La Cuenca de Alto Bayano en el este de
Panamá es un tesoro de la biodiversidad bajo presión. Una presa hidroeléctrica
cambió para siempre el paisaje de la década de 1970, desplazando partes de las
tres comunidades étnicas que allí viven: agricultores colonos de las provincias
centrales, además de dos grupos indígenas que viven alrededor del presente
depósito lleno de limo. Los terrenos forestales sucumben constantemente a la
agricultura y la explotación maderera. Las disputas por territorio son
constantes.
Para Javier Mateo, estudiante de
doctorado de la Universidad McGill y miembro del laboratorio de Catherine
Potvin, científica de STRI, la compleja matriz social y biológica del Bayano
representa una oportunidad única para la investigación científica. Un proyecto
capacita a los indígenas Kuna y Emberá para medir las reservas de carbono
forestal. La investigación se complementa con los datos obtenidos con la
tecnología de medición aérea (LIDAR ) recopilados por el Carnegie Airborne
Observatory y el Smithsonian en Panamá durante el año pasado. “Esto nos ayudará
a reducir el nivel de incertidumbre de la cantidad de carbono almacenado en los
bosques,” nos comentó Javier, desde la comunidad Kuna de Diwarsicua este mes.
Las reservas de carbono son
importantes para los cacíques del territorio indígena que abarca 200,000
hectáreas en Madugandí, quienes esperan poner fin a la tala comercial para el
2014 y gestionar las reservas de carbono al igual que otros activos. “Esta
investigación está destinada a apoyar y ayudar a los tres grupos en la toma de
decisiones informadas en cuanto a cómo quieren ellos gestionar sus tierras y
otros recursos forestales,” comenta Javier.
Fuente: STRINews, Mayo 17, 2013
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