2016 – AÑO INTERNACIONAL
DE LAS LEGUMBRES
semillas nutritivas
para un futuro sostenible
Las propiedades de las legumbres son conocidas
desde hace siglos. En su Rerum Rusticarum (37 a.c), el antiguo
erudito romano, Marco Terencio Varrón, recomendaba plantarlas en suelos pobres,
ya que estos no requieren muchos nutrientes. Según advertía Varrón, estas
leguminosas no sólo ofrecen resultados inmediatos en forma de granos, sino
suelos enriquecidos para cultivos subsiguientes.
Sin embargo, los granos son más viejos que el
Imperio Romano. Estos cultivos están indisolublemente unidos a las primeras
civilizaciones desarrolladas en el Creciente Fértil durante el Neolítico, así
como a los orígenes de la agricultura.
Gracias a un aumento de la temperatura durante
aquella era, así como a la abundancia de agua de la región y otros recursos
naturales, grupos de cazadores-recolectores nómadas aprenden a cultivar
cosechas y domesticar animales, convirtiéndose en los primeros agricultores que
se establecieron en la historia. Entonces la agricultura definitivamente había
comenzado.
A partir de entonces, los agricultores empiezan a
cultivar legumbres y cereales, y también inician la cría de ganado, tales como
ovejas, cabras y vacas. Entre las primeras grandes cosechas de leguminosas
cultivadas en esta región están las habas, los garbanzos, guisantes y lentejas.
Los frijoles y el caupí son cultivados en América Latina y África,
respectivamente.
Como alimento básico, las legumbres jugaron un
papel crucial en las dietas antiguas. Comparados con otros cultivos, estos eran
fáciles de almacenar gracias a su larga vida en contenedores -recordemos que la
refrigeración no existía- demostrando así ser aliadas clave contra el hambre.
Las legumbres, tal como las conocemos hoy en día,
evolucionaron a través de la selección genética de los agricultores. Esto se
puede confirmar en el hecho de que las legumbres domesticadas presentan
características que no pueden encontrarse en las variedades silvestres, como,
por ejemplo: cáscara más delgada; mayor tamaño de la semilla; falta de
diseminación (es decir, rotura de la vaina) y mecanismos de latencia (es decir,
la inhibición de la germinación) y determinado hábito de crecimiento (como, por
ejemplo, el que las semillas germinan todas juntas).
Hagamos un viaje por la historia de los más grandes
cultivos de legumbres.
Habas (Vicia Faba)
Entre los cultivos más antiguos del mundo está el
de las habas. Durante las edades del Neolítico, Bronce y del Hierro, jugaron un
papel importante en la difusión de la agricultura a lo largo de Eurasia y el
norte de África, junto con otras legumbres y cereales. Se pueden encontrar en
numerosos yacimientos arqueológicos.
Guisantes (Pisum sativum)
Los guisantes también pertenecen a uno de los
cultivos domesticados más antiguos. La evidencia arqueológica de su existencia
se remonta a 10 mil años antes de Cristo en el Oriente Cercano y Asia Central.
Durante la edad de piedra y bronce se extendieron a Europa y el Mediterráneo y
luego a la India en 200 a.c.
Garbanzos (Cicer arietinum)
Los garbanzos se originaron en una zona situada
entre el sureste de Turquía y la parte occidental de la Media Luna Fértil.
Estos fueron domesticados cerca del 7 mil a.c. Esta es la razón por la cual los
garbanzos están ligados culturalmente al Oriente Medio y Asia, y porque son un
componente básico de su dieta.
Lentejas (Lens culinaris)
Las lentejas también fueron domesticadas en el
Creciente Fértil, en lo que hoy es Irak. Evidencias arqueológicas confirman la
existencia de las lentejas alrededor del 8mil 500 y 6 mil a.c. Al igual que los
garbanzos, las lentejas son un ingrediente básico en la dieta asiática.
Caupí (Vigna unguiculata)
Caupí, tal y como los conocemos hoy en día, se
originó en el África subsahariana, sin embargo, el origen de las variedades
silvestres se ha llegado a rastrear en el sur de África. Aunque hoy en día se
cultiva caupí en todo el mundo, sigue siendo un componente importante de los
sistemas de cultivo intercalado, tradicionales en las sabanas áridas del África
subsahariana debido a su alta tolerancia a la sombra. Desde su domesticación,
este cultivo ha estado culturalmente muy unido a esta región.
Frijol común (Phaseolus vulgaris)
El género Phaseolus se originó
hace aproximadamente hace 7 millones de años. Las formas silvestres del frijol
común pueden encontrarse desde el noroeste de Argentina hasta el norte de
México. Entre los principales cultivos alimentarios, los frijoles comunes muestran
la mayor tasa de variación. Eran un constituyente básico de la dieta de varios
grupos de nativos americanos y son en la actualidad uno de los cultivos más
importantes de América.
Altramuz (Lupinus)
El lupinus es considerado como uno
de los más diversos géneros en la familia de las leguminosas. Es crucial por su
muy alto contenido en proteínas -hasta un 45%- y por su versatilidad, que va
desde la nutrición humana hasta forraje para el ganado. Las dos principales
variedades domesticadas por civilizaciones antiguas son parte de dos grupos
geográficamente aislados: Lupino blanco (Lupinus albus) del grupo del
viejo mundo y Lupino andino (Lupinus mutabilis) del grupo del nuevo
mundo.
Como ya se ha dicho en esta breve reseña histórica,
las legumbres han sido uno de los principales impulsores de la civilización. La
vida tal como la conocemos hoy en día no sería posible sin estas pequeñas pero
poderosas aliadas.
Sin embargo, el papel de las legumbres está lejos
de terminar. Éstas no sólo contribuyen a la seguridad alimentaria y la salud,
por su alto valor nutritivo, sino además por su capacidad de incrementar la
biodiversidad y ofrecer una importante contribución a la adaptación al cambio
climático y su mitigación. A pesar de que han existido durante siglos, los
cultivos de leguminosas jugarán un papel fundamental en nuestro futuro
sostenible.
References: A.
M. De Ron (ed.), Grain Legumes, Handbook of Plant Breeding 10, Springer
Science+Business Media, New York 2015
13/09/2016
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