Por Olmedo Beluche
Jorge Sarsanedas, en
un excelente artículo ("¿Reír o llorar?"), publicado hace unos días,
ha puesto en evidencia a una serie de sectores, muchos de ellos escudados bajo
el ropaje "religioso" o tras el morbo hipócrita de medios de
comunicación, que se oponen de manera irracional y con argumentos infundados al
proyecto de ley que debate la Asamblea Nacional sobre "salud sexual y
reproductiva", que incluye la educación sexual, seria y científica, en los
programas educativos.
Hay una sola cosa que
añadir al aporte bien fundamentado de Sarsanedas: la sociedad panameña debe
despertar y ver la realidad como es, las estadísticas señalan que los
adolescentes están teniendo relaciones sexuales, pero sin orientación adecuada,
por un lado; y por el otro, un gran porcentaje de embarazos precoces son
producto de violaciones e incestos.
Basta de negar los
hechos. Basta de mirar para otro lado o esconder la cabeza en el hoyo, como las
avestruces (aunque dicen que esas aves no hacen eso). En hogares coherentes y
bien establecidos, en familias disfuncionales, entre pobres o ricos, del
interior o las urbes, con padres permisivos o represivos, la juventud panameña
en su proceso de maduración fisiológica y social está iniciando sus primeras
experiencias sexuales bien temprano. Aunque usted no lo quiera reconocer, no
esté de acuerdo o no le guste, eso es lo que está sucediendo.
¿No lo cree? Una
encuesta dada a conocer por la Defensoría del Pueblo, encontró que el 31,7% de
las chicas y el 40,7% de los varones tuvieron su primera experiencia sexual
antes de cumplir los 15 años de edad. En 2012, hubo 15.206 nacimientos de
madres menores de 20 años (4% de ellas con edades entre 11 y 14 años). En 2013
asistieron a control prenatal 17.843 menores entre 11 y 19 años de edad.
Quienes pretenden que
la educación sexual corra única y exclusivamente por parte de los padres están
siendo desmentidos por los hechos y las estadísticas. No nos engañemos, quienes
somos progenitores, incluso entre los más liberales y progresistas, sabemos que
no es muy fácil abordar esos temas con los hijos. Pero, aún en el caso de que
ese supuesto funcionara en las familias "equilibradas", bien
informadas y con buena comunicación parental, ¿qué hacemos con las familias
divididas, disfuncionales, cuyos padres están ausentes por trabajo, etc.?
El estado tiene una
responsabilidad que cumplir hacia todos los niños y adolescentes, pero más aún
con los más vulnerables. Según los datos del INEC, sólo el 57% de las menores
panameñas viven con ambos padres; el 42%, es decir, 541.440 menores no viven
con ninguno de los padres o sólo con uno de los dos, a las que hay que añadir
otras 9.933 en las que no se pudo determinar la situación.
Un problema conexo,
que requiere urgente atención es que muchos de los embarazos de adolescentes
son producto, no de relaciones "irresponsables" entre jóvenes, sino
de abusos sexuales y violaciones cometidos por adultos del propio entorno
(familiar, vecinal) de las menores. A veces nos escandalizamos con lo que sucede
en ciudad Juárez, la India o en algunos países musulmanes, pero en nuestro
entorno "occidental", cristiano y "civilizado" la violencia
sexual contra las mujeres escala junto a la violencia social en general, pero
requiere un tratamiento particular, no sólo en el plano jurídico, sino
educacional, de salud pública, cultural.
Por añadidura, la
información sobre sexualidad y reproducción la están obteniendo los jóvenes por
muchos medios (amigos, redes sociales, televisión, cine, etc.) y a veces (no
tanto como debiera) de los propios padres y algunas con suerte en los centros
de salud. La única ausencia en ese proceso es de la educación formal, seria,
científica y bien fundada.
Los jóvenes tienen
sexo pero carecen de información elemental al respecto. Basta un ejemplo,
proveniente de la fuente citada: sólo el 37,1% de las mujeres entre 15 y 24
años de edad son capaces de identificar dos formas de prevenir el VIH. En
sentido contrario, el 60 % de las jóvenes no saben cómo prevenir correctamente
ser víctimas de las enfermedades de transmisión sexual. Esa falta de
información guarda relación directa con el hecho de que el 13% de los 13.264
casos registrados de personas portadoras de VIH en Panamá son menores de 25
años
La educación sexual
como parte de los programas educativos, en relación y dependiendo de la edad y
maduración de los menores, pretende aportarles información seria sobre las
relaciones humanas, sobre el cuerpo humano (y como parte de ello, la
sexualidad). No se trata, como irresponsablemente aducen algunos desde púlpitos
y medios de comunicación, de "enseñarles a hacer el amor en las
escuelas". En esto destaca la hipocresía de algunos medios de comunicación
que, solapada o abiertamente, se oponen al proyecto de ley, pero cuya
programación y páginas está cargada de erotismo y comercialización del cuerpo
femenino.
Para tener sexo los
jóvenes no van a la escuela. La escuela lo que sí debe hacer es proveerles
información y orientación sobre este tema, que es propio de la vida cotidiana
de cualquier persona. Está demostrado que en todos los países con sistemas
educativos desarrollados, en los que la salud sexual no es tabú, donde la gente
posee información adecuada, para tener sexo responsable, las mujeres retardan
en el tiempo (no la sexualidad) sino la maternidad, porque dan importancia a su
desarrollo intelectual y profesional.
Donde no hay educación
sexual, crece el número de adolescentes embarazadas con sus vidas frustradas e
infelices por tener hijos no planificados que le dificultan continuar sus
estudios y su desarrollo personal. Entre ellas, muchas niñas que aún no han
terminado de madurar y que se ven obligadas a asumir un papel de madres para el
que no están preparadas.
Algunos, en una
muestra de ignorancia supina, creen que cuando la ley dice "derechos
sexuales y reproductivos" es que se les va a enseñar a los muchachos a
exigirle a sus padres que ellos tienen "derecho de tener sexo cuando
quieran" y que de ahí vendrá el "descontrol". No. Cuando la ley
dice "derechos" se refiere a que aprendan a defender la integridad de
sus cuerpos frente a la ola de abusadores (que también los hay en las
"buenas familias"), a denunciar el acoso y abuso sexual, que sepan
esa agresión también es un delito, y que tienen derecho a la protección de las
autoridades e instituciones públicas.
Las cifras aportadas
demuestran la necesidad urgente para la sociedad panameña de tener una política
educativa sobre salud sexual y reproductiva. Digámosle basta a los sectores
oscurantistas que quieren que el estado y el país siga mirando para otro lado
mientras a nuestro lado crece un problema que adquiere dimensiones epidémicas.
Es un deber moral de
toda persona responsable exigir la aprobación pronta de ese proyecto de ley. No
puede haber ni un gremio profesional, en especial ningún gremio docente, ningún
sindicato, ni mucho menos una organización política que se diga progresista o
de izquierda que pase agachado en este debate nacional. Es su obligación ante
la historia tomar posición y exigir la aprobación de este proyecto de ley.
Panamá, 2 de octubre
de 2014.
Order a Sparkling White Smiles Custom Teeth Whitening System online and get BIG DISCOUNTS!
ResponderEliminar* Up to 10 shades whiter in days!
* Results Guaranteed.
* Better than your dentist, for a fraction of the cost.
* Same Teeth Whitening Gel as dentists use.