La guía, que se basa en conclusiones de investigaciones y en
experiencias sobre el terreno realizadas en fincas de África, Asia, América
Latina y el Caribe, presenta un enfoque respetuoso con el medio ambiente para
la explotación más intensiva de la yuca. Muchas de las prácticas recomendadas
combinan conocimientos tradicionales con tecnologías modernas adaptadas a las
necesidades de los productores en pequeña escala.
Panorama general
1. La yuca: un cultivo para el
siglo XXI
El “alimento de los pobres” se ha transformado en un cultivo polivalente
que responde a las prioridades de los países en desarrollo, a las tendencias de
la economía mundial y al desafío del cambio climático.
El cultivo de yuca se consideró durante largo tiempo poco idóneo para la
intensificación; sin embargo, hoy ha crecido enormemente su importancia en la
agricultura mundial. La cosecha de 2012 alcanzó niveles sin precedentes gracias
a la expansión del comercio mundial de productos de yuca y al fuerte aumento de
la producción en África. La producción se está intensificando en todo el mundo.
Se prevé que en los años venideros la producción de yuca pasará al monocultivo,
a genotipos de mayor rendimiento y a un uso más difundido del riego y los
agroquímicos. Sin embargo, la intensificación trae consigo grandes riesgos,
como la mayor difusión de plagas y enfermedades y el agotamiento de los
nutrientes del suelo. Esta guía ilustra de qué forma el enfoque “Ahorrar para
crecer” de la FAO puede ayudar a los países en desarrollo a evitar los riesgos
de una intensificación no sostenible y, al mismo tiempo, a realizar el
potencial de la yuca para ofrecer mayores rendimientos, aliviar la pobreza
rural y contribuir al desarrollo económico nacional.
2. Sistemas de cultivo
Muchos pequeños productores de yuca ya están aplicando las tres
recomendaciones de “Ahorrar para crecer”: reducción o eliminación de la
labranza, cobertura superficial del suelo y diversificación del cultivo.
Al plantar yuca sin labranza previa en suelos degradados, es posible que
los primeros años se obtengan rendimientos menores; no obstante, una vez
restablecida la salud del suelo, la tierra sin labrar puede dar cosechas
mayores con un costo más bajo para el agricultor y para los recursos naturales
de la finca. El recubrimiento del suelo con material vegetal, así como los
cultivos de cobertura, ayudan a reducir la infestación por malezas y a crear
condiciones del suelo que incrementan la productividad. La producción de yuca
en asociación, en secuencia o en rotación con otros cultivos aumenta los
ingresos netos por unidad de superficie y reduce el riesgo de malas cosechas.
El cultivo intercalado con leguminosas de grano puede generar ingresos mayores
que el monocultivo, además de proporcionar alimentos al hogar del agricultor.
Los setos vivos de protección reducen las pérdidas ocasionadas por la erosión
del suelo, mientras que la rotación de la yuca con hortalizas y legumbres ayuda
a contrarrestar el agotamiento de los nutrientes del suelo y a restablecer
rendimientos adecuados.
3. Variedades y material de
plantación
No será posible realizar plenamente el potencial de la yuca mientras no
se reduzcan los obstáculos a la producción de las variedades superiores y
mientras los productores no tengan acceso a material de plantación de alto
rendimiento y exento de enfermedades.
Ha llegado el momento de realizar la caracterización genómica de la
diversidad genética de la yuca, de colmar los vacíos de las colecciones de
variedades locales y de crear reservas naturales para salvaguardar las
variedades silvestres afines a las cultivadas. Se debe otorgar prioridad a la
armonización de los datos de pasaporte y de evaluación de las muestras
presentes en los bancos de germoplasma. El mejoramiento debería centrarse en el
desarrollo de variedades bien adaptadas a condiciones agroecológicas
particulares y a sistemas de cultivo y usuarios finales específicos, así como
producir buenos rendimientos con una necesidad mínima de riego y productos
agroquímicos. La multiplicación y distribución sistemática de material de
plantación de variedades mejoradas y exentas de enfermedades es fundamental
para una intensificación sostenible. Aunque pocos países cuentan con sistemas
de semillas formales para la yuca, un sistema comunitario de tres componentes
aplicado por primera vez en África, en el que participan organizaciones no
gubernamentales y asociaciones de agricultores, ha ayudado a garantizar la
adopción de los productos de las investigaciones, de variedades mejoradas y de
material de plantación sano por parte de la mayoría de los productores de yuca.
4. Gestión hídrica
Una vez establecido, un cultivo de yuca puede crecer en zonas que
reciben solo 400 mm de precipitaciones anuales promedio. Sin embargo, con un
suministro hídrico más abundante es posible obtener rendimientos muy
superiores.
A fin de optimizar la producción de yuca de secano es preciso elegir con
cuidado las fechas de la siembra, los métodos de plantación y los lugares en
que esta se realiza, y adoptar prácticas de gestión del suelo que ayuden a
conservar el agua. Aunque la yuca puede crecer en zonas con 400 mm de
precipitaciones anuales, la mayor producción de raíces registrada en Tailandia
correspondía a zonas con precipitaciones totales de 1 700 mm aproximadamente.
La yuca responde bien al riego: la plena irrigación superficial ha permitido
obtener una producción de raíces dos veces mayor a la alcanzada sin riego,
mientras que los sistemas de goteo ofrecen un rendimiento similar al del riego
superficial empleando un 50 % menos de agua. En Nigeria se obtuvo una
producción de raíces seis veces mayor al aportar, mediante riego por goteo, un
suministro adicional de agua igual al de las precipitaciones anuales. La
producción de raíces llegó casi a duplicarse con un riego suplementario que
incrementaba en 20 % el suministro hídrico total.
5. Nutrición del cultivo
La combinación de los procesos ecosistémicos con un uso prudente de
fertilizantes minerales constituye la base de un sistema sostenible de
nutrición del cultivo que permite producir más con menos insumos externos.
Aunque la yuca produce rendimientos aceptables en suelos pobres, muchas
variedades dan mejores resultados con la fertilización. Especialmente en
África, se podrían obtener rendimientos considerablemente mayores si los
agricultores tuvieran acceso a fertilizantes minerales a precios razonables.
Los agricultores pueden mejorar la fertilidad del suelo mediante otras de las
medidas de “Ahorrar para crecer”. El cultivo intercalado de leguminosas de
grano y la cobertura del suelo con residuos de legumbres y malezas nativas dan
gran impulso a la producción de raíces. Si se combinan con fertilizantes, tanto
el cultivo en hileras con árboles de leguminosas de raíces profundas como el
uso de compost orgánico o estiércol de granja aumentan el rendimiento de los
cultivos y permiten obtener mayores ingresos netos. Las opciones posibles para
reducir la pérdida de nutrientes del suelo a causa de la erosión comprenden la
labranza cero —que mantiene la estabilidad del suelo y su drenaje interno—, los
setos vivos de vetiver y la aplicación de fertilizante mineral para lograr que
el dosel de la planta recubra el suelo con mayor rapidez.
6. Plagas y enfermedades
Proteger la yuca con plaguicidas suele ser poco eficaz y casi nunca
resulta económico. Existe una variedad de medidas que no entrañan el empleo de
productos químicos y que pueden ayudar a los agricultores a reducir las
pérdidas protegiendo, al mismo tiempo, el medio ambiente.
Los agricultores deberían usar material de plantación de variedades que
ofrezcan tolerancia o resistencia a las principales plagas y enfermedades, así
como prácticas basadas en el ecosistema tales como la cobertura vegetal del
suelo, el mantenimiento de su materia orgánica y la plantación de cultivos
intercalados que ofrezcan un hábitat a los depredadores de las plagas. Los
plaguicidas biológicos, las trampas adhesivas y el agua jabonosa pueden ayudar
a combatir numerosas plagas de insectos. Las estrategias fitosanitarias
deberían fomentar el empleo de agentes biológicos naturales; la liberación masiva
de una pequeña avispa resolvió graves brotes de chinche rosada de la yuca en
África y Asia. A fin de evitar que las malezas sofoquen las plantas jóvenes,
los agricultores deberían utilizar densidades óptimas de plantación y
fertilizantes y plantar variedades que ofrezcan un vigoroso crecimiento
inicial. La eliminación manual de las malezas puede ser tan eficaz como su
control con herbicidas. Es necesario que los agricultores elijan con cuidado
los herbicidas y sigan los consejos de los especialistas locales en protección
fitosanitaria.
7. Cosecha, poscosecha y
adición de valor
Alimento para los hogares, pienso para el ganado, materia prima para una
vasta gama de productos de valor añadido, desde harina gruesa hasta almidones
de alta tecnología: la yuca es un auténtico cultivo polivalente.
Muchas familias de agricultores consumen directamente las raíces de yuca
o las emplean para pienso del ganado. Las raíces pueden triturarse para obtener
harina granulada o bien harina de yuca de alta calidad, que puede sustituir una
parte de la harina de trigo empleada en la elaboración de pan y productos de
confitería. En Tailandia y China el almidón obtenido de las raíces se emplea en
la fabricación de productos alimenticios, madera contrachapada, papel y tejidos
y como materia prima en la producción de edulcorantes, fructosa, alcohol y
combustible a base de etanol. Dos mutaciones recientes de la yuca poseen
propiedades amiláceas muy apreciadas por la industria. La raíz no es la única
parte útil de la planta: las hojas tiernas de la yuca se consumen como
hortaliza nutritiva y las cimas de la planta pueden usarse en la alimentación
de vacunos, búfalos, cerdos, pollos y gusanos de seda.
8. El camino por recorrer
Los gobiernos deben fomentar la participación de los pequeños
agricultores en un programa de desarrollo sostenible de la yuca y respaldar
enfoques de investigación y extensión en los que sean los agricultores quienes
toman las decisiones.
La investigación con participación de los agricultores, así como las
escuelas de campo destinadas a estos, han demostrado ser muy eficaces para
promover la gestión sostenible de los recursos naturales en los sistemas de
producción en pequeña escala. Los productores de yuca también pueden necesitar
incentivos, como pagos por los servicios ambientales, para adoptar prácticas de
cultivo mejoradas. Es preciso adoptar medidas para que los abonos minerales y
otros insumos estén más al alcance de los pequeños agricultores y para que
estos reciban material de plantación de buena calidad y exento de enfermedades.
Las inversiones en caminos, en instalaciones de almacenamiento y en la
capacidad de elaboración de las zonas de producción ayudarán a mantener en
manos de los productores de yuca una proporción mayor de la adición de valor.
Las políticas deberían promover la inversión privada en la elaboración de yuca
y fomentar asociaciones que vinculen a los productores con los elaboradores,
promuevan la observancia de normas y pongan en común la información sobre el
mercado. Aunque los subsidios públicos pueden hacer que los agricultores sean
menos vulnerables a la volatilidad de los precios, existen otras opciones más
sostenibles tales como seguros de cosechas y contratos de suministro
concertados entre los fabricantes de alimentos y las cooperativas de
agricultores.
Fuentes:
Save and Grow: Cassava A guide to sustainable production intensification (FAO, 2013)
http://www.fao.org/ag/save-and-grow/cassava/es/
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