
las especies forestales, y la separación y eliminación de los residuos orgánicos
e inorgánicos. El proceso será largo y no tan fácil, pero existen señales de
que se pueden alcanzar los objetivos propuestos, entre ellos la certificación
de los productos para el mercado, sobre todo del pescado, el cacao y el maíz.
El papel de las mujeres
En este proceso de adaptación a nuevas prácticas han tenido un rol
fundamental y protagónico las mujeres de las familias socias, pues les ha
permitido reconocerse y ser reconocidas como productoras de bienes materiales
(alimentos) y de bienes simbólicos (conocimientos, tradición, cultura) en zonas
rurales en donde este rol ha sido mayormente invisibilizado.
Hoy en día se observa que en la familia shawi las mujeres son las
responsables principales de la agricultura, ocupándose del cultivo después de
la preparación de la chacra, que es una tarea que está a cargo de los hombres.
Las mujeres son también las responsables de la crianza de animales menores, como
las aves de corral y los peces. Tienen conocimientos de los insectos y plagas
que afectan a sus plantas y de la biodiversidad de especies y semillas que
seleccionan para garantizar la continuidad de la disponibilidad de alimentos.
Han aprendido a reconocer la importancia de la participación en los talleres y
en las reuniones, junto a su pareja y sus hijos, sin crear conflictos
familiares e introduciendo, al mismo tiempo, pequeños cambios en los roles de
género tradicionales. Además, han mejorado sus conocimientos sobre la “buena
alimentación”, y son ellas las que se ocupan de la preparación de los alimentos,
determinando la dieta familiar y el mejoramiento de la salud de todos sus
integrantes.
En este proceso continuo de sensibilización y capacitación, acompañamiento
y asistencia técnica familiar que la COOPAKP ha recibido en los últimos años,
se ha evidenciado la actitud más importante de las mujeres indígenas: hacerse
responsables de la relación familia-tierra, persona-naturaleza y seguir siendo intermediarias
de esta relación tan ancestral en la amazonía peruana. En la relación con los
hijos e hijas, la transmisión de saberes y conocimientos ancestrales integrados
con nuevas prácticas agroecológicas es esencial para transmitir a las
generaciones futuras los instrumentos necesarios para la conservación del
ecosistema y la adaptación al cambio climático. Las mujeres de la COOPAKP están
logrando una mayor visibilidad de su trabajo en el espacio privado de la
familia, pero también frente a las instituciones locales, mediante una fuerte
acción de incidencia. Hay que subrayar que esta nueva visibilidad todavía no se
ha concretizado con la participación en espacios públicos y la toma de
decisiones en el sector agrícola a nivel local.
El proceso de cambio no ha sido lineal y constante, ha habido momentos
de baja participación de las mujeres en las actividades del proyecto debido a
motivos de celos o tensiones con las parejas y dificultades en la conciliación
con los tiempos familiares, los compromisos con los hijos pequeños y con el
cuidado de la familia. Estos problemas se han superado adaptando tiempos y
lugares a las necesidades familiares. Otra dificultad grandísima y que todavía
hoy no se puede superar completamente es su bajo nivel de educación formal,
pues la mayoría de las mujeres shawi no leen ni escriben. No obstante, en el
caso del proyecto, esta dificultad ha sido superada con la metodología de
“aprender haciendo”. En las charlas prácticas de campo las mujeres han visto
cómo se mide el pescado o cómo se hace un injerto de cacao y luego se han
entrenado en la práctica, reproduciéndola una y otra vez. La próxima meta de las
socias es ampliar la oferta de productos de la cooperativa con un cacao de alta
calidad y orgánico (Prodezza, 2013).
La experiencia de la COOPAKP está demostrando que las mujeres
necesitan más protagonismo, confianza y recursos para poder transformarse en el
elemento fundamental del proceso de cambio en la familia y la comunidad, aquel
necesario para que se logre el buen vivir en su territorio, en la amazonía y en
el resto del mundo. Contando su historia esperamos tener un testimonio más que
sustente nuestra tesis: la necesidad de difundir la agroecología como única
ruta viable y robusta para incrementar la productividad. La sostenibilidad y
resiliencia de la producción agrícola pasa, primaria e imprescindiblemente, por
el reconocimiento del papel clave que las mujeres han tenido y tienen en este
sector a nivel mundial.
Maria Poggi
Terra Nuova Centro per il Volontariato
onlus, oficina Perú
Referencias
- Dourojeanni, M.; Barandiarán, A., y Dourojeanni, D. (2009). Amazonía peruana en 2021. Explotación de recursos naturales
e infraestructuras. ¿Qué está pasando? ¿Qué es lo que significan para el
futuro? Lima: ProNaturaleza -
Fundación Peruana para la Conservación de la Naturaleza.
- Prodezza, C. (2013). Desarrollo
comunitario y promoción de la economía indígena en los pueblos shawi y awajún
de las cuencas de los ríos Paranapura, Sillay y Cahuapanas. Lima: Terra Nuova.
- López Medoza, M.; Ramos Chambe, A., y Huamán Rengifo, J. (2009).
Haciendo piscicultura en las
comunidades indígenas de Loreto. Lima: Terra Nuova.
Fuente: Leisa, Revista de agroecología. Diciembre 2015,
volumen 31, número 4. pp. 25-26
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