Polan Lacki
Huerto casero de bananos en una comunidad isla de Gunayala. Foto: Gubiler |
En mis actividades como extensionista he adquirido la costumbre de formular las siguientes dos preguntas:
Primera pregunta: En nuestra América Latina tan privilegiada por sus extraordinarias potencialidades para producir abundantes riquezas e ingresos familiares, ¿quienes/cuáles son los principales causantes de la pobreza rural? Las respuestas que recibo con mayor frecuencia mencionan que los principales causantes son el colonialismo, el imperialismo, el capitalismo, el Banco Mundial, el FMI, la globalización de los mercados, el neoliberalismo y los subsidios y medidas proteccionistas que los países ricos proporcionan a sus agricultores. Personalmente nunca he estado de acuerdo con esta actitud muy cómoda de atribuir a los demás la culpa o la causa de nuestras desgracias. Prefiero tener la humildad de reconocer que nosotros mismos los latinoamericanos, y muy especialmente nosotros los educadores, somos los principales causantes de dicha pobreza y que consecuentemente nosotros mismos deberemos actuar como importantes protagonistas de su erradicación. Considero que la habitual actitud de culpar a los demás es equivocada e inocua/estéril, por las siguientes razones: en primer lugar es equivocada porque la supuesta incidencia de estos "enemigos externos" en el fracaso económico de nuestros productores rurales es ínfima por no decir nula; y en segundo lugar es inocua porque nuestros gobiernos latinoamericanos, aunque quisiesen, sencillamente no tendrían la más remota posibilidad de eliminar dichos "enemigos externos". Esto significa que al insistir en este añejo diagnóstico absolutamente improductivo, por no decir inútil, estamos perdiendo tiempo y oportunidades de ofrecer reales posibilidades de desarrollo a todos los productores rurales.
Segunda pregunta: ¿Cuáles medidas deberían ser adoptadas para eliminar dicha pobreza? Las respuestas que recibo con mayor frecuencia a esta segunda pregunta son las siguientes: que los gobiernos latinoamericanos deberían rescindir/revocar los tratados de libre comercio, realizar nuevamente la históricamente fracasada reforma agraria, proporcionar a los productores rurales maquinaria y animales de producción, ampliar la oferta de crédito rural y posteriormente refinanciar y condonar las deudas de los agricultores para volverlos nuevamente sujetos de créditos, subsidiar los costos de los insumos, ofrecer garantías de precios y de comercialización de las cosechas y proporcionar a nuestros agricultores y ganaderos subsidios y otros apoyos similares a los que los gobiernos de los países ricos conceden a sus productores rurales. Este planteamiento paternalista es absolutamente demagógico y utópico porque nuestros debilitados gobiernos no tienen la mínima posibilidad de adoptar tales medidas en favor de todos los productores de cada país; y adicionalmente porque esta "receta" paternalista, siempre que ha sido aplicada, ha demostrado su ineficacia, tal como lo comprueban los muchísimos, gigantescos y muy costosos programas de desarrollo rural ejecutados en América Latina, en los últimos cincuenta años, que no han sido capaces de reducir la pobreza rural.
Personalmente les confieso que estoy cada vez más sorprendido con la falta de "aterrizaje", de realismo, de objetividad y de pragmatismo en las respuestas que he recibido a las dos preguntas anteriormente mencionadas.
Adicionalmente lo que más me sorprende, en estos diagnósticos y propuestas de soluciones, es que en ellos casi nunca se menciona nuestra educación de bajísima calidad, como la principal causante de la pobreza y del subdesarrollo rural; y mucho menos se propone una educación de buena calidad (que deberíamos y podríamos tener) como la más imprescindible, la de menor costo y la más eficaz eliminadora de la pobreza rural.
Necesitamos deponer estos planteamientos demagógicos, no factibles de ser llevados a la práctica y reconocidamente ineficaces. Y en su reemplazo necesitamos empezar, inmediatamente, a mejorar la calidad de nuestra educación rural, con el propósito de que los propios productores rurales puedan mejorar su eficiencia y su rentabilidad. Pero que puedan hacerlo, no con subsidios sino que aplicando las soluciones modernas y eficaces del conocimiento, de la ciencia, de la tecnología, de la productividad, de la eficiente administración de las fincas, de la profesionalización y organización solidaria de los productores rurales con propósitos productivos y económicos ( y no político-ideológicos ). Con el fin de que los propios productores rurales, debidamente capacitados y organizados, puedan corregir sus actuales ineficiencias, empezando por la adopción de aquellas muchas y muy eficaces tecnologías, de bajo o cero costo (conocidos como insumos del conocimiento ), para cuya aplicación no se requiere de recursos adicionales a los que ya están disponibles en las propias fincas; sino que dependen apenas de proporcionar a los habitantes rurales una educación más útil, más pragmática, más funcional/instrumental, más relevante/pertinente y más práctica para convertirlos en productores profesionalizados; y por ende, emancipados del retórico paternalismo gubernamental.
A propósito de esta posibilidad concreta de reemplazar el paternalismo por una educación de calidad, en mi más reciente artículo titulado "Los pequeños y medianos productores rurales PUEDEN y DEBEN volverse mucho más eficientes" demuestro lo siguiente: que la principal causa de su falta de rentabilidad reside en 10 ineficiencias, elementales y primarias, que los propios productores rurales están cometiendo; no necesariamente por falta de tierras, animales y de créditos, sino que debido a la inadecuación, insuficiencia y obsolescencia de los conocimientos que ellos poseen; conocimientos que nuestro disfuncional e ineficiente sistema de educación rural debería haberles proporcionado pero no lo hizo y sigue no haciéndolo. Quienes deseen obtener dicho artículo, en forma gratuita, podrán solicitármelo a través del email: Polan.Lacki@onda.com.br
Todo lo anterior significa que, en definitiva, la causa más profunda de los fracasos económicos de los productores rurales pequeños, medianos y también de los grandes está silenciosamente instalada en nuestra disfuncional, insuficiente y desactualizada educación rural; y por lo tanto, la solución más eficaz y definitiva para erradicar la pobreza rural debe consistir en adecuar la oferta educativa de las siguientes cuatro instituciones, a las reales y más inmediatas necesidades de los productores rurales, de sus empleados y de las familias de ambos:
a) De las escuelas fundamentales/primarias rurales, las que no deben
seguir siendo rurales apenas en sus nombres/denominaciones sino que deben ser
rurales en sus contenidos curriculares, en sus métodos pedagógicos y en su
identificación y compromiso con el desarrollo de las comunidades aledañas.
b) De los
debilitados servicios de asistencia técnica y extensión rural
cuyos extensionistas deberán ser inmediatamente recapacitados para
que puedan ejercer con mayor eficiencia y eficacia su noble función educativa
directamente en el campo; en vez de permanecer en las oficinas dedicados a
la función burocrática de ejecutar largos trámites administrativos para
que los agricultores obtengan crédito rural, para refinanciar sus deudas y para
condonarlas.
c) De las excesivamente
teóricas y urbanizadas facultades de ciencias agrarias las que, necesitan
"desurbanizarse" y “ruralizar” sus actividades
educativas a efectos de que los estudiantes identifiquen
las causas reales de la pobreza rural y que formulen y ejecuten
con su propio ingenio/creatividad y sus propias manos soluciones agronómicas,
veterinarias y zootécnicas, pero que no lo hagan a través de Power points
en las aulas, sino que directamente en las fincas, comunidades y
mercados rurales, porque allá están los problemas y allá deberán ser
resueltos.
d) En las facultades de educación/pedagogía, institutos de formación
docente y escuelas normales que están formando, con profundas debilidades y
distorsiones, los futuros, muy teóricos e
ideológicamente politizados maestros de la educación básica.
Muchas
gracias por la atención de ustedes. Les ruego la gentileza de
reenviar este mensaje, muy especialmente, a estas cuatro
instituciones educativas recién mencionadas; porque en ellas está
instalada la causa más profunda del subdesarrollo rural; y, por lo tanto, en
ellas deberán ser eliminadas dichas causas. Ahora me despido pero les
solicito dedicar unos tres minutos adicionales a leer el siguiente
ofrecimiento que aparece en la pantalla:
Ofrecimiento
de textos gratuitos que amplían esta mini-conferencia: Me comprometo a enviar a quienes me lo soliciten textos gratuitos
con recomendaciones para adecuar los programas de
las instituciones educativas recién mencionadas, a las reales y más
inmediatas necesidades de los productores rurales. Los interesados en
obtenerlos podrán enviarme sus solicitudes a través del e-mail Polan.Lacki@onda.com.br
A) Textos con
recomendaciones concretas para adecuar los contenidos curriculares de las
escuelas fundamentales /primarias rurales a las necesidades de los
agricultores:
----El fracaso de una
educación, rural y urbana, que ofrece "el circo antes del pan"
----Buscando soluciones
para la crisis del agro: ¿en la ventanilla del banco o en el pupitre de la
escuela?
----La educación y el
subdesarrollo rural:¿Jardines Colgantes de la Babilonia o huertas
familiares?¿Enseñar lo exótico o lo UTIL y APLICABLE?
B) Textos con
recomendaciones para mejorar el desempeño que los servicios de asistencia
técnica y extensión rural:
---Qué haría yo si, 40 años
después, volviese a ser extensionista?
---Una nueva capacitación
para el desarrollo rural ¿Gastar en actividades o invertir en resultados?
¿Problematizar las soluciones o solucionar los problemas?
C) Textos con
recomendaciones concretas para que las facultades formen agrónomos,
veterinarios y zootecnistas que tengan real capacidad teórico-práctica de
solucionar los problemas de los agricultores:
---La formación de
profesionales paras profesionalizar a los agricultores.......... y para el
difícil desafío de "producir más y mejor con menos recursos"
---Educación agrícola
superior: la urgencia del cambio
D) Un texto que hace un
planteamiento muy duro y crítico pero constructivo sobre las profundas
debilidades de nuestra educación urbana y rural titulado:
---El dilema de la
educación en América Latina: ¿someterse a los sindicatos de profesores o
inspirarse en los campeones mundiales en excelencia educativa?
Críticas a esta mini-conferencia y consultas sobre
posibles conferencias presenciales del expositor serán bienvenidas a
través del e-mail POLAN.LACKI@UOL.COM.BR
y de los teléfonos (55-41) 3243-2366 o Cel. 96021239
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